Partida Rol por web

Inclino la cabeza, levemente divertida, incapaz de creer que un hombre que se ofrece a dar masajes se sienta tan incómodo ante la visión de mi cuerpo desnudo.

- ¿Te estoy incomodando Armand? No te hacía un hombre tímido... Mantengo mis ojos en los suyos sin inclinarme aún a coger el resto de las prendas que me ha dicho.

- Ahora mismo soy todo tuyo, si tu me pides algo no me negare, pero que no lo pidas implica que tmapoco lo haga - Te dice sin explicarse muy bien - El hombre que hay fuera del trabajo actuaria de otras maneras - Comenta agachandose el a coger el vestido, bajando despacio, dejando que sientas tu calido aliento bajando por tu cuello, tu canalilla, tu vientre..

Contengo el aliento al sentir su aliento sobre mi cuerpo, bajando tan despacio...

- Si te pido que me toques lo harás... pero si no lo pido, no lo harás. Sin embargo, eso no me aclara una cosa: Si lo deseas. Eso sólo lo sabría si no estuvieras trabajando... ¿Cuándo terminas tu trabajo, Armand? ¿O trabajarás todo el tiempo que yo esté en Venecia?

Armand te mira y te sonrie de forma picara - Si me ordenaras que te tomara ahora mismo contra ese espejo podria hacerlo o no, las cosas moralmente conflictivas no estamos obligados a realizarlas, asi que si lo hiciera seria porque a mi tambien me gustaria, tan simple como eso, aunque claro... mi deber es... darte todo lo que desees, incluido a mi... - Te dice subiendo de nuevo poco a poco, poniendo tu piel de gallina con su aliento de nuevo...

- Y si mi trabajo temrinara cuadno tu ya no estes en Venecia...

O sea, que no queda de otra...

No sé qué me excita más en ese momento, su sonrisa, su aliento sobre mi cuerpo... o el desafio lanzado.

- Quiero que me tomes, aquí mismo, contra el espejo.

Cuanto tiempo sin atreverme a decir lo que pienso, y lo que deseo. Cuántos años sometida... Noto el calor en todo mi cuerpo por lo que he dicho, por lo que he pedido y por el deseo de que lo haga.

¿Y si no quiere?

Deja caer el vestido al suelo y se agacha levamente mientras se acerca a ti y te eleva por los muslos contra el espejo, solo estas con la ropa interior ahora mismo y notas el cristal frio contra tu espalda. Su boca busca la tuya con avidez mientras notas su respiracion y su cuerpo calentarse contra el tuyo.

- Pideme lo que quieras... - Te susurra entre besos.

Su gesto me arranca un jadeo de sorpresa, y el frio del cristal me eriza el vello de todo el cuerpo, en contraste con el calor del suyo.

Mientras una de mis manos se sujeta a su cuello, la otra empieza a desabrochar su camisa, acariciando su torso.

Acerco la boca a su oreja, para susurrarle:

- Follame, aquí, ahora Armand.

Mi sexo se humedece simplemente al pronunciar las palabras, al saber que lo hará. Palabras antaño normales en mi boca, se han convertido en un delicioso tabú que me excita sólo con pronunciarlas.

Hasta cierto punto, me han hecho un favor reprimiéndome... la sensación de infringir normas lo hace aún más excitante.

Notas un jadeo salir de sus labios y todo comienza a pasar de forma muy rapida. Te gira poniendote contra el espejo de cara, para que puedas ver loq eu te va hacer, el a tus espaldas deja caer la americana quedando con la camisa abierta. Sus manos comienza a recorrer tu cuerpo, tirando y estimulando de tus pezones mientras notas su pene contra tus nalgas, solo separandoos la ropa.

Sus manos siguen bajando mientras el se agacha, pasando su lengua por toda tu columna, te desprende de tu ropa interior i antes de volver a subir muerde levemente tu trasero.

Cuando sube del todo deja una de sus manos en tu sexo comenzando a estimular tu clitoris, acariciarlo, vuelves a notar su pene contra ti, pero esta vez sin telas que os protejan, esta duro, palpitante entre tus nalgas rocandose poco a poco mientras el te esta haciendo ver las estrellas solo con su mano.

El calor sube en oleadas desde el vientre, y tengo que esforzarme en recordar dónde estamos para no hacer ruido... El espejo me devuelve la imagen de sus manos sobre mis pezones, y por momentos cierro los ojos para sentirle mejor, pero verle es aún más excitante..

Respondo con un gruñido pequeño de placer ante su mordisco, y su mano entre mis piernas hace que empiece a jadear, mordiéndome los labios para no gritar... Su pene contra mis nalgas y sus manos...

Clavo mis dientes sobre mi propia mano apoyada en el cristal ahogando los gemidos al sentir el primer orgasmo.

Le miro a los ojos a través del espejo, mi mirada nublada de placer y deseo, la boca entreabierta y pequeños jadeos saliendo de mi boca... Sonrio con lujuria, y rozo mis nalgas contra su sexo.

- Armand, ¿no vas a entrar?

Tus palabras mas que una preguta casi parecen una orden pues de golpe notas como con un movimiento de sus piernas separa las tuyas y comienza a penetrarte, primero despacio suave para uqe notes todo su tamaño entrando en ti, cuando finalmente esta alojad en tu interior exala todo el aire de sus pulmones y comienza una penetracion, rapida, fuerte, violenta...

