Partida Rol por web

[Viene de Capitulo III: La sabana 14/05/2011 - Tras la conversación con Molly en la otra escena.]

Tras mi conversación con Molly me siento extrañamente animada, decido ponerme un vestido en vez de los pantalones, para la cena, y poco a poco comienzo a tararear una animada canción.

Poco a poco la tarareo más fuerte, más animada, y me voy esmerando más en arreglarme, normalmente acostumbrada a que lo hagan por mí casi todo, estoy feliz de estar un rato sola, Molly ha salido a ver al guía herido. Me pongo algo de maquillaje, incluso algo de perfume, algo que hacía mucho que no hacía.

Mientras cepillaba mi pelo suelo y largo entró mi esposo... no le escuché entrar, pues estaba con la cancioncilla en la cabeza, sonriente, pero por alguna razón me alegré de verle, no me asusté.

En cierta forma África comenzaba a transformarme, algo que sabía que ocurriría sin duda al llegar...

Parecía orgulloso por mí, eso me animó más... Gracias Edmund, se mordió el labio de forma pícara, algo que realmente quedó muy sensual, es lo que trataba de decirte el otro día. Hizo una divertida mueca con la lengua, al parecer algo avegonzada y orgullosa a la vez.

Realmente parecía tranquila, era más fuerte de lo que aparentaba y además escondía muy bien ciertas habilidades para mi desconocidas… -No tenía ni la más remota idea de que se te diera tan bien disparar, ¿Dónde aprendiste?-

Tenía la sensación de estar conociendo de nuevo a mi esposa, y lo que era más importante, ella empezaba a verme como ninguna otra persona me había visto.

- Bueno... me enseñó mi hermano... una mezcla de tristeza y melancolía quedó en su mirada. Sabías que uno de sus hermanos había muerto en un viaje, pero no tenías muchos más datos, es algo que no preguntabas y Dorothy no lo comentó hasta ahora. A diferencia de su madre, que murió hacía muchos más años y a quien nombraba casi a diario.

Dejó de cepillarse el cabello y suspiró profundamente, se quedó sentada frente al espejo con la mirada baja y en silencio.

Al notar como Dorothy se entristecía al nombrar a su fallecido hermano, di un paso hacia ella posando mis manos en sus brazos para transmitirle tranquilidad y confianza… -Tranquila querida, no hace falta que me lo cuentes ahora si no te sientes preparada, nunca hablas de tú hermano, es evidente de que estabas muy unidad a él y te cuesta hacerlo, pero tal vez si lo compartes conmigo, pueda aliviar tu pena-

Levante su mirada cabizbaja con un suave movimiento de mi mano en su barbilla y mirándola a los ojos dije… -Sabes que puedes confiar en mi ¿verdad?- …pero al mirarla tan de cerca y directamente, los nervios empezaron a florecer por mi estomago y la vergüenza a enrojecer mis mejillas, aquella situación no era usual para mí.

Moví la cabeza tratando de alejar mi pesar, sonreí a mi esposo y le pregunté: Yo... ¿podría ser que... me llames Dorothy cuando estemos a solas? Mis palabras sonaron suaves como un susurro.

Estaban tan cerca que noté su respiración algo agitada, yo también había comenzado a respirar entrecortado y a sentir mis latidos acelerarse de pronto.

Nuestras miradas se encontraron, y se mantuvieron, fijas, serenas, deseosas... esperando quizás el movimiento de alguno de los dos.

Entreabrí los labios mientras un calor desconocido para mí me recorría el cuerpo y me hacía sentir algo que nunca antes había sentido. Por alguna razón no podía apartar la mirada de aquel hombre, y por alguna razón... tampoco quería hacerlo.

No sabía como reaccionar ante esta situación, por un lado, un deseo casi irrefrenable me empujaba a besarla con pasión, pero por otra parte, apenas era capaz de moverme. Es verdad que ya la había besado antes, pero ahora era distinto, aún sin tocarla, la sentía unida a mí, el poco espacio que nos separaba no parecía existir.

Era una sensación sobrecogedoramente buena, tan buena que me hizo temer no volverla a sentir. Por ese mismo miedo, di disimuladamente un paso atrás ruborizado perdiendo por un momento su hipnótica mirada… -Es la falta de costumbre queri….. Dorothy, pero ten por seguro que nada me gusta más que decir tú nombre- …dije en un intento de cambiar de conversación o más bien de cambiar de situación.

