Partida Rol por web

La hermosa luna llena iluminaba las zonas oscuras de aquel paisaje tan desolador. Frías y ligeras gotas de lluvia comenzaban a descender del cielo, un agua refrescante que fortaleció tu alma y espíritu, sin embargo, el estruendo provocado por los relámpagos que se formaban en el cielo poco a poco inquietaban más el ambiente.

Los peldaños, ahora algo resbaladizos por el agua, seguían dictando tu camino hasta el gran torreón, sabías que allí era el único lugar lo suficientemente alejado de un extraño para retener a alguien o esconderse.

Apresuraste el paso, con la impaciencia de saber que no tenías ni un momento que perder. A lo lejos, cerca del final de los peldaños, creíste ver algo. Se trataba de dos figuras. Una de ellas estaba al igual que tu sobre las escaleras, pero en cambio, había otra flotando, que era bastante más grande ¿se trataba de Drácula? Era ahora o nunca, ¡había que darse prisa!

Cuando Shalazar Belmont se dio cuenta tenía el pulso acelerado, no es que estuviese falto de ejercicio y aquellas escaleras le pesasen en exceso, no, lo que le pasaba es que sentía el ansia de llegar, sabía que el final estaba cerca y sentía como su corazón aumentaba su ritmo con cada peldaño que ascendía.

Allá a lo lejos había dos figuras, una estaba claro que sería su compañera Belnades, que por suerte había logrado sobrevivir a sus encuentros, la otra, confiaba en que fuera su enemigo final.

En cuanto subió el último peldaño chasqueó el látigo contra el suelo. Quería que todos los allí presentes se diesen cuenta de su presencia, no iba a esconderse, no iba a tejer una emboscada, atacaría de frente y lo haría ya. Solo quedaba confiar en que aquella otra figura, fuera el rey de aquel castillo, el príncipe de la oscuridad, su enemigo a derrotar.

Te acercaste sin ningún pudor a ser detectado, ¡eras el gran descendiente del linaje de los Belmont! el sigilo era para los débiles. Parecía que las dos figuras estaban manteniendo una calurosa discusión, o al menos hasta donde podías escuchar el tono era bastante violento.

Cuando finalmente estuviste lo suficientemente cerca, viste a Alucard blandiendo un estoque y mandando una feroz mirada a la criatura flotante, ¿cómo había podido llegar tu aliado tan rápido? eso demostraba que poseía habilidades dignas de ser parte del linaje del príncipe de las tinieblas. En ese instante recordarse que ese mismo estoque era el que mostró cuando os encontrabais en la puerta del Castillo y empleó para poneros a prueba, o mejor dicho, para poner a prueba a Vetla.

Una malvada carcajada fue la que hizo que prestaras plena atención a la figura flotante, no necesitaste demasiados tiempo para darte cuenta de la envergadura del enemigo que había delante...

Alucard intentaba seguir el camino hacia el torreón, pero aquella criatura se interponía.

- ¡Muerte! No podrás conseguir tu propósito, aún mi padre no ha resucitado, puedo sentirlo, estoy a tiempo para detenerlo, vuelve al infierno desde donde controlas a tus títeres -

Muerte comenzó a reirse

- Tu mitad humana te ha vuelto débil, no mereces llevar la sangre del príncipe de las tinieblas Adrian - de la nada, Muerte materializó una enorme guadaña hecha de hueso y metal, la cual brillaba con un resplandor oscuro que helaba la sangre.

- El ritual está a punto de completarse, has fracasado de nuevo, ni tú, ni aquellos que se creen capaces de detener a mi señor lograrán cumplir su objetivo, yo me encargaré personalmente de recoger sus almas -

En tan solo unos instantes, viste como Alucard se abalanzó contra Muerte, ambos emprendieron una ruidosa lucha donde el metal del estoque y el hueso de la guadaña chocaban una y otra vez con gran furia. Parecía que Alucard, tu aliado, estaba luchando contra el sirviente más leal y mortífero de Drácula.

Shalazar Belmont sonrió al comprobar que se había equivocado. Sin duda aquel ser parecía ser de más ayuda que su compañera Belnades que parecía que la tierra, o el mísmisimo castillo se la hubiese tragado. Así que, una vez más, volvió a chasquear el látigo con la esperanza de que Muerte se fijase en él y dejase en paz al heredero de las tinieblas.

Aún no comprendía, como aquel ser llamado Muerte, y que parecía ser la mísmisima muerte en persona, estaba del lado del mal, todo el mundo sabía que era neutral, pues se llevaba a cualquiera, fuese del alineamiento que fuese. La muerte llevaba al otro mundo a todos, no dejaba a nadie, por muy bueno o malvado que fuera. Así que, aquel enemigo que tenía frente a ellos, no debería ser aquella figura que Shalazar siempre se había imaginado como un angel negro.

