Partida Rol por web

"El final del Trayecto ha llegado y el Epilogo solo pondra mas sobre la mesa la Fe de cada uno y como encarara su destino."

El viaje fue silencioso, cansado. Ni una palabra desde que salisteis de Toledo pero Cisneros seguia clavando sus ojos en los tuyos mientras que tu solo luchabas por mantenerte despierto y tus heridas empapaban tus ropajes entre la incertidumbre si saldrias vivo, por una u otra, de todo ello.

Finalmente el carromato se detuvo y unos criados abrieron las puertas para conduciros nuevamente al Castillo de San Servando.

Cada paso era mas costoso que el anterior, mas agotador, mas cercano a la muerte, quiza, hasta que, finalmente, os condujeron a la imponente sala donde viste al supremo Inquisidor por primera vez.

Una vez alli Cisneros tomo su sitio en un gran sillon que presidia la mesa mientras que tu quedaste en frente suyo, en pie pero apenas sosteniendote, mientras el resto de criados y guardias se afanaban por prepararlo todo como si de un acto real se tratase... sea lo que fuere parecia que esperaban gran espectacion porque incluso varias sillas finamente ornamentadas se situaban a ambos lados de la sala.

Cansado, malherido, agotado... te sorprende verte a ti mismo caminando denuevo por los estrechos pero engalanados pasillos del castillo de San Servando donde el Supremo Inquisidor Don Francisco Jimenez de Cisneros te ha convocado flanqueado por sendos guardias finamente ornamentados.

Apenas ha pasado un dia o dos desde tu mortal encuentro del que solo sabes que despertaste en una cama con la sonrisa del monje en tus ojos y dolores, fiebres y demas males atormentando tu mente. Sea lo que sea que vas a ver alli sabes que todo ha acabado y que finalmente la Inquisicion te ha utilizado, como tantos otros, para sus propios fines y, quiza, hoy mismo, averigues cuales son realmente...

Todo el dia pasasteis descansando en la habitacion y reponiendo vuestras heridas. Para cuando vuestros ojos se abrieron ya eran mas de las 3 de la tarde y el dolor aun se encontraba con vosotros pero, sin duda, este era el menor de vuestras preocupaciones.

El jaleo y ajetreo de la calle contigua y de la parte inferior de la hospederia hizo que la cabeza os retumbase con poca o ninguna gana de empezar este tardio dia... quiza deberiais descansar un poco mas...

- Dudo mucho que alguno de esos sitiales tenga por función que yo lo ocupe. ¿Qué hago otra vez aquí? ¿Se me va a juzgar acaso que tanta expectación parece que va a congregarse en esta sala?- Estos y otros pensamientos de semejante índole ocupaban mi pensamiento mientras miraba con disimulo a uno y otro lado los ires, venires y quehaceres de tanto sirviente. Finalmente, acabo centrando mi atención en quién realmente será artífice mi destino final: el Cardenal Cisneros. Por protocolo, me hallé esperando a que el hable en primer lugar, pues no tengo la seguridad de que mis preguntas sobre mi situación pudieran interesarle, siendo seguro que estas ideas las imagina ya en mi mente.

 Gabrielle se incorporó sobre el colchón al oir el gentío de la calle.

Se palpó el abdomen, todavía dolorido por encima de la venda que había improvisado: La hemorragia estaba contenida, pero la herida seguía en un estado que revestía cierta gravedad si no se trataba debidamente.

Se levanto con desgana y se tapó con lo que a mano tuvo antes de salir a echar un vistazo por la ventana.

Una vez en pie al asomaros veis que un hombre clava un cartel a la pared de la taberna-hospederia mientras que otro continua con sus chillidos leyendo un escrito.

- ...Por lo cual se hara publico el Auto de Fe mañana en la Plaza del Ayuntamiento donde nuestro señor, el Santisimo Inquisidor don Francisco Jimenez de Cisneros pondra fin a la herejia que ha azotado nuestra ciudad!!

Finalmente enrrolla el papel y ambos marcha por la calle a su nuevo lugar de pregon. La gente en los alrededores habla y cuchichea sin que llegeis a enteraros de nada mas desde vuestra situacion.

