Partida Rol por web

Te mueves con tranquilidad aparente entre los destrozos de la lucha hasta llegar al dormitorio de Doña Fernanda donde compartia, algunas noches pues otras permanecia en su estudio hasta el amanecer, el lecho. La puerta esta vez se encuentra cerrada pero facilmente te introduces en el interior con un poco de maña descubriendo que esta se encuentra practicamente intacta con la gran cama, cortinajes y lienzos colocados finamente de manera elegante y manteniendo objetos de valor encima de la mesilla y pequeño escritorio junto a la ventana.

La estancia en si parece no ser nada fuera de lo comun, a excepcion de la ostentosidad de la misma, e incluso un retrato de Fernanda reposa sobre la cama... su belleza era sin igual, sin duda...

Gabrielle no dudó en llevarse a la mesa una buena ristra de chorizos que descansaban sobre la pared de la alacena, acompañados de una hermosa hogaza de pan. Por entre el suelo de la estancia diviso también un hermoso melón, maduro y ya en condiciones de ser degustado. Gabrielle no era capaz de recordar la última vez que pudo saborear el dulce del melón.

Tomó una silla para si y se sento en la mesa junto a Montero. Cortó una generosa porción de melón para si. Hacía tiempo que ignoraba el orden natural de los platos a la hora del comer, pues esto solo era sabido de las buenas casas que podían degustar tres platos calientes al día. Cortó una segunda porción y se la ofreció a Montero.

- Tomad, comed y tranquilizaos. No somos gente de malas compañías. Tan solo tuvimos la desgracia de cruzarnos en el camino de algunos que si que las frecuentaban. 

Gabrielle no daba abasto ante el alud de sabores que la inundaban y que llevaba tiempo sin recordar.

- Puedo preguntaros una cosa Don Montero. Fué vuestro señor quien mandó a un pistolero a acabar con la vida de su esposa o fue talvez un tercero en disputa el que propició el cobre para el matarife? . No es por nada personal, pero dormiré más tranquila si el que me providenció alguna de estas cicatrices anda ya de camino al camposanto.-   

- Hermoso lugar... ¿Qué rincón de él serviría para ocultar algo? Algo como un anillo, quizás en el joyero...- Sintiéndome como un vulgar ladrón al rebuscar entre las pertenencias de la difunta señora comienzo a registrar joyeros en el estudio. Tal vez el anillo que dijo Gabrielle y que tenía por finalidad ser entregado a Hinojosa fuera una pista para éste. Quién sabe.

Varias ideas van pasando por mi mente al rebuscar sobre el escritorio: el anillo, la daga con el símbolo de la casa de la señora, quizás se tratase de algún documento que arrebatase a su marido como prueba y haya escondido, y con su muerte, aunque perdido se hallará seguro. A saber... Tal vez tras algún retrato, mejor que en algún cajón donde don Léjaro pudiera ya haber mirado... de momento me centraré en el escritorio, y quizás algo haya en él que encaje con esos objetos o con el símbolo y me sugiera algo más.

Asiente con la cabeza agradeciendo el gesto de la muchacha pero reticente a soltar prende pero finalmente sacude la cabeza como si poco importase ya lo que pudiese decir y ningun mal hacer aquello que su boca descubra.

- Ha sido una tragedia por el motivo mas antiguo que hay - sentencia moviendo la raja de melon con las manos - un caballero, un tal Hinojosa, bravo mozo y galan pisaverdes, enamoro a mi Señora Doña Fernanda y ambos se veian a escondidas en las oscuras calles de Toledo... yo... ya la avise que Don Freisan les descubriria, que se fueran lejos o que le dejase pero fue tarde y cuando Don Léjaro lo descubrio obro en silencio por el escarnio contratando a aquel hombre sombrio... aquel matarife sin escrupulos - hace una pausa y comienza a sollozar - yo... ya era tarde cuando avise a la Señora y esta decidio huir en busca de su amante pero... pero...

El silencio corrobora lo que Gabrielle parece ya conocer sobre el destino de la pobre mujer.

Comienzas la inspeccion del lugar con tus manos temblorosas pese a no haber ya nadie a quien tus actos pudiese importunar y, en consecuencia, con total libertad en los mismos.

