Partida Rol por web

Carne Picada

6. Despedida y cierre.

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03/11/2010, 22:42
Director

Volver a El Espinar es justo lo último que os gustaría hacer, pero hay temas pendientes que requieren vuestra atención. Por fortuna no os encontráis en La Estación, donde ocurrió todo, sino en el pueblo, en los juzgados. Son poco más que un piso en planta baja aprovechado como oficinas y una sala grande para celebrar ceremonias.

Allí os encontráis, resolviendo con un funcionario el papeleo para el trasladod el cadáver de Frantísek. También está allí la policía tomándoos declaracióna todos vosotros y a muchas personas más del pueblo que vieron en algún momento a los "lobos". Entre ellos, Camestres y Diego no pueden evitar ver a la camarera del bar de la estación.

Habéis tenido oportunidad de saber que se ha hecho la autopsia a Henar y en efecto, murió por varias puñaladas. No se ha encontrado a su hijo, pero se sospecha que anda huido por los montes. Se le busca, pero los conoce mejor que casi nadie. Habéis podido ver a Frantísek un momento, en una sala del centro médico. Su muerte se debió a la caida al interior de la piscina, aunque estaba muy débil por las heridas del lobo, una de ellas premortem y otra perimortem.

En cuanto a Facundo, sigue ingresado. Sus heridas son graves y e infectadas, pero ha recuperado la conciencia. No recuerda nada desde el momento de su transformación.

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05/11/2010, 07:26
Diego Hess

A regañadientes del camarografo y con algunos gritos de por medio y amenazas entre dientes tuvieron que quitarle la cinta de vídeo con algunos de los eventos ocurridos esa noche.
Diego se encuentra sentado en la sala de espera luego de haber declarado, mirando el techo y tratando de sentir el nulo viento que arrojaba el ventilador de techo girando sobre su cabeza, su aburrimiento era tal que se entretenía clavando los ojos en una de las paletas de dicho ventilador y siguiendo con la mirada su lento rotar.
La herida ya no dolía tanto, solo producía un molesto ardor cuando se le prestaba atención.
Al bajar la mirada se encontraba con otros testigos que estaban en su misma situación, el silencio era bastante incomodo, pero echo a "conciencia" entre los presentes.

-Que noche no? a mi me ataco un loco con un cuchillo, un lobo casi me abre en canal, mi imbécil compañero de trabajo se convierte en un lobo enfrente mio, matamos a uno de esos lobos, la guardia civil estuve en una persecución con una ambulancia que mis compañeros robaron, una mujer me engaño... bueno esto ultimo no es tan dramático, no es la primera vez que me pasa. Ustedes se la pasan de puta madre en estos pueblos... díganme que la semana pasada tuvieron problemas con un culto a cthulhu, y la anterior a esa con vampiros y me mudo aquí para hacer la gran Van Helsing

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05/11/2010, 17:27
Director

Las primeras miradas a Diego son sonrientes y cómplices, cansadas pero relajadas al escuchar cómo menciona la locura de noche que todos han tenido de alguna manera u otra. Sin embargo, cuando parecía que alguien se iba a animar a charlar con él, empieza a mencionar cultos, chtulhu, vampiros, van helsing y demás y pasan todos a poner caras de incomprensión y estupor, empezando a disimular para mirar a oto lado.

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06/11/2010, 22:27
Ernesto Crocce

Ernesto se mantenía de pie, al lado de aquel escritorio que oficiaba de mesa de entradas, navegando entre el río de papeles que suponía la burocracia de repatriación del cuerpo de Frantisek. Mucha agua había corrido bajo del puente por su parte y varias llamadas del consulado argentino, para que el mando de la policía aceptase que el cadáver no formaba parte de ninguna escena del crimen imputable a ningún sujeto del derecho penal. Los testimonios de los agentes que los habían acompañado, sobre la transformación de Facundo frente a sus ojos de criatura a humano, habían sugerido suficiente inimputabilidad. El resto lo había hecho la imposibilidad de comparar las supuestas garras y supuestos dientes con las heridas que habían encontrado en el muerto.

Los papeles corrían, uno tras otro, y a Ernesto se le hacían cada vez más pesados, más denso el sentimiento. Recordaba vagamente la conversación que había mantenido por teléfono con la productora en Buenos Aires, la voz quebrada de su jefe, los gritos de la secretaria y un pequeño caos en el interior de las oficinas. Llamar desde el exterior para decir que la fimación de un documental había terminado con un muerto y con un internado en terapia intermedia, amén de un herido grave y otro herido más leve, no sólo sonaba a esas películas que no parecen verídicas, si no que además despertaba en el interior de la estructura una alarma enorme. Habían llegado a preguntarle si sabía de familiares cercanos de Frantisek, como si esa fuese una pregunta para hacerle a él. Estaba seguro que, apenas había cortado, su jefe se había reunido junto con la tropa de contadores y la secta de abogados, calculadora en mano, para ver cuánto les iba a salir la muerte y las heridas en ocasión de trabajo.

