Partida Rol por web

Ante la mención de la palabra selfie, Shakiro reaccionó como si lo hubieran teletrasportado. Ya estaba al lado de Manolo Arenero  -vamos, Manuel Sanders, pero es que el nombre ese era demasiado Mainstream-. Fotografía en sepia una gota condensando en un vaso de plástico, el fuego de la barbacoa portátil, las imágenes movidas del Kanaka y el Arenero cantando...

Y él también hizo su aportación a la magna obra. Lo que nadie podía sospechar es que el hipster tolai tenía una voz pichurilla pero que cuando cantaba se convertía en un chorro de voz sensualo con la que había seducido a la Sholi  y otro tonel de maromos y maromas.

Además, también usó de micrófono ficticio un cacho pimiento verde pinchado en un palo, que es lo que tocaba.

- No, no ha sido Hipólito - Sara negó con la cabeza. - Ha sido el Mauricio, creo que el brownie no le ha sentado nada bien y le ha tirao unas setas al Manuel - Le explicó, llevándose una mano a la boca y estallando en una carcajada. Pero ésta fue cortada por lo siguiente que Aicha explicó

¿Espectáculo? Los ojos de Sara se abrieron como platos. Normalmente, cuando iba tan fumada y bebida, Raúl la controlaba y no hacía mucho el idiota. Pero allí no estaba y parecía ser que sí, que había estado liándola mucho.

- No me acuerdo de nada, tía, joder, esta puta cabeza - Dijo, dándose un pequeño golpe en la sien, con la palma en la mano. 

En ese momento escuchó al Lejía y se levantó del suelo, mirando con mala cara como se alejaba y alzando la voz para que le escuchara.

- ¿Que en qué coño estamos pensando? No es normal que nos tengan aquí retenidos, esto es ilegal, joder. Así que si no les gusta, que abran la puta puerta y nos dejen salir. Mientras no lo hagan voy a hacer lo que me salga del coño - 

Asunción veía que la voluntad de Vladimir no era tan quebrantable y lo que hizo fue sacar una botella de lejía y un rociador de sus pantalones. Tal vez, tenía muchos bolsillos. Lista para disparar, le apunta y le dice - O confiesas o te dejaré ario - señala el detergente y le apunta con el rociador.

Mira a la Sholi y le dice - Sí, he visto a Vladimir acercarse de noche a Justina. Un estruendo lo detuvo y ahora que Don Hipólito habló, todo tiene sentido. ¡Es un infiltrado! - se voltea hacia Vladimir con sus ojos abiertos como platos y a continuación, le dice - Eras casi como una mascota para este lugar y todos tratamos siempre de ayudarte. ¡Lo de comunista lo llevas en el país pero no eres más que un títere capitalista! - las palabras debían ser inspiradoras o sentidas, pero no habían sonado tan bien como en su cabeza.

Manuel se quitó la camisa y bailaba mientras Kanaka gritaba/cantaba algo por los altavoces. - No tiene mi nivel, aunque Manuel no está nada mal... - dice mientras vuelve a concentrarse en su acusado.

Me quedé un poco más tranquila cuando vi que Sara valoraba lo que le había dicho. La verdad es que ni yo misma sabía qué podía estar pasando por la mente de su novio en esos momentos, pero conocer la otra versión antes de hacer cualquier tontería siempre me había parecido la mejor opción. Y si había que esperar, se esperaba.

Fue entonces cuando me di cuenta de que Shakiro me estaba haciendo fotos, y me quedé un poco impactada. No era habitual algo así. Aunque tenía sentido que se hubiera dado cuenta de mi talento y quisiera tener una imagen para la posteridad de cuando aún no era famosa. No pude evitar sonrojarme, pero antes de que pudiera decir nada ya había concluido. Mejor, porque la verdad era que de posar no tenía mucha idea.

Cuando Sara se levantó yo me quedé ahí, pensando sobre las cosas que otros empezaban a decir. La fiesta estaba continuando para algunos, pero el asunto de los infiltrados estaba en boca de casi todos. Si las cosas que decía el Bulldog eran ciertas iba siendo hora de ponerse las pilas.

- ¿Viste al Seta? - Pregunté a Paquito, tratando de confirmarlo. - ¿Estás seguro, no? - Insistí después mientras me ponía en pie. La mayor parte de la gente estaba centrada sólo en Vladimir, pero nadie decía que sólo hubiera un infiltrado.

