Partida Rol por web

Nicarius miró con desconfianza el inyectable que le tendía Ilias. A él tampoco le hacía demasiada gracia aquel artilugio pero en el estado en el que se encontraba no podía hacer ascos a ninguna oportunidad de recuperación.

- Ungh...- clavó la aguja y al momento se sorprendió de los efectos - Por el Pancreator... esto es... increíble.

Intentó incorporarse y se sorprendió al lograrlo. Sonrió agradecido a la mujer:

- Mi nombre es Nicarius. Dices que esos alienígenas controlan los muertos como a... ¿cascarones? ¿Nuestra nave es la tercera o hubo tres antes de nosotros? ¿Seguro que no quedaron supervivientes? Quizás alguno logró escapar... ¿Tenéis más interruptores de esos? ¿Y armas? ¿Sabéis donde tienen su guarida esos alienígenas? ¿Qué aspecto tienen? 

Las recién recobradas fuerzas hacían que las preguntas se amontonasen en la cabeza del joven sacerdote.

Ilias se quedó callado contra una pared.

Todo eso era muy bizarro y extraño, desde luego no podían fiarse de nadie ... si eran capaces de controlar a la gente como a golems, quien no decía que la mujer no formara parte del juego?

Por que tenían de fiarse de ella.

¿Pero tenian otra opción?

La mujer contempló sorprendida el aluvión de preguntas que disparaba el Eskatónico.

—No, a los muertos no. Les implantan el artefacto de control cuando están vivos y a partir de ese momento obedecen sus ordenes sin dudas. Realmente no se si son alienígenas porque nunca los hemos visto pero esa clase de tecnología no es habitual en los Mundos Conocidos así que sospechamos que lo sean.

Se detuvo unos instantes tratando de tomar aire. Se echaba las manos a los costados continuamente adoleciendose de las múltiples magulladuras.

—La vuestra es la tercera nave que capturan desde nuestra llegada. El descubrimiento del artefacto es de hace relativamente poco tiempo y no hemos podido crear más disruptores. No tenemos materiales para construir alguno más y la zona de la nave donde podríamos encontrar tal material es la suele tener más actividad.

Mostró su raída armadura y se encogió de hombros.

—No tenemos más armas y armaduras que las que llevamos encima. No hemos podido conseguir más que lo que pudimos sustraerle a los guardias que capturamos para investigarlos. No somos militares. Nuestro objetivo es permanecer ocultos aquí hasta tomar tierra y poder escapar de esta nave. No se que guerra están disputando los tripulantes de esta nave pero tengo seguro de que no es la nuestra.

Una cosa estaba clara. Habían saltado. Y eso quería decir que se habían alejado de donde estaban. O sea. Su destino. ¿Tan importante era? No, lo único que quería era alejarse. Pero no de esta manera. No así.

Se sentó en el suelo, cruzando las piernas, parecía que este era un lugar seguro, o algo similar.

-Entonces hay lugares donde encontrar comida, y agua, y supongo que otro tipo de suministros. - Estaba muy bien hablar de el por qué y el cómo, pero había otras cosas que eran más prioritarias. - Quizás deberíamos salir de aquí para ver dónde hemos saltado, y si hay alguna manera de escapar de esta nave. - Se echó el cabello hacia atrás, aunque bajó la mirada a su petate. No, no lo usaría. Era esa cosa la que le había llevado hasta esta situación. - Yo lo único que quiero es salir de esta horrible nave.

-¿Entonces simplemente nos sentamos a esperar a tus compañeros? -comentó sarcásticamente el magistrado, desechando un plan sencillo, eficiente y aparentemente exento de peligro- Mucho me temo que después de nuestro encontronazo ellos no se van a quedar cruzados de brazos esperando a que demos el siguiente paso. Deberíamos salir de su abasto, atacar donde más les duela y cuanto antes. Si la estatua era lo que buscaban, arrebatársela antes de que puedan controlarla. El resto es secundario -espetó sin que rastro alguno de duda asomara en su tono.