-Hay tantas cosas que me gustaría cambiar… Dorothy… como por ejemplo conocer más cosas de ti y tú de mi- …dije haciendo especialmente suave su nombre… -tal vez podíamos empezar contándome como aprendiste a disparar tan bien-

- Yo... No te enfades por favor... dijo escondiendo la mirada en otro lugar lejano, ya que mirarle a la cara después de ver como ambos se ruborizaban por la cercanía de sus labios, resultaba demasiado embriagador... Había llegado el momento de contarle todo, pero aún así sentía que podría ser tanto el inicio como el fin de algo importante y eso le producía un nudo en el estómago.

- Hace unos años mi hermano vino a África para unos asuntos de unas tierras que mi familia tiene en este continente, no esta zona, sino mucho más al sur. Nuestra madre hacía tiempo que había fallecido, y Rob, bueno, él nunca fue malo conmigo, simplemente se dejaba llevar por los demás. Pero comenzó a madurar y cambió... Dorothy sonrió, algún recuerdo alegre había vuelto a su mente... pero cuando volvieron las palabras, volvió la tristeza, Mi padre arregló mi matrimonio con un joven de familia rica, yo era joven... rebelde... y estaba herida... Así que como un gatito asustado saqué mis uñas, en vez de ser buena chica y obedecer. Suspiró y prosiguió. Solo Rob estuvo de acuerdo conmigo, pero no me dijo nada. Cuando después del escándalo por mi desplante, comenzó los preparativos del viaje, le pedí... le supliqué que me llevara con él... Mi madre siempre había soñado con visitar África, pero mi padre nunca la trajo. Rob se negó en rotundo, le asustaba demasiado lo que mi padre pudiera decir o hacer... al igual que mis hermanos. Rob es el peque... era... el pequeño de mis tres hermanos varones, yo soy la menor de todos.

Dorothy volvió a suspirar, en su cabeza tenía grabada la historia a fuego, pero dejarla salir era tan doloroso como haberla vivido, tuvo que recuperar el aliento para continuar.

- Sin embargo, y a escondidas de todos me fui en el barco con Rob, cuando me descubrió, ya era tarde para volver, sería costoso y arruinaría sus planes y su viaje por completo. Así que no tuvo más remedio que aceptarlo. miró hacia el espejo, donde su esposo se reflejaba, su rostro no parecía decir mucho, como de costumbre. Lo lamento... tenía tantas ganas de volver a África y nadie excepto Rob sabía que ya había estado aquí... yo... lo lamento mucho Edmund, no quería mentirte... Las lágrimas se escaparon de sus mejillas sin poder evitarlo. Se sentía terriblemente aliviada de contarselo al fin, pero asustada a la vez por la reacción de su esposo, al cual debía mucho, incluido este viaje.

Escuché con atención el revelador relato de Dorothy, el cual explicaba muchas cosas… -No… no te preocupes Dorothy, no me molesta que no me lo contaras antes, pero me alegra mucho que me lo cuentes ahora, eso significa mucho para mí- ...dije con voz de alivio, luego busqué un sitio donde sentarme como derrotado y con la mirada baja… -Sé que puedo parecer duro e insensible a simple vista, pero nunca fue mi intención- …dije con aire melancólico… -toda mi vida ha sido planeada según protocolos, clases sociales, rangos militares e incluso matrimonios de conveniencia, todo parecía estar escrito y todo el mundo esperaba siempre que yo actuara como tal….. Pero….- ...mi mirada se alzo con el brillo de lagrimas acumuladas y pesar en los parpados en busca de Dorothy… -pero todo cambio cuando te conocí- …una sonrisa acompañaba ahora a mis ojos tristes… -empecé a sentir que podía escapar de todo aquello para lo que me habían convertido, una sensación de libertad me rondaba cada vez que estaba contigo, esa misma sensación…. Que aquí…. En África…. Y junto a ti…. Me ha inundado por completo-

Me levante con valentía, como si al expresarme de esta manera me fuera llenado de energía… -me siento joven y lleno de vida cuando te veo y a la vez incomodo por no saber cómo actuar, nunca había tenido tantas sensaciones opuestas- …di un paso hacia ella cogiendo sus manos y acercando mi rostro al suyo… -me avergüenza y asusta estar tan cerca de ti y a la vez deseo tanto estar así- …mis ojos se clavaron en los suyos… -que hayas confiado en mí para contarme tu pasado, no me ha enfadado, me ha hecho creer, que esto es de verdad- …mis ojos titubeaban entre mirar sus labios o sus ojos mientras notaba como mi corazón latía más fuerte que estando en frente de un León.

Mientras escuchaba a su marido, las lágrimas corrían sin cesar, su corazón latía con fuerza y cuando su marido sonrió, ella le respondió con una gran sonrisa.