Tras unos momentos de abrir cajones y revisar joyeros encuentras que estos no han sido tocados por Montero que los ha respetado en exceso dado que aun hay en ellos joyas de todo tipo y valor aunque ninguna de ellas lleva el emblema o escudo de la casa de Freisan.

Finalmente cuando ya empiezas a desistir de encontrar mas en tu busqueda, te percatas de un doble fondo en uno de los cajones de las joyas y con un poco de maña descubres unas cartas cerradas. Leyendo por encima llegas a la coclusion de que Hinojosa era el amante secreto de Doña Fernanda pues en ellas se habla de dicho amor, de la peticion de Fernanda de huir de alli y de la contestacion de Hinojosa de no hacerlo hasta que todo "estuviese atado". Parece un amor fuerte al menos el que Fernanda procesaba por el hidalgo aunque las palabras de este te hacen dudar que el suyo fuese de igual calado pues la fortuna de Don Lejaro es patente...

¿Tan solo un asunto de celos? Esto no alcanza los intereses de Cisneros ni siquiera mínimamente. Solo puedo suponer que lo que descubriese lo guarda en su tumba, solo queda por mirar en la alcoba del maestro.- Dejo nuevamente el contenido de los joyeros en sus preciosas cajas, volviendo a ocultar las cartas. No es preciso que nadie más sepa de la privacidad de doña Fernanda, ilusa como toda mujer de vivir en una aventura sin conocer la auténtica naturaleza de estas.

Saliendo del cuarto y teniendo a bien volver a dejar la puerta cerrada, camino al de mi antiguo profesor, último reducto donde hallar pistas. Sino, siempre podré preguntar a Hernán qué hallaron enca el asesino para que condenara a don Léjaro y concluya así mi obsesión.

Hernán permanecía aislado de la conversación, todas las preguntas que la muchacha le hacía al tal Montero se le antojaban desconocidas y poco sabía de tan compleja historia.

Se quedó apoyado en una pared con el ala del sombrero tapando los ojos y la mayoría de la cara.

No se que quiere de mi ese galeno ahora. Sería más cauto por mi parte dejar esta ciudad antes de que llueva más pero no soy de los que deja con la palabra en la boca. Esperaré a ver que tiene que decirme el tal Antonio y partiré cualquiera que sea mi destino.

De vez en cuando miraba a la mesa. La muchacha hablaba con el hombre y nada de lo que decían le hacían ver porqué una vez estuvo dentro de este círculo que casi le cuesta la vida.

- Me van a perdonar vuestras mercedes pero en toda esta historia no tengo un papel más que de muchacho entrometido en asuntos del santísimo. No conozco a vuestras mercedes más alla de la presentación del galeno y tampoco es que sepa quien es el fuera de la ayuda que me prestó en el castillo de ... bueno, ya me entienden.

Miró a todos los contertulios

- Voy a tomar el fresco. Llevo demasiado tiempo entre paredes.

Y se dirigió hacia el exterior; al patio donde perdieron de vista al galeno.

Yo... siento mi rudeza... pero cuando esta pesadilla empezo, mis amigos, mi maestro... todos murieron sin motivo... todos para encubrir algo... o eso pude discernir de las palabras del matarife... al que dimos caza y muerte hace poco.
Han sido muchos dias encerrados temiendo morir a manos de la iglesia como para permitir que ahora algo se nos escapare.
Disculpeme Montero, solo espero no tener que arrepentirme digo mientras aprovecho algunos de los manjares que Don Lejaro dejo en su casa mientras busco algo de valor que pudiera vender y empezar una nueva vida...

Hernan abandona la sala ante la atenta mirada de Montero dejandoos a los tres solos y entrecerrando la puerta tras de si...

La pequeña alcoba de Don Lejaro poco o nada tiene que ver con la habitacion de su mujer; se trata de una estancia pequeña, fria y amontonada en la que apenas hay orden y multitud de libros y pliegos se apilan sin cuidado. De un primer vistazo apenas ves nada interesante mas que ayudas escritas para medicos o estudiantes con pequeños fragmentos de otros profesionales y sus experiencias asi como las propias conclusiones de Don Lejaro con respecto sus tratamientos y ayudas.

