Partida Rol por web

El tipo llamado Arata, de un momento a otro empezo a gritar instrucciones y a teclear comandos en la computadora Yo ahora mismo no podia hacer nada por lo que solo me quede sentado a un lado. Sin embargo no pude relajarme mucho tiempo, de repente el compartimiento se sacude violentamente, atrapandome desprevenido y tirandome al suelo. Apenas un segundo despues, el lugar empieza a dar vueltas y a sacudirse por todos lados. Mas despierto, logro mantener el equilibrio esta vez y no caer otra vez. No obstante el estomago se me revuelve por las constantes vueltas y cambios de lo que vendria ser el suelo.

Cuando por fin paramos, miro a mi alrededor. Los dos chicos parecian estar bien, sin embargo Arata habia caido inconsiente, ya sea por los golpes o el mareo. La chica rapidamente se acerca a ver como esta. Al escuchar lo que dice me dirijo hacia la computadora donde Arata habia estado tecleando. Tirados, estaba unos auriculares con microfono. Debia ser como Arata se comunicaba con los chicos de afuera. Sin pensarlo me los pongo y trato de hablar con nuestro conductores

-Hola, hola, probando ¿Se me escucha?- digo con una calma para nada acorde con la situacion -Acabamos de perder al tipo hablador. Parece que a Arata se le revolvio mucho la cabeza y se ha desmayado- informo a los de afuera. 

Mientras hablo doy un vistazo a la pantalla. El que se llamaba Putra se habia caido. Sin embargo lo mas inquietante es que habia uno de esos insectos afuera y nos estaba viendo con una mirada nada agradable. Muevo auriculares para dejar libre una oreja -Hey, parece que esa cosa nos esta apuntando a nosotros- les digo a Amber y a Go -Tenemos que movernos, aqui solo seremos carne muerta para su siguiente ataque- 

Dicho esto, me dirijo al desmayado y como puedo lo cargo sobre un hombro. Es un pesado egocentrico pero me dejaria un mal sabor de boca dejarlo en el compartimiento, ademas de que no creo que los otros dos lo dejaran aqui de todas formas. -Abran la puerta, en cualquier momento esa cosa atacara-

Con algo de esfuerzo debido al shock, el Spectre de Putra sujeta el contenedor con sus brazos, levantándolo hasta la altura de su pecho. Sus articulaciones hidráulicas comenzaban a desprender cierto sonido de fallos, como si estuvieran empezando a fallar sus funciones, debía apresurar su marcha si no quería que los ligamentos sintéticos se desprendieran, y por ende, sus brazos se estropearan. Emprendió carrera ardua en dirección a Antlia, cuya ubicación parecía estar sumida en un completo caos. Humo se levantaba de los hangares, y un destello tenue indicaba incendios, además de las ligeras ondas de ruido que lograba detectar con la audición amplificada del Spectre. 

Justo antes de comenzar su huida, el intercomunicador proveniente del contenedor donde se encontraban sus compañeros se activó, y una voz juvenil con tono desinteresado y casi apático por la emergencia habló por el dispositivo, se trataba de Sora. 

-Hola, hola, probando ¿Se me escucha? Acabamos de perder al tipo hablador. Parece que a Arata se le revolvió mucho la cabeza y se ha desmayado. 

La señal acabó sin más detalles, pero dentro del contenedor lograban escuchar un leve forcejeo hacia la puerta sellada. Habrían preguntado más, pero la situación crítica desviaba cualquier detalle menor hacia la verdadera emergencia, el insecto mutante que les esperaba en frente. 

Michael intentó en vano golpearlo con su puño reforzado en acero, logrando solo aumentar su cólera invertebrada. El insecto de un respingo evadió el golpe, y parecía lo suficientemente furioso como para arremeter en cualquier momento. 

