Partida Rol por web

Dejo mi maleta en una cama random. Todas parecían igual de mierdosas, así que no me molesto en perder el tiempo. La actitud de grupo era la correcta. Si esto era un puteo, había que adaptarse y responder. Al fin y al cabo, es lo que  había hecho a lo largo de mi vida, porque la gente es envidiosa.

El uniforme rosa dejaba que desear. Si dependiera de mi, el el outfit sería otro. Pero no iba a crear discordia, ya que al fin y al cabo, el uniforme es lo que nos unía. Casi única y exclusivamente en algunos casos. No obstante, me encargo de personalizar el mío:

- Muy bien, no nos afecta - acabo diciendo y acabo de prepararme- Pongámonos en marcha. 

Conforme revisaba que todo estaba correcto, se iba dando cuenta de las estructuras de las camas y de la decoración. No pudo observar mucho más, ya que al girar sobre sí misma en busca de algún armario donde hubiera algún bicho o ropa de inquilinas anteriores, pudo apreciar que no había... nada... Nada más. Al ver que el baño estaba fuera, torció la boca y pensó que mejor hacer de vientre de día, porque pensar en ir de noche le daba yuyito.

A medida que sus ojos iban mirando alrededor, su cara de asco iba acentuándose. Aunque la broma de los Amish de Gillian la hizo sonreír, sin mirarla, ya que los gritos de Danni decoraban a la perfección el momento. Era completamente de terror.

Al final si miró a Gillian moviendo la cabeza y ampliando su sonrisa al intentar animarla, con la demanda Rogers. - Eso me consuela bastante. Intentaré no olvidarlo. - Frunció el ceño y volvió a sonreír. Sonrió... claro... sí... sonrió... pero si alguna moría allí...

La voz de Eleanor eligiendo litera superior hizo mirarla, a lo que Yanet no tardó en elegir una cama inferior. Abrió su maleta mirando a Jennifer de reojo, y entonces recordó el color de su traje.

Pero Beth tenía razón, no podía dejar que aquello les afectase, no al menos de cara a las demás. Ellas eran mas fuertes que aquellas circunstancias primitivas y tercermundistas.

- Beth lleva razón, no dejemos que se burlen de nosotras, así que no debemos mostrar debilidad. - Miró a Danni, pensando que debía mostrar endereza ante la tragedia de la desconexión obligatoria.

No tardó en cambiarse allí mismo, delante de las chicas como siempre hacían en los vestuarios, y cuando se puso el uniforme, guardó su maleta debajo de su cama. Se vio el escote, y como le apretaba la tela, trató de ajustarla sin mucho éxito. Parecía que la ropa había encogido en la lavadora, o sus tetas habían crecido.

La habitación era un DRAMA. Los váteres en el exterior era un DRAMA. Y de las duchas mejor no hablar, porque seguro que eran de esas comunales, como las del instituto pero más cutres. Hasta habría telarañas en el techo con bichos acechando para saltarte encima en el momento más propicio. Eso daba cero lugar a la intimidad y a la autosatifacción, muy necesaria si no podían contactar con los chicos al otro lado del lago.

Enseguida se oyen gritos de júbilo de las otras chicas fuera, indicando que la ceremonia de bienvenida iba a comenzar. Cuando salís de la cabaña veis que hay equipos de todas las edades y que no ibais a competir entre vosotras sino por categorías contra otros campamentos. Las pocas chicas que hay de vuestra edad debían formar parte de vuestro equipo o ser reemplazos, seguramente lo segundo, aunque tendríais que dejaros el culo para ser las titulares de vuestra categoría.

Salís y seguís al resto de chicas, hasta llegar a la cabaña que parece la principal, donde se harán actividades varias y se comerá. Ahí parece que han ido muchas chicas a dejar constancia que han llegado, apuntándose en una mesa donde hay una chica muy sonriente con una pegatina en el pecho que reza Hello I'm WENDY. Parece ser una de las monitoras y está dando pegatinas para poner su nombre a todas.

Sobre la mesa hay un gran cartel que os da la bienvenida al campamento.

-Vamos chicas, que sois las últimas- os apremia y va tomando vuestros nombres y buscándolos en la lista.

