Partida Rol por web

LLegais a un Salon de baile completamente decorado de epoca, hay camareros dando vueltas por la sala con bandejas llenas de copas y canapes. A los lados hay sofas donde hombre y mujeres enmascarados charlas de forma amena, todo el mundo va vestido de forma correcta, arreglados y los camareros y gente del servicio con trajes y disfraces de los carnavales.

Al final de la sala suben dos escaleras hacia unos pequeños balcones que llevana unas puertas abiertas tapadas por unas espesas cortinas, en la parte de abajo hay tambien un par asi pero van a dar a los jardines.

La musica sale de una pequeña orquesta que esta en un lateran subida a un escenario, y algunas personas bailan distraidas.

Una muchacha hermosa aparece por la puerta de la fiesta. Su rostro va tapado por una máscara veneciana en tonos dorados, al igual que su figura exuberante de guitarra, enfundada en un vestido palabra de honor que muestra su escote generoso. En un determinado punto se le ve algo tímida y recatada, observando todo a su alrededor

Bajo el antifaz, puede notarse como sus ojos verdes, miran su entorno buscando alguna cara conocida. Camina suave con sus tacones dorados, de los cuales se ve solo al dar un paso, puesto que el vestido llega hasta el suelo y arrastra como si de una princesa medieval se tratara.

Muerde sus labios carnosos, pasando su lengua por encima. Sonrie y se le marca un hoyito en su mejilla derecha. Suave flota a traves de una sala llena de gente desconocida. Se eleva sobre sus puntas, pues no es excesivamente alta, buscando a alguien. El ovalo de su cara refleja que ha pasado de los veinte años, pero todavía está en flor.

Busca.

Lleva unos guantes largos hasta el codo de tonos dorados, un maquillaje claro y por lo que se ve, ninguna compañia.

Adecente mi traje y finalmente cruce las puertas a la fiesta, era un traje sencillo de Armani con un corte italiano clásico, en mi rostro un antifaz cubría parte de el con unos tonos azules y negros.

Entre en el salón de baile algo inquieto, la reunión que había tenido hace unos minutos no me había dejado el cuerpo que esperaba, mire a uno de los camareros y cogí un copa dándole un trago largo y rápido, terminando la y volviendo a posarla en la bandeja para coger otra que saborearía ya con mas interés.

El sonido de mis tacones dejaba paso a mis largas piernas que me hacían entrar en la sala que había visto como preparaban con tanto empeño los empleados, la contemple con una sonrisa pues realmente estaba muy bella.

Había mucho gente dentro ya y el morbo de la situación bajo las mascaras hizo que mi sonrisa aumentara, llevaba un vestido entallado y escotado negro y una pequeña mascara con un toque de plumas violeta ceasa un lado.

Espero que esto sea tan entretenido como me prometieron... me digo a mi misma contemplando los caros traje de los caballeros y los escotados vestidos de las damas...

Me hice con una copa de una bandeja mezclando me entre la gente.

No podia evitar sentirme inquieta, nerviosa, era como una colegiala en su primer dia. Termine de arreglarme y baje a la fiesta, en la invitacion ponia en que sala era y tras llegar al hall tampoco me costo mucho identificarla.

Al entrar me quede fascinada, embriagada por todo aquello pues nunca habia estado en un lugar asi, mas bien solo las peliculas y las fotografias me lo habian mostrado.

Mi vestido era sutil, no muy escotado pero bastante corto, del mas puro estilo cabaret.

Al entrar termine de colocarme el antifaz gris que cubria mi nariz y mis ojos, dejando ver tras ellos solo una mirada azul intensa. Dejando que mis labios y mis uñas rojas fueran los mas detonante de mi apariencia.

La sala estaba perfecta, los invitados iban llegando y los camareros daban unas deliciosas copas acompañadas de los mejores canapes, desde mi llegada esto era lo mas parecido a lo que esperaba.

Mi vestido de un caro diseñados frances no paso desapercibido al igual que yo, pues aunque mi mascara tapaba parte de mi rosto mis rasgos asiaticos se dejaba ver bajo ella.

Busque con la mirada algo que me indicara donde estaria el joven que habia conocido esta tarde o en su defecto a la mujer de tigre en la espalda... Tenia ganas de comenzar a ver que podia pasar tras todas aquellas mascaras, tras aquel pequeño rumor que se oia tras la musica.