Pese que levanto el contenedor sin nunca sobreenfuerzo en mi cuerpo, puedo escuchar como en el exterior. Los cables y maquinaria del Spectrer esta llegando a su limite, y se estan rompiendo. Si seguia maltratando el Spectrer de esta manera, me encontraria perdiendo ¿su-mi? Brazos, dejando otras mis compañeros,aunque solamente me importaba una persona, y no por las razones altruista, mas con el hecho de......Salvar mi vida (No esque sea cobarde, pero esque..............No lo conocos).

-¿Como asi? ¡Entonces despiertalo!

Volteo y miro el pobre intento de Michael de golpear al insecto, anteriomente me habia dado la orden de seguir, y por no dejar atras al cientifico. No habia salido por la zona de peligro, (Suerte que no hay ploblemas si me voy, me dio la orden. ¡El autismo es la mejor forma de justificar una falla!) Asi que doy inicio a mi escape, no sabria donde iria. Solamente sabria que iria al Natila, pero dado mi poca experiencia en el planeta,esperaba no perderme.

Carguero de transporte Tauro, orbitando la exosfera del planeta Marte. 13:00 horas locales. 

El frío sobrecogedor del sueño criogénico aún les mantenía con escalofríos, una constante sensación de mareo y, sobretodo, una gran desubicación. Los operarios de las cámaras les habían brindado algunas mantas térmicas y bebidas calientes, pero el helaje había calado sus huesos. Poco a poco fueron recuperando la consciencia, hasta haber despertado completamente. Sus recuerdos surgían como torrentes refrescantes, y volvía a su mente la memoria de haber abordado el Tauro en el puerto espacial de Nueva York, algunas semanas después de haber sido reclutados para el proyecto de Segadores. Poco más recordaban a cerca de los rostros de aquel día, porque desde eso habían pasado 40 días según el informe que les brindaron en los paneles digitales. Caras difusas, rangos altos en el Ejército y sobre todo la presencia de las empresas Sychlon, con su símbolo rojizo que se asemejaba a una espiral cósmica. 

Los operarios, vestidos con monos laborales de azul oscuro y un tenue rojo, corrían frenéticamente de un lado a otro del cuarto donde llevaban a los recién levantados del sueño inducido. Aparentemente, ustedes eran los únicos ahí, y conocían bien la razón. El espacio mantenía un blanco hermético, y el aroma a desinfectante inundaba cada rincón olfativo de los presentes. Recuerdan tener encima, en vez de su ropa, unos extraños modelos parecidos a los trajes de baño, pero con una pieza para el pecho. Parecían hechos de goma, y aunque estuvieran empapados no sentían que la humedad los tocara directamente. De hecho, eran algo apretados una vez húmedos. 

Tardaron un rato ahí, mientras que auxiliares médicos medían sus signos vitales sin mediar palabra, confiaban en su retención de información con los vagos informes. Una vez acabados, les llevaron fuera del hermético cuarto, recorrieron un par de pasillos sintiendo aún la dispersión espacial, hasta llegar a un amplio salón que parecía estar al extremo del mediano crucero. Mantenía una larga pila de sillas confortables, una barra de una alta gama de comidas fabricadas para sobrevivir en el espacio,y lo más llamativo de todo, la vista por los ventanales. No pudieron evadir contemplar aquella deslumbrante vista, era el planeta rojo asomándose en su tremendo esplendor. Era tal como se describía en los libros de historia, un área basta cubierta de roca anaranjada pero con "parches" verdozos y metálicos que señalaban las construcciones humanas, y la flora terraformada para crear el oxígeno, según se ilustraba en algunos libros el proceso llamado "Pulmones cultivables". 