Para eso habían pagado el campamento vuestros padres, que al menos controlaran que habíais llegado. Para librarse de vosotras un mes también, para qué mentirnos. Eran unas vacaciones paternas en las que aprovechaban para sentirse jóvenes de nuevo y seguramente para mancillar la casa en vuestra ausencia. Mejor no saber.

-Escribid vuestros nombres en las etiquetas, Kim va a hablar enseguida- reparte etiquetas. -Y si tenéis alguna duda me preguntáis, soy la entrenadora Wendy. No interrumpáis a la jefa.

Beth comenzaba a entender todo. La excusa de las animadoras era para tenerls allí haciendo ejercicio en el campo sin cobertura un mes. Un descanso para los padres. ¿No eran eso todos los campamentos? Lo del lugar y las duchas de mierda eran para ahorrarse dinero. 

Fuera... fuera están con putas pegatinitas, juegos de infantes y rivalidades. Eso lo entendía, pero el resto.

—Ahora estamos vigiladas, es el primer contacto. Niñas buenas aunque algo jodidas —No sería difícil lo último. 

Tomó una pegatina y escribió Beth en muy pequeño, casi ilegible. Así no tratarían de hablarla. Si pudiera mangar una etiqueta más seguro que podría hacer una trastada, pero la muy puta de Wendy las reparte una a una y tiene el resto bien agarradas de las manos. 

—¿Dudas? Muchas, sobre las escuadras y ejercicios, pero supongo que no hay tiempo, gracias entrenadora Wendy —pensó en preguntarse si sabía algo sobre lo último que había oído, que la empresa del campamento estaba quebrada y había dejado de pagar el seguro médico a los empleados, para darle un ataque, pero decidí guardarme la puñalada mental para más adelante. 

Juro que acabas este campamento con ansiolíticos como mínimo. Tú y Kim y Kum y quien haga falta. 

A Yanet salir de su cabaña, para llegar a donde estaban toooodo el resto de chicas, con todas aquellas risas y grititos de felicidad, le pareció un contraste aterrador. Era como cubrir un trozo de excremento con un poco azúcar y fondant. Parecía bonito pero por dentro era lo que era.

Ella estaba clara a lo que iba, sabía lo que suponía ir al campamento, y aunque no esperaba un hotel de cinco estrellas, tampoco la mismísima cabaña de 'Leatherface' o 'El Asesino de la Motosierra'. Para Yan hubiera sido incluso más encantador que no hubiera nada, puro bosque, y llevar su tienda de campaña. Al menos así hubiera sentido que controlaba la situación.

Mientras sus curiosos ojos no quitaban ojo de cada detalle, mientras se inscribía, sus oídos estaban puestos en las palabras de Beth. Sus ojos se pusieron encima de la entrenadora por fin, y sonrió con esa cara de niña buena natural, pero que tan bien le salía cuando tenía ganas de echarse a llorar.

Céntrate en el ejercicio. Reprime tus sentimientos... Trágatelo todo y la cabeza bien alta.

Inclinó la cabeza hacia el grupo, con clara intención de que se notase que iba a decir algo en secreto, aunque trató de disimular. - ¿Y si el resto de cabañas no son iguales a la nuestra? Igual están mejor. A lo mejor podemos averiguarlo... O... O... O yo que sé... - Según terminaba la frase se iba desanimando. Se estampó la pegatina en el pecho, y se recolocó el sujetador sin pudor.

Albergaba la posibilidad de que alguien se quejara sobre la tangada de instalaciones. Pero lejos de eso, lo que no encontramos en un montón de chicas emocionadas y me choca.  Tanto así, que considero durante unos segundos la hipótesis de Yanet, pero finalmente la acabo descartando mentalmente.

- Lo dudo... eso implicaría algo personal y no nos conoce de nada, creo... - opino también en voz baja para el corrillo, mientras echo un ojo al panorama. - Quizá ellas interiormente también están igual que nosotras y han decidido dejarlo estar. 

Cojo mi pegatina en blanco y no tengo problema en escribir mi nombre y luego ponerla en mi unifome. El plan estaba claro. Incluso, en el fondo, mi lado comprensivo quiere pensar que todo aquello sólo era una forma de imponer disciplina. El problema es que no estaba acostumbrada a que me impusieran nada e iba a ser jodidamente duro.

