Partida Rol por web

Las desiertas y oscuras calles de Toledo os dan cobijo mientras escuchais los lejanos ruidos de los corchetes. Tras el incidente, aun con el cadaver de Roberto a cuestas, tendreis que buscar refugio donde guareceros hast que lege la mañana...

Todavía maltrecho y con el brazo dolorido Hernan camina junto a Gerald y de otro del que todavía nada sabe

-- De buena nos hemos librado, déjeme ayudarle con la carga amigo Gerald, creo que su hombro no esta mucho mejor que el mio --, hace una pausa esperando la reacción de Gerald, -- de todos modos no estaría de más buscar un buen galeno que cosa nuestras heridas por si los corchetes vuelven por nosotros... que volverán, ¡vive Dios! --

Gerald se lleva la mano al hombro y se mira por un instante.

Gracias a Dios no ha sido nada...

Al ver el gesto de Hernan para ayudarle a cargar con el cuerpo, le asiente con la cabeza con motivo de agradecimiento.

Creo que será lo mejor compañero. Ahora que no nos siguen de cerca, podríamos guarecernos en mi casa, que no queda lejos de aqui.

Hernan carga con el cuerpo inerte del tal Roberto

-- Quizá lo mejor sea, como vos decis, hospedarnos en su casa --, termina de colocarse el nuevo bulto que ahora tiene encima y continua, -- ¿conocéis a un buen galeno de confianza que pueda hacer algo por nosotros? Espero que no sea nada y que una simple cataplasma calme el dolor pero a saber que zarajos usan los gurapas para que luzcan sus roperas. Además, ese polvo del demonio escuece en la herida --

Asiente un tanto absorto aun por lo sucedido, sin saber que es todo lo que ha pasado ante sus ojos sin poder hacer nada por evitarlo o ayudar.

- Si.. si, sera buena idea, partamos cuanto antes.

Os encaminais con rapidez por entre las callejuelas nocturnas de la ciudad amurallada hasta que llegais, fatigados y con un cadaver a cuestas, a la humilde morada de Gerald. Se trata de una sastreria familiar con un segundo piso adosado donde, sin duda, se encontraran los dormitorios de el y los suyos.

Con cuidado Gerald os encamina a la puerta trasera de la casa y la abre con facilidad con una llave de metal oxidado. Parece que todos en la casa duermen ya.

Hernan se deja caer en el primer taburete que vea, se desata la camisa y mira la pinta de su herida

-- Vaya, creí que tendría peor pinta --, se dirige a Gerald, -- ¿sería vos tan amable de darme algo de agua para lavar un poco la herida? ¡Quién sabe cuando encontraremos un matasanos y quién sabe que será lo que nos pase mañana! --

Dirige la mirada hacia el holandes:
-- Henos aquí en busca de una tusona, bien por recuperar lo que una vez fue nuestro, bien por saber algo más de lo que sea que haya pasado con el tal Roberto --, se quita el sombrero, lo pone en el pecho y se santigua mientras mira el cuerpo del muerto.

Continúa dirigiéndose al Holandés:
-- Se me ocurre que quizá vuestra merced tiene alguna idea de por donde empezar a buscar a nuestra dama --

Tras escuchar la respuesta del Holandés (si la hay) se dirige a Gerald:
-- No quisiera abusar de su hospitalidad pero comprenderá que no es buen momento para regresar a mi hospicio y mañana debería de estar despierto si queremos salir esquivos ahora que se han unido a nuestra "noble" búsqueda semejantes contertulios. ¿Sería posible ocupar algún rincón de esta, vuestra casa, para descansar un par de horas? --

Dejan el cuerpo de Roberto envuelto es unas mantas, en un lado cerca de la entrada, y se dirígen a la parte de arriba. Una vez allí, le responde a Hernan en voz baja.

Aquí tengo algo de whisky y vendas que ayuden a curar estas heridas. Y en el caso de que sea necesario hacer uso de la aguja, éste es el mejor sitio al que podíais haber venido. Yo mismo me encargaré de ello.

Señalando con la mano al final del pasillo le dice a ambos.

Podéis descansar en esa habitación de allí. Mañana al alba os despertaré para salir.

Tras estas ultimas palabras, Gerald se encamina hacia su habitación donde curarse su herida y poder descansar algunas horas.

Hernan se cura las heridas y las venda convenientemente.

-- Una vez más le agradezco su hospitalidad amigo Gerald. Mañana he de estar alerta para no dejarme engañar por esos que se dicen servidores de la corona. --

Hernan emite un sonoro bostezo:
-- Si vuestras mercedes dan su beneplácito...

