Partida Rol por web

Castillos de arena

Tinta tus sueños

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27/02/2016, 00:49
Austin Garret-Jolley

En el momento en que Freddie sale por la puerta ya estoy con la pizza fuera, cortándola. A pesar de todos los contratiempos y de las horas que hace que empezamos a hacerla no tiene mala pinta.

—Claro que sí —le digo mientras llevo la pizza a la mesa. No es muy difícil darse cuenta de que está empezando a sentirse inútil, así que la otra opción, la respuesta negativa con la que normalmente me encargaría yo de todo, no es realmente una opción.

—Trae papel y algo para dibujar —pido con tono amable antes de dedicarle una sonrisa—. Tenemos unos diseños que probar.

Después me siento en una de las sillas, con sólo la fuente con la pizza y las dos cervezas delante. Iré dibujando mientras cenamos, sin prisa, y ya decidiremos después.

—Bueno, ¿qué te ha parecido Freddie? ¿Es como te lo imaginabas? —pregunto antes de llevarme el primer trozo a la boca. La verdad es que es una suerte que sea pizza, porque como fuera algo en que ella necesitase cubiertos estaríamos jodidos. Sonrío al darme cuenta de que es curioso y a la vez gracioso que la pizza sea al mismo tiempo la causante del problema y parte de la situación.

En el momento en que pruebo el primer trozo —de pizza vegetal— emito un sonido con la garganta y prácticamente pongo los ojos en blanco.

—Joder —digo tapándome la boca con la mano que no tiene la pizza—. Se ha hecho esperar, sí. Y su hermana casi te ha asesinado. Pero qué buena.

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27/02/2016, 01:47
Nicole Nazar

Cojo un papel y algo para escribir que esté a la vista y lo traigo a la mesa para después sentarme en la silla que está vacía. Mi ánimo está oscilante. En este momento podría terminar poniéndome totalmente gruñona por la frustración de haberme quedado sin mano de la forma más estúpida del mundo, o podría emborracharme hasta que la euforia me ayudase a olvidarlo un rato. 

Cojo un trozo de pizza con la mano izquierda y me lo llevo a la boca agradeciendo mentalmente que sea pizza. Porque me temo que me va a ser difícil usar cubiertos en varios días. Ya me veo sobreviviendo con batidos de esos que tienen los componentes de una comida completa. Pero al dar el primer bocado la nube negra que amenaza con instalarse sobre mi cabeza se disuelve un poco. No era consciente realmente del hambre que tenía.

—Sí... —Suspiro tras asentir. —Está cojonuda. 

No hablo más durante algunos segundos en los que me doy cuenta de que también tiene su aquel comer la pizza con la izquierda. Antes de decir nada más, bebo un buen trago de cerveza.

—No, no se parece a lo que había imaginado. Es mucho mejor. Parece un tío guay y estoy segura de que a Maia la va a motivar un montón hablar con él. —Sonrío y me encojo de hombros. —Pero me sabe fatal haberlo hecho venir a estas horas. Y ni siquiera me ha dejado pagarle —añado, frunciendo un poco el ceño.

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27/02/2016, 02:17
Austin Garret-Jolley

Aprovecho los segundos en que Nicole habla para comer. Joder, qué hambre tenía. Apenas dejo que la salsa o el queso se deshagan en mi lengua, porque antes de que puedan terminar de hacerlo ya estoy tragando. Y eso que está caliente.

Escucho las palabras de Nicole, asintiendo con la boca llena, y finalmente me encojo de hombros.

—Bueno —respondo—, técnicamente le he hecho venir yo, y técnicamente le he pagado... Así que puedes tener la conciencia tranquila —explico con una sonrisa. La situación con ella así se me hace un poco rara, pero supongo que es cuestión de tiempo que discurra hacia uno u otro lado.

Después de eso guardo un instante de silencio, pensativo.

—Oye —la llamo entonces, dedicándole una pequeña sonrisa—. Sé que no ha sido mi culpa, ni nada de eso, pero me sabe fatal por ti lo que ha pasado. Si se te ocurre algo que pueda hacer para que todo sea un poco menos mierda no te cortes en decirlo, ¿vale?

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27/02/2016, 02:30
Nicole Nazar

Me encojo de hombros mientras sigo comiendo. No es tan fácil contentar a mi conciencia, pero es difícil de explicar, así que lo dejo así sin darle más vueltas por el momento. 

