Partida Rol por web

-Ajá. Bueno, no me he presentado, yo soy Raúl, y este mi colega Gabino. Así que medicina, ¿eh? Qué casualidad, a lo mejor tú podrías iluminarme… Es que verás, antes te mentí: él y yo somos periodistas. Lo siento –le ofrendo una sonrisa culpable. –Nos ha costado bastante trabajo entrar y me entró el canguelo de que trabajases aquí. Pero voy al grano: este tipo, Julián Valmayor quiso experimentar con una hormona del lince -el animal, el lince ibérico- como cura del retraso mental. ¿Cómo sería eso? Es cierto que se dice: “Ese tío es un lince” cuando queremos connotar que alguien es avispado, pero… ¿Sabes cómo iría eso?

Reflexiono tras escuchar a Raúl, jugueteando con la camisa que llevo y tirando de esta hacia abajo sin darme cuenta, resaltando mi figura mientras me mordisqueo el labio inferior, pensando.

La verdad, es algo harto complicado. Se podría intentar pero es un experimento con un grado de éxito ínfimo. Aunque es algo bastante interesante, tal vez podamos quedar esta noche y te explico más sobre la ciencia y la naturaleza -respondo acentuando la palabra naturaleza con un tono sexy.

Ja, lo que me faltaba por oír. Muy bien bonita, híchale más el ego a este capullo. Había escuchado la conversación de aquellos dos sin prestar demasiada atención, al fin y al cabo poco más tenía que añadir. Pero ver aquel coqueteo descarado cuando lo que me parecía más urgente era buscar la manera de entrar en aquella sala, me sacó por unos instantes de mis casillas.

- Ejem... perdonad que interrumpa este momento tan... romántico, pero Raúl ¿acaso no quieres saber qué está pasando ahí dentro? Creo que deberíamos centrarnos en buscar la mejor manera de colarnos y luego ya tendrás tiempo de... divertirte.

Enarcando una ceja y poniendo morritos, me disponía a responderle a la chica cómo se merecía, cuando la gata arisca nos ha interrumpido. Me irrita la familiaridad con que me nombra, sobre todo cuando ella todavía no se ha presentado, a pesar de todo lo que me debe, no tengo más remedio que ser cáustico:

-Colarnos, claaro. A lo mejor me has confundido con Tom Cruise y tal. ¿Misión imposible? Debe ser eso. No sé tú, Raquelita, pero como profesional que soy, bebo de la fuente que se me presenta – y si es tan deliciosa como nuestra futuro médico, ni te digo-. Ea, intenta entrar tú en la sala, a ver si te camelas al poli ese, a lo mejor te diviertes tú también un poco.
 

Gabi olvida por un momento sus ganas de fumarse un pitillo y se parte el pecho de risa.

–Qué cabrón… -gañe.
 

Raúl queda pensativo un momento, mira a la puerta, luego al techo, luego a la izquierda y por último a la derecha. Después niega con la cabeza, dando a entender que no se le ocurre nada.

Empezáis a escuchar barullo, gritos y varios golpes procedentes de dentro. Seguidos de varios estruendos como de algo de metal o madera golpeando el suelo.

A continuación, una detonación y luego otra.

Me dirigí hacia la puerta decidida a tentar de nuevo a la suerte con el policía detrás de la puerta, intentaría convencerle de alguna manera para que me dejara pasar pero, cuando ya tenía la mano dispuesta para abrirla, del otro lado empezaron a oírse voces, ruidos,... Me quedé indecisa, sin saber qué hacer, pero con la curiosidad picoteándome sin cesar, dispuesta a abrir aunque fuera una rendija para cotillear lo que estaba sucediendo en el interior. Pero fue en ese momento cuando se oyó un disparo seguido de otro.

El bote que pegué hizo que me apartara rápidamente de la puerta, volviéndome a mirar a los que estaban conmigo.

- Pero... ¿qué coño está pasando ahí dentro? -Con la tensión mi lenguaje no era precisamente de lo más femenino.

Si había dado apariencia de estar caviloso, se debía a haber quedado a la expectativa de una réplica que si llegó, fue en la forma de un respingo.

-¿Esos han sido disparos? –pregunto a mi vez. -¿Qué os jugáis a que alguno de los presentes se ha tomado la venganza por su mano? ¡Vamos, Gabi, pon eso a grabar!

Y enseguida me arrojo contra la puerta, la abro y entro a ver con mis propios ojos.

Me dispongo a responder cuando escucho los gritos, golpes y estruendos provocados por disparos. Mierda, mierda, algo gordo se está montando allí, debemos irnos, irnos. Como me cojan como testigo o algo seguro que acaban descubriendo lo que he estado haciendo con esos cuerpos. Atractivos y sensuales cuerpos sin vida, fríos al tacto, con un olor más fuerte de lo normal y una rigidez envidiable.

Veo como Raúl se acerca para abrir la puerta -No, vámonos de aquí -digo, aunque ya es demasiado tarde.

El juicio se estaba alargando más de la cuenta, que si este chico ha hecho tal, que si este chico ha hecho cual... que si una chica de testigo contando lo malo que eras, que si otro chico testificando que te había visto hacer no se qué... tu abogado sudaba y te miraba con cara de... "esto lo perdemos chaval", llegó el odioso momento de tu interrogatorio a propuesta de la parte contraria...

Fuiste preguntado por el contrario y luego por el juez, fue el peor momento de toda tu vida, negabas todos los hechos, pero los muy cabrones eran unos artistas de dar la vuelta a la tortilla y quedaste como un completo imbécil, rogabas a Dios que se pasase cuanto antes, querías que la tierra te tragase, que ocurriese algo que distrajera su atención...