Los operarios les indicaron tomar asiento y descansar en el salón mientras ejecutaban el despegue, al parecer aún faltaba un rato para arribar al interior del gigante anaranjado. Seguían algo aturdidos por el extenso viaje, el cansancio de haber estado apresados en las cámaras solía generar diversos malestares, pero ya varios de ellos se habían dispersado. Sólo estaban ustedes dos acomodados en los sillones acolchados, rodeados de varios operarios que discutían sin descanso, además de algunos uniformados que parecían encargarse de la seguridad de la nave. Rostros algo toscos, como manufacturados genéricamente, observando de gélido soslayo todo lo que transcurría a su alrededor, armados con porras de energía blandidas en su cinturón. Algunos parecían discutir entre sí sobre ocio, mientras que otros sobre la extraño retraso que tenía la central de marte sobre los permisos del desembarque, y algún que otro alienado operario que hablaba en voz baja sobre curiosos rumores de figuras desconocidas dibujadas en algunos asteroides que cruzaban sobre Marte. Habría tiempo de discutir mientras comenzaba el descenso. 

    Me abrazo a mi mismo, tratando de recomponerme lo mas pronto posible del hipersueño. Miro con ceño fruncido a mi alrededor, tratando de poner en marcha mi cerebro y de hilar mis pensamientos.... definitivamente la cháchara de los guardias y médicos no ayuda, aunque agradezco la manta que me han brindado y me acobijo con ella lo más posible.

    Ubico con la mirdada al otro sujeto, al joven, de mi edad, tal vez un poco mayor o menor pero segurmente esté aquí con el mismo propósito que yo.

    Tomo un trago de la bebida que me ofrecen, cae por mi garganta como plomo ardiente, hago un primer esfuerzo de coordinar mi lengua en 40 dias...

    -He... Hey, Qué viajecito, eh? - le digo al jóven, sin pensar demasiado, tratando de abrir una conversación - Parece q...q...que nos retuvieron los de la aduana de marte!, Ja! ¿no traerás nada il...legal, no?

Que raro se sentía haber estado más de un mes en una especie de trance, en un sueño tan profundo del que no recuerdas nada y que literalmente en un abrir y cerrar de ojos un largo periodo de tu vida haya pasado. Pero eso no era lo único, al despertar no solo sentí gran desconcierto, sino también bastante malestar. Por suerte el personal médico se pasó y me ayudaron de gran manera para combatir todos los síntomas negativos del sueño criogénico. 

Poco a poco el malestar desapareció y cuando comencé a reaccionar y darme cuenta de todo la emoción por la aventura comenzó a invadirme completamente. Ante nosotros estaba cada vez más cerca el -alguna vez enigmático- planeta rojo, solo que ahora se podía notar la mano del hombre en él. 

Los operarios me asignaron un lugar donde aguardar el aterrizaje, allí estaba otro chico y por unos momentos reinó el silencio incómodo, no porque no tuviera ganas de hablar, yo siempre las tenía, pero después de tanto tiempo dormido me costaba un poco encontrar las palabras. Afortunadamente el otro joven tomó la iniciativa y rompió el hielo. 

- ¡Ufff! Para mi ha sido un abrir y cerrar de ojos llegar acá. Bromeé haciendo referencia al sueño criogénico. -Pues tenía un chocolate pero ha desaparecido misteriosamente, así que creo que estoy limpio. Respondí a su pregunta y al hacerlo me di cuenta que no sabía su nombre. -Me llamo Nathan. Sonreí y aguardé expectante a que el me dijera el suyo. 

    -Arcus - Le respondí amablemente, sonriendo por el chiste - Un gusto, Nathan. Espero que nos bajen de este trasto pronto. Detesto no saber lo que sucede a mi alrededor.

     Aunque me habia criado viajando en naves de transporte, nunca disfruté del sueño inducido. Miré con ansias por las ventanillas, como deseando ver el planeta anaranjado más y más cerca.
 

El tiempo transcurrió sin muchas sorpresas en la sala del ventanal, con los operarios aún circulando, quizás con más prisa que antes, algunos con rostros tensos y gestos nerviosos, otros evadiendo el contacto visual prolongado, parecía que algo les pesaba en conjunto, pero ninguna alarma había sonado hasta ahora como para delatar el qué. Pudieron notar algo curioso bajo las miradas que se cernían sobre ustedes, por alguna razón los operarios parecían evitar acercarse a ustedes, desviando las miradas que de cuando en cuando les propinaban. Sus ojos resaltaban un subyacente alejamiento, casi exagerándolo, desprecio. No entendían bien el qué con aquellas actitudes apáticas o nerviosas. 