Me acerco cuidadoso a leer el Cartel. Es importante saber donde sera... ¿Que hacer?
Amigo mio, digo evitando usar nuestros nombres por si hay oidos esperando un error ¿que pensais? Mis unicas ideas son un poco... desesperadas...

Calmado sentado presidiendo la sala el Inquisidor finalmente carraspea logrando con ese leve signo que los congregados empiecen a llegar a la sala y tomen asiento al rededor de ti de los que destacas a toda la gente influyente y de altos cargos de la ciudad de Toledo asi como de la Iglesia e incluso de Castilla con sus guardias pertinentes colocados tras de ellos.

Todo queda en silencio al fin y el Inquisidor toma una posicion mas herguida para comenzar pero entonces las grandes puertas por las que hace un rato que entraste se abren apresuradamente dando paso a tres figuras que no conoces...

No sabiendo que más dignidades van a personarse para presenciar la ignominiosa representación que temo, giro la cabeza con mirada cansada a ver quién más está llegando a la gran sala de audiencias.

 - Pues pocas opciones tenemos. O asaltar un fortín guarnecido hasta los dientes...o irrumpir en medio del auto y montar la de Dios es Cristo. Ninguna de las dos me satisface en exceso. La otra opción quizá sería interceptar la caravana cuando traigan a los presos hasta la ciudad, que me parece la más razonable pero seguimos necesitando un puñado de hombres en vez de dos pobre mutilados. Teniendo en cuenta que no disponeis de una unidad a vuestro servicio mi buen Armand, solo me resta preguntaros si disponeis de oro para pagar a algunos matarifes que nos asistan en tal tarea y no sean muy amigos de la fe. 

Una vez abajo os arremolinais entre los curiosos para ver el papel y, aunque casi ninguno sabe leer, se escucha en voz alta como solo parece plasmar las voces del pregonero anterior aunque tambien parece decir algo sobre que el evento sera presidido por el Supremo Inquisidor Don Francisco Jimenez de Cisneros y que no figura por ningun lado los eventos acontecidos la noche anterior o el nombre de Antonio lo que os da cierta esperanza.

Ademas parece mencionar que con esta ultima ceremonia se acaba la serie de Autos por los que la Ciudad de Toledo queda limpia de todo hereje o pecador...

Tras pensar durante un buen rato viendo vuestras posibilidades reales de hacer algo llegais a la conclusion que poco o nada os resta mas que esperar a tal evento a ver por donde sale el sol y que es lo que el destino os depara o le es reservado a vuestro amigo...

Quizá era el último pasaje que le tocaba interpretar; quizá no era él quien lo estaba interpretando y le estaban dejando var si fin desde el más allá; pero allí estaba, magullado, dolorido pero, al parecer, con vida.

El joven miró a ambos lados atendiendo pulcarmente a los guardias y siguiendo su camino hacia la gran sala. Quien sabe que querría ahora de él el que una vez le concedió la vida, que apunto estuvo de perder por causas ajenas a su credo, pero una vez que alguien te da la vida has de corresponder, incluso con la misma virtud que te ha dado. Y eso es lo que Hernán había hecho.

Todo por una copa de vino, todo por la curiosidad que tantos gatos ha matado y ahora había estado a punto de matarle a él.

- Si de este juicio me librará, vive Dios que jamás vuelvo a meterme en asuntos en los que no soy llamado y mucho menos en los que no saco ni para zapatos.

Caminó los últimos pasos hacia quien le había llamado. Allí estaba, unos pocos pasos más y sabría cual sería su futuro. Unos pocos pasos más y sabría si la vida que se le había concedido era realmente suya o tendría que devolversela a quien se la había dado.

Hernán caminó cabizbajo y así se postró delante de Don Francisco. Una sutíl, aunque elegante, reverencia mostró el respeto de Hernán.

El pasillo finaliza en un gran y elegante porton de la estancia principal del castillo y los acompañantes que te flanquean las empujan con fuerza haciendo que estas se abran de par en par y te den paso al interior de la misma.