- Sara. - La llamé, haciéndole también un gesto para indicarle que era algo privado. - Sara. - Repetí por si no me hacía caso. Sólo esperaba que ella aún estuviera en plenas facultades mentales. Luego me la intenté llevar un poco aparte. Antes de hablar con ella me pensé incluir en la conversación también a Mauricio, pero el pobre sí que parecía estar visitando otro planeta. - ¿Como cuánto crees tú que Vladimir es uno de ellos? - Le pregunté mordiéndome el labio, insegura. Antes de esperar su respuesta me di cuenta de que probablemente nos habían oído todos, así que hice otro gesto a Joel para que se acercara. - ¿Joel? ¿Qué crees tú? - Le pregunté, ya que era de los que se habían pronunciado.

Entre tanto desayuno, gente cantando, gritando y haciendo el zascandil, casi se me pasa por alto las acusaciones que empiezan a lanzarse al aire de manera abierta. No es que me sorprenda la verdad. Parece un día cualquiera del Eusko Legabiltzarra: gritos, insultos, amenazas... y mucho alcohol y comida para aderezar la velada.

Arqueo una ceja curioso. Entre las desentonadas notas del chino desconocido, intento decir algo en lo que espero sea voz baja. Desafortunadamente, coincide con un silencio en la canción, así que todos quienes están cerca y no tan cerca pueden oírlo.

- Pero - comienzo bajando el tono de voz al percibir captar la atención de algunos - con el pedo que llevábamos todos anoche, ¿de verdad le sorprende a alguien que los demás se levantaran al baño en medio de la noche? -

Me giro de nuevo hacia el Seta.

- ¿No Alberto? - le pregunto inocentemente con la expresión "joder, yo porque no recuerdo qué hice anoche, pero seguro que también me levanté al baño a mear, potar o vete tú a saber, como seguro que hacías tú cuándo te vieron deambular por ahí".

- Vamos - prosigo mientras miro con anhelo la vacía botella de Patxarán - que creo yo que el mero hecho de andar por ahí a las horas que preceden al alba puede no ser del todo concluyente... - me encojo de hombros. - Aunque también es verdad que algún criterio tendremos que usar para elegir y tener contento al Txakurra del encargado. -

El Seta miró a Iker y a Eva, que le habían preguntado directamente. Al parecer el niño le había metido en un aprieto, aunque Alberto no hubiera hecho gran cosa.

-Puede que me levantara esta noche, después de tanto líquido dentro también algo tenía que salir. Una cosa es segura, no he hecho nada malo.

No quiso decir mucho más, o al día siguiente podría verse él en la calle despedido. Pero  miraba a los demás con una expresión en el rostro que indicaba que no todo el que se levantaba por la noche lo hacía para hacer cosas malas. Si el ruso había hecho algo o intentado echar a alguien, él no tenía que ver.

Kanaka acaba su canción y viendo el revuelo que se está formando con las acusaciones y no entendiendo ni pizca, se acerca a Miriam y le pregunta sobre qué está ocurriendo con el ruso y la mocho.

Miriam se queda con cara de mema perdida cuando ve que nadie le ofrece un palito con algo pinchado y quemado, pero no había tiempo, había trama por alerta naranja, aunque bien podría llamarse alerta mandarina del Everest con guantes elastómeros... Una pronta y estructurada trola por parte de los truhanes ancianos sería una estupidez a la altura de escupirse en la mano y darse un bofeton ¿Coincidencia? No… Miriam simplemente especulaba con oníricas palabras.

Por un lado, el run run seguía, y las acusaciones de la Asun subían una escala hacia el limosnero Borrachov. Por otro, Miriam escuchaba a la chica emo, Eva, a veces tenia la extraña sensación de que su anaranjado aura podría llevarle a cortarse las venas si no le prestaban atención, muy rollo emo. Escucha a Iker también, el vasco sonrojado-bebedor, ya reconvertido en vasco resacoso y ex-poseedor del sostén de Sara... que da paso al apaciguado hongo y su lacónica defensa, el que según las palabras de la rebel-larva española, Paquito, era un ermitaño nocturno. – Ui ui ui ui! A mi no me jodel eh! Que me faltan 2 años y pico pol cotizal!! – como buena española de los chinos, Miriam también quería hacer méritos para unirse a esa cola tan famosa en la que te pagaban sin trabajar, debía ser un premio para los españoles, o algo…