Danni canturreaba para sí, entretenida.

—Si estás salvado da palmadas plas plas… ♫♫

Fue a la primera cama que vio libre, cogió la almohada y lanzó a una esquina, arrancó las sábanas, hizo una bola y las tiró por un ventanuco.

No había tiempo, aún, de prenderles fuego.

— ♫♫ …si estás salvado da palmadas plas plas…

Abrió una de sus maletas.

Aerosol desinfectante aromatizado.

Perfume de cama.

Vaporizador bruma hidratante.

Juego de sábanas premium 3000 .

Almohada de diosa.

Uno de los satisfayer.

—…palma-da-das… ♫

Roció el mataliendres sobre el colchón y sus ronchas de flujo y moho solera 1995. Perfumó el aire sobre él. Extendió las sábanas con mimo. Perfumó. Adecentó. Sábana. Almohada mullida. Flus flus perfumito.

Satisfayer bajo la almohada. Bombón con forma de corazón sobre ella.

Cama tersa, suave, deliciosa e impecable.

Se desnudó y se cambió como si estuviera sola. Se atusó la falda, se recogió el pelo. Salió. Se detuvo en el umbral, brazos en jarra. Estudió el entorno. Qué, quién, cómo, dónde.

Objetivo localizado.

—…es lo que quiere Dios nuestro Señooor.

…

Caminaron hasta el gentío.

—Hola, Wendy. Encantada de conocerte. Soy Danielle. Estoy deseando empezar.

Era un gran momento para comenzar y Eleanor ya se encontraba motivando a sus amigas, incluso hasta se tomó un tiempo para ponerse el atuendo de animadora porque había que estar acorde. Así que con sus buenas vibras y su coleta saltarina debido al andar bastante feliz de la rubia, se reunió junto a las demás mientras hablaba Wendy. La verdad es que el lugar le daba un poco igual, salvo el detalle de internet. 

—¡Hiiiii Wendy! ¡Eleanor aquí!

Si, modo attention whore en todo su esplendor allí estaba la animadora. Pero bueno podía volar una mosca y distraerse, aunque tenía una misión muy clara: ayudar a Danni que en cualquier momento podía comenzar a sudar, tener ganas de vomitar por la abstinencia a internet. Si es que son crueles aquí, pero ya le daremos una buena dosis de animadoras frustradas sin internet. 

Observo como Danni arregla su cama dejándola como debe ser. Deberíamos hacer todas lo mismo pero a veces es cierto que las inconveniencias ayudan a volverse más fuerte. Y para sobrevivir a estos días que nos esperaban en este Auschwitz de montaña, íbamos a necesitar esa fuerza.

Una vez estamos todas ante la mesa de Wendy, cojo la pegatina que me toca sin decir nada y escribo mi nombre de manera pulcra antes de colocármela en el pecho, bien visible. No digo nada. Simplemente me limito a esperar a ver qué tenemos que hacer ahora. Eso sí, rápidamente escaneo mi alrededor. Me fijo en los equipos, sus miembros (miembras, miembres) más destacadas, pensando en cómo dejar a esta o aquella fuera de juego (cubos de agua... fosos... cepos para osos? eso último estaría bien).

Quizás no estabais tan puestas en la idiosincrasia de las animadoras, porque erais las reinas de vuestro instituto. Pero entre el resto de animadoras del mundo mundial, las entrenadoras eran diosas. Era a todo lo que aspirabais en la vida, aparte de casaros con el guapo del instituto y tener tres niños y una casa en los suburbios. Conseguir entrenar un equipo de animadoras local era un orgullo, elevarlo a su máximo exponente era un reto, pero que te dieran un puto campamento de animadoras como había pasado con Kim, era ser LA abeja reina.

Ahí estaba Monica Aldama que había puesto en el mapa una universidad de mala muerte en un pueblo de Texas, solo por hacer llorar sangre, sudor y lágrimas a las animadoras para entrar en las nacionales universitarias y ganar. Tenías que ser la crème de la crème de las animadoras para entrar en esa universidad ahora. Eso era ser la puta ama y por eso ese campamento estaba tan solicitado.

