Partida Rol por web

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¿Líos? ¿Que es realmente un lío entre los hijos de Caín? No somos santos...

- Claro, amor, echaré un ojo a las lobitas...

Dejo que el Ductus se ocupe de los más retrasados mientras yo camino veloz y contoneante para alcanzar a las más adelantadas. Buena manada estamos hechos, nada más llegar y ya separados. No se puede decir que demos la mejor imagen del mundo. Aún así, dudo que se nos valore por el modo de entrar al lugar, y siempre podemos entretenernos con el guardia de la puerta hasta que lleguen los demás. Me pregunto si será mortal o vampiro. Si fuera mortal... sería divertido verle hacer su trabajo con alguna sustancia placentera en su organismo...

Me detengo chasqueando la lengua con evidente fastidio ante la petición de Steff, pero aún así le hago caso, aunque dedico una mirada fulminante al maldito calvo que sigue mirándonos de vez en cuando.

-Vaya Lengua Loca, parece que al Jefe no le apetecía que le comieras la oreja hoy- le digo a Esmeralda al ver cómo se acerca mientras todavía me paso la mango de la chaqueta por la cara con desagrado.
-No te desanimes, quizá un día baje la guardia- y espero que ese día esté presente porque apuesto a que alguno se acabaría llevando un buen puñetazo por ello.

Me giro hacia los rezagados y cuando ya estén cerca nuestro vuelvo a caminar para entrar definitivamente a la catedral.

- Oh, salvajilla... ¿Comer la oreja? Que adorablemente ordinaria eres... por eso te quiero tanto, supongo.

Paso junto a Sejmet mirándola con una divertida sonrisa. Algo parece vibrar tras mis dientes, tratando de salir al exterior, pero mi lengua bífida apenas si logra asomar sus dos puntas un segundo antes de volver a introducirse en mi boca de nuevo.

- Esperaremos a los demás ¿Verdad, chicas? Mientras tanto... -Miro al hombre de la entrada- ¿¿Quién es este hombretón...?? ¿Os habéis pesentado, chicas? Hola, guapo, yo soy Esssmeralda...

Me acerco al hombre con mirada sensual y paso mi mano por su hombro, hasta acariciarle la nuca. No quiero nada en especial, solo divertirme un poco.

Iba a parar a una y tendre que parar a dos. Cuando se limpia la cara saco un paquete de pañuelos Usa esto mejor, asi no te manchas de maquillaje miro a Esmeralda y niego claro esperemoslos y no hagas tu tambien eso replico con gesto de pesar mientras comienza su juegecito.

Nos da una charla de lo que tenemos que hacer para que no....y ella es la primera que se lo salta. Voy a necesitar unas largas vacaciones

- Mejor o peor vestidos, pero peligrosos y salvajes.

Un gesto de indignación aparece en mi rostro, exagerado y melodramático, pero sincero en el fondo ¿Es que no han entendido nada? Repetir las palabras a las que no prestaron atención durant mi... discurso, recalca la importancia que tenían.

- ¿No prestábas atención, Steffie, o no me entendiste? No solo somos reflejo del poder de vasily, sino extensión de él. Y como tal, deberán temernos. Estamos aquí para eso... Si quieres ser formal y sobria, adelante. Tenemos libertad para ser como queramos. Lo único importante es el temor que infundamos en sus corazones...

Giro la cabeza violenta y rapidamente hacia el hombre de la puerta, de quien esoy practicamente colgada. Con mi mano libre paso un dedo por su frente, descendiendo hacia la nariz leeeeeentamente...

- Pero tú no tienes nada que temer de mí, cielito... ¿Quizás al terminar podríamos jugar a algo, tú y yo...?

Observo al resto de mujeres de la manada mientras doy ligeras caladas al cigarrillo apoyando el pie en el paragolpes delantero y observando como las estrellas brillan en el cielo.

A veces las tiranteces que tenian entre ellas llegaban a aburrirme, Teniendo la inmortalidad por delante...¿Porqué preocuparse por cosas tan insignificantes...?.

La visión de la inmortalidad, el carecer de momento exacto de morir naturalmente le había producido un sentimiento de desgana que, a veces se acentuaba por perdidas en los alrededores de lo que ahora era su vida, como era el casco de Vasily.

