Partida Rol por web

-¡Bien!- aplaudo entusiasmada cuando Kim consigue abrir la puerta. Le daría un abrazo o chocaría las palmas o incluso un golpe de pechos, pero ya me dijo una vez que sin tocar y, aunque me muera, no la tocaré.

Atrás quedan Beth y Jess protagonizando una escena que para si querrían Lourdes María Ascensión y Alfredo Gustavo Carlos, los protagonistas de "Las distancias nunca son tan grandes como el amor que tú y yo nos profesamos, Corasón" mi telenovela favorita que, por supuesto, no veo. Me dan ganas de quedarme, de decirles que, si su amor es verdadero, triunfará. Que no abandonen y que luchen por lo que creen.

Pero no me quedo porque Channel acaba de decir que la última que salga es una sucia furcia comepollas y yo de sucia, no tengo nada.

Salgo disparada por la puerta

Darcy dejó salir antes de la habitación a la lideresa ¿educación? ¿servilismo?¿ayudar a Kim? Ni hablar. La razón era más sencilla si caía una lluvia de arañas no sería sobre ella. La animadora más pechugona de la hermandad esperó a que las que abrían camino activasen las trampas antes de agarrar a Kim y ayudarla a recuperarse del golpe.

–Rubia–susurró–Vamos a poner la puerta a modo barricada  y que MissEMPdeMercadillo no pueda salir. Deja que sangre como la cerda que es.

La bacavurra pudo con la puerta trasera. Lógico, tenía cara de cabra como los arietes. Y el mismo olor. Pero por desgracia todas quisieron aprovechar la oportunidad para salir al patio, en contra de las órdenes de Luzbel. Indignante.

– ¡He dicho todas quietas, putas! –gritó, enojada. Era incomprensible la necedad de esa panda de focas. Alguien tenía que amaestrarlas para el circo de las gemelas, pero no se dejaban.

Levantó la mano y lanzó un chupinazo de lefaléctrica, a ver si le daba a alguna de las que se escapaba por la puerta, pero para no variar el pepino chocó contra la pared. ¿Es que era imposible hacer nada a derechas ese día?

Apenas soy consciente de la puerta y la gorda tumbándola. Apenas soy consciente de la estampida de putas que se produce después, ni del fuego y el humo consumiendo la hermandad. Ni mi alrededor en ninguna de sus formas. Solo veo la punta del cuchillo manchado de escarlata y ansiando más sangre. Camilla, el cuchillo, tenía más hambre. Hambre de sangre de gótica traidora.  Sangre de ex-futura-mejor amiga. Tanta en mi ceguera y sed de sangre, que intento volver a clavar el cuchillo en las mollas de la Bratz Gótica Después de los Banquetes Navideños. Pero el aceite me juega una mala pasada y el mango del cuchillo se me escurre de las manos.

Las gemelas estaban desatadas pero a suerte no estaba de su lado. Ni los rayopollas de Luzbel alcanzaban su objetivo, por muy mortales que fueran, ni Lilith parecía ser muy diestra con el cuchillo. Si había acuchillado a Beth era seguramente suerte de que la misma animadora se hubiera cruzado en su camino.

El resto estaban en el jardín, donde las miles de luces y decoraciones se apagaron de repente. Volvieron a estar a oscuras y sin poder ver mucho más allá de un palmo delante de ellas. La risa de aquella cosa que les había aguado la fiesta en primer lugar sonó distorsionada.

-En la oscuridad vais a morir todas, zorras.

Las únicas que quedaban dentro de la casa aparte del dúo el infierno son Beth y Jessica. La presidenta de la hermandad ha dejado todo claro, puta la última y ella no era puta sino una mujer distinguida de la alta sociedad que escalaba puestos a fuerza de su poder femenino. Tampoco parecía ser su fuerte tirar cosas, lanzaba como una chica.

Grito de rabia cuando el cuchillo no atina el cuchillo, sentimiento que me incita a repetir la puñalada a modo de inercia letal.  Y ahí si noto que la hija hiende en carne y me vibra toda la pepitilla. Eso es así. 

El mundo se podría acabara para mi hoy, pero me iba a morir en compañia y haciendo historia. Como la diva que merezco ser. 

- ¡¡¡Vete, Jess!!! ¡No te preocupes, estaré bien! ¡Vete, no te retrases más por mí, ponte a salvo!

Al principio dudo, pues no quiero dejarla sola con esas dos locas... ¡pero es que si me quedo me matarán a mí también!

- ¡Lo siento, Beth! - digo con pena antes de irme corriendo hacia la puerta, dejándola sola con esas dos. No puedo ver cómo Lilith puede apuñalarla ya que me pilla de espaldas, solo confío en que ella salga de ésta.