Tras un rato de revisarlo todo no llegas a ninguna conclusion que te pueda desvelar nada acerca de sus secretos y te decides a salir de la sala cuando entrevees algo junto a una estanteria pegada a la pared. Al acercarte a ella descubres un extraño simbolo rojizo que la marca que parece ser una espada atravesando un circulo que apenas es visible por que se encuentra oculto tras el mueble aunque alguien parece haberlo movido dejandolo medio al descubierto. No hay nada mas.

- Sin duda cuando sacien su hambre y descansen veran todo mas claro pero a un pobre servidor le gustaria salir de esta vieja mansion que tantos recuerdos le trae y marchar lejos sin volver la vista atras...

Solloza apenado mientras se cubre la cara.

Antonio esta tardando bastante lo que os impacienta.

Sales al exterior reprochandote el haberte quedado perdiendo tu tiempo y poniendo en peligro nuevamente tu vida. Tu mirada escudriña el patio y te parece ver unas sombras que se ocultan entre los arboles y setos mas alejados, junto a la tapia, pero en seguida el ruido de un gato te alivia.

Apenas sabes que ha pasado solo que has logrado salir con bien de todo esto y quiza con eso baste... quiza estas tentando demasiado a la suerte...

De repente desde el otro lado del muro del patio arrojan una antorcha sobre el tejado de la casa; aun sorprendido escuchas ruidos y ves como se unen a la primera media decena mas que caen por doquier empezando a prender los restos de la mansion mientras la puerta del patio parece crujir como si alguien la hubiese atrancado e incluso te parece escuchar canticos en latin que nada tienen que ver con Dios o Jesucristo y que parecen incitar al fuego que ya ha prendido los tejados...

Acompañenos señor Montero, iremos en busca de Antonio... esta tardando demasiado ¿no cree? Espero que lo entienda, no podemos dejarle aqui solo y si necesitasemos su ayuda... espero que nos la preste. Digo mientras me encamino hacia donde se fue nuestro galeno

- Cla... claro... por supuesto...

Se levanta junto a Armand para acompañarle pero mira extrañado al techo como si hubiese escuchado algo.

¿Habeis escuchado algo? ¡Vamos! les digo apresurando el paso con la mano en mi arma.

¿Que hay aquí?- Solo parte del símbolo es visible, por lo que pruebo a apartar algo más el mueble y dejarlo completamente a la vista. ¿La espada señalará una dirección o mueble concreto? Toqueteo con los dedos en la pared, tamborileando como si percutiese en los pulmones de un encharcado o el abdomen de un ictérico, buscando el sonido sordo que me diga si la pared esconde algo tras ella, o el mate que confirme que es sólida. Tal vez sea algo a plena vista en el estante, o el mueble tenga también doble fondo como el cofrecillo de amor de doña Fernanda.

Nada bueno auguran estos fuegos. Una vez fuimos salvados de la hoguera y parece que habrá otra.

- ¡FUEGO! ¡FUEEEEGOO! -gritó para que todos lo oyeran mientras corría al interior donde estaban reunidos el Montero y los nuevos compañeros.

Hernan irrumpe en la casa nuevamente con el grito muriendo en su garganta:

- FUEEEEEEEEEEEEEEEEEGO!!

Parece mas que sobresalado y comprendeis la gravedad del asunto cuando el techo comienza a desmoronarse en llamas.

Montero os mira asustado y corre hacia la puerta principal del edificio sin esperar a nadie mas.

Apartas un poco mas el mueble pero el simbolo es ese y no hay nada mas ni la espada dibujada parece marcar a ningun otro lado... mas bien parece algun tipo de distintivo de grupo o secta pero no sabrias decirlo la verdad.

Toqueteas por ella sin conseguir nada cuando de repente un grito en la planta baja te sobresalta.

- FUEGOOO!! - se puede escuchar.

Miras al techo y compruebas que el humo ya se filtra y sin duda toda la parte de la casa ha empezado a arder... no sabes cuanto tardara en derrumbarse pero algo te dice que su estado no es como para tentar a la suerte.

¡¡CORRAMOS Y SALVEMOS LA VIDA!! digo sobresaltado mientras voy hacia la salida
¡¿Que demoniois?!Acabamos de llegar y ya estamos otra vez en problemas