Partida Rol por web

Era una noche fría y oscura, los camináis por el bosque en mitad de la noche, manteniendo la guardia alta, pues notáis que el camino que estáis atravesando, dentro del bosque que lleva al castillo, está impregnado de energía maligna y no os podéis fiar...

Todo aquello, resultaba...tan misterioso. Frías brisas rodeaban el oscuro bosque. Sonidos  tétricos acompasaban con los pasos del grupo que avanzaba sin temor alguno. Las copas de los árboles mecíendose a causa del movimiento del aire, lejos de ellos, simplemente constituían una parte mas de la escena.

De andar calmo, figura siniestra cruza aquel lugar de alta vegetación. Su cabello, mecido por el vaiven de la gélida brisa nocturna, a la par con sus vestimentas, en su mayoría de color oscuro, parecían camuflarse con el terreno.

Sus iris investigaban el rededor, atento a cualquier movimiento extraño en la periferia. Una mano se aferraba a aquel látigo a su cintura, la legendaria arma. Las mujeres a su lado parecían tranquilas, y aquello era un buen presagio, aunque no pudiera ver sus gestos...si que podía sentir sus auras.

Ellas eran sus protegidas, al menos por ahora. Su deber residía completamente en protegerla, pues, tenia la impresion de que resultaba importante para su gesta.

Una de las mujeres estaba en deuda con él, y decidió seguirlo, y allí estaba, ante la escena mas tetrica que probablemente hubiera visto en su vida. Sin embargo, fue decision de ella, y nunca de él mismo.

Sus pasos mantenían un ritmo bastante acelerado. Deseaba arrivar cuanto antes a las puertas del castillo en el que reside el núcleo de la maldición. No dirigió ningun vocablo a sus compañeras. Su respiración profunda no delataba ningún tipo de sentimiento.

Aún no comprendía como la otra chica habia logrado ser protegida por él. Por él, Trevor Belmont, uno de los unicos supervivientes de la familia, por el cual corría la sangre de los Cazavampiros. Aquello había sido, en cierto modo, un atentado para su propio ego.

Mas no podía escapar a la realidad, a su mision de proteger a la muchacha, y, tambien, al poder que se cernía en los rededores: Un poder oculto, misterioso, pero poderoso. Un poder que podía sentir, que casi podía palparse en el ambiente. Suponía que ellas también lo sentian. De cualquier modo, estaban allí para investigarlo, y no podían ni debían echarse atrás. Aquel era el comienzo de una gran aventura.

Andaba tranquila al lado de su maestro, entre aquel oscuro páramo, esos tétricos árboles y el gélido ambiente, realmente hacían de aquella zona, unz zona poco deseable donde estar, sin embargo eso no impediría a la valerosa Ivi, seguir su camino junto a su compañero de viaje.

-Nos estamos acercando....- decía con su voz sería y a la vez femenina mientras seguía constantemente, a paso rápido a su líder.Sus ojos estaban alerta al igual que todos sus sentidos, mirando a sus laterales en buscar de algo fuera de lo normal, de algún espía del enemigo o de alguna criatura que les acechaba entre la espesura.Sus largos y plateados cabellos se mecían con la suave brisa del lugar, para descansar momentaneamente sobre su brillante y reluciente armadura plateada y grisácea para acto seugido volver a zarandearse levemente.Su mirada era deicida y penetrante.No mostraba debilidad alguna, se podía ver en ella el alma de un verdadero guerrero a esar de haber nacido en una familia humilde y de campo.Se podía ver la fuerza de su padre y hermano en ella, hace ya tiempo fallecidos.Le acompañaba la luz y su misión era proteger al hombre quien le acogió y apreció su habilidad en el arte de la espada, para así terminar con un gran enemigo que les espraba y dar por finalizada otra difícil e interesante misión.

Escucháis un ruido muy extraño, entonces os encontráis con Lesia desaparecida, dejando atrás un gran rastro de sangre...

Aquel de orbes celestes y cabello oscuro no puede hacer nada por salvar a aquella muchacha... sin embargo, no era alguien demasiado importante en su gesta. Se había acercado demasiado al area de peligro. Ahora su sangre manchaba la escena más, la volvía mas tétrica, mas oscura. Una pérdida como aquella solo acrecentaba su odio por aquellas criaturas demoníacas.

Continuó avanzando, seguro de cada paso, asiendo de la muñeca a la otra muchacha para ponerla a su lado, donde pudiera defenderla de cualquier posible ataque. Cuando la tuvo en el lugar apropiado, la soltó y dejó que siguiera sola.

-Disculpa, pero no quiero perder a nadie mas. Ella no era demasiado importante, pero sin embargo tu... bueno, al menos eres mas importante que ella. Quizas te haya cogido algo de aprecio al haberte enseñado a defenderte. No me hagas prescindir de ti.

Tras aquello, siguió avanzando al mismo paso, pendiente de ella y de todo su entorno, con la certeza de tener la velocidad suficiente como para poder defenderse a si mismo y a la muchacha en caso de acometida.

Oís un sonido la mar de sospechoso en vuestro alrededor, un sonido parecido al de un lamento de un niño...pero no sabéis de que parte venía exactamente...aquel sonido se hacía cada vez más fuerte a medida que ibáis intentando localizarlo, el sonido os ensordecía si no encontráis la fuente y la elimináis...Para ello, Trevor debe hacer uso de su látigo que, aunque esté oscuro, si se concentra, podrá aniquilar al ser oculto que produce ese fatigoso sonido.