Kaylee frunció el ceño.

—Estatua, ¿qué estatua? —dijo.

Por un instante la mujer dio un respingo. Miraba a cada uno de los presentes buscando una respuesta en alguno de ellos.

- No deberíamos correr tanto - Dijo el Avestita sentándose en el suelo contra una pared. - Esto es un poco mas complicado de lo que parece.-

- Estamos en una nave masiva con un mínimo de dos grupos enfrentados en su interior. Esta nave se supone que debería tener una tripulación enorme que no hemos visto ... solo unos cuantos guardias. Y ahora encontramos a un pequeño grupo de rebeldes. -

El Avestita comprobó cuanto aceite de Ka le quedaba en el deposito mientras hablaba pensativamente.

- Ni tan solo han sonado alarmas desde nuestra fuga ... no me parece que el noble Hazat tenga el control absoluto de la situación. Ademas, continuo desconfiando de nuestra salvadora - Le dedicó un gesto de disculpa a la mujer.

- ¿Y si hay mas grupos por aquí dentro?¿Y si quien dirige la nave no es ninguno de los que se pelea en su interior?¿Y si la mujer y sus hermanos son un engaño para sonsacarnos la información?¿Y si ...?

Suspiró pesadamente.

- ... demasiadas dudas y poca información. - Terminó el acólito.

La mujer miró al Avestita. Su mirada podía reflejar cierta ofensa por las palabras del novicio pero en el fondo sabía que en su misma situación ella actuaría exactamente igual.

—No le culpo... —dejó la frase unos instantes en el aire, quizá con objeto de completarla con el nombre del Avestita —...novicio. Le diría que pueden confiar en mi pero eso no sería más que palabrería. Todavía no se como dirigirme a ustedes así que puede decirse que todos somos unos completos desconocidos.

Kaylee esbozó una ligera sonrisa.

—Mis hermanos han encontrado una pequeña nave atracada en una de las escotillas. Ahora están intentando asegurar la zona para tomarla y largarnos de esta nave. Si quieren seguirnos...

Una vez más dejó la frase en el aire pero esta vez dirigió una mirada condescendiente hacia Daynee. Un instante después se volvió de nuevo hacia el magistrado.

—¿Qué es eso de la estatua?

Con la ultima frase de la mujer, Ilias frunció las cejas hacia la mujer y lanzó una mirada inquisitiva al magistrado.

-Creo que ese joven herido de ahí -dijo señalando al novicio- tiene más información que yo sobre eso. Para mi sólo era una estatua alienígena inmune a escaneos y de gran valor que debía proteger por un negocio con un excéntrico noble. Y supone, sea como sea, mi casi segura caída en desgracia -dijo esto con un tono de amargura y enfado que dejaba bien claro que no le gustaba la situación, que estaba mucho mejor antes de verse envuelto en esta situación y que de ser por él no estarían hablando sobre algo así, salpicándole el asunto o no.

Nicarius negó con la cabeza:

- No sé que puede tener de interesante esa estatua ni por qué el magistrado la menciona... Yo tenía otros negocios distintos que atender y mi relación con la misma es tan casual como la de los demás.

El novicio no estaba dispuesto a soltar más prenda ante aquella desconocida. Le agradecía que les hubiera salvado pero ya había cometido un error por exceso de confianza en aquel día y no quería repetir más.

Kaylee se encogió de hombros y durante un momento se hizo el silencio. La mujer había entendido que el tema de la estatua incomodaba al grupo y no siguió preguntando.

—Kay, buena suerte. La nave está...

Un hombre apareció por el mismo lugar por donde un momento antes habían entrado todos detrás de la mujer. Al ver al grupo el hombre alzó su arma y apuntó

—¿Qué coño?

—Tranquilo Pete, no son enemigos —dijo tranquilizadoramente Kaylee—. También están atrapados en la nave.