Los oficiales de seguridad, con sus porras de energía, fueron los primeros irónicamente en revelar que algo no iba bien con el descenso del Tauro. Uno de ellos, postrado al lado de la puerta que seguramente llevaría al desembarque, discutía silenciosamente con su compañero sin que se alcanzara a entender una palabra. La conversación fue lentamente adquiriendo tono hasta que, en un punto límite, el guardia no pudo contener su asombro.

-¿A qué te refieres con que restringieron el paso a la cabina de mando?-Comentó invadido por cierta sorpresa, con su voz grave y áspera-No lo comprendo, ¿porqué habrían de cerrar las puertas sin avisar a nadie? ¿Y si ocurriera un incendio? Esas puertas solo se abren desde dentro...

El guardia cayó en cuenta tardíamente de su agravio, mirando nerviosamente hacia los lados y quedándose callado frente a los ojos que caían sobre él. Cruzó los brazos y recostó su espalda sobre el muro, con un constante tic en los dedos delatando su culpabilidad. No escucharon nada más referente al tema por un tiempo.

Después de un par de horas, cuando la espera no podía sostenerse, uno de los operarios soltó su desesperación frente a su superior, desenterrando el secreto que con esmero había tratado de ocultar el personal.

-¿Señor, como demonios va a decirnos que el descenso a Marte está restringido por "situaciones confidenciales"?-Replicó perdiendo la compostura, con los brazos tensos en ademán de descontento-Llevamos horas orbitando, si seguimos esperando el combustible no va a aguantar la deriva, y los suministros que llevamos requieren ser trasladados a un hangar que los contenga. 

El oficial de cabina, al notar el creciente descontento colectivo, le dedicó una mirada con dobles intenciones, casi queriendo decirle un discurso entero solo con el iris de sus oscuros ojos. Acto seguido, lo tomó del hombro y lo dirigió por un pasillo aislado de la vista, donde se perdieron tras el silencio. Sin duda algo ocurría que no querían decirles, quizás preguntar no sería tan descabellado. 

Dejando de lado a su compañero, Putra emprende fuga sosteniendo el cargamento en sus brazos. Antlia se alzaba ardiendo y en clara crisis desde la lejanía, con cortinas de huma elevándose hasta el cielo y danzas de llamas abrasadoras bailaban desde la lejanía. El camino era apenas lejano en Spectre, atravesando la llanura inerte de Marte hasta alcanzar la base, y luego, tratar de socorrer lo máximo posible. 

El camino lucía despejado, y en el cielo todavía se libraba la batalla aérea entre la descendiente Aquila y la nube de insectos, con el aborrecible Espectro Cósmico liberando el diluvio invertebrado sobre el área. Solo bastaría con llegar para guíarse, pero era incierto cuánto más durarían los ligamentos del Modelo 12-B.

La onda de radio estaba abierta, por lo que los mensajes al contenedor no estaban restringidos. 

Los esfuerzos de Amber por despertar al desfallecido Arata fueron en vano, ya que el hombre había caído completamente debido al estruendo del impacto, sumado al mareo que ya presentaba al despegar. Mantenía la boca abierta y los párpados completamente sellados, por suerte aún tenía pulso y no parecía que estuviera grave. 

Sin embargo, la situación se complicaba por la cámara conectada al visor de Putra. 

La vista daba al Spectre de Michael, que estaba riñiendo forzosamente contra el insecto mutante que se había separado del grupo. Mantenía una postura agresiva, dando a entender que la tensión se iba a colapsar en cualquier momento, resultando en el combate. Sintieron cómo el Spectre de Putra les volvía a levantar en brazos, y comenzaba a alejarse lentamente del combate en el que estaba enfrascado Michael. El mensaje de Sora seguramente habría llegado a oídos de los pilotos. No sabían que pasaba, puesto que el audio estaba cortado hasta que los pilotos decidieran reactivarlo, y el contenedor en el que se encontraban suprimía la mayor parte del ruido que sucedía afuera. Estaban perdidos. 