Descansó un momento el brazo izquierdo, con el que había estado sosteniendo los papeles, y se los pasó a la mujer al otro lado del escritorio. El hombro todavía le dolía, incluso más que antes. Como le habían dicho los médicos, le dolería incluso hasta cuando estuviera adentro del cajón. Si algo le faltaba, era ese recordatorio para siempre de lo que había pasado, como esas cicatrices que cuentan historias que para qué mierda revivir. Como las que tenía en las rodillas, en los codos, en uno de los tobillos y un poco más abajo del cuello. El trámite burocrático por el muerto se había terminado, y esa misma mañana había hecho todo el trámite burocrático por el vivo en el hospital correspondiente. También había tenido que firmar papeles de su declaración, de sus derechos, de su declaración jurada, papeles para todo. Si veía un papel más, posiblemente empezaría a las trompadas.

Se acercó a Diego y a Raúl. El camarógrafo parecía aburrido de estar ahí, y Ernesto no le culpaba. Raúl, por su parte, parecía sumergido en uno de sus tantos estados psicofarmáticos.

- ¿Cutuqué? ¿De qué estás hablando, Diego? - preguntó, llegando hacia donde estaban - Ya tuvimos suficiente de cosas bizarras paranormales y esas mierdas. De casualidad estamos acá, sobre todo nosotros dos. No tientes a la suerte.

Los miró a los dos.

- Ya dimos aviso a familiares de Facundo. Parece que le van a pagar el pasaje al menos a uno de ellos para que venga a quedarse con él. El consulado arregló la entrada, y ya le consiguieron un lugar. Tiene para largo, y no lo pueden sacar de país hasta que se recupere al menos un poco - informó, aunque dudaba que le importase a alguno de ellos - Apenas termine toda esta mierda, tenemos boletos de vuelta. Nos pagaron clase business, porque me dijeron que no había otros asientos. Están viendo si nos ablandan un poco para no comerse los juicios.

Notas de juego

... Y me olvidé que esto estaba siendo escrito.

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15/11/2010, 16:08
Raúl Camestres

 

Camestres aún parecía en estado de shock. Y en uno bastante profundo, la verdad.

No se abrazaba las rodillas, inclinándose hacia delante y hacia atrás con gesto alelado mientras un hilo de baba caía de la comisura de sus labios. Tampoco movía su cabeza en círculos, con los ojos desorbitados perdidos en la lejanía y murmurando frases inconexas. Simplemente se había sentado en su banco, con la cabeza gacha y la mirada clavada en los cordones de sus zapatillas. Casi parecía sumido en una profunda ¿reflexión?… una actitud ciertamente perturbadora para todos aquellos que lo conocían.

Su mirada se había cruzado por unos instantes con la muchacha del bar, pero apenas si la había saludado desde la distancia con una sonrisa cansada. Algo raro ocurría con ese sujeto, y ya no podían ser las drogas.

Finalmente, luego de unos largos pero extrañamente cómodos silencios, se giró hacia sus compañeros y habló.

- Ché, que cagada lo del profesor ¿eh? ¿Y de donde lo sacaron? Al principio me pareció un pobre viejito medio loco. No un chanta ni un estafador, porque parecía convencido de los poderes que tenía. Por eso digo medio loco. Pero cuando hizo eso del círculo…

- Capaz que solo fue suerte, pero esa vez le salió bien. ¿Por qué no lo habrá hecho con Henar? Diego, ¿vos viste como cayó a la pileta?

 

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18/11/2010, 23:05
Director

Después de que Ernesto haga un breve resumen del curriculum y origen del anciano, tan ecléctico como sus conocimientos y de que Diego confirme que no le vió caer a la piscina y que sólo acertó a verle escapar hacia ella cuando le perseguía el monstruo.

La policía por su parte os confirma más tarde que en su opinión Henar murió por mano de su propio hijo, al que siguen intentando localizar. Se están haciendo batidas por el monte en busca de las criaturas, sean animales u.. otra cosa, por parte de agentes de las fuerzas especiales y del CSIC.

Poco a poco los juzgados de El Espinar van vaciándose de gente y se os ofrece alojamiento en vuestro querido hostal Marino para esa noche, con vistas a que mañana estéis descansados para empezar el camino de vuelta. Cada cual en su dormitorio reflexionáis sobre todo lo ocurrido, su realidad y su irrealidad. El futuro ahora parece muy diferente al que esperaríais; ahora sabéis de cosas agazapadas en la oscuridad, en el límite de la realidad. Ahora ya no podéis mirar a ninguno de vuestros futuros trabajos de la misma manera.

Ahora..

Notas de juego

FIN