Escucha como sale del coche Dominic y se queda retrasado detrás de ella. Mientras siente los pasos de Steffanie, Sejmet y Esmeralda alejarse lentamente mientras hablan acerca del... ¿Guarda de la puerta?... que locuras.

Unas caladas más y unos pequeños aros saliendo de su boca y perdiendose en el aire nocturno y el cigarro está practicamente apurado, consumido. Lo lanza al suelo y lo pisa mientras ve a Hamza acercarse hacia donde están ellos.

Intercambian unas palabras el y Dominic, parecen como siempre los unicos que tienen los pies en la tierra, aunque su pensamiento... a veces raya el fanatismo... Son grandes compañeros, es gracioso que unido a eso también sea que son hombres.

levanta ligeramente la pierna para ajustarse las botas un poco más antes de erguirse y sonreir ligeramente a Hamza.

- Quizás debieramos ir hacia dentro, no querrás que ellas solas organicen la fiesta...

Incluso antes de llegar a su lado, ya puede percibir su olor. Lucky Strike, fumado a caladas largas y profundas.

Las costumbres le hacían sentir seguro, con el control entre las manos.

A su lado, Dominic, confirmaba esa semi sensación de cotideanidad. Era una noche importante, sin duda, pero estaba junto a los suyos, formando parte de algo en común.

Una mirada curiosa, casi divertida, como única contestación en su rostro a la sonrisa de Mariela. Estaba nervioso, no podía disimularlo.

- La fiesta no puede empezar sin nosotros. Somos un equipo.

Sus labios esbozan una leve sonrisa ladeada mientras te incorporas a su lado, y comenzceís a andar hacia el resto.

La situación no le resultaba cómoda. Imprevisible... Y estábais separandoós.

- Quiero que entremos juntos, y una vez allí, que nada nos disperse.

No le hace falta confirmarlo, tan sólo mira a los ojos de Dominic y Mariela buscando su aprobación, su lealtad. Era su particular forma de asegurar que entendían su sugerencia, y su preocupación.

El hombre de la puerta observa cómo os acercaís, sin demasiado afán. Los neonatos escandolosos agotaban su paciencia rápidamente. Su mirada parecía dura y fría, casi ajena.

Cuando estaís a su lado os presta atención, escuchando parte de vuestra conversación. Sin embargo se mantiene al margen, esperando el momento apropiado.

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Oh, ya sé quién eres... Y es una pena que tú no estés bien informada.

Chasquea la lengua apartando la mirada, con aspecto no demasiado interesado...

Sin embargo no parece amedrentarlas en absoluto, y una de ellas, Esmeralda, Sacerdote de la "antigua" manada del Zantosa, parece sentirse confiada.

Sonríe mientras permite que ella acaricie su frente, dejándose hacer con aspecto tranquilo, casi deseoso... Pero su mano se desliza despacio, desapercibida, dentro de su chaqueta. Empuña su pistola con cuidada precisión, asomando su cañón apoyándolo contra el abdomen de la joven.

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- Se me ocurren algunas "cosas"...

Esta vez os dedica una perfecta sonrisa abierta, casi socarrona.

Ahí estoy yo, plantada entre la catedral y la carretera con Steff al lado mientras los tres rezagados semi-autistas se nos acercan, momento en el que el "hombretón" calvo parece cansarse de las tonterías de Esmeralda, y la verdad es que no se le puede culpar por ello.
Miro la pistola que asoma por la chaqueta del tipo con una sonrisa ladeada algo burlona. No me parece el arma más amenazante pero de todas formas espero que esta vez la Sacerdotisa tenga la sensatez de apartarse.

-¿Podemos entrar de una vez y dejar de hacer el ridículo?- pregunto de forma directa y abierta, con esa sinceridad que tanto llega a molestar a algunos.

- Oh, que mono...

Ni siquiera miro hacia abajo para saber que el arma está ahí. El gesto de su mano al introducirse en la chaqueta ha sido suficiente. En cambio, permanezco mirando directamente su rostro, clavando mis ojos en los suyos mientras mantengo mi eterna sonrisa. Si quisiera dispararme ya lo habría hecho, de modo que ¿Por qué no despedirse a lo grande, continuando el juego?