Al poco, el señor Kanaka se le aproxima solicitando traducción de sucesos entre Vodkakov y la señora de la limpieza, por lo que Miriam intenta resumirle en pocas palabras lo que sabe – apufff… - agita su mano - …se rumorea sobre etilicos asaltaviejas y hongos nocturnos, las señora de la fregona grita porque se cruzó con el ruso durante la noche... – le hace el gesto de comillas con los dedos - ...pero el Ejercito Popular de Liberación coincide. Hipolito es lanzador de cebollas – le dice en perfecto chino, y llevándose una mano a la boca… concluye – fungus ni pu –.
Dicho lo dicho, Miriam se acerca unos pasitos hasta el crío y pone sus brazos en jarra - A vel… pollo con almendlas, ¿tu que viste exactamente? – pregunta secundando una cuestión ya formulada, con la tonta sonrisa de quien lleva calcetines de dedos.

-Típico de sin techos, mendigos, delincuentes, perroflautas y otras gentes de mal vivir-dice Arsenio volviendo de la pescadería con aires de gran satisfacción y acariciándose el bolsillo-Y no sólo el miserable ese, que el chino de los congelados me da a mí que también hace de las suyas. O el de mantenimiento, caramba, que ha venido un día tarde al encierro pero con más droga encima que el cartel de Medellín ese que pone "Aquí hay droga a tope".

Mira a su alrededor buscando audiencia: no le hacen demasiado caso.

Ya decirrr viejo Vlady que él acercarrrse a Justina por la botella de anís... Vlady pensarr que vieja (no ofenderse) , como todas viejas.. tenerrr botella debajo de brazo.. en bolso.. o en manga... Vlady querrrerr robarrrle , pero un cebollazo me dejó K.O - explicó de nuevo dando un trago largo a la botella - Yo no trrabajarr parra emprresa capitalista... viejo Vlady rrecorrdarr cómo amerricanos desprreciar camarrradas y hacerr cosas malas - dijo y una vez terminada la botella la soltó para cruzarse de brazos y refunfuñar - Ademas.. igual haberrr más gente que rrecibirr cebollazo.. no saberr... perrro Vlady saberrr que no serr el único que levantarrse por la noche, escucharr cosas... viejo Vlady saberr que serr incomodo para mucha gente... - dice y busca bebida con la mirada - Siemprre igual.. y yo tenerrr hambrrre.

Manuel toma el microfono y se sube encima de una silla,hace questo con las manos para que la gente guarde silencio.

Antes de que se lie gorda me gustaria que nos civilizaramos,que no significa vestirnos de Guardia Civil,suelta una risilla psicotropica. 

Si comenzamos con dimes y diretes no vamos a salir de aqui y menos tu Lejia que a veces das ascazo, asi que los que se han levantado esta noche que por  favor se pongan junto a las zanahorias y los que no o creen que no en frente junto a las patatas,bien?

Quien quiera hablar que levante la mano,enseñe un pecho o el miembro y yo les ire dando turno de palabra,de manera logica y civilizada,de lo contrario iran cinco minutos al congelador, asi sabremos a ciencia cierta y no por cotilleos que a pasado esta noche,os parece bien?

Pro otro lado vamos a comer marisco,ya que se va a poner malo,si se pone malo olera mal y nos podriamos poner enfermo, asi que Lejia ve limpiando y yo ire asando,te lo digo asi por las buenas o te envolveremos en cinta americana y te metere en el congelador, la comida no se tira y esta gente no va a pasar necesidades.

Dicho esto Manuel mira al resto esperando que se posicionen y empiecen a pedir hablar.

Al ver que por fin alguien le hacia caso dio un suspiro de alivio y se acerco a Eva -Si,si no no lo diría-,cuando iker dijo lo del baño le lanzo una mirada de enfado y negó con la cabeza -Es que no es eso lo que estaba haciendo,me pareció raro así que estuve mirando lo que hacia y..- durante un segundo titubeo no quería decirlo,pero la postura inquisidora de la asiática hizo que diera un paso hacia atrás y que esperara el zapatillazo -Lo vi con un montón de papeles,así que me puse a rebuscar en sus cosas y me encontré con una carta del LIDL,el muy capullo se a vendido por un pasillo de champiñones- miró al grupo que había a su alrededor -Por lo visto hay mas de un infiltrado y son de diferentes sitios así que nos podemos fiar aun menos-

Con la boca entreabierta miro a Paquito quedándome ojiplático.