El hombre grimoso de la camiseta chula vuelve a hablar cosas que no entiendo, por lo que simplemente le ignoro. Maldita sea, nada de esto es adorable y es seguro que mi pobre Stinky ha ardido con la mansión.

Debilitada por la pérdida de sangre y torpe por el aceite y demás fluidos, intento defenderme de la zorra rubia de bote, sin mucho éxito.

Las putas huían en desbandada y dejaron a los súcubos en la cocina con Betty la Fea. Ahí estaba ella, la gótica, a punto de caer. Luzbel la miró y se relamió. Se mordió el labio, obscena. El olor a fuego, las cenizas que se acercaban, las llamas, el estruendo del incendio y esa sangre sentaban a Luzbel como estar en la puta casa. El hogar. Porque si HOTS había sido su casa alguna vez, ahora lo era más que nunca, en la destrucción y la muerte.

La gótica estaba a punto de caramelo y Luzbel respiró profundamente, llenándose los pulmones de fuego. Tomó a su hermana del brazo antes de que asestara su último golpe. Lilith estaba desenfrenada en furia asesina, como debía ser. Las corrientes de aire ardiente que llegaban desde el incendio hacían tremolar su cabellera rubia de bote entre el ruido del fuego. Deliciosa Lilith. Parecía una valkiria oscura.

– Espera, hermana. Disfrútala antes... –dijo–. Mírala, ¿no está más hermosa que nunca?

Y tanto que lo estaba. Ensangrentada, dolorida, moribunda. Casi lista para la muerte. Pálida como un cadáver y rajada a cuchilladas. Luzbel sintió una oleada de calor coñoparriba nada más de verla así. Si por ella fuera, la mataba en un último polvo, a refrote de papos mientras le comía el toto a Lilith. Vamos, es que le haría la tijera frotándose en esas heridas abiertas. Un magnífico trío final antes de HOTS se derrumbara sobre ellas. Pero todavía había trabajo que hacer. Otra vez tenía que detenerse por el puto trabajo. Por la misión.

–Nunca has estado más guapa, Patty –se llamaba así, ¿no?–. Es el momento. Te han dejado sola. Te han dejado tirada como a una perra, te han abandonado a la muerte cuando podían haberte ayudado en vida, cuando estabas fuerte y pletórica. Pero ahora nosotras te recogemos en la muerte, en tu peor momento, para darte la vida. Es tu oportunidad. ¿No somos generosas, perra? Acéptanos como reinas absolutas de HOTS. Ríndete a nuestro mando y promete tu alma y tu cuerpo a Papá. No te queda mucho y Él te espera. Querrá conocerte, ya verás. Sé la primera entre nuestras primeras siervas, o muere. ¿Qué dices, puta?

Un jardín a oscuras en una fiesta de HOTS ¡¡pero si yo soñaba con esto!! Bueno, le falta un macizo con una gran verga mirada cariñosa, pero ya sería algo si no fuera por esta mierda de paria social que quiere pagar con nosotras su falta de amigos "Porque si tuviera amigos estaría por ahi bebiendo cervezas y mirando tetas ¿no? Incluso si fuese afortunado, igual hasta estaba magreando alguna" Definitivamente mi conclusión es que a este mundo le falta sexo

-¿¿Te falta sexo??- le pregunto a gritos cuando dice que vamos a morir todas aquí en la oscuridad. Porque mira que si es eso y tiene una solución tan sencilla... Pues seguro que alguna puede cerrar los ojos y abrir las piernas por el bien común. Yo no, que tengo unos objetivos que cumplir, pero Darcy tiene pinta de guarrilla fácil y feliz, seguro que no le importa.

Después de todas estás reflexiones tan importantes, empiezo a moverme para salir de la oscuridad e ir hacia la luz. Podría correr como una loca, pero no lo hago porque aunque no me vean, el sudor se huele.

¡Ah, lo olvidaba! -¡¡Socorro!! ¡¡Un loco nos persigue!!- chillo como una histérica. Seguro que viene algún chico resultón a salvarnos porque en las pelis pasa.

Es cierto que me duelen hasta los músculos vaginales, que me siento débil y tengo frío por la pérdida de sangre. Cualquiera podría pensar que en ese estado no estoy en mis plenas facultades mentales. ¿Pero no era aquello como un sueño hecho realidad? Una rubia buenorra a lo psicópata de película de Serie B estaba sentada a horcajadas sobre mí con un cuchillo sucio de mi propia sangre, y la zorra de su hermana pelirroja me propone salvar mi vida a cambio de unirme a ella y ser la sirvienta de las Zorras del Demonio. Ya me estaba imaginando semidesnuda con un arnés de cuero, un collar de castigo, y una correa guiada por Lilith mientras Luzbel me da premios por portarme bien.

