Partida Rol por web

La temperatura descendió varios grados mientras Denis  llamaba por teléfono. -Mmm ya tienes dados, mira en tu bolsillo. Tienes 4 a labia y 4+1 a engatusar.  Es decir para convencer a ese directorzucho que está al borde del orgasmo porque una animadora le ha tocado la “fóvea centralis” Tienes que tirar 4 dados de seis caras, sumarle 5 al resultado y, si llegas a 12, te enseñara la planta.

Bien, esta difícil así que podemos darte un dado más a la tirada si le rompes una botella de coñac en la cabeza al general. Te daremos un dado y un jamón de jabugo si le arrancas la cabeza a alguien de tu elección y la grapas en el cuerpo de la guía del museo, no olvides gritar “viveeee”. Y si seduces a la morsa que ama el policía, te daremos billones de dados.

Robert continuaba directo hacia los ancianos, como una locomotora a vapor, aunque tras tres pasos en la forma “la gruya baila claque sobre un puente de colines” estaba sudando como los animales que cuidaba.  Los pobres viejos le miran aterrados, demasiado mayores para defenderse, se abrazan el uno al otro, preparados para su inminente muerte, A su alrededor el campo de fuerzas que devuelve a sus agresores cualquier ataque que intenten hacerles multiplicado por siete crepita.

-Este no es el primer ojo en el que metes el dedo, ¿verdad viciosilla?- Se aparta, haciendo un sonido tal que “pop”. Se echa unas gotas de colirio y pestañea un poco. -Eres como tu padre, siempre con el medio ambiente parriba pa bajo y los putos niños.

-Esta planta no contamina, tienen mi palabra de empresario. Lo del árbol… pura evolución natural. Lo de las medusas canivales…tonterías, superchería, locuras,… ¿Que tendrá que ver que llenemos la bahía de residuos químicos con que las medusas muten? Eso es un soberano disparato. Y ahora – Saca un rebolver y apunta al general -¿Con quien está, general? Con la  industria privada y el progreso o con el el ecologismo y la muerte? Ya tuvimos que matar a ese soplon que contactó con el periodista que tengo a nomina. No me haga matarle delante de su hija. Elija general ¿Solo o con leche? ¿Linces de Kansas o tigres de Wasintong? ¿Slip o bóxer? Elija.  

Todo se vuelve a cámara lenta, es decir los actores se mueven más despacio. La estudiante asiática saca el jugador de futbol americano que toda estudiante asiática lleva en su interior  (no en el sentido bíblico de estar dentro) y golpea la cabeza con sus zapatos “+1 escribir cutrenovelas de terror”. El momento no podría ser más trepidante.

Rpbert corre mientras su papada ondea como una bandera amerana en un mástil, no como una gelatina sobre un bafle de discoteca.

Los ancianos crepitan mientras el campo de fuerzas se abraza.

Los pechos de candase responden a un primer plano como cualquier pecho normal y corriente, es decir no haciendo nada, solo ser gravado.

La cabeza de la guia del museo trazo un arco perfecto, sufiende para desviar a Robert que como una locomotora seguia hacia avanzando hacia Charlie. El kata de la gruya era imparable.

El sonido fue brutal, el granjero le metio al secretario del sheriff un guantazo que marco un antes y un despues en la vida del muchacho. De momento perdio el conocimiento y se derrumbó al suelo.

Oh si! Me has alegrado el día, granjero porcino. -Pensó Jack palizas que simplemente se empezó a subir las mangas del uniforme. -Agredir a un interino administrativo del cuerpo… y con testigos… Eso son entre tres y cinco huesos rotos

Vaya con Ellos... si que pedían cosas extrañas. Romperle en la cabeza una botella de coñac a un general no era muy complicado (ni siquiera parecía un general, a saber de donde habrían sacado a ese tipo para la película). El ostentoso despacho del director tenía una vitrina llena de botellas con diferentes licores. Sin embargo arrancarle la cabeza a alguien y ponérsela a la pobre guía del museo... o lo de seducir a la morsa del sheriff... eran cosas que veía un poco complicadas. Pero algo debía hacer para contentar a Ellos y sobre todo si era capaz de conseguir un dado más me aseguraría de que la tirada fuera buena y consiguiera engatusar al director.