- Tienes una pistola ¿Eh? ¡¡Oh, por favor, no me mates, no me mates...!! -Pongo mi mejor cara de horror mientras agito la mano que está libre, mientras la otra continúa en su hombro, aunque ahora liegaramente más suelta- Jajaja... Yo también tengo un jugetito de esos, ya te lo enseñaré en otro momento. Ahora, mi amor, tengo cosas que hacer, y tú ya has perdido tu oportunidad...

Con esas arrogantes palabras, suelto el brazo que se apoyaba en el desconocido. Ya me he cansado de jugar con él, no es nada divertido y los demás ya están llegando, de modo que poco más queda por hacer aquí. Le doy la espalda al matón y me acerco a mis hermanas para esperar la inminente llegada de los rezagados. No deberíamos separarnos más durante el resto de la noche...

Espero al resto y con cara de circunstancias miro al hombre de la puerta. Le observo con detenimiento, la verdad es que saber que tiene un arma ya me deja mas "tranquila" ya sabia yo que tenia que haber traido la mia y no el recurso que llevo, pero bueno si me hace falta ya se donde cogerla. Por su actitud puede ser un maton o un simple guardaespaldas, pero bien se que las apariencias engañan, sino que me lo digan a mi.

Nos sonrie y le miro a los ojos manteniendo el gesto neutro, yo nunca sonrio a menos que me guste lo que veo y aunque me gusta no lo hare, tengo que mantener la fachada. Enseguida entramos Sejmet, en cuanto lleguen el resto. miro como se acercan y espero a que pase Hamza el primero con nuestra sacerdote yo ire detras.

Deja, deja, ya pasó el momento mágico XD El post me ha quedado muy bien así, ya haré uso de ese poder en otro momento... muahaha...

Camino lentamente hacia la puerta, cerca de mis hermanos al menos en cuerpo. Mi espíritu esta turbado no consigo concentrarme ni disfrutar plenamente de estos momentos de celebración.

La situación se vuelve tensa unos instantes, observo me preparo para saltar, para destruir a aquel que ose levantar la mano contra mis hermanos, por un instante noto el sabor de la sangre en mis labios, tan dulce tan cálida…la situación se calma, doy gracias al señor por ello…

Detengo mis pasos frente al curioso vigilante, le miro, le sonrío, le tiendo mi mano en un gesto de reconciliación.

-Siento las molestias que te estemos causando hoy, amigo mío, pero para nosotros es una noche de agitadora alegría.

Mis palabras fluyen tranquilas, agradables, melodiosas incluso a mi me reconfortan.

-Te deseo que el resto de la noche te sea propicio.

Mi gesto cambia, mi cuerpo se llena de odio y mi voz se endurece, amenazadora cruel, comienzo a abrir mi tercer ojo.

-…y por cierto…si vuelves a siquiera insinuar una amenaza contra algún miembro de mi manada…te arrancare tu asquerosa piel a tiras, hare que te la tragues y después mientras rogamos ambos por el perdón…volveré a sacarla de tus entrañas y me hare un abrigo con ella.

Abro mi tercer ojo del todo, brilla con un fulgor rojizo que se centra en el vulgar guardián, contiendo mi ira asesina…maldito estúpido como se atreve a amenazar a nuestra sacerdotisa, hoy es un día de celebración…solo por eso le regalo de nuevo su vida…al menos por esta noche…

Mariela observa la escena con algo de diversión. Siempre era agradable ver como alguien "intentaba" parar la impulsividad de Esmeralda, solo por eso el hombre que guardaba la puerta le había caido ligeramente simpatico.

Camina despacio, no ha demasiados pasos de Hamza y Dominic, algo por detrás de los otros tres miembros de la manada, desviando ligeramente la mirada para ver si alguien más se dirige hacia allí y también un poco por los alrededores para ver lo concurrida de la zona. Aunque siendo una reunión como la que tienen esa noche seguramente el lugar esté apartado de zonas transitadas.

Después observo la escena de Dominic con el guardia:

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Un ligero escalofrio recorre mi espalda. A veces la impulsividad de Dominic podía hacer temblar a cualquiera, está parecía una de esas ocasiones.