Me giro lenta, muy lentamente hacia Alberto.

- Al... - comienzo, aún incrédulo de las revelaciones que acaban de hacerse ya que, a fin de cuentas, tanto a él como a Joel los cuento entre mis pocos amigos aquí en Prosperidad - Alberto... ¿Es eso cierto? ¿Trabajas para el LIDL? -

Todavía no me lo puedo creer. De hecho, ya no se muy bien qué creer.

Sacudo la cabeza y me llevo las manos a la nuca.

- ¿Qué está ocurriendo? - pienso mientras temo que la frágil realidad que he construido en esta mi nueva vida se derrumbe por momentos.

Todo empieza a estar más claro. Me refiero a la visión, claro, y es que el brownie del mulatito me ha abierto los ojos. Ahora entiendo el significado de mi sueño.

Debo intentar compartirlo con esta gente. Algunos parecen seriamente preocupados.

Me subo bamboleante encima de una silla y me caigo por el lado contrario, por culpa de los efectos del brownie.

Me levanto de nuevo y vuelvo a subirme. Le quito el micro al mulatito y les digo (en chino) a todos:

Yo sé quien es uno de los culpables. Bueno... casi... - viendo que la gente no me comprende suelto el micro y empiezo a hablar por señas:

Primero me señalo a mi mismo y luego junto las dos manos y las llevo a una mejilla haciendo la señal de universal de dormir.
Yo dormía.

Ahora sigo "durmiendo" con una mano mientras con la otra hago el movimiento tunak-tunak-tun desde mi cabeza hacia arriba.

Levanto la cabeza y mirando a todos me llevo un dedo al ojo y bajo la parte inferior del párpado.

Pongo las dos manos en forma de triángulo y las elevo hacia el cielo mientras con la boca hago un ruido sordo: - Bbbjjjjjjjjjjjuuuuu

Me siento en el aire, me caigo de la silla al suelo e interrumpo el mensaje para volver a subirme a la silla.

Repito el anterior paso 3 veces más.

Al final decido que no tengo sentido del equilibrio, así que en lugar de volver a sentarme en el aire, me llevo las manos a los lados del cuerpo y empujo unas ruedas invisibles una a cada lado de mi cuerpo.

Vuelvo a hacer el triángulo con la mano pero esta vez en lugar de elevarse, hago que baje hasta el suelo con el mismo ruido sordo de antes.

Doy saltos como si estuviese en gravedad cero mientras simulo la respiración de Darth Vader.

Señalo hacia adelante y hablo como a través de una radio sonidos ininteligibles.

Vuelvo a saltar como en gravedad cero hacia el lugar donde señalé mientras sigo respirando como Darth Vader.

Me llevo el índice y el corazón a los ojos en posición de piquete y señalo alternativamente a mia ojos, a los de Lourdes, a mis ojos, a los de Joel, a mis ojos, a los de Vladimir.

Levanto dos dedos de una mano.

Hago el signo pulgar hacia arriba y sonrío asintiendo.

Levanto un dedo de la misma mano.

Hago el signo pulgar hacia abajo y frunzo el ceño negando.

Me mareo con tanta acción.

Me caigo.

Me quedo tirado en el suelo.

-¿Y a éste qué es lo que le pasa? Parece que se empeña en bailar, con tanto lío como tenemos. Chinoooo, oye, chinooo -Maricarmen está convencida de que los chinos la entienden si alarga la última letra de las palabras, porque se las arregla para hablar en sus multitiendas de ese modo, pidiendo los objetos más extraños y ellos se los traen así por intuición-.. Que nooo, que bailar nooooo -digo, negando con el dedo. -Que buscamos un infiltradooooooo. IN- FIL-TRA- DOOOOOO.. y no me vengas ahora con jodós, que a mí palabrotas no, ¿eh? 