En mi menté formé el plan perfecto. Posiblemente esta se convirtiera en la mejor escena de la película y con ella alcanzara la fama absoluta. Primero debería intentar romper la botella en la cabeza del general, después, con el canto roto y afilado de la botella (hubiera sido más fácil si me hubiera guardado la uña que me corté) debería intentar cortar la cabeza del director e intentar unirla con el cuerpo de la guía. De esa forma, crearía al ser supremo de la fábrica el cual me llevaría a mi objetivo. Después podría emplear los dados en por ejemplo hacer que la animadora fuera siempre enseñando los pechos con la escusa de que eso es bueno para la película y que en las convenciones de cine cutre tiene mucho éxito. 

Con respecto a la morsa del sheriff... no pienso tocarla. Mi amor será y siempre será para la hermosa guía de la planta química. Fue un amor corto pero muy intenso. La inspiración vino a mi y aproveché para demostrar mi capacidad de interpretación al resto del mundo: -Oh, mi amada guía, eras tu y no el sol la que iluminaba mis días, maldito director que por envidia, rompió nuestro amor porque eras a mi al que querías. No te preocupes, cobraré mi venganza, aquello de lo que el director te despojó, yo lo recuperaré, ten esperanza. Pronto de la misma forma en que a Frankenstein el doctor le devolvió a la vida, yo lo haré contigo y con una nueva cabeza, podrás volver a beber  de nuevo todos esos litros de cerveza.-.

Con el plan en mente me acerqué corriendo a la vitrina de los licores y tras abrirla descubrí que todas las bebidas eran en realidad agua mezclada con algún tipo de polvos que le daba un tono de bebida alcohólica. Es más, las etiquetas de las botellas estaban pegadas con celo y alguien había escrito a mano con un rotulador el nombre de las bebidas intentando imitar a las originales.

Cogí una de las botellas más manejables que encontré. En la etiqueta ponía JV (presupongo que querrían decir JB pero alguien se debió confundir). Me acerque con paso tranquilo al general que se encontraba en la sala totalmente descolocado por la situación. -Disculpe, se le nota un tanto raro. ¿Le apetecería un trago de este maravilloso licor?- y antes de que pudiera decir nada estampé la botella contra la cabeza del general.  

La botella se partió justo como yo quería. Tenía una afilada punta que me serviría para cortar la cabeza del director. Ahora faltaba la segunda parte del plan. -¡¡Que le corten la cabeza!!- grité simulando a la reina del país de las maravillas. No dejaba escapar una sola oportunidad para lucirme y mostrar mis dotes interpretativas.

Su plan había fallado. La cabeza de la guía le había desviado la trayectoria y había acabado golpeando a uno de esos niños con uniforme. Parecía que eso le había enfadado y pretendía cobrárselo con creces. Robert observó como Jack se subía las mangas de su uniforme. Nunca había entendido eso, se pegaba igual de bien, o de mal... con las mangas en su sitio. Pero eso le daba cierta ventaja para poder reaccionar a tiempo.

El granjero miró a su alrededor. Todo el mundo estaba a lo suyo. Pensó entonces que sería difícil para el espectador poder seguir el argumento en ese momento de la película. De hecho parecía que en esa escena se estaban representando diferentes películas a la vez. La rubia le contaba a su padre lo de los bichos, que aparentemente poco tenían que ver con el buen golpeo de fútbol de la china que acababa de mandar la cabeza de la guía contra el granjero, que trataba de asesinar con golpes de kárate a los viejos, que permanecían inmóviles con cara de terror, mientras el director de la planta apuntaba con un revolver al general y le preguntaba de forma teatral de que lado estaba, mientras que éste era golpeado con una botella de alcohol por parte del señor Archment, cuando ése gritó una amenaza contra el director (¿Contra quién estaba en contra Denis?), todo esto mientras Jack "El Palizas" se quería enfrentar a puñetazos con Rob, mientras la gorda y el sheriff miraban como pasmarotes, el mendigo seguía buscando una rata en su bolsillo y algunos extras como el encantador de serpientes habían desaparecido y Neil seguía tramando que sentido tenía todo aquello y que relación tenía con los judíos nazis... o algo así. Todo esto mientras la cabeza de la guía de la planta gritaba dolorida por el patadón que la amarilla le acababa de arrerar.