Me adelanto un poco colocandole la mano sobre el hombro, suavemente, no pretendía sobresaltarle.

- Vamos Dominic, este hombre solo intenta mantener el orden. No todo el mundo aguanta el humor de Esmeralda, entiendelo. Intentemos que no se derrame sangre de nuestros hermanos del Sabbat esta noche, al menos no por pequeñeces como estas.

Después sonrio al hombre de la puerta, que seguramente está sobresaltado y algo confundido.

- Disculpe las molestias, los nervios están a flor de piel esta noche...

Miro por un segundo a Hamza, por si tiene que añadir algo al respecto ahora que es el nuevo lider de nuestra pequeña familia, después continuo hacia delante.

Su postura no cambia un ápice, permaneciendo firme, con la pistola apuntando hacia Esmeralda. Sin embargo parece que su amenaza no ha tenido ningún efecto...

Pronto, cuando la reunión acabe, estaba seguro de recuperar parte del respeto al que ahora le faltábais.

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Esperaré ansioso ese momento...

Odiaba a la gente sin respeto, sin autoridad, sin autocontrol. La brutalidad Sabbat debía ser fría y calculada, no el resultado de un cóctel de hormonas o impulsos en el estómago.

Érais monstruos. Reaccionar como humanos instintivos os privaba de vuestra mejor ventaja. La frialdad de la muerte que se os había otorgado.

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Tranquila, no la echaré de menos...

Una sonrisa envenenada aflora en su rostro, por lo demás sereno. Su mirada inspecciona uno a uno a los miembros de la manada.

La juventud os hacía impetuosos.

Pero al parecer las "faltas" no habían acabado. El Salubri del que me habían hablado hacía "honor" a su reputación.

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También odiaba a los fanáticos y a los "chulos". Las amenazas no se enuncian... Se piensan. Ésa es la verdadera clase.

El verdadero estilo.

Atacar sin piedad, desprevenidos.

Sin embargo, la muchacha Brujah sí me sorprende... Tengo poca información sobre ella... Y al parecer no es típica en su clan.

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¡Alguien coherente! Incluso educado...

Logra que mi sonrisa muera, apagándose, mirando al "nuevo" líder de su manada. El asesino...

- Pasad. Os están esperando.

Busco sus ojos uno a uno, inspecionando de nuevo a la impulsiva gangrel, a la Toreador que se ha mantenido al margen en todo momento, a la... serpiente, a la Furia descontrolada, a la Brujah templada... Y al diabolista.

No me gustan sus miradas, ni esa sensación que exudan, violenta y contagiosa.

El hombre os abre la puerta, con cuidado, haciéndose a un lado, casi con cierto desprecio. Penetraís en la fachada lateral de la catedral, entrando en un pequeño rellano, de paredes labradas en madera, y olor acre.

Todo es terriblemente oscuro, y ambas salidas laterales hacia el interior están cubiertas con cortinas de terciopelo rojo, muy, muy gruesas.

Es extraño, puesto que a pesar de estar "pisando" el interior de un viejo santuario de la Cristiandad no podeís percibir ni un sólo rastro de fe... No hay fuerza o vigor religioso, es...

Extraño.

Como si el propio aire hubiera sido mancillado con anterioridad, sin poder reflejar salvo depravaciones, secretos y susurros...

Sólo hay un ligero rumor, de fondo, ajeno, lejano. Algo que ocurre en otra sala, a "escondidas".

Cuando avanzaís a través de las puertas, la Catedral os acoge con fastuosidad, llena de oropel, estatuas de madera y bronce, y dorados rojizos.

"La imagen del Paraíso" que crearon los hombres "como reflejo de la Gloria de Dios", ahora usurpada por seres malditos, habitantes de la noche, con mentes macabras y manipuladoras.

El mismo deseo del Diablo, si en verdad existiese.

Dentro, todo es silencio, salvo el rubor un poco menos tenue, de unas voces lejanas... ¿recitando?

A un lado de la puerta, hay un hombre esperandoos. Viste un traje, pero está enmascarado, de un modo sumamente peculiar y estético.

Máscaras venecianas...

