Partida Rol por web

Jinrou, tu sangre es diferente a la de los demás cambiaformas en esta villa alejada de la ciudad de Edo. Eres mestizo y, aunque la corte sea mucho menos cerrada que las personas comunes, siguen estando atados a muchas de sus ideas, por lo que muchos te miran con malos ojos. Los Hakken son los peores; no dudan en mostrarte su desdén, escupiendo donde pasas o negándose a tratar contigo. Aun así, tuviste suerte, ya que los Kitsune han aceptado criarte. ¿Con qué propósito? No lo sabes, y esperas que sea por buenas razones, aunque nada te garantiza que no te estén utilizando para su propio beneficio.

Te despiertas en una pequeña casa dentro del Nido, aunque es la más alejada de todas. No tienes habitaciones separadas ni lujos, por lo que duermes, cocinas y haces muchas cosas en el mismo espacio. El sol aún no ha salido, pero sabes que pronto lo hará.

 Los Hakken lo rechazaron, escupen en su camino cada que pasa,  aunque los kitsunes esten utilizando lo, aunque no sepa que traman, igualmente todos sirven a un mismo propósito, no le importa ser su espada, ya que fueron ellos quienes lo acogieron, lo alimentaron y le dieron un propósito, pudo vivir su vida en las calles hasta que algún hakken considerara, que era un Ronin que podría matar, por eso les estaba agradecido, por su protección y por el buen trato que le dieron.

 Solo un poco más.

Antes del amanecer se preparaba, limpiaba su espada antes de cocinar, debía comer algo antes de ir con su señor e informar le la situación al completo.

Cuando el sol comenzaba a salir y el brillo de Amateratsu empezaba a iluminar tu hogar, ya tenías la pequeña casa limpia y el estómago saciado. Vestido como de costumbre y con tu arma a un costado, decides salir y dirigirte a la casa de tu señor. En el camino te encuentras con varios cambiaformas, a los cuales, por etiqueta, debes saludar. La mayoría de ellos te responden el gesto de manera formal, mientras que otros, menos numerosos pero igualmente presentes, te miran con recelo y simplemente pasan de largo. ¿Qué podrías decirles? Para esta sociedad, eras extremadamente cercano a un Nanbanjin.

La familia de tu señor era numerosa y, sobre todo, antigua. Llevaban siglos viviendo en estas zonas, incluso antes de que Edo se convirtiera en la capital política de Nihon. Aunque estaban alineados con el Nido que se encontraba en la ciudad, en realidad vivían fuera de ella, a diez minutos a caballo y a 40 minutos a pie desde el Nido donde residías.

Después de un largo rato de caminata, te encuentras frente a la mansión, exactamente ante el imponente e intricado mon (portón de madera) y los dos guardias parentela que lo custodiaban.

 Al menos aquí las personas se dignan en saludar lo, incluso aquellos que lo miraban con recelo, al menos no escupían en su dirección, ya era algo, aunque la casa del señor estaba algo lejos igualmente se tomaba su tiempo para ir, y ya estando frente al portón, le hacía un saludo con reverencia a los guardias parentela del hogar.

Saludos, he regresado de mi misión y vengo a ver a mi señor.

No podía pasar sin más, tenía que esperar a que su señor estuviera dispuesto a ver lo, nunca se sabe con quién estaría reunido y de que formas criar un mestizo como el podría afectar a sus relaciones.

Los guardias tenían cada uno una Nagatina bellamente cuidada, su ropa era de calidad y ornamentada pero también se notaba que primaba la utilidad ante todas las demás cosas. Conocías el nombre de ambos, pero no te habías relacionado mucho con ellos en particular ya que si bien no eran hostiles hacia tu persona si parecían ser activamente neutrales, no odiaste, pero tampoco queriendo ser el foco de atención de otros por darte una mano.

El más alto, aunque por poco, a decir verdad, asintió con la cabeza y tras abrir el portón te señalo que lo siguieras hasta el patio, en ese lugar te pidió que esperaras unos momentos.

 Bueno era normal para el saber que no querían involucrar se directamente con el,  podrían ser mal vistos por otros y muchos preferían ahorrar se ese drama, por eso el no los odiaba pero tampoco les guardaba ningún cariño y quizás así era mejor, lo siguió callado hasta llegar al patio donde se sentó a esperar la llegada del señor.

Esperaste quizás diez minutos y en ese tiempo viste como el guardia volvía a su puesto, custodiando la puerta de entrada. Te quedaste quieto como quien espera la orden para que se le deje moverse, casi cual estatua – Jinrou-San – escuchaste la voz de un hombre mayor, era tu maestro Fujimoto Fuji.