Todo ello sin dejar de tocarte y masturbarte...

No podria explicar qué me produce más placer, si sus manos, su sexo, o su violencia, su forma de imponerse.

Me dejo llevar, entre jadeos y gemidos, sintiendo mi cuerpo a punto de estallar, y por momentos olvido donde estoy, y no controlo el volumen de mis sonidos.

Un nuevo orgasmo estalla en mi interior, enviando la sensación a cada punto de mi cuerpo. Si no estuviera firmemente apoyada sobre el cristal, caería de rodillas. Pero quiero sentirle a él.

Puedes ver por el cristal el compas de vuestros cuerpos, notar como te muerde el cuello y verlo, su mano conseguira que dentor de poco un primer orgasmo te recorra mientras en no deja un penetracion rapida y ritmica, lo oyes jadear en tu cuello, respirar con rapidez, como la mano de tus pechos alterna de un pezon a otro.

- Eres preciosa Margarett...

Por un momento cruza por mi mente la idea de que si no estuviera a mi servicio.... pero sus manos borran esa idea, y el roce de nuestros cuerpos más aún. Dijo que podia elegir, y ha aceptado.

El contraste de su cuerpo cálido, y sus manos, con el frio del cristal, me aturde la cabeza y hace que me estallen los sentidos.

Sexo con un desconocido en el interior de un probador.

Es como volver a ser libre. Dejo que el orgasmo fluya libremente, sin molestarme en sofocarlo esta vez, mientras murmuro su nombre:

- Armand, Armand....

No tarda en conseguir que llegues al orgasmo gracias a sus tratos a tu clitoris. Cuando olle tus gemidos y nota la contraccion de tus musculos vaginales por el climax sale un segundo de ti para darte la vuelta.

Te eleva por los muslos volviendo a penetrarte mientras te besa y muerde el cuello, ahora puedes ver su cuerpo en el otro espejo, ves como mueve la cadera en un delicioso coito.

El momento de pensar que todo esto es una locura, pasó hace ya mucho. Mi mente no puede pensar en nada que no sea su imagen de espaldas en el espajo que hay frente a mi, y mi propio cuerpo entre la pared y el suyo.

Hundo mi boca en su cuello, mordisquándole suavemente, mientras le noto moverse dentro de mi. Mis manos se aferran a sus hombros, a pesar de sentirme segura, de saber que no me dejará caer.

Bajo la mirada en el espejo, hasta el punto donde sus manos se pierden sujetando mis muslos.

- Dios...

Cierro los ojos dejándome llevar...

Coge tus caderas con fuerza, agarrandolas y moviendote al son que quiere, de vez en cuando notas unos muy muy leves cachetes, su cadera golpea contra tu trasero a cada nueva embestida y el no parece querer cesar o terminar, una de sus manos se recrea en tu clitoris haciendote ver las estrellas mietras la otra se desvive en tus pechos, tirando y jugando son tus pezones entre sus dedos - Quiero oirte gritar... - Te susurra entre jadeos.

La imagen de las dependientas fulgura un momento en algún recóndito punto de mi cabeza.... pero el resto de ella está ocupada por las sensaciones de esas grandes manos, y esa polla en mi interior. No hace falta mucho más.

- Si, siiiiii, sigue Armand, sigue.... ¡aaaaaaaaaaaaahhhh!

Su permiso. Curioso que lo necesitara para terminar de ponerme el mundo por montera, y tener el mejor orgasmo que he tenido desde que conocí a mi marido. Ni siquiera me paro a pensar que dentro de poco facilmente nos echarán de la tienda. Mi cuerpo está muy ocupado, aún víctima de los espasmos del colosal momento que acabo de vivir....

su forma de hacertelo es cada vez mas dura, mas instintiba, mas fuerta hasta que finalmente llegas al orgasmo, en ese momento comienza a parar, a bajar el ritmo de forma suave mientras sus manos de aprietan contra el.

Finalmente se queda quieto jadeante y poco a poco la saca de tu interior mientras besa tu hombro y tu cuello.

¿El ha terminado...?

Pero antes de que pueda preguntar te da la vuelta besandote con pasion y sonriendote - Voy a pagar eso... - dice mirando el vestido de reojo, poniendose bien la ropa y saliendo.

¿Pagar ésto?

De repente la realidad vuelve, aunque las piernas aún me tiemblan. Hay que vestirse y salir del probador, recoger las prendas y .... despedirme de las dependientas que probablemente no se han perdido detalle de lo que ha sucedido.

Me siento unos segundos en el suelo, tapándome la cara, hasta que me empieza a entrar la risa. Sólo entonces vuelvo a recordar que no sé si Armand llegó o no... Llevo mi mano hasta la entrepierna en busca de su semen, intrigada.

No encuentras mas que restos de tus fluidos y cuando sales ves que el tiene una bolsa en cada mano y te sonrie de forma dulce, las dependientas te miran unos segundos pero no dicen nada. Saliis de alli tranquilamente paseando - Te apetece un helado camino al hotel, los italianos son los mejores - Te comenta sin dejar de mirarte con una sonrisa.