Pero cuando me llama para hacer ese ofrecimiento, me enternezco un poco.

—Ni de coña —respondo, devolviéndole la sonrisa—. Ya has hecho suficiente, Austin. Me has invitado al médico, me has cuidado con tus hielos y al final hasta me has hecho la cena aunque la carrera la perdí yo. No te preocupes —añado, encogiéndome de hombros de nuevo—. Estaré bien enseguida. A lo mejor me voy a casa de Ted unos días.

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27/02/2016, 02:39
Austin Garret-Jolley

La respuesta de Nicole no me contenta ni un poco. Más que nada porque no me responde en absoluto. Yo le he preguntado por algo que pueda hacer, no por las cosas que he hecho ya. Y que además cualquiera haría, ella incluida. Sin embargo no parece que merezca la pena protestar, así que simplemente hago un gesto con la mano.

—Técnicamente —comienzo a repetir, con una sonrisa deslizándose por mis labios— tú sólo tenías que ayudarme, y lo has hecho. Esta pizza está hecha entre los dos.

Sin embargo tras esas palabras guardo un momento de silencio, desviando mis ojos hacia el papel para dibujar algo.

—A casa de Ted suena bien —comento entonces, sin saber muy bien lo que digo más que por lo que ella me ha contado de él. Luego pienso en cambiar de tema, pero en cuanto uno de mis hilos de pensamiento me trae una idea determinada no puedo evitar reír un poco.

—¿Sabes lo que sí será genial? —pregunto a Nicole, alzando de nuevo la vista—. Cuando se lo expliques a tus alumnos.

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27/02/2016, 02:55
Nicole Nazar

Y según lo dice, me lo imagino. Me imagino entrando en clase y puedo escuchar perfectamente los murmullos, hasta que alguno de ellos, Mary Anne seguramente, o quizá Elliott, se alce con la voz de todos para preguntar. Y entonces... Entonces tendré que explicarle a esos chavales que se supone que tienen que respetarme que me he jodido la muñeca haciendo una pizza. 

—Joder —abro los ojos con horror. No sé si reír o llorar con la idea—. Van a estar riéndose de mí hasta que se gradúen —protesto con tono quejumbroso. Y es que me siento quejumbrosa aunque la cabeza se me empieza a enturbiar por mezclar la cerveza con los medicamentos. 

—Podría decirles que me pasó algo con más glamour —digo con un tono que deja evidente que no me creo ni yo que vaya a mentirles—. Podría decirles que me mordió un tiranosaurio, o que me caí con la moto. O ya sé... Si no les doy detalles y sólo les digo algo como... «Es que fui a hacer puenting», entonces pensarán que soy guay por hacerme daño haciendo algo peligroso y no que soy una torpe por dislocarme la muñeca con una masa de pizza. Y técnicamente —esbozo una tenue sonrisa de medio lado al repetir su palabra— no estaría mintiendo.

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27/02/2016, 03:02
Austin Garret-Jolley

Río de manera un poco más firme en cuanto veo su cara de horror, sin dejar de comer. Y en cuanto dice lo de que de reirán de ella hasta que se gradúen, pongo mi granito de arena.

—Y te pondrán mote —señalo antes de fruncir un poco el ceño, aunque hago un nudo a la idea que está a punto de venir para retomarla más adelante.

Después, cuando propone todas esas cosas, río un poco más. No me han hecho falta muchos días para darme cuenta de lo que mal que miente, aunque es verdad que técnicamente eso último no sería mentir.

—Claro —digo, exponiendo su teoría entre risas—. Se imaginarán que te tiraste del puente, y que la cuerda se estiró tanto que justo llegaste a tocar el suelo con la muñeca —explico antes de alzar una mano para aclarar una vez más—. Pero sólo con la muñeca —recuerdo antes de echarme hacia adelante en la silla.

—Si quieres, para dar más credibilidad, podemos tirarte por las escaleras, o algo. Y cuando dijeras eso también seguiría siendo técnicamente cierto.

—Por mí si quieres puedes decir que fue defendiéndome de unos ladrones —expongo antes de alzar ambas manos—. O de unos ninjas. O si me dejas ir y dar yo las explicaciones puedo inventarme una historia completa al respecto —propongo al final mientras ya se me ocurren algunas ideas. Y entonces esa idea pasada y enredada vuelve por un momento.

