Partida Rol por web

Isolda negó con la cabeza al ofrecimiento del licor y de la cafeína líquida porque en ese momento estaba bastante atenta y despierta. En unas cuantas horas puede que cambiara de parecer, pero nunca sobre el licor.

-Se les informó hoy, usted hizo la petición; pero ahí estaba el tipo esperándonos. Usted dirá por medio de quienes surgió el mensaje y fue enviado para saber que había pedido ayuda -los que la conocían sabían de sobra que lo decía con su "tono normal", pero podía parecer algo más brusco de lo normal para otros.

Alzó una delicada ceja ante la reacción de Constantine ante la mención de esos tres hombres por parte de Arcturus.

-Ahora le acompañare, señor Karajcik. Antes quiero saber que pasa con esos tres arbitres -apuntó la sororita.

-¿Este artilugio lo llevaba el prisionero? -preguntó Arcturus, alzando el pequeño aparato oval a la vista de todos. -Efectivamente, es un transmisor -asintió, impresionado por la intuición de Claudius-; a estas alturas, los jefes de ese hombre ya estarán enterados de su paradero. No deje de preguntarle sobre ello, señor Karajcic: está emitiendo. Entérese de cuándo lo accionó, por qué y qué pasa si se apaga, si es que era consciente de lo que llevaba encima; quizás podría sernos útil para llegar hasta quien contratara a ese tipo.

Luego respondió a la pregunta de Isolda con otra. -Ha dicho que encontraron "cosas interesantes" en el lugar del crimen, y que "les avisaron" de que había otro cuerpo -el tecnosacerdote tenía una memoria prodigiosa* para ese tipo de cosas-, ¿podría darnos más detalles? Respecto a esos tres arbitradores... -miró un largo instante a Nero y a Constantine, en una pausa que en cualquier otro se habría considerado como deliberadamente dramática, pro que en el caso de Arcturus seguramente denotaba algún tipo de duda o lucha interna bien real- Son los únicos miembros del arbites local que estaban aquí en el suceso de los Hombres Vacíos.

Nueva pausa, esta vez con una intencionalidad dramática más evidente. -Como el señor Karajcik aquí presente; también yo me pregunto si servía usted aquí hace tres años. Y también quisiera conocer los informes y cualquier otro detalle respecto a aquella situación. Puede tener su relevancia. El personal parece haber cambiado bastante, mandos incluidos...

Mientras Nero se dirigía a las celdas para interrogar el prisionero la conversación se centró alrededor de Constantine. Estaba un poco aturullado por el cariz que había tomado aquella conversación, pero no perdió el aplomo y contestó con firmeza. - El mensaje en el que solicité la ayuda de la Inquisición se envió por los medios ordinarios para estos casos. Preparé un resumen de los casos de asesinato junto con el último informe y lo entregué en persona en el Collegia Astropática para que un psíquico lo transmitiera directamente a Escintila. La confirmación la recibimos 3 semanas más tarde. Un comerciante independiente se detuvo en el planeta brevemente para repostar combustible, y un miembro de su tripulación se presentó aquí con una carta escrita en pergamino y el lacre aún entero firmado con el símbolo del sello inquisitorial. -

- Sobre el caso de los Hombres Vacíos mucho me temo que no podré serles de mucha utilidad; ni yo ni el mariscal estábamos asignados a este planeta por aquél entonces. Conocemos los sucesos, por supuesto, en la medida que aparece reflejado en los informes y gracias a nuestro rango; por las fechas diría que fuimos de los primeros en ser desplegados aquí después del incidente para cubrir las posiciones de mando, y cada poco tiempo reubicaban una escuadra en otro lugar para ser sustituida por otra recién graduada, hasta que eventualmente todo el cuerpo fue sustituido de arriba a abajo. -

- La intención de las autoridades de los adeptus en la capital del sector para purgar este cuerpo de arbitradores era evidente, y con toda posibilidad una decisión tremendamente acertada, pero más que nada sé de sobra cuando debo apartar la nariz de asuntos que no me conciernen, por eso decidí olvidarme del asunto y centrarme en mi trabajo aquí... si le soy absolutamente franco, ignoraba que aún contásemos con personal de aquella época en la base. -

Casi sin mediar más que un par de palabras, Nero comenzó inmediatamente con el procedimiento de tortura. La efectividad del proceso era innegable. Aunque acompañado por increíbles gritos de dolor, el prisionero comenzó a decir algunas cosas horrorizado y con la voz cortada.