Vieron cómo Michael trata de propinarle un potente puñetazo al insecto, quien lo esquiva habilidosamente, casi mofándose del pobre intento del Spectre de atacarlo. No lograron observar más puesto que Putra desvió el Spectre en otra dirección, alejándose del combate con cierta desconfianza, como si dudara. Hasta que dio toda la marcha que podía el Spectre, levantando polvo con cada paso. 

 Antlia se alzaba ardiendo y en clara crisis desde la lejanía, con cortinas de huma elevándose hasta el cielo y danzas de llamas abrasadoras bailaban desde la lejanía. El camino era apenas lejano en Spectre, atravesando la llanura inerte de Marte hasta alcanzar la base, y luego, tratar de socorrer lo máximo posible. 

El camino lucía despejado, y en el cielo todavía se libraba la batalla aérea entre la descendiente Aquila y la nube de insectos, con el aborrecible Espectro Cósmico liberando el diluvio invertebrado sobre el área.

Aparentemente el doctor estaba inconsciente, pero al menos estaba vivo, Amber decide quedarse junto a él para tratar de protegerle de posibles golpes mientras iban observando lo que sucedía por las cámaras, estaba claro que la cosa se había complicado y que aquellas máquinas de entrenamiento no eran suficiente para poder acabar siquiera con esos insectos, mucho menos con el monstruo principal y Go estaba claro que lo iba a pasar muy mal, sin embargo, eso a ella no le importaba demasiado, era cierto que perderían a un gran guerrero, un escudo humano, pero al menos podían salvarse.

Ya en tierra dice:

Bueno… parece que vamos a tener que darnos prisa… Putra, corre, cárganos corriendo a la base

mientra recorro la rojizas llanuras del planeta,un sentimiento de agradecimiento empieza a nacer en mi persona, producto de mi buena fortuna de no estar fuera de la maquinaria, el cual era un excelente campo protector por el calor sofocante de Marte. Aunque siquieramente yo no tenia la capacidad de sentir el calor transpasando mi ropa y quemando mi piel como parillada en un Domingo, podia yo notar ligeramente los gases saliente del planeta y con alguna observaciones a los datos de temperatura que arrojaba la maquinaria. Daba un aciagno paronama para un cuerpo indefenso para mi, todo esos dato solo procesaba mi propia imagen mental de una muerte muy horrible, solitario y lleno de dolor.

Por el cual me hace pensar en todo los futuros caminos que pude haber yo tomado y haber terminado muy mal, provocando que empiezara a temblar las manos a seguir con esta linea de pensamiento pesimista. Pero no podia hacer mas nada, no tenia ni objecion ni capacidad de controlar esta situaciones, simplemente se habia salido de control ante que yo pudiera reaccionar como deberia-Nisiquiera puedo temblar como deberia.-Ṕíenso sabiendo que aunque terminara de colapsar por el miedo, nada cambiaria. Si no que solo encontraria mi muerte, y la unica accion que podia hacer era caminar, mientras mi cuerpo me asaltaba con ganas de orinar por nerviosismo y temblor por mi miedo.Solo caminar,una y otra vez. Como si estuviera en los recintos profanos de Narakas, en la profundida absoluta y negativas de Sañjiva. Y con los salvajes Iama como estos espectros del espacios.

¡Y lo peor! Esque nadie va al Narakas por un juicio divino, si no por su karma de vidas pasadas. Haciendo que pensara que clase de aberracion hable hecho mi antiguo "Yo" para termines en tal maligno estado, o si no es el caso entonce es sinceramente producto de tener un deseo profano y egoista:
Ser el hermano mayor.