Así que, chasqueando por última vez el látigo contra el suelo, dio unos cuantos pasos a gran velocidad y chasqueó ahora el látigo contra la guadaña de su rival, con suerte lograría arrebatarle el arma y evitar así que Alucard cayese en aquel combate.

Tu látigo impactó contra la guadaña de aquel demonio sin demasiadas complicaciones a causa de que estaba más centrado en plantarle cara a Alucard que a su nuevo rival. La guadaña quedó entrelazada, siendo fácil desarmarlo, lo que no esperabas es que su arma se desmaterializara como por arte de magia, parecía que habías subestimado a tu enemigo.

- ¡Nunca lograréis vuestro objetivo! - gritó mientras comenzaba a zarandearse, el arma volvió de nuevo a aparecer en su huesuda mano.

- ¿Otro miembro del clan Belmont? Parece que ese linaje no va a cansarse nunca de entrometerse donde no le llaman - decía mientras hacía girar la guadaña.

Alucard no dudó en saltar contra Muerte, apresándole con fuerza mientras te dedicaba una mirada inquisitiva.

- ¡Belmont! ¡ve hacia la torre, aprovecha esta oportunidad, yo retendré al sirviente de mi padre, aún estamos a tiempo, aún no ha despertado! - comprobaste que tu aliado tenía inmovilizado a Muerte, pero la criatura estaba haciendo todo lo posible por zafarse, tendrías unos pocos segundos si deseabas realmente seguir adelante y entrar en el torreón. ¿O preferías quedarte y ayudar a Alucard?

Shalazar Belmont asintió ante las palabras de su potencial aliado. Por un momento se planteó ayudarle, pero si había esquivado a cualquier enemigo que se le había puesto delante, ahora no iba a cambiar de idea. El objetivo principal era acabar con Drácula, había que hacerlo a toda costa, y si para eso el heredero tendría que sacrificarse, eso era un mal que habría que aceptar.

Sin más, salió corriendo de allí a toda velocidad.

Buena suerte... y... dijo mirando hacia atrás observando como sujetaba a Muerte ... ¡gracias!

Subiste el último tramo de escaleras, aquel que conectaba el lateral del castillo con el torreón donde supuestamente estaba Drácula. Atrás dejaste a Alucard frente a Muerte, te vino a la memoria de nuevo los momentos más destacables de tu aventura, el cómo aquel pueblerino intentó en vano ir con vosotros, la separación con la hechicera tras el encuentro con la bestia, el gran número de criaturas que habías derrotado a tu paso... ¿habría merecido la pena?

Finalmente, cruzaste la puerta que daba acceso al interior del torreón, un fuerte olor a incienso llegó hasta a ti a la vez que una pobre iluminación decoraba el lugar con un juego de luces bastante pobre y misterioso.

Una lujosa alfombra roja marcaba el camino a seguir, era como si allí tuviera que pasar un gran monarca que merecía el máximo de los respetos, pero lo que encontraste allí fue la peor de las visiones...

Llegaste a un enorme Hall, con lujosos cuadros y cortinas de seda de gran calidad, en mitad de dicha sala había un sarcófago negro, repleto de sangre ¿pero de donde salía?

 - Lo... lo lamento. - Escuchar una voz conocida te puso la piel de gallina, no supiste de donde salió su voz, hasta que miraste al techo y comprobaste que la situación acababa de complicarse.

Gheorghe se encontraba anclado al techo, con los brazos extendidos y las piernas juntas, en forma de cruz, sus heridas en muñecas y tobillos sangraban abundantemente, pero no tanto como aquella que tenía en el pecho, una perforación que hacía brotar la sangre que había cubierto casi por completo el sarcófago.

En el momento que él se disculpó, su cabeza dejó de estar en tensión y se dejó caer por el peso, Gheorghe acababa de morir.

¡Mierda! Gritó al comprobar que el campesino había sido torturado y asesinado en manos de su archienemigo. Miró a todas partes esperando encontrarle por ahí, también confiaba en que su compañera tarde o temprano aparecería, pero sabía que si ya no lo había hecho, es que ya no seguía con vida.

Había perdido a las tres únicas personas que había conocido desde su llegada. El campesino, que confiaba que se hubiera quedado en su casa, pero que al final había evidentes señas de que no era así, a Belnades, de quien se separó para cubrir más rápido el castillo, y por último, Alucard, quien parecía ser el hijo del señor y que también, seguramente, se había sacrificado por él.