Robert solo podía hacer una cosa. Salir corriendo y saltar en la trayectoria de la bala que aún no había disparado el director de la planta mientras gritaba. - ¡Noooooo! ¡Malditos amarillooooos!

La tirada de dados resultó ser bastante buena, parece que Ellos me han mandado algunos dados cargados. Eso solo significa que les está gustando el trabajo que estoy haciendo.

-¡¡¡Aaaaaagh Aaaaaaaaaagh!!!- gritaba mientras movía los brazos botella en mano intentando rebanarle la cabeza al director y un montón de ketchup salpicaba por toda mi cara. Ketchup que por cierto estaba seguro de que había sido obtenido de las bolsas que regalan en los McDonald o Burguer King. "¿Cuantos años han tenido que estar comiendo en alguno de estos sitios para sacar tantas bolsas?" me pregunté mientras hacía mi labor.

Cuando vi el arma que el director tenía en la mano el terror se apoderó de mi dándome un latigazo en la espalda... pero un disparo no sería nada comparado con lo que Ellos podrían hacerme. -¡¡¡No dispare!!! ¡¡¡Es por el bien de la planta!!! Si uno su cabeza con el cuerpo de la guía y la cabeza de la guía con su cuerpo crearé los dos seres perfectos que me ayuden a obtener mi preciado compuesto. ¿No lo entiende? ¡¡¡Es por su bien!!!-. Mierda, parecía que no me estaba haciendo mucho caso. -¡¡¡Nooooo!!! ¡¡¡Sheriff, tiene un arma y me quiere matar!!! ¡¡¡Haga algo!!!- le gritaba mientras continuaba mi vertiginosa decapitación.

Recordé que además podía intentar engañarle y que me creyera. El director no me había dicho que hacer con la tirada pero no tenía tiempo, así que decidí tirar los dados de nuevo para ver si había suerte. Que el director decidiera mi destino, total esto era una locura.

Steph no tenía ni idea de adonde pretendía llegar el hombre del sombrero con su argumento pero se sentía tan mal por haber pateado la cabeza de su amada que, bueno, se sentía en deuda con él. Se puso a su lado, herguida, solo que medio escondida tras él: que le ayudara un poco No significaba que estuviera dispuesta a recibir un tiro por él. No estaba Tan en deuda.
Una conexión nerviociática entre dos especímenes como los que este señor quiere unir sumaría de manera cuantitativa los saberes y los secretos de ambos. Además la decapitación és un rito muy apreciado y practicado en muchos países: los pigmeos la utilizan con los exploradores en la india, también la usan los futbolistas de tercera división con los árbitros... Tan rico ritual ejercerá de perfecto pegamín para las almas y las sapiéncias de ambos. Lo hace todo el mundo!: Lo he leído en un libro.

Observo cómo el director apunta a mi padre. Tras procesar que eso no es algo bueno la única neurona que no tengo en huelga me recuerda que papi me regaló un arma para casos como estos.

-¿Donde está?- Pienso mientras rebusco en el minibolso sacando trastos- Las llaves de casa, el monedero, tampones, el móvil, un pintalabios carmesí, condones sabor a fresa, perfilador de ojos…  

Entre tantos trastos no encuentro la dichosa arma así que renuncio a seguir buscando y agarro lo primero que encuentro con tacto duro y consistente.

Saco del bolsito un pollón de goma azul con el que golpeo al director en la cara.

-Nadie le habla así a mi papi.

