Partida Rol por web

Un pequeño barrio a las afueras de la Gran Ciudad, protegido por una pequeña Cábala de Felinos.

Desde mi posición, en la tejavana del porche de los Kensington puedo ver la mayor parte de la calle. Parece una tarde tranquila, el viento arrastra algunas hojas que giran en el aire de manera hipnótica y puedo ver algunos ratones corriendo entre las petunias del jardin. No suelo pasar hambre, Tricia se encarga de ello, pero a veces cazo por diversión, para no perder el toque.

Me tumbo perezoso para sentir el calor acumulado en la pizarra durante todo el día y bostezo. Espero que sea una noche igual de tranquila...

Alex está en su habitación tocando la guitarra, ha mejorado mucho en los ultimos años y ya no me provoca el dolor de cabeza de al principio, ahora, al contrario, me encanta tumbarme en el quicio de la ventana y observar la calle mientras él me deleita con piezas clásicas, aunque hoy no es el caso, ha decidido que le gusta la música heavy... y esos solos, puede que acaben con mi paciencia...

Los últimos días del verano se apagan mientras el viento trae el olor de la tierra húmeda y las hojas muertas que se acumulan en los canalones de las casas. La nube de polvo de las obras de ampliación del barrio se asentó hace unas horas, y los brazos mecánicos de las excavadoras asoman sobre las vallas como extrañas patas de insectos de acero y pistones.

Poco a poco, los coches de los humanos mayores comienzan a regresar de la ciudad. El olor de la comida se extiende lentamente mientras anochece: Macarrones, pollo, verduras hervidas con sal. Agatha MacAndrew enfila la calle hacia su casa, dejando tras de si el olor de la gasolina quemada y el ácido regusto de las hamburguesas de una cadena de comida rápida.

A media que cambia la luz, otras cosas se hacen visibles, cosas que sólo pueden verse a la luz de las estrellas. Hebras translúcidas de telaraña que flotan en el aire, mariposas blancas que refulgen como estrellas fugaces, rastros en el suelo de los que pasaron antes por aquí. A medida que los hombres se sumergen en el ruido de sus televisores y el zumbido de sus ordenadores, el silencio de la noche se llena de llamadas. Las Lechuzas del bosquecillo del sur protestan por la invasión de su tierra, los ratones rebuscan la basura bajo las matas. A lo lejos, un perro aúlla una llamada absurda de peligro imaginario.

Una noche tranquila.

De entre las sombras se ven unos gigantes ojos brillante, acercarse mas y mas, cuando las sombras se terminan se ve ese pelaje alborotado de un color blanco y negro... mira hacia arriba y se queda calculando las distancias, y pega un salto en dos partes, uno desde el suelo, y el otro aferrado en la columna de madera que sostiene el techo, y se sienta alado de Earl.
-No tendrás algo que comer por hay??? hoy no tengo ganas de revolver la basura y me dije... hey seguro que el bueno de Earl me da una garra

El cielo había sido tapado con el mantel de estrellas... y con la luna. La imperiosa y fantástica luna. En su casa, ya estaban todos durmiendo... así que después de salir de debajo las sábanas de Casandra, se dirigió a paso elegante hacia el agujero de la puerta de salida especialmente puesto para ella.

Miró alrededor antes de que Leandra, la gata de ojos ambarinos, saliera del todo al exterior, y tras ver que no había peligro, salió al jardín.

Esta vez, a paso más rápido se dirigió al tejado dónde sabía que encontraría algunos de sus compañeros felinos tumbados, que se aprovecharían de la calidez de la pizarra del tejado para observar el gran cielo que había encima de sus cabezas.

¡Buenas noches! - saludó, al ver a dos de sus compañeros, a Earl y Iron; había llegado justo a tiempo de escuchar lo que le decía Iron, así que Leandra, esbozó una sonrisa burlonamente felina - ¿Por qué no buscas de una vez una familia que te alimente? - se lo había dicho una vez tras otra; pues todo el mundo sabía que era la solución más fácil.

Levanto la cabeza perezosamente y miro a Iron alzando una ceja. Observo el alborotado pelo del gato callejero y niego con la mirada.

-¿Es que no sabes lo que es un cepillo?- después me pongo de pie, y saludo con un gesto de cabeza a Leandra, que acaba de llegar. Bajo de un salto al alfeizar de una ventana y miro hacia arriba.