Sin mas dilación, el muchacho saca el látigo tratando de concentrarse en golpear al lugar del que proviene el sonido. Cuando cree estar seguro, trata de golpear con el mismo en el sitio del que proviene el sonido

Tras aquel primer golpe, el muchacho rectifica la trayectoria del látigo para generar una acometida circular buscando a su enemigo...la fuente de aquel estridente sonido.

-Ivi, mantente cerca mio y alerta. Aun que me puedes escuchar, si no lo paramos estate atenta a mis gestos.

Comenta el muchacho, sin mirarla, completamente centrado en lo que hace.

Desenfunda su largo filo al escuchar aquel extraño llanto que les perseguía y rodeaba, expandiéndose por el ambiente.

-No me asustas petética criatura...sal de donde quieras que estés....- dice finalmente loclaizando suposición.

-Ahí está, haz tu trabajo Trevor....- le dice a su compañero.

Joven de cabello azabache posa sus profundos iris en tal sombra, a varios metros de distancia del mismo. La inercia de su mano aferrando el latigo genera una ligera onda en el látigo, la cual potencia moviendo el brazo rapidamente a la par que la muñeca, generando un golpe horizontal a la altura de la cintura de aquella bestia. La otra mano se dirige a donde la cruz reposa, sacándola de su funda y preparado para asestar un último golpe si fuera necesario..

-Gracias, Ivi. Veo que siges siendo competente, y eso me alegra.

Trevor consigue matar a aquella criatura chillona que estaba oculta, cuando vais a averiguar de que se trataba, veis a un niño tirado en el suelo, atravesado por el látigo del propio cazador de vampiros, vosotros os preguntáis si un niño pequeño habría sido de verdad el responsable de aquellos chillidos que por poco os llevan a la propia tumba, ¿deseáis comprobarlo?

-Mantente aqui, Ivi. Iré a mirar.

El muchacho se acerca con calma, tras guardar nuevamente su látigo, observando el cuerpo mutilado, partido en dos, de aquel niño. No mostró ningun tipo de remordimiento cuando volvió a desenfundar el látigo para cercenarle la cabeza, cerciorándose así de que no se volviera a levantar. Tras aquello, coloca una rodilla en el suelo y comienza a registrar al muchacho, buscando cualquier cosa que pudiera serle util. Para él no parecía importarle destrozar a un niño: Convencido estaba de que había sido un demonio. Ahora solo buscaba algo que lo incriminara como tal..

En un abrir y cerrar de ojos, el niño abre los ojos como el demonio que es y vuelve a recomponer su cuerpo partido por la mitad...Este pega un salto y va a por Ivi, que estaba algo lejos de Trevor...

El muchacho observa la escena, algo confuso, aunque seguro de sus pasos.

-Mierda..

Inicia una acometida. Avanza con seguridad y frialdad, corriendo hasta su enemigo. Su mano vuelve a aferrar el látigo, el cual genera nuevamente una onda no  demasiado larga que aferraría a su enemigo por la cintura, sin partirse a la mitad, tirando despues hacia sí para acercarlo hasta el y desenfundando la cruz que ahora se encuentra dispuesta en la mano izquierda del cazavampiros, el cual no duda en utilizarlo para quemar a su enemigo...

-Bien..-

El muchacho salta nuevamente, guardando la cruz y extrayendo una de las botellas de agua bendita, tirando hacia si nuevamente del vampiro y lanzándole la botella al rostro, con la suficiente potencia como para que se destruya al contactar con la cara de aquel monstruo, aun aferrado por su látigo...

La botella de agua bendita que lanzó Trevor se parte en pedazos cuando impacta contra la cara de aquel extraño ser demoniaco con forma de niño haciendo que a este se le quemara el rostro, seguido de las manos y el resto del cuerpo hasta que estalla convirtiendose todo el cuerpo en cenizas incluso la cabeza que sostenía el látigo de Trevor... De nuevo volvió a reinar el sielncio por el camino, sin embargo, no podéis fiaros del todo, pues seguís estando en territorio enemigo y no hay otra alternativa que avanzar...

Tras la muerte de aquel demonio, el muchacho mira hacia el cielo mientras que guarda el latigo nuevamente  y dirige una mirada a la muchacha.  Una mirada seria.

-Movámonos. Es mejor correr y salir de este bosque, que mantenernos en un lugar en el cual no podemos saber lo que podemos encontrarnos.

Tras ello, comenzó a avanzar a paso rapido hacia adelante, tratando de observar aun al cielo esperando ver el castillo, y calcular los minutos que faltarían para arrivar a su destino. Aun así no dejaba de altenrar entre mirar tambien a la muchacha, cuidando que ella no se alejara demasiado de él... aquellos monstruos habian avanzado algo desde la última vez que los había visto. Habian adoptado nuevas formas, por lo que debían andar con mas cuidado, puesto que ni el Belmont podría mantener siempre un juicio total sobre qué es un demonio, y qué no lo es.

El demonio que os encontrastéis antes no era la única novedad con la que os podiáis encontrar por esta vasta tierra. Pues en vuestro camino se os cruza un gato negro muy lindo por el camino que estaba corriendo de una extraña criatura saltarina, en cuanto os ve, se lanza sobre la cabeza de Trevor y trepa sobre un árbol, seguido de aquel diminuto monstruo, escuchabáis ruidos dentro de las copas de aquel árbol y veis caer al monstruo, despedazado. No sabéis como es que un simple felino pudo contra un monstruo como aquel...¿averiguariáis que es ese gato o lo dejáis pasar por alto?