Cruzo las puertas que me llevan a la sala, voy con una camisa y pantalón negro con una chaleco gris y corbata negra y roja....

Elegante, comodo y algo informal; Como yo.

En cuanto pasan los camareros voy cogiendo canapes, con cierta ansia, pero me los como con estilo... Y una copa.

-Quedate cerca, que ésta no me va a durar nada...- Le digo con una sonrisa traviesa cogiendo otro canape...

Lo miro todo con diversión reflejada en mi rostro; tanto en la media sonrisa permamente como en mi pícara mirada

Entro al lado de Joseph observando todo el salon Perfecto Me dije a mi misma mientras cogia una copa de forma suave y la llevaba a mis labios, mi entallado vestido negro dejaba mis formas a la vista y algunos de los tatuajes de mi cuerpo. Mis uñas y mis labios iban en un color violeta que destacaba al igual que los adornos de mi mascara.

Mi mriada buscaba a varios hombres pero sobretodo a una mujer, sabia como iria, reconoceria sus formas con facilidad y por lo que me puedo imaginar Joseph no tardara en reconocer su juvenil perfume tampoco.

Entré al salón y lo miré detenidamente, con una sonrisa de estas que se te quedan en el rostro y te dan aspecto de idiota durante unos segundos, hasta que te das cuenta y la transformas en una sonrisa suave y sensual.

Mi vestido, negro, hasta la rodilla, entallado, con un escote amplio en pico que caía dejando mis hombros desnudos. Mi máscara, bordada en seda negra, de corte antifaz, con unas formas como de luna menguante en el lado del que pendía una cascada de plumas que rozaba mi piel, haciendo cosquillas en mi hombro. Entre tanto negro, resaltaban mis labios, perfectamente pintados en rojo, realzados por mi sonrisa.

Reconocí a Anaïs, al lado de un chico que, como a todos los demás invitados, no conocía.

Me acerqué hacia ella, no pudiendo evitar el sonido de mis tacones, altos y de punta redondeada. Tomé una copa, sonriendo al camarero que sostenía la bandeja.

- Buenas noches, Anaïs... Es una fiesta deliciosa... Alcancé a decir. Miré al chico que iba con ella, le sonreí. No me presenté, supuse que lo haría ella.

Me giro al escuchar una voz femenina a mi espalda, al ver a Gini sonrei de medio lado contemplandola completamente, desde sus tacones hasta el desnudo de sus hombros parando unos escasos segundos en su escote, me acerque despacio dandola dos suaves besos en la mejilla - Bienvenida, esto no es mas que una presentacion, la verdadera fiesta empezara cuando todos los invitados esten presentes - Comento sin perder la sonrisa.

Mi mano libre se apoya en el el hombro de Joseph - Joseph ella es Gini una de mis invitadas personales - le comento sonriendo a ambos y dando un trago a la copa.

Me mira y yo la miro a ella, sonriendo. Aunque lleve su máscara, su cuerpazo la delata, así como su corte de pelo. Su vestido...tremendo.

- Estás estupenda, es un vestido precioso. Digo mientras le respondo a los dos besos. Pues si esta no es la fiesta...será digna de ver cuando empiece.

Me presenta al joven que la acompaña, me acerco a él para darle un par de besos también

- Encantada de conocerte, Joseph

Nada más entrar, con Anaïs a mi lado, una chica muy atractiva se acerca y saluda a Anaïs. Bajo mi mascara de márfil y oro la observo....

Me da dos besos y se los devuelvo.

-Es un placer, Gini.- Contesto cortésmente. -Tambien juegas al poker?- Pregunto con una mirada traviesa.

No sé dónde se ha metido mi cuñada de nuevo.... Pero no pienso pasarme las vacaciones buscándola. Se suponía que ella me iba a cuidar a mi.

Termino de acomodar mi traje, rojo, encantada con su tacto, y sonrio al recordar la tarde que he pasado comprándolo. Miro hacia el salón, antes de ponerme la máscara dorada.

Por el medio del salón veo a Armand. Pero quiero moverme un poco entre la gente, disfrutando del traje y de la máscara.

  Luca cogió lo primero que vió en su maleta, que, como de  costumbre, era algo negro y cómodo. Se maldijo por no haberse traído ni una misera corbata, ni un esmoking ni una chaqueta decente.