- ¡Deténgase, joder! ¡Wollsey, me llamo Wollsey! Ya les he dicho lo que hacía allí, me pidieron que averiguase lo que pudiera de los especialistas reclutados por los arbitradores. No soy enemigo de la inquisición, me envían los Mandato ¿me oye? Los Mandato de los agentes de la ley. ¡¡¡Santificado sea el Emperador en todas sus formas, no soy su enemigo!!! -

-Wolsito, Wolsito- Sonrió mientra cogía un encendedor para poner al rojo las agujas que había insertado debajo de las uñas de aquel desgraciado.

-Eso es un nombre de perro, no me convence- Cuando sintió las agujas quemarle la carne y comenzó a gritar, cogió unas tenazas.

-Está muy bien eso de los mandato, pero me suena a echarle el muerto a otro, necesito que seas más conciso con todo, así que lo siguiente va a doler- Chasqueó las tenazas y sacó aparte un bisturí.

-A ver abre la boca o te corto los labios y los hago en salsa verde- Con mucho esfuerzo, consiguió Nero su objetivo y le arrancó un diente a lo bruto. Se había pasado y el tal Wolsey no diría nada claro en aquel momento.

-Entiendes de que va esto, ¿No, Wolsito? Pues aún te queda un rato, hasta que escuche la verdad, o hasta que pierdas el pellejo-

Después de escuchar las palabras del arbitrador resultaba preocupante que no supiera de la presencia de esos tres arbitradores, y mas cuando el mismo creía que no quedaba ninguno de la época de aquellos sucesos, quizás fuera casualidad o bien podrían estar involucrados en los extraños sucesos que estaban aconteciendo, con un asentamiento de cabeza me despido de Isolda y Nero mientras se dirigen a interrogar al prisionero, - bueno Arcturus yo te haré compañía, aunque no se si te seré de mucha ayuda, vayamos a ver a esos dos fiambres, seguramente tu puedas ver en ellos mas cosas de las que nosotros vimos en la escena del crimen...

Ignorando el recafeinado que humeaba en la taza sobre el mostrador, Arcturus escuchó con semblante impasible las explicaciones del arbitrador de alto rango.

-Siga haciendo como si aún lo ignorase -dijo al final de la última frase de Constantine-. Seguramente sea irrelevante, pero quisiera charlar con ellos. También quisiera saber quién era ese tripulante de la nave del comerciante independiente, y no estaría de más ver el sello...

Calló de improviso, como dándose cuenta de que estaba elucubrando en voz alta con opciones más bien poco asentadas para buscar quién sabía qué exactamente. ¿La supervencia de la tecnoherejía en aquel planeta? ¿Las conexiones entre los Hombres Vacíos y las mutilaciones rituales que los habían traído allí? ¿La explicación de un fisgón con radiotransmisor? ¿La alargada sombra de los Haarlock?

Miró de reojo a Gianna, como buscando en la soldado una firme y sensata piedra a la que agarrarse...

Isolda entró en la sala en el momento en que Nero comenzaba a usar sus herramientas. La sororita no mostró ningún tipo de reacción porque ella, aunque no lo había presenciado, sabía que solían recurrir a ese tipo de técnicas; pero desde que quemó a su primer hereje con un lanzallamas apenas siendo una novicia al servicio de sus hermanas y su orden, todo lo demás le parecía algo descafeinado.

-El problema -intervino la sororita- es que vamos a verificar cada una de las palabras que digas, y si mueres, bueno -esbozó una sonrisa- hay cosas peores que estar en una sala de interrogatorio con un especialista en ello.

Se quedó un momento pensativa.

-Vale, vas a decirme quienes son esos Mandato, que algunos no somos de aquí y no me gusta sentirme como una tonta -frunció el ceño- ¿o es que me tomas por tonta?.

