Partida Rol por web

- Tu lo has dicho. -no sonríe.

- Sois hombre de pocas palabras, mi buen amigo Rod. Cosa que celebro, pues así no tendremos ocasión de discutir por quíteme usted esas pajas y demás bravuconadas. El espadachín se inclino leve y respetuosamente en dirección a su interlocutor, mientras mantenía en todo momento su eterna sonrisa.

Con andares tranquilos y visiblemente chulescos, Enricco se acercó a un barril, donde descansaban unas jugosas manzanas, y tomando una en su mano, la olio con delicadeza.

- Estos pequeños placeres son los que a uno le hacen sentir vivo. Sus palabras no iban dirigidas a nadie en particular, pero tenía esa extraña costumbre, tal vez para hacerse notar, pues, aunque el tileano lo negara, le encantaba hacerse notar. Aunque fuera por cosas tan nimias como su predilección por las dulces manzanas, el buen vino, o por una buena buscona.

 El viaje prosiguió, sin muchos incidentes, pernoctando en posadas cuando podía ser o durmiendo al raso cuando tocaba. Parte de los productos que transportava la caravana eran frutas perecederas, motivo por el que el grupo avanzaba tanto como era posible cada día.

 Tras cuatro días desde que la comitvia partido hacia Mordheim, el paisaje empezó a tornarse más tenebroso, las carreteras estaban menos frecuentadas, y peor cuidadas que leguas atrás. De vez en cuando el grupo encontraba alguna granja a la distancia, flanqueando el camino, calcinada hasta los cimientos.

 - Es una verdadera lástima.- Comentó el corpulento mercader, sin detener la caravana.- Desde que el Príncipe de Ostmark falleció, junto con gente distinguida, la provincia se ha convertido en una tierra sin ley, bandas de malechores campan a su aire, asaltando granjas y pequeñas villas. Espero que pronto las cosas regresen a su cauce, no es bueno para el negocio todo este caos. Pero mejor que no nos detengamos, a ver si esta noche podemos descansar bajo techo, no a mucha distancia hay una posada en la que espero que nos podamos alhojar.

 Continuasteis por el camino, dejando atrás los esqueletos de esos hogares que en su día alvergaron vida yesperanzas...

 Poco a poco, el cielo fue adoptando tonos cárdenos a medida que avanzaba el día y el grupo leguas, otras granjas y construcciones como pequeñas capillas estaban reducidas a cenizas. El paisaje era perturbador. Pero en vuestros corazones esperabaís dejar atrás este viajecito que no era más que un pequeño trámite para cumplir vuestros verdaderos objetivos.

 En eso estabaís pensando cuando, finalmente llegasteís al lugar en el que se emplazaba la posada... o mejor dicho, los restos de la posada. Era una construcción recia de piedra y madera gruesa, con un patio amurallado y unos establos. Todo había sido reducido a escombros y no hacía más de un día, o día y medio.

 La desilusión y el fastidio se posó como un velo sobre el grupo. Este hecho representaba todo un problema, la noche caía y el lugar donde estaba previsto el descansar, y tomar un descanso y quizás divertirse un poco, ya no era tal.

 La contrariedad empañaba el rostro del comerciante.

 - Joder, que mierda es eso. Esta posada habçia estado en pié durante más de un siglo, y no era un lugar débil, a pesar de ser pequeño estaba bien custodiado, muy diferente a una granja ocupada por gañanes... conocía a Rupert y a Rosita, quines regentaban 'el poni borracho'.- Por unos instantes parece que el rostro de Omar envejeciera mientras su mirada vagaba por las ruinas, como si recordara cosas del pasado, momentos mejores.

- Está claro que estos parajes se han vuelto peligrosos, y creerme si os digo que lamento no poder disfrutar de una noche tranquila llena pequeños placeres... El gesto del espadachín parecía contrariado frente a la calcinada posada. Movió levemente la cabeza de izquierda a derecha, como si no esperara aquel contratiempo, y en verdad era así.