 Baile de Máscaras. Máscaras. Con eso sí que no había contado.

 Durante un rato, sopesó la idea de no acudir: No tenía ropa adecuada, no estaba de ánimo y no tenía máscara.

 Pero entonces recordó dos cosas. La primera, que en realidad no tenía nada mejor que hacer. Y la segunda, que su nueva política era decir que si a todo.

 Media hora, dos llamadas al Servicio de Habitaciones, una polaroid y un rollo de cinta adhesiva después, Luca entró con paso tranquilo en el enorme salón. Respiró hondo, agarró una copa de champagne y se la bebió casi de un trago.

 La segunda la hizo durar un poco más, mientras buscaba alguna cara conocida en medio de las máscaras.

Su máscara era especialmente bonita, pero lo malo era, irónicamente, que no podía verle la cara...Tendría que imaginar qué había allí debajo

- No, me temo que no he sido invitada nunca a una timba...pero me considero una chica de las que aprende rápido... Bajo mi antifaz Joseph pudo ver un ojo guiñando, y ni gran sonrisa de labios rojos. Di un pequeño sorbo a la copa, que aun no había tocado, dejando en ella el dibujo de mis labios. Si quieres jugar poker, jugaremos.

Sonreí suavemente

-Eso me gusta en una mujer, autodeterminación, flexibidad, adaptabilidad,.... Joder, estoy hablando de mujeres o de coches?...- Bromeo por como estaba sonando lo que yo decía....

-Por mi si, si tú quieres, me encantará jugar contigo...- No puedo evitar darle un doble sentido a la frase, de forma pícara, reforzandola con una sonrisa traviesa.

Bebo un trago a la copa y la sonrio.

-Gini...- Digo su nombre acariciandolo con mis palabras -Me gusta tú estilo; es un vestido precioso... Como su "percha."- Añado admirando su buen gusto al elegir vestido. Entre las mujeres eso lo valoran mucho, la verdad esque tiene un cuerpo de vértigo, y su vestido no hace más que aumentarlo...

Sonrio al ver que estaban congeniando, cosa que realmente no me extrañaba lo mas minimo, entonces vi entrar a alguien y mi sonrisa se amplio - Chicos si me disculpais os dejare solos un rato, soy la anfitriona y me toda hacer acto de presencia hasta que llegue todo el mundo y empiece lo que tengo preparado... - Comento con una picara sonrisa mirandolos un segundo.

Finalmente con su consentimiento me mezclo entre la gente.

Sonrío de medio lado

- Más que de coches, soy de motos...libertad, cuero, rugidos salvajes... Suelto una risita traviesa ¿Se nota que me gustan las Harleys?...no puedo evitarlo.

Cuando comenta lo de jugar juntos no puedo evitar una sonrisita de medio lado. Este chico es de los que me gustan, andando sin rodeos. Iba a responderle alguna frase ingeniosa cuando la otra chica se despide

- Nos vemos luego, Anaïs Digo con una sonrisa, antes de volvérmela a comer con los ojos. Me encanta las aperturas laterales de su vestido, son geniales.

Vuelvo mi atención a Joseph

- Gracias por el cumplido Digo mirándome. Si supiese que el vestido hace unas horas era una bola de tela hecha un higo...aparte de lo único que tenía a mano. Trato de saltar el tema, no es que me entusiasme hablar de ropitas, tiendas y trapos. Soy un sorbo distraido a mi copa. ¿Y aparte de jugar poker, a qué se dedica el hombre de la máscara dorada?

Un joven entra al salón de la fiesta, vistiendo un sencillo traje a rallas y portando una de las mascaras del hotel, inexpresiva, impoluta, perfecta. Su silueta, aunque no menuda, no llega a ser la de un hombre. Permanece unos instantes, dubitativo, en el portal, observando con algo de asombro, el ir y venir de los vestidos.

Un camarero se le acerca y le ofrece una copa, la cual se queda en la bandeja un largo instante antes que el joven la recoja y agradezca al empleado. La inspecciona, se retira la mascara para darle un sorbo. Su rostro ilumina la sala.

Mientras se coloca de nuevo la careta, camina lentamente, casi obligándose a dar cada paso, hacia uno de los grupos de invitados, buscando alguna silueta conocida. Sin embargo, no parece estar buscando a alguien en especial.