—¿Tienes mote? —pregunto, antes de darme cuenta de algo en lo que no había pensado hasta ahora—. ¿Yo tengo mote?

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27/02/2016, 03:15
Nicole Nazar

Resoplo entre dientes, porque joder. Las ideas de Austin son aún peor que las mías y eso que era difícil superarme. Me dan ganas de aceptar su oferta sólo por escuchar lo que les cuenta a los chicos. Al fin y al cabo es escritor, ¿no? Seguro que se inventa algo interesante por poco creíble que resulte.

Pero sus preguntas apartan esos pensamientos y bebo un trago antes de poner los ojos en blanco.

—Me llaman la «Rotring». Porque estuvimos haciendo algo de dibujo técnico el primer trimestre y les insistía mucho en cómo tenían que usarlos.

Después me encojo de hombros.

—Que yo sepa no tienes, pero a lo mejor no me he enterado... —Entonces sonrío divertida. —Y bueno, no es un mote-mote. Pero Mary Anne y sus amigas te llaman «G.J.» cuando quieren hablar de ti sin que los demás sepan de qué hablan.

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27/02/2016, 03:31
Austin Garret-Jolley

Al ver cómo pone los ojos en blanco está claro que sí la llaman de alguna forma. Sin embargo me siento un poco decepcionado al ver que sólo es eso. La «Rotring» es un mote que poco tiene que ver con los que ponían mis compañeros, como el «Bulldog», por ejemplo. Aunque casi mejor así. Para ella, al menos.

—Te tratan bien entonces —le digo antes de fruncir mi ceño con extrañeza por lo que dice más tarde—. ¿«G.J.»? —pregunto—. ¿Por mi apellido, o por los G.I. Joe? —digo, y no tardo en añadir algo más—. ¿Y por qué iban a hablar de mí sin querer que se supiera? ¿Y tú cómo lo has sabido?

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27/02/2016, 03:44
Nicole Nazar

Dejo que termine la avalancha de preguntas mientras mastico un trozo de pizza antes de empezar a responderlas.

—No sé por qué es, pero supongo que será por tu apellido, ya que se creen que están hablando en clave. —Y antes de responder a la siguiente mis labios se curvan en una sonrisa divertida. —Y suelen hacerlo cuando hablan de tu culo, o de lo sexy que eres. Lo hacen también con otros chicos, Brad es «BBH» —explico para después enarcar ambas cejas y estirar la mano hacia la cerveza—. Y si alguna vez vuelves a ir a mi casa, te enseñaré por qué lo sé.

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27/02/2016, 03:52
Austin Garret-Jolley

Río un poco cuando pone en la misma frase lo del apellido con hablar en clave, como si se creyesen que sólo con usar las iniciales no las va a entender nadie. Sin embargo en cuanto me da los motivos río más, divertido.

—Son incorregibles —enuncio negando suavemente con la cabeza, con una pequeña sonrisa. Aunque con sus últimas palabras interrumpo ese gesto para protestar—. Eh, eso no vale —le digo, sintiendo crecer en mí la curiosidad—. O nos vamos ahora mismo, tú verás —amenazo con tan poca convicción como tengo.

Dicho eso me pongo en pie, acercándome al frigo para coger una nueva botella.

—¿Otra? —ofrezco desde allí, aunque ya estoy cogiendo dos.

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27/02/2016, 03:59
Nicole Nazar

Suelto una risita y mis manos se abren en un gesto claro de «Es lo que hay», aunque la punzada de dolor en la derecha corta su parte del movimiento a la mitad y la risa se desvanece cuando me frunzo el ceño a mí misma por haber olvidado por un momento que no puedo mover esa mano. Me acabo la cerveza y suspiro, haciendo un esfuerzo por mentalizarme.

—Vale —respondo a su oferta de otra cerveza. Aunque esa va a ser la última y me voy a casa. Ya deben ser más de las dos y media de la madrugada y ya se sabe lo que June dice siempre. Es peligroso pasar veinticuatro horas seguidas con el mismo tío. 

Cuando vuelve, enarco las cejas haciéndome la misteriosa y respondiendo a lo que dijo antes de levantarse.

—No puedo contarte todos mis secretos. Tendré que guardar algo para otro día, ¿no?