El tal Wollsey patalea un poco más mientras Nero le somete a su método de tortura particular. Tras unos gritos particularmente desgarradores el rostro del prisionero está cubierto de sangre y lágrimas. - ¡Están locos! - logra balbucear, como ido, totalmente derrumbado. A partir de ese momento lo único que sale de su boca son insultos e incoherencias salpicados de sangre caliente, con la voz al borde del llanto.

- ¡Sádico malnacido! ¡No le importa lo que pueda decir, va a matarme de todas formas! ¡No son la inquisición, farsantes! Tenía que haberle pegado un tiro en el callejón cuando tuve oportunidad... -

Cuanto antes, Claudius decide examinar los cadáveres recién traídos por Nero, Gianna e Isolda. El primer cadáver, el de la víctima, ofrece una frustrantemente escasa cantidad de información. Tenía el mismo tipo de heridas que los demás y en su caso el desmembramiento no era completo (ya que su cabeza estaba hundida a la fuerza en el interior de la cavidad torácica), pero estaba claro que los medios y la intención que se había aplicado habían sido los mismos que con el resto de víctimas.

El segundo cadáver aportó nueva información, aunque confusa. Por un lado el cadáver estaba completo, aunque terriblemente hinchado, estaba envuelto en una larga gabardina impermeable con capucha que recordaba a la de algunos tipos de marineros y tenía marcas de disparos de escopeta, pero esa no era la causa de la muerte. De hecho la hinchazón del cuerpo y la falta de sangre indicaba que ese cadáver había fallecido por lo menos 3 días antes de que lo encontrasen, las heridas de disparos sin embargo eran muy recientes y post-mortem. Aparte de eso, las manos y brazos del cadáver estaban cubiertos de pequeños cortes y arañazos también post-mortem y carentes de sangre, además de fragmentos de madera astillada.

En último lugar estaban las marcas que había encontrado Nero. Era cierto, alrededor del cuello del segundo cadáver había marcas cortadas sobre la piel y en la carne, como alguna elaborada forma de tatuaje o signo tribal que Claudius desconocía, y además estaban acompañadas por anchas heridas cosidas a lo largo del pecho y en las extremidades.

- Ignoro más información sobre el contacto inquisitorial que nos legó la respuesta, pero tengo la carta aquí mismo. - Como si hubiera estado esperando a que se lo pidiesen, Constantine le ofreció a Arcturus una carta de pergamino cuidadósamente doblada. En ella aparecía el nombre del inquisidor Severus, así como la fecha y hora de la llegada al planeta de los acólitos. - Respecto a esos agentes, organizaré una reunión en cuanto ustedes quieran... -

Súbitamente, un ruido interrumpió la conversación. Uno de los arbitradores rasos se acercaba al grito de - ¡Mariscal! ¡Mariscal Constantine! - poco antes de irrumpir sin más avisos en el pabellón, parecía azorado, cansado y preocupado, además de terriblemente empapado. - Hemos recibido una transmisión que no va a creer. El propio Xiabius Khan está de camino, y nuestros sensores han detectado 2 transportes escolta en el aire. Ha exigido una recepción; o eso, o nos quiere declarar la guerra. ¿Qué hacemos Mariscal? Estará aquí en pocos minutos. -

El rostro de Constantine se contrae de genuina incredulidad ante las palabras del agente, apenas tarda un segundo en reaccionar, pero cuando lo hace, recupera su tono autoritario y decidido. - ¿¡Y me lo dices ahora!? No se le ocurra bromear con esos asuntos, agente, aquí no va a haber ninguna guerra. - aunque su rostro no parecía tan seguro de semejante afirmación, y por sus órdenes siguientes parecía tomarse en serio esa posibilidad - Prepara dos escuadras de comitiva en la entrada, una tercera que permanezca oculta junto a las motocicletas en caso de tener que sacarlas con rapidez, y que precalienten el cañón láser, pero sin activar el sistema de apuntado. Asegúrate de decirle a todos que si alguien llega a provocar a Khan antes de saber con qué intenciones viene lo ejecutaré yo mismo. ¿Está claro? ¡Y luego informa al Mariscal 1º de todo esto! - Añadió cuando el arbitrador se retiraba a media reverencia, saliendo de allí a la carrera.