Con paso firme pero cansado los tres os internais en ella y comprobais como alrededor de la ornamentada sala se encuentran multitud de sillas con ilustres caballeros de Toledo y Castilla y presidiendo la sala, sentado en un gran sillon, se encuentra el mismisimo Don Francisco Jimenez de Cisneros pero lo que resulta mas curioso o aterrador es que en mitad de la sala se encuentra un hombre en pie, expectante, que te mira con curiosidad y que por su aspecto dirian de el que no es mas que un erudito que ha vivido tiempos mejores.

Las puertas de la sala se cierran en cuanto la guardia deja al recien llegado junto al invitado que se encontraba en esas lides y ambos guardias se alejan un par de metros a cada lado haciendose el silencio.

El Supremo Inquisidor, tras recibir la reverencia del matarife recien llegado, se pone en pie y recita una oracion en riguroso latin con la que todos los presentes hacen lo mismo y se santiguan tras lo cual vuelve a sentarse y da comienzo la reunion.

- Señores, tienen ante si a dos hombres que muchos de vuesas mercedes tendran a bien de conocer. El primero de ellos es Antonio Juarez de Mendoza y Urquijo, medico que aprendia del oficio con Don Lejaro Gutierrez de Freisan. El segundo es Hernan Gonzalbo, matarife...

...Todos saben los acontecimiento acaecidos estos dias en la ciudad de Toledo y como la herejia y la blasfemia se habian internado en familias de poder marchitando la propia ciudad como un demonio e intentando corromper a sus nobles habitantes y, aunque los autos de Fe contra numerosos de ellos habian aplacado sus perversos fines sin duda habia una cabeza invisible que guiaba sus pasos.

Hace una pausa para ver las reacciones de los presentes que parecen bastante inquietos.

- Mañana finalizaran los Autos con la purificacion de esa cabeza...

Se arma un pequeño revuelo por la sala con la icnertidumbre pero rapidamente es callada con solo la mirada del Inquisidor.

- Gracias a estos dos "hidalgos" dimos con ese corrupto demonio y hemos podido acabar con el para sanar por completo Toledo y, quiza, toda Castilla y la Corona.

El joven Hernán reconoció al médico. Hace unos días, ya no sabía ni cuantos, el hombre le había ayudado a volver a ponerse en pie. Demasiadas veces había necesitado de cuidados en los últimos días... demasiadas.

Con un movimiento leve de la cabeza saludó a Don Antonio y volvió de nuevo la mirada al inquisidor.

- Señor, no me gustaría ser descortes con su excelencia, que ya me ha dado la vida un par de veces - hizo una pausa, buscando las palabras correctas que decir - ¿cual será nues.. mi destino?

Casi al finalizar la pregunta ya sabía que no era la correcta pero las cosas no pueden volverse atras una vez hechas, por eso estaba aquí ahora.

Las horas pasan y la gente se prepara en la plaza del ayuntamiento para disfrutar del ultimo de los Autos de Fe que han sido bautizados ya como "la Purificacion de Toledo". Toda la ciudad ha preparado sus enseres e incluso sus lugares para tan grande espectaculo y la guardia y soldadesca se encarga de impartir orden ante cualquier altercado... incluso las tabernas cercanas a la plaza se han llenado de extraños y bebedores que ansian disfrutar y, quiza sacar tajada, de lo que alli acontecera.

Es extraño pero tras la ultima noche no se ha oido nada mas ni se ha pedido persecucion alguna contra vosotros... parece que todo se ha vuelto a calmar y se precipita hacia un final tajante...

Mueve sus ojos al participe de esas palabras vertidas e incluso el padre, que se encontraba entre los presentes, dedico una mirada funesta a Hernan.

- No he terminado matarife... quiza en este tiempo deberiais haber aprendido educacion o respeto aunque vuestro servicio es de agradecer no tenteis a la suerte con este hecho pues aun desconocemos la limpieza de vuestra sangre.

Tras la interrupcion vuelve a dirigirse al resto de presentes.

- Esa cabeza era Don Lejaro Gutierrez Freisan y este hidalgo de lengua inquieta nos dio la clave para dirigirnos a su residencia donde intentamos apresarle con vida pero su discipulo, ya sabiendo de su ofensa, no tuvo mas remedio que acabar con su vida.