Un deseo que libero toda una cadena de evento, que llevo a mi persona en esta situacion y en este mundo. Todo por romper el principal concepto del budismo, "Olvidar los deseos, ascender y dejar la reercanaciones"-¿H-hola ? ¿m-me reciben?-Dijo mientra activa la ondas de radios para iniciar la comunicaciones con el contenedor, por el mero deseo de distraer mi mente de tal energias negativa en mi mente,usando como apoyo su reemplazo, su opuesto inherente a su naturaleza. Estado positivo que "naceria" de poco a poco a estar cambiar mi cadena de pensamientos, por medio de la conversacion de mis extraños camaradas-¿A-rata ya tas despierto ? ¿N-ningun herido? ¡Este lugar si es vasto y llano!- Sigo caminando en busca del Atila, no quedaba mas que seguir con mi pereninaje en tal desolado planeta.....ummmm tecnicamente no tan desolado, ¡si no lleno de aborrecidos mutantes y demas pejelargatos que batallan en el cielo en una danca de fuego y muerte!

Con cada segundo que pasaba la impaciencia dentro de mi crecía, no entendía porque seguiamos esperando y porque nadie se dignaba en explicarnos nada. Todo eso me daba muy mala espina. Mis temores se confirmaron cuando el personal puso en evidencia sus preocupaciones. Definitivamente algo fuera de lo común estaba sucediendo. -O encontraron los chocolates o algo no está bien aquí. Le comenté a Arcus.

No podía esperar más con la incertidumbre de no saber nada, así que me levanté y me acerqué a uno de los miembros del personal que se veía nervioso. -Se que algo no anda bien y creo que debemos saberlo. Además, así podremos ayudar. Recuerdad que no estamos aquí por nada.  Fui directo en mis palabras, pero una situación así no podía manejarse con adornos. 

     Me levanté y fui detrás de Nathan, quien había encarado al guardia. Y aún arropado con la manta me coloqué detrás del muchacho, dando más entidad a su reclamo.

     -¿Tienen comunicación con la sala de control? - Le pregunté al guardia - Suena a emergencia o a motín. Pero sea lo que sea, esta nave no va a poder seguir orbitando mucho más sin combustible. ¿sabe que en el espacio los remos no funcionan, no? - Le comenté de manera jocosa, pero un poco hostil.

 Tras notar la tensión y el constante e ineludible secretismo que flotaba sin control por la sala, decidieron acercarse a uno de los operarios que, evadiendo un poco las vistas de sus superiores, se había escabullido a la barra de comidas que tenían detrás. No se acercaron sin pensarlo, antes observaron cómo el hombre, ataviado con su mono de trabajo rojo de Sychlon, procedía a sonsacar algunos bocados de lo que podía tomar. Una tajada de pan conservado, algunas pastillas de saborizantes, proteínas encapsuladas, se llevaba un poco de lo que podía con un afán pavoroso clavado en su rostro. Parecía como si estuviera disfrutando de su última comida con las prisas arraigadas. 

Se acercan un poco más, y denotan los rasgos físicos del operario, que por su complexión no parecía superar los 30. Su rostro era desaliñado, con rasgos suramericanos, mentón abrupto y señales de recién afeitado, con ojos tan oscuros como el vacío del espacio. Traía una gorra acorde al color del mono, con una estampa del logotipo de Sychlon evidente, que cubría la mayor parte frontal del accesorio. En su mirada se veía dibujada una preocupación tal, que pese a ser joven lucía como si su temor le hiciese envejecer por cada minuto que pasaba. 

Decidieron acercarse a él, y preguntarle sobre la extraña situación que rodeaba el ambiente. El hombre, al verlos, se sobresaltó en pánico por un momento, quizás pensando que eran su superior, pero al denotar su identidad, trató de adoptar una apariencia de autoridad que levemente se sostenía. En su infame respingo, la etiqueta que portaba en el pecho se movió bruscamente, decía su nombre. Una placa plateada de metal se sostenía en los pliegues de su ropa, su nombre era Vicente, y parecía estar encargado del mantenimiento de las salas del área residencial del Tauro. 