Vosotras erais muy buenas, estabais compenetradas como equipo, apenas había chicas de vuestra categoría. Todos los equipos parecían ser de categorías más bajas, niñas que podría eliminar empujando al lago porque quizás nadaban aún con manguitos. Aunque había algunas chicas de vuestra categoría, no muchas, la mayoría carne de suplencia... Excepto ella.

La maldita Cheryl había entrado al campamento y ahí estaba con su sonrisa perpetua esperando que hablara Kim. Ni se fija en vosotras, no sois dignas. Si alguien os podía quitar la titularidad para el campeonato al final del verano, esa era ella y quizás alguna de sus minions.

Y a un pequeño escenario no tarda en asomar la abeja reina: Kim. Tan rubia, tan perfecta, tan bien dotada y sin un gramo de grasa visible en el cuerpo. Su sonrisa blanca, perpetua y deslumbrante y va a subir a un pequeño escenario de madera que han improvisado para que hable, con un micro y todo.

-Bienvenidas a todas- dice Kim, elevando los brazos para abarcaros y hay vítores y aplausos ante esas palabras solo. -Veo alguna cara conocida y muchas caras nuevas. Hoy es el primer día del resto de vuestras vidas y debéis decidir si estáis hechas de la pasta necesaria para ser animadoras o si sois unas perdedoras más.

Más vítores ante lo que dice y quejas de que todas están para ser las mejores. Entrar en el campamento ya era una diferencia.

-Espero que deis el 110 por cien cada día, si no es posible dar más, solo así se crean campeonas. No espero menos que la excelencia por vuestra parte y las que no valgan para esto, serán enviadas de vuelta a casa antes de que acabe el verano, si es necesario- ahí muchos de los aplausos y vítores pararon, quedando algunas chicas con la boca abierta. -Así que no os sorprendáis si de un día para otro alguna de vosotras no se encuentra en el campamento, seré implacable con la mediocridad.

Y dicho lo dicho, Kim se baja del escenario y se acerca a hablar a Wendy. Hay más aplausos tras su discurso, aunque no tantos como cuando subió al escenario. La cara de incredulidad de algunas jóvenes es evidente.

Lo cierto es que el argumento de Gil era bastante razonable, por lo que Yanet le dedica una sonrisa de lado. - Tienes razón, de esa forma también siento que estamos menos jodidas. - Al menos así lo sentía ella.

Danni estaba a un tic de un auténtico paro cardiaco. Verla acomodar la cabaña y crear un hueco confortable con su cama había sido épico, pero oírla cantar, era mas bien tenebroso. Al verla tan dispuesta, se fijó en ella con preocupación, mirando a las demás. Durante un instante, le dio un apretón en los hombros de ánimo, con ambas manos. No hacía falta decirle nada, aunque bien era cierto que podía hacer videos con el móvil sin conexión, no estaba muy segura si quitárselo por completo había sido buena idea. Lo evaluaría a lo largo del tiempo que pasasen allí.

Dando un par de palmadas para afianzar la pegatina en su ropa, se fijó en las animadoras, y por supuesto, en Cheryl. Le recordaba a alguien... cumplía un prototipo de chica que había visto antes. Y aunque ella no reparaba en nadie, era demasiado importante, Yanet no le quitaba la vista de encima. Estudiando sus gestos, movimientos y nimiedades.

La voz de Kim hizo que cambiase su atención. Alucinó al verla, era como una diosa, casi era un honor estar en el mismo lugar que aquella mujer. Miró a sus compañeras con cierto entusiasmo, ya el tema asqueante picaba menos, y ahora le recorría la emoción. Era un ejemplo a seguir, un ideal que alcanzar, casi ni oía lo que decía, imaginando la edad que tendría esa mujer y las calorías que ingeriría al día. Eso sí, lo último si lo oyó y la sonrisa se le cambió por una mueca de horror abriendo aún mas sus enormes ojos azules.

- ¿Ni siquiera nos quedaremos por pena? Que dura... Me gusta... - Así su gesto cambió por uno mas convencido.