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27/02/2016, 04:05
Austin Garret-Jolley

Me acerco a la mesa con las dos cervezas y una sonrisa. Dejo la suya cerca de donde se encuentra su botella vacía, y a la mía le pego un pequeño trago.

—¿Ahora tenemos esas? —pregunto con fingido escepticismo, que no es más que complicidad disfrazada—. Vale, te dejo que te guardes ese —le digo sin pensar demasiado mis palabras. No creo que sea por ser la cuarta cerveza en este rato, porque han pasado muchas horas desde la primera, o quizá sí. En cualquier caso tampoco es que me suela pensar mucho lo que digo—. Pero a cambio puedo hacerte una pregunta, y tendrás que responderla con sinceridad —digo casi como un reto, aunque lo cierto es que no sé ni qué le preguntaría.

Espero a que acepte y, en caso de que así sea, me siento frente a ella, meditando durante unos instantes. Me quedo mirándola fijamente a los ojos, meditando, y sólo entonces libero mi lengua.

—Quiero saber algo a lo que tú le tengas miedo.

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27/02/2016, 04:12
Nicole Nazar

Me río un poco con esa indignación que no se cree nadie y con su propuesta de después. 

—¿Ahora vamos a jugar a «Beso, verdad o atrevimiento» como los chavales o qué? —comento con tono divertido, mencionando el juego estrella del instituto ya desde que yo estaba en secundaria. Aunque después acepto con un asentimiento de cabeza mientras me meto un trozo de pizza en la boca. 

Su pregunta es peliaguda. Suficiente como para pensar en ella mientras mastico con calma y bebo un trago. Pero finalmente asiento de nuevo, como dando a entender que ya tengo una respuesta.

—Le tengo miedo a sentirme atada y no tener el control de mi vida —confieso, arrugando la nariz—. Me aterra la idea de no ser libre para poder tomar mis propias decisiones, o de depender de otros. —Y con esas últimas palabras termino mirándome la mano vendada con molestia. Resoplo entre dientes y aparto la mirada de mi brazo para devolver mis ojos a los de Austin. —¿Y tú? ¿Se me permite una revancha?

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27/02/2016, 04:26
Austin Garret-Jolley

Enarco ostentosamente una ceja cuando me hace la primera pregunta, como si estuviera refugiándose en esa comparación para no responder. Acto seguido río con familiaridad, demostrando así que ese mismo escepticismo no era más que una broma. Aguardo mientras come, haciendo lo mismo, y al ver su asentimiento me echo hacia adelante, esperando escucharla.

Y bueno, su respuesta no es ni más ni menos algo que ya imaginaba. Lo cual por un lado está bien, porque significa que nos vamos conociendo, pero por otro está mal, porque si lo hubiera pensado más seguro que habría podido hacerle otra más divertida o que, al menos, me dijera más de ella.

No se me escapa la mirada que le echa a la venda, pero intento no dar muestras de ello y, sobre todo, no mirarla con una lástima que no siento.

—Claro —respondo, haciendo un gesto para aceptar el juego. Entonces aprovecho para hacer un par de trazos más en uno de los dibujos y luego me recuesto, tomándome algunos segundos para pensar. Desvío la mirada entonces un momento mientras las palabras se van desgranando lentas y sedosas.

—Creo que mi mayor miedo es a seguir vivo después de que se muera mi gente —expongo despacio, creando cada sílaba conforme va encontrando su momento—. Aunque eso no deja de ser una forma de tener miedo a quedarme solo —reflexiono después en voz alta, antes de llevar mis ojos a los de Nicole—. Así que sí, supongo que me quedo eso. Miedo a estar no física, sino emocionalmente solo. —Luego guardo silencio unos segundos más, mientras los hilos de pensamiento a los que pedí que me trajeran mis miedos me señalan alguno más—. Pero más que eso, creo que a la impotencia de que enferme alguien querido, verle marchitarse y desesperar y no poder hacer nada.

Dicho eso doy un trago breve de mi cerveza y cojo un nuevo trozo de pizza. A pesar de lo que acabamos de hablar se nota que mi humor sigue siendo más que bueno, y mis ojos siguen brillando con la alegría de quien lleva un día que es una sucesión de cosas inesperadas. Entonces hago un gesto con la mano, invitándola por si quiere plantear alguna nueva pregunta.