- ¿Que haremos pues? Mirando de soslayo al orondo comerciante. - ¿Hay algún otro sitio cerca donde descansar a cubierto, o volveremos a montar nuestro variopinto campamento a la intemperie? La pregunta era más bien retórica, pues no tenía ninguna esperanza que a la vuelta del camino se alzara otro establecimiento, y mucho menos que estuviera en pie. No después de lo visto en las últimas millas del camino.

El mercenaro dio una patada distraidamente a los escombros y miro alrededor.
-Sea lo que sea que decidamos ,deberiamos asegurarnos que los que hicieron esto no ronden aun por la zona.
Despues se agacho lentamente y cogio una piedra donde antes se alzaria la muralla. La miro un instante y la arrojo a un lado.
-Nosotros no disponemos de defensas donde refugiarnos.

Dareus vagó por los restos de la posada con la vista clavada en el suelo... buscaba algo que le diera más información de que o quienes habian hecho esto. Si hacia tan poco los rastros estarian frescos y le resultaria más fácil saber a contra quien se podian enfrentar.

- Mierda, por una noche que dormiriamos más cómodos y sin necesidad de montar guardias. Ptuff. Escupió como quien se quita el mal fario de encima, mientras su vista acostumbrada a trabajar en las sombras seguia buscando una respuesta en el suelo y los restos de la posada.

Rod asiente con la  cabeza el comentario de Desomond mientras observa los alrededores; luego observa el suelo y la ruinas buscando algún tipo de señal..

- Mejor comprobemos que no están por aquí podrían seguirnos y atacarnos en la noche sin resguardo alguno, - es lo que haria yo almenos.. - vista la situación podremos decidir con más acierto.

Luego se dispone a avanzar lentamente, aunque al primer paso se detiene y se gira. - Disculpad... ¿estáis conmi...  ..ya veo que sí, al darse cuenta de la rapidez de Dareus sonríe levemente y avanza con decisión hacia las ruinas - escurridizo chiquillo, adentrarse sólo sin precaución, incauto...

 Los guardias contratados para proteger la caravana decidieron dar un vistazo por las ruinas y los alrededores, para encontrar algún rastro que les pueda dar algo de información. Alguna huella, algún testigo, alguna arma o vestimenta...

Dareus se adentra junto el grupo poniendo atención donde pisa y que encuentra de relevante.

Desmond observa la zona que rastrean sus compañeros y establece su perimetro de busca ,caminando lentamente en arcos cada vez mas amplios.

Por su parte, Enricco se sentó en una gran piedra a contemplar el arduo trabajo de sus compañeros. Sin duda eran hombres duchos en sus respectivas artes, muy displicentes y trabajadores. Era una suerte compartir viaje con ellos.

Con cierta desidia y parsimonia, cortó con los dedos una tierna brizna de hierba, y se la llevó despreocupadamente a la boca.

- Abisarme si encontráis algo de interés, no dudéis ni por un instante que estaré a vuestro lado si es menester... Y dicho esto, sacó una de sus enormes pistolas, que llevaba caladas en el fajín y empezó a limpiarla.

Sir Tymos llevaba un largo rato sin ejercitar sus cuerdas vocales, desde el incidente anterior permanecía en silencio, como debatiéndose en mil cosas dentro de si, como librando batallas contra los caballeros que eran sus demonios internos.

Observó aquella desolación y aquellas ruinas chamuscadas pero no dejó que aquello lo ablandara.

Como Tagliagole, no era propio de él ponerse a buscar rastros, de hecho ni en el transcurso de una cacería lo hacía, eso era el trabajo de sus sabuesos o perros de rastro, y quién tenía la obligación de cuidarles, educarles y orientarles a la vez a ellos era su escudero. No él.
Pero en aquél viaje solo traían Mandíbulas con ellos, y ese era un perro de presa. Así que sin preocuparse demasiado miraba allá hacía donde les llevaría el camino, pues hubiera preferido continuar y reaccionar cuando el peligro se le viniera encima.
¿Como podía haber tanta gloria allí enfrente y no quererla alcanzar, con solo estirar el brazo?