- Que los Mandato estén aquí no puede significar nada bueno, sean cuales sean sus motivos. ¿Puedo solicitar su colaboración? El general Xiabius Khan se toma su trabajo muy en serio y no se le pasará por alto que haya miembros ajenos a los arbitradores en la base... -

Me quedo sorprendía ante los acontecimientos que se estaban produciendo en cuestión de segundos, con cautela me dirijo a Constantine mientras miro de reojo a mi compañero intentando vislumbrar sus pensamientos, - no se si le seremos de ayuda ante los tal Mandato y su líder Xiabius Khan, le estaría agradecida si nos pone un poco al corriente de lo que puede estar manejando entre manos ese individuo, al parecer entre sus hombres causa cierto temor...

La sororita suspiró con pesadez cuando vio como el testigo se volvía violento y no decía nada. Ahora mismo cualquier tipo de amenaza podría hacer que nada funcionara. Había visto como, en ese punto, una amenaza con un bolter en la cabeza solo aumentaba su determinación y lo convertía en un mártir para sus allegados. "Murió antes de decir nada" y esas cosas. 

Cogió una silla de las que había en la sala y la movió con delicadeza, levantándola para no arrastrarla hasta llevarla a un lado y apoyarla junto a la pared un momento antes de sentarse con las rodillas juntas y ligeramente ladeadas. Era una experta en tener paciencia, y si tenía que esperar lo haría.

-¿Quienes son los Mandato? -preguntó a Nero con la intención de obtener alguna respuesta.

-Ante todo, saber qué papel juega ese Khan y Mandato en la jerarquía planetaria, tanto oficial como extraoficialmente -terció Arcturus. -Y lo que saben de nuestros asesinatos, y lo que no deben saber. Por lo demás, cuente con nuestra ayuda.

-Tenemos un rato, hermana- Respondió Nero quitándose el par de guantes quirújicos manchados de sangre, los tiró a una papelera y preparó unos nuevos para la siguiente ronda. Estaba claro que el tal Wolsey tardaría en abrir la boca, nunca mejor dicho, de nuevo, así que lo mejor era esperar un tiempo prudencial.

-Los mandato son unas fuerzas privadas de seguridad, yo diría que los más fuertes e importantes de Sinophia, suelen creerse con más privilegios y derechos que los arbites locales, y sin duda alguna tienen mucha más fuerza, pues al ser pagados con dinero de la nobleza, no hay nada que no tengan, y como entenderá con rapidez, eso les hace prepotentes y arrogantes, cuando en realidad, pasar por encima de los poderes del imperio, por pocos  y humildes que sean, es cuanto menos sacrilegio-

Señaló a Wolsey.

-Supongo que el dispositivo que le encontramos salió de los almacenes de los mandato, estoy seguro, y si eso es así, hay algo que no me gusta al respecto, como ya he dicho, son una fuerza poderosa e influyente-

-Así que una fuerza poderosa y que se cree por encima de la Ley Imperial -dijo la sororita- ¿como recibirían una visita inesperada y oficial de la Inquisición? -la pregunta iba hacia ambos- ¿se atreverían a ejecutar a un agente inquisitorial? -miró de pronto al testigo y frunció el ceño- tenía un localizador, transmisor o lo que fuera, ¿podría tener un implante que grabe nuestras conversaciones?. Creo que debería de pedir a nuestro tecnosacerdote que venga a echarle un ojo, le encanta la biología y los implantes -movió su brazo biónico- hizo muy buen trabajo conmigo.