Eran tres los que habían muerto para que él llegara hasta allí, y serían al menos tres las heridas que le haría con su látigo a Drácula.

¡Muéstrate! Dijo sin derramar una sola lágrima, Shalazar jamás mostraba debilidad ni flaqueza, al contrario, se crecía ante las adversidades y eso le hacía más fuerte. ¡Ha llegado tu final! ¡No seas cobarde, he venido hasta aquí para acabar contigo!

En el momento que te acercaste al sarcófago una neblina oscura comenzó a envolver el artefacto. Notabas como el suelo estaba vibrando, al igual que el sarcófago en sí.

La niebla se disipó en el mismo instante que un haz de luz amarillento brotó del interior de la "prisión" de Drácula, aquella luz era una proyección del poder oscuro que brotaba del señor de las tinieblas, rompiendo la madera y provocando que el propio techo desapareciera dejando la hermosura de la noche a la vista en todo su esplendor.

Tu cuerpo salió despedido varios metros hacia atrás debido a la fuerza de la liberación de Drácula, parece ser que el ritual que completaba su resurrección había sido completado ¿tendría Gheorghe algo que ver?

Fue entonces cuando viste a varios metros de ti la figura del que sería el mayor enemigo al que te enfrentarías jamás. El mismísimo conde Drácula permaneció en silencio, con una mirada fría que iba dedicada a ti, mientras flotaba en el aire con artes místicas, hasta que sus elegantes zapatos tocaron de nuevo el suelo.

Pudiste escuchar la voz de tu enemigo, que complacido se regocijaba ante su llegada de nuevo al mundo de los mortales.

- Y así, una vez más, mi maldición traerá de nuevo el horror y la muerte al mundo del pecado - comentó mientras se quedaba observando el lugar.

- Parece que mi leal lacayo ha hecho bien su cometido trayendo hasta aquí a aquel que debió ser sacrificado para preparar mi llegada... ¿y quién eres tú joven caballero? posees un aura que me resulta familiar -

ja! Fue lo único que Shalazar Belmont contestó a su cruel enemigo. Jamás lograrás tu objetivo, jamás conseguirás lo que pretendes y jamás lo lograrás
Luego se le quedó mirando fijamente a los ojos. No sentía miedo ni preocupación. Había logrado llegar hasta allí prácticamente sin un solo rasguño. Y ahora, que tenía a su enemigo tan cerca, no iba a dejar que le derrotasen.

Claro que mi aura te resulta familiar, soy Shalazar Belmont, portador del látigo Vampire Killer, heredero del clan Belmont y el azote de los vampiros

Tú, cruel criatura, ser malignoa, señor de las tinieblas, prepárate a morir porque este es tu final Concluyó chascando el látigo varias veces justo antes de atacarle.

Drácula comenzó a reírse a carcajadas.

- ¿De nuevo la progenie de los Belmont osa desafiarme - con un gesto brusco echó para atrás la capa que le cubría el torso.

- Puede que en el pasado haya sido derrotado... pero esta vez será distinto, el pecado y la oscuridad en los corazones de los hombres es más fuerte que hace siglos, ¡mi poder ahora es sobrecogedor! - 

Drácula comenzó a caminar hacia ti. - Únete a mi en las sombras, o muere -

Puede que así sea, pero donde su pecado y su oscuridad brota, también crece su virtudes y su luz se hace más grande. Cuanta más oscura es la sombra, más fuerte es la luz que la proyecta. Y donde tu obtienes poder de la maldad de sus corazones, yo la obtengo de su bondad.

¡No he venido aquí a discutir, o a hablar! ¡Tampoco he venido aquí a ver quién es más poderoso! He venido a derrotarte. Dijo dando un paso hacia él y chasqueando el látigo contra el suelo. No pienso dejarte que vuelvas a renacer otra vez. ¡Esta vez será la última!*

Y sin más lanzó el látigo con la intención de borrar su desagradable cara.

El látigo impactó contra el cuerpo de Drácula, el cual retrocedió varios pasos totalmente indignado por el poder de su rival

- ¿Pero qué es esto? ¿Tu clan ha mejorado el poder del látigo? ¡Suficiente! -

Drácula desapareció de tu vista en tan solo un momento, después se materializó varios metros más atrás de tu posición con una sonora carcajada.

- ¡Este es tu final y el de toda la humanidad, muere Belmont! -

En ese momento comprobaste como Drácula intentó atraparte por detrás, probablemente vio en ti no solo la oportunidad de probar la sangre de uno campeón de la justicia, si no de vengarse de la dinastía Belmont.

Sabías que debías escapar de su presa o podría ser tu final, era el momento de la batalla final ¿llegarán tus aliados para socorrerte o estarás solo?