 El mudo Foyle estaba junto a los mozos de la caravana, aguardando a que los entendidos dieran alguna directriz... o simplemente dejando pasar el tiempo mientras rascaba de forma distraída la panza de Mandíbulas.

 Su mirada vagaba perezosa por los alrededores mientras el atardecer iba a su paso, devorando de forma inexorable y lenta la luz del astro rey.

 Avanzando por las ruinas, Dareus, Rod y Mculligan van encontrando diferentes signos y leves rastros. Una hendidura en el blando suelo arcilloso, un golpe reciente en uno de los muros, como el que dejaría una maza al golpear la piedra. Por todas partes se ven rastros de color granate oscuro... sangre. También ven aún algúna viga convertida en ascuas casi apagadas.

 Tras unos cinco minutos, vagando por entre las ruinas, llegan a la conclusión de que el asalto ha sido reciente, cosa de un día. No ha quedado superviviente... de hecho, no ha quedado cuerpo alguno. ¿Qué habrá sido de los desdichados defensores de El poni Borracho? Al ser un lugar de paso y muy transitado cuesta hacerse una idea de por donde han podido llegar los asaltantes o por donde han partido. Pero, finalmente, Rod da con unas extrañas huellas, no son humanas, sinó de bestias, como de carnero o algún tipo de venado, quizás se trate de algún rebaño.. quien sabe.

 Cuando los mercenarios dan parte de sus halazgos, Omar se sube a la primera de las carretas.

 - Partamos, nada nos retiene aquí, por lo menos alejémonos de este hedor a humo y muerte. Los que vivían aquí estaban protegidos por espesos muro y nada queda de ellos. Por lo menos nosotros estamos avisados.- Girándose hacia sus mozos dice.- En marcha, aún podemos avanzar un par de horas antes de vernos forzados a parar. Cuanto antes alcancemos los refugios, mejor.

Enricco se incorporó lentamente después de oír las palabras de Omar. Se palmeó los pantalones, como si quisiera quitar algún resto de comida reciento o polvo, y con paso confiado y arrogante se acercó a la caravana.

- ¿Alguna idea de lo que ha ocurrido aquí? Preguntó a los hombres que habían estado buscando indicios de lo que había pasado.

- Pues que unos asaltantes se lleven comida, bebida y mujeres, entra en cualquier cabeza... Mientras hablaba, se mesaba la barba con distraído gesto.

- Pero que no se distinga ni rastro de cadáveres, ni muerto alguno, eso da más que pensar. Hizo una pequeña pausa dramática, para continuar, acto seguido, con sus observaciones. Y aunque nadie le preguntara su parecer, y pocos fueran los interesados, Enricco continuó con su exposición.

- Pero por otro lado, cosas muy extrañas hay por este mundo, y creerme si os digo, que no sería la primera vez que me topo con una degeneración tal. Pues hay personas, si es que se les puede llamar así, que gozan del placer de mancillar los cadáveres de los difuntos... Explicaba estas cosas con una ceja arqueada, y un semblante serio y sereno, dándose aires, porque no, de viajado y hombre de mundo.

Rod parece extrañado e incluso algo desconcertado, ante las preguntas responde al cabo de un rato después de permanecer inmóvil enfrente de unas extrañas huellas intrigantemente difíciles de encontrar.

- Ni puta idea de quien ha sido! y poco después simplemente ha pasado un rebaño de carneros! aunque..si tuviera que decir lo que creo sin temor a parecer un loco...   diría que un rebaño de animales ha llegado, y ha destruido todo y luego se han llevado los cuerpos de la gente que aquí residía en sus lomos.. permanece en silencio un par de segundos y continua  ..y van por allá a no más de un día de ventaja. -mientras os señala la dirección-

Luego mira a Omar, algo molesto por no encontrar una explicación más habitual
esto no es normal, quizás lo que cuentan puede ser cierto?