-Ven, creo que todavía quedan croquetas- de allí doy otro salto al porche, donde aun queda comida en el lustroso plato metálico marcado como "Sr. BIGOTES", allí nunca falta comida.

-Y si no quieres vivir con humanos podrías cazar unos ratones, hay muchos en los jardines y así no tendrías que rebuscar en la basura- digo con asco la última palabra- Aunque eso explica el olor que sueles tener a veces...

Levanta una garra y mueve las uñas
-Es que no sabes que no tengo pulgares??
Para luego seguirlo y mientras responderle a Kana
-Perdón... si me hubiera gustado la vida fácil, me hubiera quedado en New York... avisame cuando estés en celo y no des mas lata...
Ataca el plato como si fuera la ultima cena y no deja nada...
-Gracias Earl... te debo una, pídeme lo que quieras y lo haré

-¿Que tal darte un baño de vez en cuando? digo arqueando el lomo de manera señorial.
-No se como aguantas todo ese pelo, es poco higiénico... tienes que tener el estomago lleno de bolas de pelo...

Doy unos tragos de agua del plato que hay cerca del de las croquetas y después comienzo a caminar hacia la calle, fuera del jardín de los Kensigton, esperando que los otros me sigan.

-¿Habeis visto a Sol Ardiente? No debe andar lejos... digo olisqueando el aire en busca del algún aroma familiar.

Sonríe placidamente
-En estos momentos lo tengo lleno de alimento y eso es lo que me importa
Relamiéndose el hocico y mientras te mira extrañado por tu pregunta... volteando la cabeza y mirando a Kana
-Esto... esta detrás nuestro... te encuentras bien Earl??

Se ríe felinamente ante la discusión de ambos gatos, escuchándolos desde atrás e ignorando lo de "cuándo estuviera en celo" y negando con la cabeza - Qué vulgar que llega a ser...

Al escuchar su nombre en boca de Earl, Leandra arquea una ceja, dejando de estar sentada para pasearse por delante del felino macho con la boca levantada - ¿Te parece bien hacerme pasar desaparcibida?Llevo rato escuchándoos...

Volvió a sentarse y se lamió la patita, mientras miraba a los dos machos, divertida. Le gustaba verlos discutir... era entretenido.

Mientras cae la noche, sentís un cambio en el aire, un movimiento imperceptible de las cosas que sólo vosotros podéis ver.

Alguien llega.

Me doy cuenta de mi error, he vuelto a confundir a las dos gatas...

-Me refería a Sol Ardiente... los gatos callejeros sois todos demasiado parecidos...

En ese momento noto el cambio en el ambiente y aprovecho para cambiar de tema.

-¿Habéis notado eso? ¿Quién viene al barrio a estas horas?

Tsk, tsk... no me metas al saco de los pulgosos, querido... a mí no me falta comida ni un lecho para dormir - no se había enfadado, pero no le hacía gracia que le confundieran con una cualquiera. Su pelo era brillante, y su estómago lleno de comida deliciosa especialmente comprada para asegurar su crecimiento.

Al escuchar el sonido, Leandra alza las orejas y dilata aun más las pupilas... esperando ver qué es lo que aparecerá entre las oscuridad.

Sigo atento a la carretera mientras mascullo.

-Ah.. gatos a rayas, por la noche sois todos iguales, que puedo decir...- me conoceis bastante como para saber que no admitiré mi error.

Mis pupilas, como las de Leandra, se dilatan mientras oscurece, y mi cuerpo adopta una postura de caza.

-Hey... yo no tengo pulgas... solo una que otra garrapata...
Se queda sin completar su oración cuando esa sensacion en el ambiente lo inviste... trota asta un automovil o la cerca que tenga mas cerca y se sube a ella para tener un mayor campo de visión... con la vos apagado indica a los otros dos gatos
-No se queden en el medio de la calle... escondanse y observen desde la oscuridad

Iron tiene razón, lo mejor es observar desde un lugar seguro, así que con un trote señorial me muevo hasta un arbusto cercano y me quedo agachado entre las sombras a la espera de lo que venga.

Observa a Iron, luego a Earl. No corre, se levanta de dónde está y se sube a unas escaleras de una casa próxima. Luego se estira, está caliente del sol del día. Bosteza levemente y se queda mirando hacia el sonido... esperando que se descubra lo que hace que estén alerta, con curiosidad.