Vamos, que el orgasmo que siento tras las palabras de la pelirroja casi se puede oír desde fuera de la casa a pesar de los gritos del aspirante a Manson.

- ¿Estás de coña, pelirroja? Esa puta de Channel nos ha dejado tiradas. Y vosotras tenéis ese aire tan... Diabólico. Añade una ouija semanal y te beso hasta los pies. Por cierto, ¿quién es Él? ¿En qué lugar se enamoro de ti? Ese padre del que habláis. ¿Es que vuestro padre es jefe de alguna secta o algo?

El cabrón del friki holográfico (ojalá viniera cuanto antes la presidencia de Trump y matara a todos los frikis y a todos los holgraloquefueran) sigue con su pantomima, y apaga todas las luces. Debía tener algún tipo de control remoto. Había matado a todos los chicos y ahora quería matar a las  buenorras HOTs. Bueno, al coñito perfecto que era yo y al resto de las putas que me acompañaban. Putas que podía utilizar...

Escuché cerca a Mary Anne. Me acerqué a ella y la agarré.

—No hagas caso al friki, put... hermana, ¡vamos a escapar! Recuerdo que la vaya estaba en esa dirección ¡Vamos! —Y así, con Mary Anne agarrada (y un poco delante para parar posibles ataques contra mi persona, acudí hacia donde pensaba que estaba la valla. Tenía que escapar, sí o sí. Con Mary Anne o sin ella, pero de momento era buen escudo anti frikis holográficos. 

La presi era lista, o al menos lo suficiente como para recordar una vía de escape de aquella ratonera, con las zorrifurcis intergalácticas pisándoles los tacones talones.

Viendo que Darcy se ensimismaba con el olor del aceite, recordándole seguro a fritanga de la buena, le dio un tirón del brazo.

-¡Vamos guarri!, sigamos a la presi, tenemos que irnos de aquí ya-

-O si no, esas putas nos violarán con sus cipotes espaciales, y tienen pinta de dar herpes-

Echó a correr detrás de Channel.

-¡Hey presi, Mary Ann! esperadnos coño-

Algo me detiene en mi frenesí berserker. La mano de mi hermana me sujeta el brazo e impide que aseste la última puñalada mortal. Gruño frustada y olfateo en el aire esa mezcla entre sangre, carbonización y coño mojado. Quizá ahora no tuviera mucha mas consciencia que los perros que hace no tanto nos habían traicionado. Voráces, irracionales, carniceros. 

Frunzo el ceño cuando Luzbel le propone algo así a Beth. Vale que iba a ser mi nueva mejor amiga, pero eso era antes de saber que mi hermana era mi otra mitad, mi todo, mi incesto en potencia. Ella y yo, frotándonos toda la fruta prohibida mientras llueve sangre y se cierne el apocalipsis. 

- ¡Calla, blasfema! - rujo para Beth, ¿nuestro padre de una secta? ¿quien se pensaba que era? ¿el pedófilo que congregaba niños con la escusa de darles catequesis? ¿el salido impostor que recluta a jóvenes con las promesas vanas de otros mundos y sexo liberal?

- 

Luzbel le cruzó la cara a la niñata aquella. ¡Insolente! Hasta le picó la mano, que se manchó en sangre de la gótica. Lamió y saboreó. Dulce. Luego le dio otra hostia del revés, por gusto y por dejarla simétrica.

– ¡Gilipollas! ¿Jefe de una secta? ¡¿Tas tonta o qué, tía?! –claro, Betsy no sabía de lo que hablaba porque ¿cómo podía saberlo? Pero ignorantia juris non excusat, por supuesto. Solo por existir esa zorra ya estaba ofendiendo a Papá. Le pegó otra bofetada, por si acaso, y sonrió al verla sangrar por la nariz. Sonriente miró a Lilith, jadeante y deseosa. ¿Por qué no? Le cruzó la cara también a ella con una buena bofetada, sabía que lo agradecería. Le lanzó un besito de cariño, amor y deseos lujuriosos.

Se puso sobre la gótica, de pie, con ella entre sus piernas.

– Perra, para cuando acabe contigo, no vas a necesitar una ouija. Tú serás la ouija. El tablero, la que mueve la ficha por las letras, y la que las lee –metió la mano por debajo de su minifalda y tanteó. Ahí estaba, el anillo. Lo enganchó con un dedo y tiró. Tiró y tiró. Apretó los dientes. Aquello era duro y gordo, y además su coño se resistía a soltarlo.

¡PLOP!

¡FLOSSHH!