Me encogí de hombros cuando Eva me preguntó sobre los infiltrados. -Estoy casi seguro, además hay indicios que apuntan hacia él y que quieres que te diga, Vladimir no es uno de los nuestros. Si encima la Asun dice que es él... No sé no sé, yo creo que es verdad. Miré a mi alrededor buscando a la choni buenorra y después volví a mirar a Eva. -He podido descartar a algunas personas. Sé que la Sholi, Sara y Lourdes no son infiltradas por ejemplo.

Cuando escuché hablar de fondo a Iker y Paquito giré el rostro hacia ellos con cara de mala ostia. -¡¿Cómo?! ¿Es que soy el único pringao sin una doble vida? Me llevé las manos a la nuca imitando a Iker y empecé a suspirar. -Joder tio ya te vale, pensaba que éramos colegas. ¡Esto no es algo que se hagan los bros unos a otros! -grité a Alberto visiblemente molesto.

Si era cierto que Alberto trabajaba para LIDL ya eran dos los infiltrados descubiertos. -¿Paquito estas seguro de eso?

Sara se volvió a mirar a Eva y se dejó llevar por ella. Escuchó su pregunta y se mordió el labio, mirando hacia donde se encontraba el vagabundo.

- Yo no tengo ni idea - . Le confesó, volviendo a mirar a su amiga. - Pero parece ser que son varios los que lo han visto y... - Suspiró - Yo pienso votarle - Le confesó, bajando la voz y mirando también a Joel, sonriéndole agradecida por sus palabras. - No es un trabajador, y si es verdad que nuestros votos van a servir para despedirnos, hasta que no esté segura de que alguien es un puto traidor, no voy a votar a mis compañeros - .  

Se volvió a mirar a Alberto y enarcó ambas cejas. ¿Sería verdad lo que estaban diciendo? No tenía ni zorra, así que prefirió mantenerse al margen, esperando saber qué tenía que decir ante las acusaciones de Paquito.

Aicha afirmó con la cabeza tras las últimas palabras de Sara.
-Si, opino igual, de momento no sabemos nada y él no trabaja con nosotros, por mucho que algún día que otro venga a que le de pan, no lo conozco de nada, será una pérdida menor, y aunque me de un poco de pena, si no lo eres-Ahora se dirigía hacia el ruso-cuando todo esto acabe te invitare a un bocadillo y a un chupito de vodka anda.
Luego se quedó observando al chino toda alucinada con aquel extraño ser y sus extrañas acciones.
-Yo creo que al chino le gusta Lourdes, o Joel, o el ruso, y algo de un ataque alienigena o algo de Darth Vader.-Tras esa deducción no puede evitar ponerse a reír a carcajadas.

Asentí ante las respuestas de Joel y Sara, haciéndome consciente de lo que tenía que hacer. - Gracias, chicos. - Susurré antes de ponerme en pie y dirigirme hacia Vladimir. Al caminar en su dirección sentí mi pecho encogerse un poco. Me costaba creer que nos hubiera traicionado de esa manera, pero estaba claro que si le habían ofrecido algo los del DIA tenía motivos más que de sobra para aceptar. Y por alguien había que empezar. No había parado de darle vueltas, y no se me ocurría quién podía ser un infiltrado. Todos me parecían buena gente. Incluso el Lejía, con su mal humor, seguro que tenía un corazón tan grande como su cabeza.

A punto estuve de arrepentirme cuando me acercaba a Vladimir, pero saqué fuerzas de donde pude. Desde un tiempo atrás siempre que dudaba podía preguntarme, ¿qué haría Klara? Y actuar en consecuencia. Así que cuando estuve a un par de pasos del vagabundo le miré fijamente a los ojos. Mucho. Mis párpados se abrieron tanto y tanto tiempo que empezaron a picarme, pero eso no importaba. Sólo importaba La Mirada. Era la segunda vez que me hacían ponerla, y eso no me gustaba nada. Pero era necesario.