Mientras toda aquella trepidante y aleatoria escena tenía lugar, el sheriff reapareció discretamente tras una puerta con una caja de bollería industrial en cada brazo, y con el bigotillo lleno de azúcar glas. En situaciones estresantes le solía entrar hambre y cuando el director de la planta ensalzó los beneficios de la industria sobre el medio ambiente, Douglas (que ya se sabía todo aquello y no necesitaba ser convencido de nada) aprovechó para bajar a la cafetería del edificio y calmar un poco la gula. De paso, también se trajo un par de tentempiés para el camino: las cajas de bollos que portaba ahora. Era normal su hambre insaciable, pues el tiempo que llevaba en la planta química había sido un cúmulo de sensaciones: la huida de los hippies caníbales, el guirigay entre los miembros del grupo al que lideraba, los cadáveres hacía un rato, la muerte de la guía, la violencia gratuita contra unos pobres y desvalidos ancianos... y sobre todo, el reencuentro con Txiki.

Miró de reojo la morsesca figura de su amada ninfa oronda. ¡Daba gusto ver a una mujer tan bien formada, con sus curvas, sus lorzas y su infinita masa corporal! ¿Por qué se iría a casar con ese encantador de serpientes? Seguro que ni siquiera seguía una saludable dieta de 50.000 calorías por comida. "¡Comer menos que eso no es llevar una vida digna!" solía decir el sheriff. 

Dejando la bollería en la mesa de dirección, dijo:

- ¿Ven? Lo que yo decía: esta maldita planta no contamina. El futuro y el progreso de Tranquility Town depende de industrias como ésta, en las que... ¡Diablos, Archment! ¿Qué está ocurriendo? -exclamó mientras veía como el hombre del sombrero luchaba a muerte contra el director... ¿o era al revés? Era difícil decirlo cuando uno intentaba serrarle el cuello al otro con una botella rota, y el otro simplemente tenía una pistola reposando en su mano sin apuntar todavía a nada. 

-¡¡¡Nooooo!!! ¡¡¡Sheriff, tiene un arma y me quiere matar!!! ¡¡¡Haga algo!!!

- Por uno y mil platos de pastel de carne, ¡estese quieto! -y se acercó cuidadosamente a los dos hombres que luchaban a muerte, con el arma en la mano para que se viese bien. Habló con tono despacio, para no alterar más el ambiente- Tranquilícese, ¿me oye? Todo va a ir bien... No voy a hacerle nada, mire: tengo las manos en alto -el sheriff se señaló las manos mientras se seguía acercando a pasos lentos-. Cálmese un momento y hablemos, ¿de acuerdo? -llegó por fin junto a los dos hombres y se agachó junto a ellos. Con una sonrisa, dijo- Suelte el arma... Usted no es ningún asesino... sé que es una buena persona... Usted no quiere matar a nadie, ¿verdad? -y con cuidado, le intentó quitar* la pistola de la mano al director de la fábrica. El espectador medio dio un respingo en el sofá de su hogar; ¡todo el mundo creía que le iba a parar los pies a Archment, el Decapitador! Pero no, amigos, el sheriff Morrigan no estaba ahí para hacer lo correcto, sino para sorprender a la audiencia con giros de trama imposibles- ¡Suelte el arma, por el amor de dios! ¡Este hombre no se merece morir a manos de un respetado director de planta química! -exclamó, forcejeando con el directivo.

Finalmente el granjero gruñón cayó al suelo golpeándose las costillas. La bala no había salido del arma del director y por supuesto no la había parado con su pecho haciendo una acción heroica de esas que siempre se sobrevive en una película como aquella, y en que la última aparición del protagonista de la gesta era entrando en una ambulancia con decenas de tubos conectados a su cuerpo mientras una joven y atractiva mujer le decía lo mucho que le quería, y el gran error que había cometido dejándole.

Robert alzó la vista y vio como Jack "El Palizas" se aproximaba hacia él decidido a partirle los dientes de un puñetazo. El granjero se hizo un ovillo en el suelo colocando su cabeza entre los brazos a modo de armadillo y a la espera de que el huracán de golpes pasara rápido.

John también entró en escena de repente, limpiándose con su mugrienta manga las migas después de haber estado comiendo pastelitos rellenos de ¿crema? en su descanso particular de tío perezoso.