El puesto de entrenadora estaba bien, pero Beth prefería llegar a la cumbre y dejarlo allí, tras algún éxito. No se veía entrenando a otras. No acabaría bien todo. Lo del marido y los niños sí podía verse. Había que tener minions a su imagen y semejanza. Sobre todo si tenían tres piernas, y dos neuronas o más. 

Empieza el discurso y van a cuchillo. Con Cheryl allí. Si la pelirroja llegaba sin traumas al final del campamento Beth habría fracasado en la vida. 

—La tirana en jefe. Apruebo sus métodos y su aspecto pero no las infamias del sitio, el baño comunal y las cortinas —no necesitaban ser el ejército. Aquello había sido un insulto. 

—Hay que ver cómo va esto el primer día. Quizá chillan mucho pero luego todo es de boquilla —no se la jugarían a las demandas, o eso esperaba— Hay que causar buena impresión al inicio y luego ya todo irá mejor.  

Ah, la diosa Kim. La hermosa, perfecta, impecable Kim. La hija de puta responsable de toda aquella mierda. Sí. Una diosa. Sí. La Diosa de las Animadoras. El pináculo de la pirámide evolutiva. Correcto.

Pero Danni no estaba labrando su futuro para ser animadora. Sentarse en el Trono del Chocholimpo era un escalón más. Una muesca más en el arduo camino que una creadora de contenido debe tallar para ser la Reina del Chochiverso.

Kim era una divinidad. Pero era una divinidad de nicho. No solo porque era vieja. También porque estaba en un callejón sin salida que pronto olería a pis de gato. Con suerte acabaría siendo la vieja coreógrafa de un concurso de talentos donde famosos de quinta fila van a hacerle la maniobra de Hitler a sus penosas carreras.

Ser la Reina Madre de las Animadoras estaba muy bien. Bravo, Kim. Pero eso era ser la abeja reina de un único panal.

Lo importante era beber la miel de medio planeta.

Danni era transversal y tenía la adoración incondicional de muchos más fieles y haters que cualquier jefa de animadoras. A no ser que Kim estuviera también en el Onli sacando pasta. Que ole su coño moreno, pero perdona pero no. Kim tendría como mínimo 28 años y eso ya es estar en el puto arroyo, carne de categoría Grannis.

Pero bueno, Danni estaba allí por a) la fama, b) los likes, c) el dinero, d) la fama, e) ser la puta ama.

El cinturón de campeona de los pesos muy ligeros de las chocholiders sería de gran ayuda para escalar puestos en la Vía de la Fama.

Cuando Kim coreografiara un programa de variedades, presentada como vieja gloria, la que estaría sentada delante pulsando el botón rojo sería Danni.

Porque una no es del TeamRihanna para ver el mundo pasar.

A jugar.

Se escurrió entre decenas de hipnotizadas animadoras. Pura escoria. Se acercó.

Cheryl.

Acercarse a su oreja entre los vítores y aplausos.

—Sabes, puta, lo malo de no tener wifi es que no puedo enseñarte cuánto dinero no se gasta tu novio en ti por poder matarse a pajas conmigo.

Cheryl se gira, con una gran sonrisa en su cara, no parecía haberle perturbado nada las palabras de Danni. Primero de todo porque no tenía novio, ella jugaba para el otro campo, algo que todo su instituto sabía pero no sabían los desconocidos. Y lo segundo es que ser una THOT estaba como ultra pasado de moda.

-Pues mira, yo no necesito wifi para saber lo que tengo delante- se echa el pelo hacia atrás, con un gesto a cámara lenta que hace ver lo sedoso que es su pelo y brillante, el pelo de una diosa de las animadoras. -Ni wifi ni nada si tus méritos se reducen a unos señores pajeándose tristemente en su casa con tu cara, quiero decir... Hoy en día los tíos se pajean con cualquier cosa, hasta con pies- se ríe y aparecen sus minions a reírle las gracias.

-Da recuerdos a tus pajeros, cara-pie. Porque en este campamento no vas a durar ni un día- añade sin quitar la fantástica sonrisa de su cara. Lanza un beso al resto de vosotras y se marcha para acercarse a hablar con Kim en confianza, seguida por sus dos minions.