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27/02/2016, 04:52
Nicole Nazar

Dejo de comer cuando empieza a hablar, encontrando en sus palabras una reflexión más seria de lo que parece indicar el brillo de su mirada. Lo escucho con atención y algunos engranajes empiezan a encajar en mi mente. Su miedo a la soledad explica, por ejemplo, su forma de abrir las puertas de su casa a cualquiera que pase por delante de él. 

Cuando termina, le doy un mordisco a la pizza y me quedo pensativa un instante, dándole vueltas a sus palabras y a quiénes son los que me rodean a mí. Después, añado otra pregunta.

—¿De qué te arrepientes? —pregunto con curiosidad, echando un vistazo ya de paso a lo que está dibujando en el papel.

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27/02/2016, 05:12
Austin Garret-Jolley

En el momento en que termino de hablar me quedo mirándola mientras piensa. Al mismo tiempo voy comiendo con calma. Aliviada el hambre inicial, la verdad es que la pizza está bien buena, por más que poco a poco se vaya acabando. Recibo su pregunta, pero en el momento en que veo cómo trata de espiar lo que estoy dibujando lo aparto con una media sonrisa. Por un instante se la mantengo, pero tras echar yo mismo un vistazo a la hoja me doy cuenta de que llevo un rato sin preguntar nada. Con este juego de las preguntas casi toda mi mente está ocupada pensando en otro tipo de cosas. Así que mientras valor qué responder le tiendo la hoja por encima de la mesa, como si estuviera cediendo en algo.

Tardo algunos segundos en decidir mi respuesta, buscando cualquier cosa que me haga no sentirme un cutre. Pero la verdad es la verdad.

—Creo que de nada —le digo—. A veces Rachel ha tenido que empujarme un poco, pero siempre he sido más o menos fiel a lo que quería hacer. A veces ha salido mal, y otras no, pero de todas he aprendido. Así que creo que no me arrepiento de nada.

Después me quedo callado unos segundos, valorando si devolverle la pregunta.

—Algo que te dé vergüenza —enuncio al final con una media sonrisa, inclinándome un poco para ver a través de sus ojos qué bocetos le gustan más.

Notas de juego

(Sólo la parte de los engranajes, sin el ala)

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27/02/2016, 05:25
Nicole Nazar

Estudio los bocetos mientras espero que llegue su respuesta y, cuando lo hace, levanto la mirada para contemplarlo con una curiosidad infinita. Me pregunto cómo tiene que ser vivir con esa felicidad de no desear cambiar ninguna de las decisiones del pasado y lo envidio un poco por ello. 

Es sencillo percibir que los dibujos que más me atraen son precisamente los más simples, los que sólo tienen dos o tres ruedas dentadas unidas. Pero aún así los señalo mientras pienso en su pregunta. Y antes de empezar a hablar, mi sonrisa se estira con picardía.

—Caminar desnuda por un bosque en pleno día —digo, con un brillo divertido en la mirada, para después hacer un gesto que aclara que no era en serio y pasar a responder de verdad—. Supongo que lo que más me avergüenza es cuando mi padre me pone en evidencia delante de otras personas, remarcando todos mis errores y lo despreciable de la vida que he escogido vivir. Sé que no tiene razón, pero siento la mirada de esas personas y me dan ganas de que la tierra me trague.

Hago una pausa y froto con suavidad mi mano derecha por encima de la venda. Empieza a picarme y sé por experiencia que seguirá picando más y más hasta que termine metiendo un lápiz entre los huecos de la férula para rascarme. Así que cuanto más aguante antes de llegar a ese punto de desesperación, mejor.

—¿Y tú? —pregunto entonces, frunciendo levemente el ceño con curiosidad—. ¿Existe algo en el mundo capaz de avergonzar a «G.J.»?

Notas de juego

 

 

(sin el ala)

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27/02/2016, 05:45
Austin Garret-Jolley

En el momento en que Nicole señala esos dibujos asiento con convicción y complicidad. En realidad son los que más me gustaban a mí también, así que perfecto. La gracia de los tatuajes que ella lleva encima es, precisamente, que son simples, y el concepto a plasmar es sencillo.

Después veo su sonrisa, y espero con más expectación las palabras posteriores, que me arrancan una pequeña risa. Luego sigo escuchándola y frunzo un poco el ceño, sin entender del todo por qué un padre haría eso.

