Partida Rol por web

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El Dr. Sebastián, se sentó tranquilo en una esquina mientras degustaba un buen vino. Le gustaba disfrutar plácidamente de los pequeños momentos como aquel y si bien intento entablar un poco de conversación, pronto se quedaba solo, cuando comenzaba a hablar de teoremas y debates intranscendentes sobre la vida y la muerte...

Cuando llego el encapuchado, Sebastián lo observo como el resto de tertulianos, preguntándose quien era aquel individuo. Pero una vez continúo la fiesta, dejo de prestarle atención y continúo a lo suyo.

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El Dr. Sebastián echaría de menos al Mago, sus conocimientos y criterio habían ayudado mucho al grupo, aparte de que era de los pocos que eran capaces de debatir con él. Por contra se alegró que se uniera otro miembro al grupo, Noarelle parecía muy capaz y que seguramente verían pronto sus habilidades si continuaban investigando el Camino del Susurante.

El resto del tiempo, el bueno de Esteban, a entrenar y elaborar productos alquímicos. Cuando se le acabaron los recursos monetarios, intento negociar con el que le suministraba los ingredientes, para pagarle con materiales, ofreciéndole 2/3 partes de sus creaciones como pago, así ganaban todos.

Snivat estaba rara. Es decir, más rara de lo habitual. La llegada de la nueva compañera le había sorprendido y, en primer lugar, le había ilusionado. Era la primera vez que veía una elfa y le llamaban la atención muchísimo sus rasgos, tan finos y delicados como puntiagudas eran sus orejas. Tenía además un aura mágica extraña y todo ello le hacía sentir una mezcla de admiración y lo de temor ante lo desconocido. En consecuencia, Snivat no quitaba ojo a la elfa y, por supuesto, acabó haciéndole preguntas. 

La cosa cambió tras la marcha de Thanos. Desde aquel momento, Snivat se había vuelto más callada y taciturna y, de hecho, no había ido siquiera a despedirse del mago. Se sentía traicionada acción de Thanos y también por Kal, que la trataba como basura ahora que no la necesitaba, por lo que no quería juntarse con ninguno de ellos. ¿Para qué iba a hablar si tarde o temprano la iban a dejar tirada? Silas parecía bueno, pero lo acabaría haciendo también. Seguro que hasta Kendra, una vez pasada la curiosidad inicial, haría lo mismo, y en uno de esos estúpidos orfanatos atestados de niños igual o peor, porque tendría que competir con otros compañeros. Y ni hablar de una escuela de magia donde todos los niños venían de situaciones mejores que la suya. No. No podía confiar en nadie.

Snivat empezó a dar paseos por su cuenta, escabulléndose para no ser seguida por sus compañeros. La niña prefería salir especialmente por la noche, ya que las pesadillas habían vuelto desde el mismo día de la marcha del mago. Y por mucho que quería pensar lo contrario sabía que no eran sueños normales, sino "de los suyos". Cuanto más tiempo estuviese despierta, mejor, así que la solución era pasear y pensar en como salir de aquella. Su confusión hizo que no contase a nadie lo que había soñado, pero aún así, dejó el libro de Kendra para coger otro sobre interpretación de los sueños que había visto en la biblioteca de Lorrimor. Una noche, oyó unos pasos a su espalda y, al girarse para echar a correr vio que era la elfa, Noarelle. Noa no decía nada. Solo la seguía, y si sentaba en algún lado, estaba cerca. Lo mismo a la noche siguiente. De este modo, como quien se acerca a un animal callejero para ganarse la confianza, Noarelle y Snivat comenzaron a acercarse mutuamente y Snivat a sentirse más cómoda con alguien. Si bien era verdad que seguía sin hablar demasiado ni manifestar ninguna emoción de cara al resto.

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Los clérigos de Pharasma tratan a diario con la muerte y lo único que suelen celebrar es la ceremonia de nacimiento cuando se produce alguno, así que la gente no suele buscar su compañía en las fiestas. Ravengro no es una excepción a esta regla no escrita, así que aparte de saludos respetuosos y gracias efusivas de algún achispado, disfruté de una fiesta bastante tranquila. Me dediqué sobre todo a charlar tras una jarra de cerveza con Thanos. Al ser los únicos remanentes del grupo de investigación original, éramos los más cercanos y él tampoco tenía el concepto de fiesta del que disfrutaba Kal. De esa forma me enteré de sus intenciones de abandonar el grupo antes que el resto. Me pidió que no revelara nada al respecto porque quería dar la noticia él mismo y yo respeté su deseo.

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"Los que entran por los que salen", como dice el viejo dicho. De alguna extraña forma cuando el grupo mermaba siempre volvía al statu quo original con la incorporación de un nuevo miembro que había conocido al profesor Lorrimor, y esta vez no fue una excepción. A la despedida de Thanos, que prometió informar de sus descubrimientos en Absalom, siguió la llegada de Noarelle, que estaba investigando al Camino Susurrante y se ofreció a acompañarnos a Lepidstat ya que su camino también le llevaba al norte.