La aparición de Kim resulta épica. Con su presencia y actitud, no me cabe duda de que las instalaciones al redneck style eran deliberadas, pero en pos de imponer disciplina. Para putear, si, pero también para poner a prueba. Porque lo importante era estar aquí, haber sido escogidas para estar frente a su ser, no tener el puto colchón Kikis&Glitter Ultralux® de seda de gusanos albinos y duchas de chorros con Satisfayer incorporado. Eso rezuma su presencia. 

No sé en que momento Danni se separa del grupo y se acerca a Cheryl, la pelirroja que peligrosamente tenía pinta de que nos complicaría las cosas. 

- ¿Qué está haciendo? - pregunto para el resto del grupo, sin apartar la mirada de ambas dos.

No sabía que coño se estaban diciendo, pero si Danni decidía moñearse con ella, nuestra presencia en el campamento peligraba. La otra sabía muy bien que hacía, no caería en ese juego. Pero Danni estaba perdiendo el control.

Por eso decido acercarme, para tratar de evitar el DRAMA. Solo llego a escuchar las últimas palabras de la arpía pelirroja. 

- Danni, esta zorra nos tratará de joder, hay que ser mas listas que ella. - le acabo diciendo a mi Danni, tres el beso que nos lanza Cheryl, que sin duda era una amenaza.- Esa arpía se lleva bien con Kim.... - apretando un poco los dientes y los puños. 

Dani sale disparada y Gillian se pregunta cosas. 

—Está destruyendo nuestro factor sorpresa, pero no se puede hacer nada, está poseída. 

Por como iba no se iba a presentar y ofrecerse a rascarse la espalda, así que Beth siguió a Gilly, escuchando lo que decía a streamer del grupo. 

—No le deis munición. Esto acaba de empezar y son muchos días. De momento Cerecita —sí, no la iba ni a llamar por su nombre —tiene la información y los contactos. 

—Haremos que cuando acabe esto no quiera salir de su ala del psiquiátrico, pero no lo conseguiremos si están prevenidas. Vamos de vuelta a nuestro sitio y a demostrar que somos mejores animadoras. Hay que ganarle en TODOS los aspectos. 

—Y a la vuelta puedes hacer un llorivídeo y que la cancelen de todas partes, no te preocupes. 

No esperaba que Dani fuera a ser el verso suelto y Gilly la voz de la razón. Vivir para ver. 

«Aish, Dani, Dani» pensó al morder su labio inferior cuando tras escuchar todo lo que esas arpías dijeron. Era una bonita amenaza disfrazada de simpatía y al parecer a una de nosotras le tocó un poquito bien adentro. Lo cual, negó con la cabeza y se colocó al lado de su amiga. 

—Bueno, bueno, si es de talento esto. No hay nada mejor que demostrarlo y las palabras no son especialmente una herramienta de las animadoras, pero las puyas nos motivan para brillar—agregó—. Así que ya verán de que estamos hechas. 

Y sin más le regaló un guiño a la pelirroja, poniendo ese pañito de agua fría en medio más allá de que se la cobraría cuando vaya a coger una de sus bragas y estén todas rotas o llenas de mierda. Pero, había que ser esa niña educada y sonreír cuál payaso que esconde sus intenciones de cara a los demás porque estas eran peligrosas. 

Cheryl fue a por todas contra Danni. El chorrazo de insultos hacia ella parecía tan natural como que era una práctica habitual en ella. Yanet no pudo evitar abrir los ojos y la boca de asombro a las cosas que le decía a su amiga y compañera, pero trató de al menos, cerrar la boca a tiempo para que aquellas arpías no vieran el horror en su expresión facial.

Zorras había en todos los lugares, pero aquello era un auténtico nido de mala sangre.

Las vio marcharse, como siempre, sin quitar ojo al enemigo.

- Ni caso, Danni. - Dijo sin mirarlas, aún con sus ojos puestos en ellas. Asintió con la cabeza a las palabras de Beth, Gil y Eleanor. - Estará más que cancelada a la vuelta. - Mientras, pensaba en cómo se vería la cara de Cheryl ante un hueso fracturado.