Una mesa, de más de un metro de largo, tapizada en morados, contiene varias máscaras... Que al parecer debeís poneros. A su lado, varias capas de seda negra, iguales a las que viste vuestro "anfitrión", estiradas.

El hombre enmascarado os mira, a través de las cuencas vacías de su fachada. Todo su rostro es un interrogante, así como sus mismos gestos, moviéndose casi como un espejismo, despacio, sinuoso.

Su voz os llega, extraña, llena de aire y susurros, indefinible.

- Bienvenidos...

¿Máscaras? Que exótico, que... veneciano. Cultura europea en medio de México, para que luego los de la Camarilla nos consideren bárbaros salvajes. Está claro que, cuando queremos, tenemos más clase que nadie en este mundo.

Me adelanto sumida en un estado de excitación. Como una colegiala tratando de escoger ropa nueva, me acerco a las diversas máscaras, buscando la imagen que me definirá esta noche. Son todas tan hermosas, tan bellas... Rápidamente me fijo en una en concreto, rostro de mujer con finos labios en una mezcla de colores intensa, brillante, desde el dorado hasta azules diversos. Glifos y serifas brotan por todos los rincones de su superficie, fundiéndose con las mezclas de color y con los motivos en relieve que surgen de su parte superior y sus costados. Son formas naturales, hojas o quizás pétalos de grandes flores. Una auténtica belleza.

La tomo entre mis dedos, con delicadeza, casi decidida a reclamarla. Sin embargo, una sombra sobre mi mirada me recuerda mi atuendo de esta noche. El sombrero. Me resultaría imposible ponerme esta hermosa máscara veneciana y el sombrero al mismo tiempo, pues es una máscara que se eleva con sus adornos y motivos muy por encima de la frente.

- Steffanie, cielo... -Me giro levemente, mirando a mi hermana de reojo con una media sonrisa- ...Creo que ésta te quedará... divina.

Mientras Steff tiende su mano para cogerla, posiblemente inspeccionarla, y seguramente ponérsela, mis ojos han encontrado ya un sustituto para el tesoro perdido. Por alguna parte hay algo abierto en la catedral, porque una ligera corriente de aire hace mecerse un buen número de plumas que se arremolinan en torno a una máscara completamente dorada, sensilla, lisa, con pequeños relieves de serifas simplistas pero efectivas. Las plumas, de color rosa, se engarzan en una tela del mismo color, que hace las veces de chorreras de la hermosa máscara. Una máscara que puedo llevar bajo mi sombrero negro de ala ancha.

La tomo en mis manos en cuanto Steff las libera de la máscara anterior. No tardo en ponérmela, quitándome el sombrero para ajustarla y volviendo a ponérmelo después. Ya está mi imagen definida, la mujer del vestido negro, con sombrero negro, pero máscara dorada rodeada de plumas rosa. Solo falta coger la capa y rodearme con ella, mientras los demás seleccionan sus nuevos rostros.

Por fin nos dejan pasar, mi mirada sigue en el hombre de la puerta mientras paso a su lado y hasta casi ya estar dentro, momento en que miro hacia delante. Es un lugar muy hermoso a pesar de lo que puede que ocurra esta noche ahi, nuestro anfitrion habla y la verdad, me parece muy raro, pero ya se sabe que contra gustos no hay nada, me recuerda a una pelicula americana que la verdad no me divertio nada, bueno si por que mi acompañante se murio del susto o de la falta de sangre, no estoy segura.

Esmeralda me habla y miro la mascara, realmente es muy hermosa, la tomo en las manos y deslizo una al interior para ver si hay algo extraño antes de darla la vuelta y de mirarla con mis ojos vampiricos.

Gracias, cielo, es preciosa, creo que ya se que usare la proxima vez en una de nuestras fiestas nocturnas la acerco a mi rostro y la ajusto para ver a traves de las rendijas a mis compañeros, Sejmet ha encontrado una pronto o eso creo y Esmeralda, la verdad, la pega la mascara que ha elegido, muy de su estilo. Cojo una capa y con un rapido movimiento circular, me cubro los hombros abrochandola y cubriendo tambien el vestido. Parece que vamos a una fiesta de disfraces y no a una ceremonia