Constantine ya se había puesto en camino, pero no tuvo ningún problema en contestar a las preguntas de los acólitos en el trayecto cuanto pudo. - No es para menos. Tras la caída en desgracia de las fuerzas de arbitradores en el planeta los agentes de la ley fueron elevados en sus funciones para cumplir con las tareas que el Adeptus Arbites ya no podía. Con Xiabius al mando, el cuerpo privado de agentes de la ley bajo mando directo de Xiabuis (los Mandato) llegaron a su máximo nivel de autoridad, y al estar respaldado política y económicamente por la nobleza de Sinophia, entre ellos el gobernante planetario, su autoridad llega a rivalizar con la nuestra. - recitaba a la carrera

- No es ningún secreto que el mariscal 1º Skarmen desprecia a Xiabius Khan por intentar usurpar la autoridad que nos corresponde, y ha hecho lo imposible por demostrar que los arbitradores de Sinophia siguen siendo indiscutiblemente la justicia del emperador y que el bajo número de agentes en activo no ha afectado a nuestra labor. A su vez Xiabius desprecia al mariscal Skarmen con la misma intensidad, y como resultado las tensiones entre ambos cuerpos han ido en aumento. Especialmente, Skarmen usa su influencia política para presentar una mala imagen de los arbitradores a los ciudadanos de Magna, al mismo tiempo que ensalza a sus agentes. -

- No se con qué intenciones habrá venido en persona, pero es mejor estar preparados para cualquier cosa. -

5 agentes de los Mandato

La recepción estuvo preparada en cuestión de minutos, e incluso así casi pareció que faltaba el tiempo. Antes de que el último hombre hubiera ocupado su posición los aerodeslizadores ya estaban aterrizando. Solo una de ellas se detuvo por completo, mientras que las otras dos naves escolta permanecieron posadas, pero con los motores en marcha.

De la nave central que se había detenido salieron 5 agentes con uniformes muy diferentes a los típicos del adeptus arbites o los agentes de la ley. Totalmente vestidos de negro y con rifles automáticos dispuestos en actitud de desfile militar, salieron de la nave en posición alrededor de la figura central. Con la cabeza totalmente calva, bigote poblado, y una banda del uniforme cubierta de medallas, Xiabius Khan cubrió la distancia que faltaba hasta la puerta rodeado por su séquito. Un puñado de servocráneos sobrevolaba al pequeño grupo llevando una lona plástica que les protegía levemente de la lluvia.

General Xiabius Khan

Las puertas se abrieron inmediatamente para recibirlo, y a paso ligero el general de los agentes de la ley se dirigió directamente hacia Constantine, había arbitradores por doquier, haciendo una suerte de pasillo por donde cruzaron Khan y sus hombres, pero la única escolta de Constantine, convenientemente posicionada a su lado, eran Arcturus y Gianna.

Ya mientras se acercaba, Constantine había comenzado un saludo cortés, que Khan en seguida rechazó de forma cortante. - Déjese de formalismos. Nada de lo que me trae aquí hoy me obliga a ser educado con usted; he descubierto que uno de mis hombres ha sido traído aquí en calidad de prisionero. Esto es el peor insulto que me han dedicado hasta la fecha, exijo la liberación inmediata de mi agente, o mis escoltas levantarán este lugar piedra por piedra hasta liberarlo. - a ninguno de los acólitos se les pasó por alto la mirada que les dedicó Khan, estudiándolos de arriba abajo como si estuvieran siendo examinados por un estricto auspex.

El interrogatorio sufre una breve pausa a causa del estado del prisionero, durante la cual Nero pone a Isolda al tanto de los pormenores del politiqueo local. Al pasar un rato los acólitos se dan cuenta de que parece haber algo de ruido fuera de la sala de interrogatorio, y al salir para averiguar de qué se trata descubren que la torre se ha vuelto un hervidero de actividad, con los arbitradores intercambiando conversaciones intensas entre susurros y saliendo apresuradamente de los sótanos hacia la superficie...

Claudius se vio obligado a tomar un descanso en el examen de los cadáveres por la fatiga acumulada. Antes de darse cuenta, se fijó en que había varios arbitradores alborotados en las cercanías. Venían, discutían acaloradamente aunque entre susurros por un tiempo muy breve, y casi inmediatamente se dirigían a los ascensores que llevaban fuera del sótano. En algún momento de los últimos minutos la torre se había vuelto un hervidero de actividad.