Se levanta un buen revuelo en la sala; preguntas, incertidumbre... Don Lejaro era un hombre influyente en Toledo y su prestigio era reconocido incluso fuera de las murallas de esta.

- Segun parece - continua diciendo - fue descubierto por su mujer Doña Fernanda de la Vega y tuvo contacto con un hombre llamado Arturo Hinojosa pero Freisan la descubrio y contrato a un asesino que acabo con su vida y asi quedo todo listo de papeles y despejado para el galeno... sin embargo... la Santa Orden diviso sus aviesas intenciones y gracias a las pruebas obtenidas por Hernan en su lucha contra el asesino logramos conducir nuestros actos hacia el y aniquilar al resto de sus complices en esta trama.

Ahora, con el muerto, Toledo respira la pureza y la paz que hemos deseado siempre y el Señor se encargara de que su cuerpo sea purificado en la plaza mañana mismo para escarnio de aquellos que osan contradecir la palabra de Dios Padre.

Los presentes aplauden y no ocultan su satisfaccion pero aun continuan hablando entre ellos un tanto confusos con el papel que juegan los dos hombres en el centro de la sala.

El Inquisidor se levanta.

- La Iglesia recompensara a estos hombres como se merecen y las autoridades de la ciudad se encargaran de que no haya mas propagacion de estos hechos enterrando debidamente a Fernanda y terminando, si los hubiese, con aquellos herejes que aun se ocultan o huyen de la ciudad...

Segun parece se da por finalizada la "reunion" por lo que los presentes hacen reverencias, se acercan hasta Cisneros y le besan la mano antes de retirarse de la estancia sin que vosotros podais moveros del centro de la misma hasta que todos ellos han abandonado la estancia.

Una vez os encontrais solos con el Inquisidor y el Padre Angel el dignatario del Padre, en pie aun, se dirige a vosotros.

- Hemos terminado... - se levanta y cmienza a andar acompañado del Padre - el Padre Angel se encargara de vueces aunque espero no tener que volver a verles... nunca...

Cisneros abandona la sala con su guardia dejandoos solos con el Padre Angel que aun no ha mencionado palabra alguna.

La sorpresa me llena por dentro. ¿Qué tejemanejes encubriría mi maestro con el asesinato de su mujer?.

- Henos aquí nuevamente ante vos, padre Ángel. Y una vez más, vuesa merced ha de disponer de nosotros, aunque nos hallemos en más pobres condiciones que la vez primera. No pretendo cometer falta con mi pregunta, pero a pesar de que ha resultado clarificador en muchos puntos, su Eminencia ha dejado en mí una última duda sobre don Léjaro ¿qué se traía entre manos que pudiera su mujer haber hecho peligrar?- Le miro con curiosidad en la mirada, aunque realmente tengo la certeza de que, a pesar de todo, nunca llegaré a obtener una respuesta diáfana de este cura, que ha demostrado ya su sutileza con anterioridad.- Hizo de mí su peón sin necesidad alguna, lo que le valió su destino. También ha sido la ruina de más de un inocente que poco tenía que ver con él, sin demostrar remordimiento o piedad alguna. Pero aún con él muerto, ¿lo hecho por él no habrá que darle igual destino? Os ruego despejéis estas dudas, pues estaré agradecido tras su traición de arruinar todo proyecto que él tuviese.- Un leve destello brilla en mi mirada.

Mira a los dos personajes que se encuentran ante el y, tras las palabras de Antonio, agacha la cabeza y la sacude un par de veces como entendiendo que aun no habeis entendido nada.

- La herejia es un pecado capital como muchos aquellos de los que realizan semejantes satanistas... Doña Fernanda, una catolica devota y pura, sin duda debio sentir la necesidad de informar de ello y Don Lejaro tuvo que acallarla...

Ahora vuesas mercedes seran recompensados por la Iglesia siendo absueltos de toda pena o pecado que pudiesen haber cometido limpiando asi sus faltas y reconociendoles como verdaderos cristianos.

En sus ojos y sus palabras sabeis que hay mucho mas de lo que tan elocuentemente ha hablado Cisneros. El Padre no es tan buen orador o mentiroso como el y podeis entreveer la falsedad de las afirmaciones... al menos de las que conciernen al hecho de la muerte de Doña Fernanda.