—Me gustaría estar presente cuando lo hiciera —digo en voz alta a modo de reflexión, aunque no queda muy claro si estoy hablando de un futuro, de un tiempo etéreo, o de la primera de las ocasiones en que sucedió. Igual que tampoco es evidente si lo digo por responder a su padre lo que pienso al respecto o simplemente por escucharlo.

—Empiezo a tener la impresión de que tu familia me gustaría bastante poco —continúo antes de esbozar una sonrisa—, y eso me da más ganas de conocerlos para comprobarlo. Podrías llevártelos un día a una exposición, o algo —propongo de manera vaga.

Después de eso escucho su pregunta, y río con la forma que tiene de llamarme.

—Seguro que sí —aventuro antes de encogerme de hombros—. La verdad es que todas las cosas que recuerdo que me han avergonzado son cosas que no me esperaba, así que no estoy seguro de qué podría hacerlo aquí y ahora. Pero por ejemplo, la primera vez que inauguré expo hubo un momento muy incómodo, creo que algo te conté el otro día.

—El dueño de la galería hizo un comentario que daba a entender que para volver a exponer, o para que mis cuadros se vendiesen, iba a tener que hacer, bueno... —digo antes de hacer un gesto con la mano—. Ya sabes. Lo hizo además delante de gente y de una forma que hacía parecer que ya lo había hecho para estar ahí. Y lo daba tan por hecho que creí que yo era el raro, que me había perdido un capítulo en la guía del artista y nadie me lo había dicho. Yo no entendía nada. Y creo que no he sentido más vergüenza en toda mi vida, con todos mirándome como si ese fuera el motivo por el que mis cuadros estaban colgados en las paredes.

Después de toda esa especie de discurso doy un trago a mi botella y le dedico una pequeña sonrisa.

—¿Qué es lo que menos y lo que más te gusta de ti? —pregunto entonces mirándola fijamente. Sin embargo esa mirada apenas dura unos segundos, pues acabo por levantarme para empezar a traer las cosas para tatuarla y dejarlas cerca de la máquina, que voy encendiendo.

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27/02/2016, 13:42
Nicole Nazar

Lo miro sorprendida cuando menciona que le gustaría presenciar el momento en que mi padre me avergüence y no sé distinguir si se trata de un interés voyeur o de un síndrome de caballero de brillante armadura momentáneo, pero sea cual sea, me intriga. 

Con sus siguientes palabras pongo los ojos en blanco, en un gesto de «Ya te digo yo que no», pero su propuesta de llevar a mi familia a una exposición, a cualquier sitio en realidad, provoca que un resoplido de risa salga por debajo de mi nariz. 

—Casi no me hablo con ellos —explico, encogiéndome de hombros—. No creo que quieran ir a ninguna exposición que yo les recomiende. Pero si quieres te puedes venir a la cena de Acción de Gracias —añado con un tono divertido que deja claro que no es más que una broma—, para que te interroguen sobre cuándo nos casaremos y si ya hemos pensado cuántos hijos vamos a tener. A lo mejor Cécile intenta seducirte para vengarse de mí y eso sí que sería divertido.

Aunque ni yo me creo eso último. Doña Perfecta tiene demasiada clase incluso para eso. Su respuesta a mi pregunta me saca de esos pensamientos y frunzo el ceño al imaginar la situación. 

—Vaya, lo siento —digo con sinceridad—. Eso tuvo que ser horrible. ¿Y no llegaste a decir nada en ese momento?

Me pienso mi siguiente respuesta muy poco, es más, suelto lo primero que me pasa por la cabeza, plenamente consciente de que Austin no se refiere a eso, pero divertida precisamente por ello. O tal vez es que ya tengo la mente medio enturbiada por la mezcla de alcohol y medicamentos y cualquier cosa me hace gracia.

—Lo que más me gusta de mí son mis ojos. Y lo que menos, mis orejas. 

Me río un poco con mi propia respuesta y estiro la mano para darle un pequeño trago a la botella. Pero al ver que empieza a preparar las cosas de tatuar un cosquilleo que se había dormido empieza a nacer de nuevo en mi estómago.

—¿Pero... lo vamos a hacer ahora? —pregunto, buscando sus ojos—. ¿Aunque hayamos bebido?