Partida Rol por web

La entrada al núcleo del reactor (23) se encuentra en la zona de reparaciones y almacén mecánico (16). El lugar está atestado de partes de droides, piezas de motor e incluso secciones de fuselaje. También hay señales de un intenso combate: las mesas y paredes están salpicadas de agujeros de bláster y las piezas de chatarra están desperdigadas por el suelo junto a anticuados juegos de herramientas.

R3 se adelanta haciendo un barrido con sus sensores. De repente el droide suelta una maldición y retrocede justo antes de que dos disparos de bláster abran sendos agujeros justo en el sitio que ocupaba el droide medio segundo antes.

Hay otras dos de esos malditos autocañones bláster en la entrada del núcleo. Y no, no puedo desconectarlos desde aquí ni pienso ir allí para hacerlo. Ya he cubierto mi cuota de acciones suicidas...

Entraron en la sala del Nucleo lentamente, intentando no hacer demasiado ruido. Todos sabían que era una tontería, pero era lo que el instinto les exigía a todos.

El estado de la sala los puso sobre aviso: lo difícil venía ahora.

R3 se adelantó un poco y enseguida volvió con noticias. Arctan miró rápidamente al grupo: tal como ya sabían, Raz no estaba en condiciones de arriesgarse con los cañones aunque, si le dejaban la oportunidad, encontraría la forma de hacerse el duro e intentar inutilizarlos con alguna frase irónica; la señorita Lightman, como antigua soldado, podría sentirse obligada a dar un paso al frente pero Arctan intuía que no sería algo de su agrado; la capitana, siempre pendiente de todos, no dudaría en recibir un disparo para ayudarles a pesar de ser la única piloto competente y el alma de la tripulación. El aprendiz Jedi se les adelantó para ponérselo más fácil:

- Muy bien, soldado- dijo a R3 dándole una amigable palmada en la parte superior de su casco.- Dime sus posiciones y manteneos alejados de ellos. Iré a echar un vistazo.

Justo sobre la puerta de la entrada al núcleo (1) - contesta el droide - No tiene pérdida.

En cuanto Arctan se pone a tiro de uno de los autocañones el disparo no tarda en llegar (2)

Entre gruñidos molestos por los aguijonazos de dolor el dug llegó hasta una de las paredes inmediatamente anterior a la entrada en la estancia, apoyó su espalda y tomó aire. Que estuviese vivo era poco menos que un milagro obrado por la capitana y los poderes mágicos de Arctan pero ahora empezaba a notar el precio de seguir vivo tras recibir una andanada de láser concentrado, sentir el calor súbito, desaparición de su tejido y cicatricación inmediata antes de que su cuerpo se colapsase. Qué ganas tenía de poder hablar de nuevo para presumir de aquello hasta que considerasen echarle por una escotilla.

Con un gesto de mano hacia el jedi le indicó que, en cuanto se asomase él procedería a lanzar su granada hacia la entrada del reactor. La puerta blindada aguantaría el impacto sin problemas, pero los autocañones no tendrían tanta suerte

¡Jor, jor, jor! - se ríe malicioso mientras echa a rodar la granada, que explota justo donde el dug quería

Antes que nadie del grupo pudiera decir nada, el aprendiz de Jedi se embarca en una misión suicida de ser el blanco de uno de los cañones para poder destruirlo.

- ¡Insensato! - grita la artillera - ¿Casi perdemos a Raz, y ahora tú te pones a hacerte el héroe?

Adrianne estaba enfadada. No soportaba la idea de perder a nadie de la tripulación, porque más que compañeros eran su familia, y ya había perdido a demasiados miembros de su familia de sangre, no quería perder a nadie más.

- ¡R3, por favor, dime dónde se ubica el otro cañón! - pidió al droide, bláster en mano para poder disparar. No iba a dejar solo a Arctan en esta situación.

Vale, entonces sí ^w^
 

Edita mi respuesta que yo ya no puedo tras tu post (y si añades un jor jor jor afónico tampoco me ofendo)

Si Arctan iba a exponer su vida, ella no sería menos. Mientras el Jedi se ocupaba de uno de ellos, Adrianne dio cuenta del otro. Con alguna dificultad logró un certero disparo sobre el cañón.

Arctan se acercó con paso decidido hacia el lugar desde donde podría inutilizar los blaster. Sin embargo, la tripulación del Vetusta se empeñó en ponerse en peligro con él. Primero pensó en decirles algo para que desistieran de ponerse innecesariamente en peligro pero, antes de abrir la boca, se dió cuenta de que no había nada en el universo conocido que los apartara de su empeño, por lo que se limitó a sonreir… no era una sonrisa forzada, ni maliciosa: era una sonrisa sincera que permitió salir al exterior sabiendo que con la agitación del momento jamás la verían.

Todo termina en un pocos segundos. Cuando se disipa el humo creado por la granada de Raz la pintura de la puerta está toda chamuscada y de los autocañones sólo quedan dos agujeros chisporroteantes...

Con una tos afónica la risa del dug se perdió, miró a los demás y les animó a entrar alzando un pulgar. Con otro gesto a R3 le dio a entender que ahora dependían de él para abrir las puertas de seguridad. Quiso hablar de nuevo pero la voz no le acompañaba y eso le disgustó de manera aparente.

Aún así se apartó pesadamente de la pared y comprobó con cierta ilusión el resultado de los tiros y la granada, asintiendo.

Adrianne sonrió al ver que no habían tenido complicaciones para acabar con la amenaza de los dos cañones.

- ¡Lo hemos hecho muy bien! - exclamó - Aunque conviene no bajar la guardia, ¡esta nave está plagada de trampas!

Siguió con el bláster en mano, avanzando hasta la puerta y esperando que el droide de la tripulación hiciera su trabajo.

- Ahora todo pende de ti, R3.

Despejado el camino el droide llega hasta la puerta blindada del núcleo y empieza a manipularla con su conector de datos. Cuando apenas ha hecho un par de giros con el cabezal las luces se apagan y son sustituidas por otras rojas que lanzan destellos giratorios al tiempo que empieza a sonar la alarma de descompresión.

¡AGARRAOS A ALGO! - Aúlla R3 mientras imanta sus patas

R3 no ha terminado de hablar cuando el módulo de escape de escape de babor es expulsado al espacio mientras que la compuerta de acceso permanece abierta. La calamari grita mientras es absorbida por el vacío del espacio...

- Pero qué... - pero Adrianne no tiene tiempo a terminar la frase. Ante el aviso del droide, se agarra lo más rápidamente posible a un saliente, con todas sus fuerzas.

Puede ver como la capitana no tiene tanta suerte y es expulsada de la nave. Una muerte segura, horrible, pero esperara que no hubiera sido dolorosa. Pero ya habría tiempo para llorar por los caídos. Ahora lo importante era permanecer viva.

- ¡R3! - chilló -¡Cierra la compuerta, rápido!