El señor de esta casa era un hombre japonés de unos aparentes sesenta años de edad, su rostro era sereno pero sus ojos mostraban su rango y poder dentro de los Kitsunes – es un gusto volverte a ver muchacho – agrego con tono tranquilo. Viste como un sirviente ponía un almohadón cerca de una mesita y luego como Fujimoto se sentaba, el mismo sirviente luego dejo un almohadón a tus pies para que te arrodillaras en aquel lugar -¿como esta todo? - pregunto con genuino interes.

Jinrou se arrodillaba frente a el con la cabeza inclinada. Es un honor volver a verlo maestro, como se encuentra usted? Y los señoritos y señoritas de la casa?., trataba de ser lo más respetuoso posible con su maestro, a sus ojos lo más cercano a un padre que tuvo.

Mientras te arrodillabas los sirvientes trajeron para tu maestro un vaso de cerámica con Te, luego cuando te enderezaste viste como se ponía una pequeña mesita delante de ti en donde también se le puso otra taza con el mismo contenido que el de tu superior – Mis días han sido tranquilo ¿Cómo han estado los tuyos? – tras hablar tomo la taza y le dio un sorbo, habilitándote a beber siguiendo los protocolos establecidos – ambos se encuentran en perfecto estado y estoy seguro que ambos estarán encantados de verte, lamentablemente han salido para cumplir unas misiones que se les han otorgado – informo – dime ¿Qué te trae por estos lares? ¿surgió algún problema en el Nido de las golondrinas? – pregunto.

He estado bien, y no ha ocurrido nada que no se pudiera resolver mi señor, he venido por si me necesitaba para algo.

Jinrou no quería quedarse sin hacer nada, pero tampoco quería irse sabiendo que su señor podría necesitar lo.

Así que la joven señorita fue a una misión?, me sorprende lo rápido que ha crecido.

Tu señor escucha atentamente lo que tienes que decir y cuando terminas de hablar asiente levemente con la cabeza – El gorrión es alimentado por sus padres hasta que aprende a agitar sus alas, en aquel momento el picho debe tomar vuelo y volverse un ave adulta – no había que ser un genio para entender lo que estaba diciendo – pero volviendo al tema principal… creo que tengo un trabajo para que cumplas, es algo sencillo y no creo que tengas muchas complicaciones ¿estas interesado? – pregunto, seguro sabia la respuesta pero a veces uno debía decirlas con sus palabras.

Jinrou entendía lo que quería decir, pero los peligros abundan por esta tierra y como un protector de su señor y su familia a veces se preocupaba de más.

mi señor, usted ordene y me dirigiré inmediatamente.

Tu señor asiente satisfecho ante tus palabras y con un gesto de la mano hace venir un sirviente; este era un joven de unos veintitrés años y su ropa dejaba en claro que su posición incluso era más baja que la tuya, por lo que al llegar hasta donde era requerido hizo una reverencia y pregunto en que podría servir – Envuelve el paquete y tráelo, Jinrou será el encargado de enviarlo – ordeno Fujimoto, a lo cual el joven asintió y se retiró para cumplir el mandado.

- Mientras esperamos, cuéntame ¿Cómo fue tu misión? – era obvio que sabría tus movimientos.

trabaje bastante bien, con esos dos, cada uno contribuyó en el éxito de la misión, me sorprendió fue que una chica resultó ser un yokai o quizás un espíritu benevolente que nos ayudó, al final nos enfrentamos a un oni y eso fue básicamente mi misión señor, no daba más detalles porque no queria aburrir lo con su corto viaje.

Tu maestro asiente con la cabeza ante tu información, tampoco parecía sorprendido por tu resumen ¿Qué tanto estaría enterado? Oficialmente este lugar no pertenecía a ningún nido ya que era una madriguera de zorros, pero actualmente los dos nidos más importantes en esta zona estaban siendo dirigidos por Kitsunes ¿sería algo político?

- Veo que llego el paquete – hace una seña para que te levantes y tome la caja cubierta de una ligera tela de seda – su contenido no es importante, pero no debe ser dañado – explico con seriedad – debe ser entregado a Kenshin-dono, el encargado del nido de Edo – agrego – ¿se entiende? – espero tu respuesta.

Jinrou asentía y tomaba el paquete con delicadeza.

me encargaré de que llegue a salvó a su destino señor, algo más que deba saber?.

Se pondría en marcha de inmediato luego de escuchar a su amo.