Hace un pequeño gesto de comprension y acepta el hecho mientras ayuda a meter dentro el cadaver del joven.

- Creo que no es mala idea el descansar un poco. Espero que podamos despertarnos cuanto antes pues no me siento, y perdoneme vuecencia si le ofendo, nada seguro de que nos dejen tranquilos dado lo sucedidos esta noche.

Se sienta y luego revisa las heridas que tiene aunque no son mas que simples magulladuras.

- Parece ser que la dama huida tomo parte en esta tragica muerte pero, siendoles sincero, debo reconocer que desconozco su identidad o paradero pues me dio esquinazo en una ruinosa casa del norte de la taberna. Quiza mañana podriamos dirigirnos a ella y empezar alli nuestras indagaciones aunque no se si sera prudente.

Tras las indicaciones de Gerald se levanta y observa sin hacer demasiado ruido y luego entra en la habitacion señalada para descansar hasta el nuevo dia.

Os empezais a acomodar tras revisar vuestras heridas y quitaros los hierros de encima sin que parezca que vuestra intromision haya despertado a la familia de vuestro nuevo compañero. Todo parece indicar que os espera un largo y duro dia.

La mañana llega a vosotros hiriendo vuestros ojos en la habitacion. Os desperezais con tranquilidad para ver que todo parece mas que tranquilo...

Tras moveros un poco por la casa parece que algo alerta a Gerald de que no esta todo bien dado que el Holandes no esta y... tampoco parece encontrar a los suyos.

Nada mas despertarte te percatas de que algo no anda bien. En primer lugar es extraño que no hayas sido despertado por los tuyos, tu familia en la casa y ya el hecho de que el llamado Holandes no se encuentre con vosotros tambien te parece sospechoso.

La casa se encuentra muy tranquila, demasiado, y eso no es nada normal.

Hernán se despereza sonoramente.

-- Tenga un buen día vuestra merced --, dice mirando a Gerald.

Cuando se da cuenta de la intranquilidad de este le pregunta:
-- ¿Pasa algo? Le noto ausente --, mira alrededor buscando la figura del otro compañero, -- ¿Aún no ha despertado su otro invitado? No hemos de hacer muy tarde o la gura se nos echará encima. --

Gerald pasa por la habitación de su hermana y su prima, se refresca la cara, coge sus pertenencias, y se diríge a la planta inferior mientras le responde a Hernan.

Tenga mis buenos dias, si es que éstos lo fueran. Le esperaré abajo mientras se acicala.

Qué raro no saber de ellas al amanecer... ¿En dónde diablos se habrá escondido este rufián? Más le vale no haber desaparecido...

Gerald parece sobresaltado al no encontrar a nadie de su familia en las habitaciones de estos y sus peores parecen hechos realidad cuando un grito chilla desde el exterior de la vivienda.

- Rindanse rufianes!! estan rodeados por la guardia y no podran salir con vida del edificio!!!

Os parece reconocer la voz y rapidamente recogeis vuestras cosas pero parece que no todo acaba ahi.

- Salid! No os pasara nada y la familia de Gerald podra volver a su casa! Si no cejais en vuestra huida quiza sufran por vuestra cobardia!

Su voz resuena en vuestros oidos desde el exterior, con la guardia.

El jefe de corchetes se mantiene firme con dos de sus hombres que apresan a los familiares de Gerald mientras que otros cuatros soldados cercan la casa con sus armas prestas.

Os apartais de la ventana al percataros que incluso dos de los soldados portan mosquetones bien cebados en ristre.

Estais rodeados...

Te percatas que la unica salida que no desencadenaria vuestra muerte podria ser el tejado aunque es muy peligroso y no sabes si el jefe de corchetes habra mandado gente para alla. De todas formas el que tu familia sea moneda de cambio te enerva sobremanera. Quiza no fuese prudente ponerles en peligro... quiza deberiais rendiros.

Maldita sea su estampa. Ese desgraciado nos ha delatado! y peor aún, ha puesto en peligro a mi propia familia...

Gerald mira hacia el tejado recordando que, dadas las circunstancias, es la única salida posible de la casa.

Hernan, escucha. Creo que lo mejor será que yo baje. Tienen a mi familia retenída y no puedo permitirme que les ocurra algo por mi culpa. Pero tú sí que puedes aprovechar para escapar por el tejado, de acuerdo. Si nos cogen a los dos ahora, de nada serviría.

Gerald le da una palmada en el hombro a Hernan y se da la vuelta para bajar las escaleras, justo antes se despide diciendo.

Ah, nos volveremos a ver pronto... espero.

Y con una ligera mueca de picardía, Gerald se diríge al exterior de la casa.