Era su turno, había que ayudar como fuera a desarmar a aquel pirado. No podía dejar que aquel mindundi le quitara el título de zumbado del pueblo. Se decidió a ayudar al sheriff sin pensarlo demasiado (como hacía todo en general), así que se lanzó de cabeza como un ariete contra el director de la planta.

- ¡¡¡JERÓNIMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

Esto es un sin dios. No voy a pagar a tantos actores, y usted no puede dirigir a tanto extra, los dos sabemos como aprobó su licenciatura en director de Cine escombro. Así que… (Hizo un gesto con su mano sobre su garganta)

¿Por qué salía el productor en la película? ¿Era un guiño al espectador, una forma vanguardista de derrumbar la cuarta pared, un hecho artístico fruto de alguna corriente experimental del cine? ¿Era una forma de meter más metraje? ¿Era un fallo de racor que se les había pasado en corte y confección montaje? En cualquier caso era el que mandaba.

Charly, que podría haber sobrevivido si alguien hubiese hecho un amago de hacerle primeros auxilios, murió como una rata. Sus últimas palabras fueron para Candace: -No dejes que el encantador de serpientes acaba con esa vacaburra. Se merece algo mejor. Y quiero que me entierren con las plantas que tenia en mi despacho, alguna habrá sobrevivido al atropello.

Hasta muerto con la cabeza retorcida en una posición antinatural era atractivo hasta decir basta y el director tuvo claro que tendrían una relación larga, como Jonny deph y Tim Burton. Aunque mucho menos rentable y mucho más carnal.

La actriz que hacía de diosa entró en escena, aunque hacia otro papel. Para la ocasión se había disfrazado con una bata blanca y traía una silla de ruedas.  

-Teófila, Rogelio. Tenemos que volver ya a la residencia*. Van a dar la cena en media hora- Los viejos se resistieron, querían saber el secreto de la planta química. Pero la diosa enfermera se sabía todos los trucos y añadió: -Hoy toca flan de postre y echan la gran final de “niños que cantan canciones de los sesenta”

Complacidos por el plan del flan se subieron a la silla, primero él y luego ella sobre sus rodillas, abrazados dulcemente.

-Son todos ustedes muy simpáticos. Un placer haberles conocido jóvenes.- Dijo ella mientras eran sacados de escena por una sudorosa prima del director que empuja la silla como podía. Finalmente, atravesaron la puerta y desaparecieron del film. Aunque volvieron a aparecer en “Pesadilla en Escombro Street”

El director de la planta sufrió que un chalado le cortase el cuello con un cristal a la vez que le instaba a hacer algo que no podría hacer si le terminaba de cortar el cuello. Era muy convincente y trato de decirle que le había convencido, que le enseñaría todo, pero ya no tenía cuerdas vocales. En realidad las tenía pero su cerebro no lograba contactar con ellas por un fallo en los cables de comunicaciones.

-Que si, que si, que me han convencido os lo largare todo, aunque sea un spoiler que resuelva la trama entera aqui y ahora- habría añadido a la asiática, pero seguía experimentando problemas de comunicación con su garganta. Luego llegó la rubia de grandes melones a abofetearlo con un dildo azul de goma. La de pasta que se había gastado en que cualquier prostituta de rotonda le abofeteara con un consolador disfrazada de animadora y ahora venía una animadora de verdad a hacerlo gratis -oh si nena dame más fuerte- intentó decir pero no pudo. Al menos en el momento de su muerte tuvo un brutal orgasmo. Simultáneo a que el mendigo/profeta pasara como un ariete llevándose su cuerpo por delante y haciendo que Dennis se quedara con la cabeza en la manos.

El sheriff que forcejeaba con el director de la planta por el control del arma, noto como el cuerpo de este era impulsado por un mendigo/profeta/ariete. Quizá fue ese impulso, o la descarga eléctrica del orgasmo o tal vez un simple espasmo de muerte, lo que hizo que el cuerpo descabezado del director apretase el gatillo. Candace solto el consolador y miró a su padre mientras empezaba a sonar una BSnO