El hombre guardó el arma y miró a todos y cada uno de los miembros del grupo.

—¿Habéis puesto en marcha la nave?

Peter saludó a todos y asintió a su hermana. El rostro se transformó en un rostro de felicidad.

—Sí, está todo listo. La nave está en perfecto estado. Hemos podido ponerla en marcha y podremos marcharnos esta misma noche. Hace un rato hemos saltado a Ligaheim. ¿No está mal, eh?

Se volvió a los miembros del grupo.

—Me llamó Peter y soy el hermano de Kay. Hay sitio para todos en la nave y supongo que querrán salir de este monstruo, ¿no? ¿Vendrán con nosotros?

-Mucho me temo que aunque quisiéramos otra cosa, esta es la opción más lógica. ¿Alguien quiere quedarse? -dijo el magistrado señalando con su tono de voz la imbecilidad que supondría tal cosa a sus ojos.

Ligaheim. No era Madoc, pero era un planeta. Miró atentamente al resto. La verdad, por primera vez estaba de acuerdo con el magistrado. Salir de la nave. Como fuera.

-Yo no voy a quedarme. Ya lo he dicho antes, si hay una manera de escapar de esta nave mejor.

Se encogió de hombros. Esa estatua no era cosa suya. Tampoco lo era lo que fuera que controlaba la nave y a los que habían quedado atrapados en ella. Aún así, no las tenía todas consigo. Demasiado fácil.

Nicarius miró al Hermano de Batalla. Él había hecho su parte: había entregado la llave a su destinatario... Abrió la boca para afirmar su deseo de huída y luego la volvió a cerrar. ¿A quién quería engañar? No podía escurrir el bulto y dejarle todo el follón al Hermano de Batalla. Aunque no comprendiera por qué estaba sucediendo todo aquello no tenía elección.

- Me temo que yo me quedaré con Semperius para intentar recuperar... lo que hemos perdido.- miró al recién llegado - Imagino que partirán de inmediato ¿no? ¿Qué posibilidades hay de que encontremos otra nave en la que huir nosotros?

El sacerdote no se hacía ilusiones. Parecía que ahora, más que nunca, su destino quedaba en manos del Pancreator.

Ilias permanecía callado observando la conversación. Por un momento pareció que no estuviera allí y que no estuviera escuchando a nadie.

Yo me quedaré. - Dijo con voz grave y seco en palabras.

Sus ojos recorrían desde los creyentes hacia los demás con expresión pensativa, el qué estaría pensando era mas difícil de imaginar.

No pudo reprimir un suspiro mientras sus manos se blanquecían al agarrar con fuerza su lanzallamas, probablemente la única cosa que lo habia seguido a lo largo de su agitada vida.

-Estáis locos. Confiad en la justicia y rectitud de vuestras vidas, mientras os duren, yo quisiera poner a salvo mi culo y escapar me parece la mejor opción. En cualquier caso es probable que el intento de huída ponga en marcha las alarmas, así que tendréis mayor libertad de movimiento. Felicidades, habéis conseguido una maniobra de distracción sin siquiera tenerla que pedir... -dijo Ulrich en un tono cargado de ironía. Estos sacerdotes en particular no le caían mal, incluso habían ganado algunos puntos con su actuación desde que habían llegado a esta extraña nave, pero desde luego no eran la compañía que habría escogido el magistrado. Tampoco se alegraba especialmente de que sus caminos se separaran, pero no podía dejar de sentirse aliviado. Quizás, incluso, les sirvieran de distracción mientras los dos gremiales trataban de huir. No estaba mal para un par de ovejas del Pancreator.

Ilias lanzó otro suspiro.

Su mirada se volvió afable y un semblante de sonrisa amable cruzó su rostro.

Tranquilo Ulrich, nadie te ha pedido que te quedes. - El avestita entendía las razones del magistrado, era un civil al fin y al cabo. - Será mas seguro para vosotros que os marchéis cuanto antes.