-¡Eh, n-no estaba, yo...sólo quería...!-Denotaba en su voz entre aguda y grave, su nerviosismo-¿Huh?...¿Ustedes no son los candidatos a Segadores? Yo...¿Se les ofrece algo?

Ahora lucía más tranquilo, cubierto bajo una fachada en la que escondía, como demostraban sus acciones, una perturbación en sus pensamientos. Escuchó a sus reclamos, y al entender lo que decían, su rostro comenzó a sudar ligeramente, miraba a los lados nervioso y parecía tratar de evadir la vista directa. 

-¿Q-qué algo no anda bien? No, digo...¡Claro, todo va en marcha, cómo más! ¿Porqué algo andaría mal?-Comentó casi improvisando sus respuestas-Sólo son percances técnicos, no hay viaje perfecto por más avanzados que estemos tecnológicamente, les recomiendo tomar asiento y esperar a gusto. 

No parecía querer soltar más información frente a sus leves preguntas, quizás con algún estímulo verbal pudiera decir algo. 

Con la máxima potencia del Spectre, pese a ser un modelo básico, logras alcanzar una decente velocidad aún cargando el contenedor en tus brazos, que se salía de la anchura del robot. Atraviesas el llano siguiendo las estelas de fuego unos kilómetros adelante, que se hicieron como un paseo acortado debido a las zancadas que devoraban el terreno a cada segundo que pasaba. Cruzas la llanura rojiza que parecía estar sumida en un letargo, no había rastro alguno de vida, o de muerte, más solo el inescrutable susurro del viento y el abrasador sol, al menos en tierra. La roca rodeaba una gran parte del terreno, si no es que toda. No demoraste en arrivar a Antlia, cuyo estado era sencillamente decadente. 

Habías leído en los informes preliminares al viaje la estructura  de Antlia exterior, un enorme perímetro rodeado por un muro de al menos 20 metros a la redonda, que podía ser tanto levantado como tragado por el sistema de seguridad. Ahora mismo, permanecía aletargado, dormido bajo la estructura. Aquella muralla lograba generar un campo electromagnético en forma de cúpula alrededor de la base, muralla energética que desintegraba atómicamente a cualquier energía espectral que cruzara. No entendías la razón de estar desactivado el sistema de defensa en una emergencia, a sabiendas de la extrema seguridad que destacaba a Antlia y en general a Sychlon. Algo extraño ocurría, las piezas no encajaban. 

Pasaste la barrera bordeada que se escondía en el suelo, y te adentraste en el caos que había quedado en su superficie. Habían llamas en los muros, en el pavimento, las estructuras estaban agrietadas y notaste varias marcas de garras en las paredes, muy similares a las de los insectos que habías visto antes. Cadáveres se esparcían por donde alcanzaba tu vista, cubiertos de una extraña sustancia azulada fosforescente que desprendía una estela de vapor, estaban derritiéndose. Algunos desmembrados, otros faltando la mitad de su torso, habían sido devorados por aquellos engendros alados. Antes de proseguir, escuchaste pasos metálicos resonando, un fuerte pisotón que se mantenía en un tempo agresivo, y luego sonidos del fulgor de armas energéticas, el impacto de éstas contra la superficie. 

Notaste que en el radar de tu pantalla en la cabina, habían dos figuras en el mapa de resonancia que se destacaban por encima de las demás, resaltadas por un inconfundible patrón, eran Spectre's aliados. Una señal de alcance corto logró hacer contacto con tu sistema, y sin esperar permisos o protocolos de inicio, establecieron contacto. Una voz dulce femenina resonó en tu mente, pero su gracia lucía desamparada, y su voz tendía más hacia lo tosco y agresivo que a su naturaleza gentil. 

-¡Atención, unidad Spectre-B3 Furtive solicitando refuerzos!...¡Al demonio con los protocolos! Nos están masacrando aquí dentro, cualquier imbécil con suficiente poder que aporta a la situación, repito, ¡Si valoran su vida, tomen una maldita arma, o algo!