Dios pareció oirte pues mientras te hacían la enésima pregunta escuchaste dos POOM POOM

Tú que ibas con malotes que llevaban "pipa" sabías que sonido era ése: Un arma al dispararse.

Por fortuna tu interrogatorio acaba pronto, el fiscal te pregunta rápido, el juez hace un par de preguntas para aclararse respecto de un par de cuestiones y en seguida llega lo peor, ver al abogado del puto delincuente preguntándote que si habías bebido, que si estás seguro, que si no se qué...

¡Intentando desacreditarte el muy bastardo!

El caso es que tú eres un tío legal y por mucho que enreda no puede sacarte nada, ni liarte para que contestes algo que no es. Tú cuentas la verdad y punto. En seguida te dice el Juez que puedes quedarte si quieres pero prefieres irte de allí cuanto antes así que sales fuera viendo a un tipo con aspecto de duro sentado en uno de los bancos*, no hay nadie más.

En menos de diez minutos sale el friki de la Sala del Juzgado, como suponías no había roto un plato en su vida y se había cagado de miedo con sólo ir allí. Pues al salir se le veía la cara descompuesta, seguramente por tener que haber testificado contra algún maleante.

A ti te da exactamente igual el friki de los cojones, sólo quieres entrar ya en tu juicio, el friki te mira por un momento y empieza a andar hacia la salida (hacia tu derecha), pero en el momento en el que se va, se escuchan dos POOM POOM, el friki el acojonado se tira al suelo al escuchar los sonidos pensando que es una bomba o Dios sabe qué, pero Manuel Collado sabe que son disparos de un arma y apenas mueve una ceja.

Pero... ¿ A qué coño vienen tiros en un Juzgado?

Sabías que los jucios tenían fama de ser aburridos, pero ésto era ya exagerado....

No entendías nada de nada, tu abogado hablaba, el contrario hablaba, tu tía te miraba desde el otro lado con cara de querer matarte, tú te acordabas de tu madre y se te saltaban las lágrimas.

¿Cómo habíais llegado a este punto? ¿Qué había fallado? Tú tenías el recuerdo de tu tía y de tus abuelos, de que la familia de tu madre era una familia normal, que estaba unida... pero... ¿Acaso el dinero cambiaba a la gente? ¿ Cuando había dinero de por medio la gente se corrompía?

Era la única explicación que se te ocurría mientras los abogados se tiraban los trastos a la cabeza con mucha educación en medio de preceptos legales del Código Civil que tú apenas conocías...

Finalmente llegó el turno de que tu tía testificase a petición de tu abogado, Dios mío ¡Qué cosas tan horribles dijo! Que si tú querías robarle su parte de la casa, que si tu madre le había dejado a ella una parte, que si tú habías tenido problemas con tu madre, que habías sido mala hija y que tu madre ... ¡Estaba en proceso de desheredarte! ¡ Será hijaputa!

¿Cuántas mentiras era capaz de soltar una persona? No había terminado de hablar cuando escuchaste a lo lejos dos ruidos sordos que no supiste interpretar, tu tía hizo una pausa entre mentira y mentira, abrió los ojos y siguió hablando tras encogerse de hombros.

El juicio continuaba...

Cuando escucho aquel ruido no puedo evitar tirarme al suelo y ponerme histérico:

-¿Que es eso?¿Que es eso?.....  

¿Habían sido disparos? Tras pensarlo un poco Javier llegó a la conclusión de que si, o al menos sonaban como los disparos de las películas, pero ¿Por que alguien tendría que disparar allí dentro?

Seguía sin comprender que estaba pasando. Según las normas de herencia, la casa era de las dos, no suya, al menos la mitad sería mia por herencia materna. Mi tía estaba haciendo un mundo. Y tras esos dos golpes, dejé de prestar atención al juicio. Que podría haber sido eso?

Cuando Raúl se acerca a abrir la puerta, ésta se abre antes de un portazo, golpeando a Raúl en toda la cara y lanzándolo hacia un lado con un buen chichón para luego, de la puerta salen dos policías llevándose en brazos a una mujer de unos cuarenta que viste traje de chaqueta negro y camisa blanca, es rubia y se aprieta con la dos manos el cuello para intentar frenar una hemorragia sin apenas conseguirlo, la sangre mana a borbotones llenándole las manos, la ropa, la ropa de los policías y el suelo de sangre.

Los policías ni si quiera se detienen a miraros y salen a la carrera hacia la salida, apenas un segundo o dos a lo sumo más tarde, salen al menos dos docenas de personas de la sala en tropel chocando unos con otros y chocando contra vosotros mismos, sin orden ni concierto en un auténtico caos...

Mierda, mierda, mierda. Los únicos que deberían llevar armas aquí son policías y si se lían a tiros es porque pasa algo muy feo.

Intento averiguar por donde han sonado los disparos y me pego a la pared de enfrente, lo más cerca posible de la puerta de entrada a mi sala. Si sale alguien quizás me de tiempo a reaccionar.

Niñato, no te levantes y pégate a una pared. Si te quedas en medio te aplastarán. Le grito al friki.

No me preocupa lo más mínimo lo que le pase, pero si hay que salir por patas no quiero tropezarme con él.

Iba a intentar entrar detrás de Raúl cuando la puerta se abrió de golpe y la policía pasó a nuestro lado llevándose a una mujer cubierta de sangre. La noticia del día se estaba convirtiendo en algo muchísimo más jugoso de lo que en principio prometía.

Me disponía a sacar mi cuaderno para empezar a tomar notas como una loca cuando, por las puertas recién abiertas, comenzaron a salir en tropel el público asistente a la vista. Era tal el caos en aquella estampida que me vi arrollada sin posibilidad de hacer nada.