La bola china que llevaba macerando dentro de ella todo el día apareció y fue como romper aguas. Como quitar un tapón. Un chorrazo de fluido salió tras la pelota, una genuina bola china de piedra, grande como un puño. ASÍ entrena su potorro una diosa. Con pelotas de 300 gr de jade. Normal que rompiera pollas como quien espachurra trozos de mantequilla. Normal que murieran por enchufársela. Lógico.

La alzó, pendulante de una cadena de oro blanco que tenía agarrada a un anillo en el dedo. No era exactamente como Lilith la conocía. La bola había cambiado desde la última vez. Porque, en realidad, su aspecto anterior era una máscara. Ahora se mostraba como realmente era, una bola de jade negro, que refulgía por dentro en llamas verdes fosforescentes, de luz perturbadora, sucia e inhóspita. Era atrayente y tenebrosa al mismo tiempo, y se mostraba por los quiebros y perfiles del tallado de su superficie, una criatura monstruosa, serpentiforme, anciana y de malignidad atávica. Ese dragón serpenteaba y se movía en el jade negro como si no estuviera tallado en él, como si fuera liquido en vez de piedra. Miró a la moribunda con sus ojos de jade refulgente y pareció sonreír.

Luzbel agarró a la gótica por los pelos y tiro hacia ella.

– Come, puta –dijo, levantándose la falda. Su toto de súcubo aleteó, se abrió y pilló a Bethany por la cara, palpitando y rebosante de flujo. Ni en las pelis chungas de dibujos de japos que veía Lilith a escondidas, vamos. Luzbel puso los ojos en blanco del placer al devorar y ser devorada, sintiendo en su potorro cómo se desvanecía la vida de la gótica.

Alzó la húmeda bola china, cogió fuerza, respiró fuerte, se alteró, respiró y respiró, jadeo, gimió con la contracomidadecoño inversa que estaba dándose con la gótica, y cuando se corrió con un grito de vendaval, machacó la cabeza de la morena con la piedra, golpeándola hasta que sonó ¡catacroca! y la vida se extinguió. El coño la soltó y se derrumbó en el suelo. En un instante volvió a su natural ser: delicado, aterciopelado, suave y de aspecto humano.

– Bienvenida, perra, ahora nos vemos –la niñata tenía buena lengua y no era cuestión de desaprovecharla.

Levantó la piedra, brillante, y la luz verde se filtraba por la pátina de rojo sangre. Giraba en su cadenilla que parecía una bola de discoteca. La lamió con gusto.

– Querías una nueva amiga y ahora tienes a una amiga y a una perra, hermana. Tus vicios me los puedes confesar a mí, Lily, no temas nada nunca más. Esta otra solo será nuestro juguetito –dijo, señalando a la muerta.

Luzbel sabía que lo que Lilith acababa de ver era más morboso de lo que nunca había sentido, y por supuesto practicado. Pocas veces ves un ritual como aquel, con matanza, cráneos rotos, coños mutantes y oscuro poder ancestral.

Se apartó del cadáver y ser acercó a ella, hasta quedar pegadas.

– Qué pena que no podamos entretenernos, Lily. Papá quiere algo de nosotras. Sí, Papá –no había tenido tiempo de explicarle nada a su hermana porque en el mejor momento aparecieron las mendigas arrabaleras aquellas con su olor y sus maneras de prostituta chabolista. No pidió permiso, le comió la boca y la agarró por el coño al mismo tiempo, mientras la otra mano le cogía un pezón, con el que empezó a jugar apretando y girando con fuerza. Sintonizando la radio.

En un instante, de pronto, la radio captó la señal y Luzbel pasó a Lilith todo su conocimiento. Papá no se había ido a por tabaco. Papá era el tabaco. Y todos los demás males del planeta. ¿No era bonito aquello? Así conectadas habló en su mente.

... esto es lo que somos, hermana, ¿lo entiendes ahora?...

Apretó el pezón a la izquierda y pusieron la COPE, pero enseguida pasó a Kiss FM y Radio Gozadera. A Lilith le llegaron imágenes de horror, peste, guerra y electrolatino. Obras de muerte, de pasión por la matanza. Obras de Papá. Por fin la gemela entendería todo lo que Luzbel ya sabía: que eran especiales, pero no como antes. ESPECIALES DE VERDAD, TÍA.

...Papá está... abajo, sí. Esperándote. Nos quiere a las dos, en cuerpo y alma, ¿vendrás conmigo a lo más profundo, hermana? Nos hartaremos de follar todos. Las dos juntas haremos la obra de Padre que es que se cagará la perra...

Se soltó de ella. La conexión había durado apenas unos segundos y pero parecieron horas. La miró picarona mientras se chupaba los dedos con los que la había agarrado.

– Qué rica estás, jodía.