La voz sonaba profundamente alarmada, y detrás de las comunicaciones resonaba una enraizada lucha entre el Spectre y sonidos guturales. Te desviaste al mapa para confirmarlo y en efecto...Estaba rodeada, habían al menos 5 figuras de código espectral, y según las siluetas que observaste, eran los mismos adefecios alados que habían atacado antes. La otra figura de Spectre estaba enfrascada en otro combate, pero la silueta de su adversario era diferente, más grande, mucho más grande que aquellos insectos, y al detallar sus datos, tenía un nombre clave insertado. 

"O4-Langosta"

El Spectre de Putra, ni corto ni flojo, se había ensañado con su carrera al punto de acelerar a toda la potencia que el decadente Spectre de simulacros lograba. Atraviesan el llano siguiendo las estelas de fuego unos kilómetros adelante, que se hicieron como un paseo acortado debido a las zancadas que devoraban el terreno a cada segundo que pasaba. Reciben del Spectre comunicación por la radio, parecía estar sumido en pánico, su voz denotaba un nerviosismo agraviado. 

-¿H-hola ? ¿m-me reciben? ¿A-rata ya tas despierto ? ¿N-ningun herido? ¡Este lugar si es vasto y llano!

 Cruzan la llanura rojiza que parecía estar sumida en un letargo, no había rastro alguno de vida, o de muerte, más solo el inescrutable susurro del viento y el abrasador sol, al menos en tierra. La roca rodeaba una gran parte del terreno, si no es que toda. No demoraron en arrivar a Antlia, cuyo estado era sencillamente decadente. 

Habían leído en los informes preliminares al viaje la estructura  de Antlia exterior, un enorme perímetro rodeado por un muro de al menos 20 metros a la redonda, que podía ser tanto levantado como tragado por el sistema de seguridad. Ahora mismo, permanecía aletargado, dormido bajo la estructura. Aquella muralla lograba generar un campo electromagnético en forma de cúpula alrededor de la base, muralla energética que desintegraba atómicamente a cualquier energía espectral que cruzara. No entendían la razón de estar desactivado el sistema de defensa en una emergencia, a sabiendas de la extrema seguridad que destacaba a Antlia y en general a Sychlon. Algo extraño ocurría, las piezas no encajaban. 

Pasaron la barrera bordeada que se escondía en el suelo cargados por el Spectre, y se adentraron en el caos que había quedado en su superficie. Habían llamas en los muros, en el pavimento, las estructuras estaban agrietadas y notaron varias marcas de garras en las paredes, muy similares a las de los insectos que habían visto antes. Cadáveres se esparcían por donde alcanzaba la vista de la cámara, cubiertos de una extraña sustancia azulada fosforescente que desprendía una estela de vapor, estaban derritiéndose. Algunos desmembrados, otros faltando la mitad de su torso, habían sido devorados por aquellos engendros alados. Antes de proseguir, sintieron la agitación de algo en la vista del dispositivo. El audio recobró validez, y por fin lograban escuchar algo más que la vibración metálica del contenedor contra los pasos. Escucharon pasos metálicos resonando, un fuerte pisotón que se mantenía en un tempo agresivo, y luego sonidos del fulgor de armas energéticas, el impacto de éstas contra la superficie. 

Putra se paró de golpe, y a la par escucharon una voz dulce femenina por el comunicador, pero su gracia lucía desamparada, y su voz tendía más hacia lo tosco y agresivo que a su naturaleza gentil. 

-¡Atención, unidad Spectre-B3 Furtive solicitando refuerzos!...¡Al demonio con los protocolos! Nos están masacrando aquí dentro, cualquier imbécil con suficiente poder que aporta a la situación, repito, ¡Si valoran su vida, tomen una maldita arma, o algo!

La voz sonaba profundamente alarmada, y detrás de las comunicaciones resonaba una enraizada lucha entre el Spectre y sonidos guturales.