Después, las palabras que escuchó le encogieron el corazón como nunca antes había sentido, él tomó sus manos y la miró de cerca, expresando los mismos sentimientos que ella sentía, no supo qué decir. Simplemente asintió con la cabeza suavemente y mantuvo la mirada, llena de admiración y adoración por aquel hombre, que no solo era valiente en la lucha, sino también en la intimidad.

- Gracias, salió en un susurro de sus labios, tan cerca de los suyos que podía sentir su aliento entrecortado. Apretó con fuerza las manos de su esposo y sonrió casi en un suspiro de alivio y devoción.

Comprendía a aquel hombre, comprendía esa libertad que ambos sentían y esa sensación que desde que llegaran a África les acercaba más y más.

Acercó su rostro y cerró los ojos, con el corazón latiendo tan fuerte que temía que fuera a estallar.

Lo que antes le había impedido dar un paso adelante, ahora se había desvanecido por completo, al menos en ese momento, así que casi sin darse cuenta, sus labios se unieron a los suyos en un casto, pero apasionado beso, de una durabilidad incalculable, ya que el tiempo parecía haberse detenido, el sonido de los alrededores desaparecido e incluso el latir de su corazón paralizado durante lo que duro ese beso, ni el segundo beso a Dorothy, ni el tercero de su vida, pero si el primero de su corazón, donde el beso llego en forma de hierro incandescente dejando su marca grabada de por vida, cual joven ternero.

Fue en ese mismo momento, cuando se dio cuenta, del significado de algo que había escuchado y leído numerosa veces en su vida... “el amor esta enlazado al corazón, porque es ahí donde se nota con mas fuerza”.

[Viene del Capítulo III: La sabana 22/09/2011 - Tras la entrar juntos en la tienda.]

Mire a Dorothy mientras negaba con la cabeza… -no vendrás con nosotros Dorothy, esto es un asunto de hombres, no una reunión de señoras a la hora del té, no sabemos cómo pueden reaccionar esos gabachos- …dije tajantemente.

Luego empecé a guardar el rifle y demás equipamiento de la expedición.

- Eso ya lo sé, pero no me voy a quedar aquí... con otra mujer, dos porteadores que huirán en cuanto algo asome la cabeza por una rama y un guía herido.... dijo elevando la voz para lo que solía estar acostumbrada. Soltó un suspiro: No voy para impedirte nada, ni para proteger a Fondec, se giró, ¡Dios sabe cuan mala idea fue traerle!, pero... se volvió hacia su esposo de nuevo, no me quedaré aquí sin saber de ti y quedando todavía más expuesta que antes al peligro de la sabana o de otras tribus que decidan pasarse a conocernos...

Iba a decir algo más pero se mordió la lengua y le miró, expectante, nerviosa, esperando una respuesta.

Me volví hacia Dorothy… -créeme, no me gusta dejarte aquí, pero menos me gustaría llevarte a la boca del lobo- …el tono era de preocupación, pero luego se torno de nuevo autoritario… -los soldados del señor Costigan se quedaran para protegeros y el campamento está levantado en una zona segura, correrías más peligro de que te atacara un animal de la sabana viniendo conmigo que quedándote en el campamento, eso sin contar que sería exponerte a un peligro directamente y no a un posible pero poco probable conflicto en el campamento-

Me senté en el catre preparándome para dormir… -esta todo decidido, no me acompañaras a mediar con esos gabachos, te quedaras aquí junto a Molly y no hay más que hablar- …aunque tajante en sus palabras, su cara no reflejaba lo mismo, la preocupación era evidente, pero era lo correcto, sería una locura llevarla conmigo, prefería un pequeño enfado ahora, que un arrepentimiento después.

Dorothy sabía que no había forma de rebatir lo que había dicho, pero ella seguía pensando que era mejor ir todos y mover el campamento.

- Pues no me quedaré aquí a ver cómo traen tu cuerpo acribillado a tiros. Así que no esperes verme a tu vuelta. dijo cabreada, aunque ambos sabían que ella nunca había desobedecido una orden, y menos tan directa.

Lady Cottonwell salió de la tienda y se marchó hacia una zona alejada del campamento, donde todavía llegaba la luz de la hoguera, pero donde podía llorar sin ser molestada. Desde allí podía ver la sabana y las estrellas.

Se sentía terriblemente impotente de no poder hacer nada por evitar aquel error, ya que para ella ir en busca de los asaltantes con todas las bajas de material que habían sufrido era irresponsable, y dejaba en peligro a los que quedaban en el campamento ya que quedaban con aún menos munición y comida, indefensos completamente a otra incursión.