- Te he ayudado mucho. - Dije con voz grave después de un buen rato. Era algo que quería recordarle para que se diera cuenta de lo que se estaba perdiendo. - Pero no me creo lo que dices. - Sentencié. - Si hubieras querido una botella de anís habrías ido al pasillo de las bebidas. - Señalé antes de hacer una pausa. - Me siento muy decepcionada contigo, Vladimir. Además, una cosa es que robes a la tienda y otra a la gente que está encerrada con nosotros.Ahora en el mejor de los casos eres un ladrón. En el peor uno de los que intentan hundir un sitio que algunos necesitan para salir adelante. - Apostillé negando con la cabeza, y entonces me di cuenta de que estaba usando la voz de Klara, pero mis palabras. Ella no hablaría así. Ella daría muchas menos explicaciones, y quizá una patada en la boca con las botas de punta de acero. Me dio bastante rabia haber sido tan boba como para hacerlo tan mal, y de inmediato mi mente se fue hacia mi cuadernito. Tenía que tomar nota de esto pronto, antes de que se me olvidase.

Fue entonces cuando me di cuenta de las cosas que Manuel estaba diciendo y por un momento me quedé mirándole con el ceño fruncido, sin terminar de entender de qué iba. Había tanto que me parecía mal en las cuatro cosas que había dicho que no sabía ni por dónde empezar.

Probablemente en otro momento lo hubiera dejado pasar, pero estaba cabreada por lo de Vladimir. Cada vez más convencida de que el mendigo por el que yo había robado nos la había metido doblada. Mi indignación iba creciendo por momentos, y en condiciones normales no habría sabido sacarla de dentro. Pero había aprendido mucho en las últimas veintricuatro horas de alguien que vivía indignado. De alguien que no se callaba las cosas. De alguien que podía decirlo todo bien claro. Así que abrí en mi interior el cajoncito donde había guardado esas cosas para tomar aire y hablar elevando la voz de manera grave, casi gutural.

- ¿Peo tú quien tas creío queres? - Le pregunté a Manuel directamente, haciendo un gesto hacia él con el brazo. - ¿Tú pues insultá, tú pues organizá, tú pues aserlo to? Andi que te den, Manué. - Le dije directamente, y me sentía mejor conforme las palabras salían de mi pecho. Esto de desahogarse y decir lo que uno pensaba era la ostia. - ¿Quieneres tu pa dar la ves? ¿Pamenasá con e congeladó? ¡Andi métete tu, que te senfrie lo dabajo! - Le dije antes de alejarme hacia mi caja. Tenía algo que rebuscar entre mis cosas.

Un minuto más tarde estaba de vuelta con un papel en la mano.

- Esto es lo que voy a hacer. Tengo esto y... - Anuncié antes de tomar aire. Me sentía nerviosa, insegura. No me gustaba ser el centro de atención. O, al menos, no así. Carraspeé antes de echar una mirada a Mauricio, preguntándome si él aprobaría esto. - Eto e lo viasé. - Repetí entonces, sintiéndome bastante mejor. Mi postura corporal había cambiado al hablar de otra manera, echando un poco los hombros hacia arriba y abriendo un poco las piernas. - Vladimí, te viachá daquí. - Enuncié antes de tomar aire. - E entre tu y er Seta, y el e compañero. 

Todos pudieron ver con bastante facilidad el papel que Eva llevaba en la mano y que le tendía a Vladimir. Era una orden de alejamiento, que le impediría entrar en el supermercado de la calle Prosperidad de por vida. O hasta que la dirección cambiase de opinión. 

El ruso lo cogió con dedos temblorosos y lo leyó varias veces, hasta comprender todo lo que ponía. Pero antes de que pudiera responder al discurso de Eva esa puerta con el cartelito de "Privado" se abrió y por ella salieron el Bulldog y sus dos armarios roperos. 

El encargado se acercó al mendigo y le quitó el papel que tenía en las manos para analizarlo minuciosamente, hasta el más mínimo detalle. Finalmente, dedicó un asentimiento de cabeza hacia uno de los guardaespaldas. - Está en orden. - Dijo mientras una sonrisa maliciosa aparecía en su cara. - Sácalo de aquí. 

Al darse la vuelta para marcharse echó un vistazo a la urna de plástico y carraspeó. - No os olvidéis de votar todos, panda de inútiles. Si falta algún voto, esa persona recibirá un voto para sí misma. 

Y tal y como había llegado se marchó, seguido por uno de los seguratas, mientras el otro llevaba a empujones a Vladimir hacia la zona de los almacenes y allí desaparecían los dos. Unos minutos después el segurata volvió a aparecer solo y tras dedicar una mirada de desdén a todos los presentes, se metió también por la puerta de "Privado", cerrándola con llave tras de sí.