Partida Rol por web

Por el comunicador se escuchó la voz de Claudius, susurros intercalados como aspiraciones entre violentas toses.

- es un farol, COF COF, no atacará a la inquisición COF, si no COF es provocado.

Por lo que había escuchado, la cosa no parecía ir bien. A decir verdad, no le parecía nada. Todo silencio sepulcral, tan solo interrumpido por la comunicación privada de Vipus, y poco más. La hermana Isolda había decidido callarse en el peor momento posible, y al tecnosacerdote no había que hacerle mucho caso.

Miró a un desmadejado Wolsey. No podían entregarlo, no debían entregarlo. Eran la jodida inquisición, y no podía achantarse ante un soberbio Khan. No, si se lo entregaban, agrandaría su ego, por no decir las represalias que tomaría en 'Venganza' por lo hecho a su subordinano. Lo de venganza era muy relativo, porque más o menos se presuponía el estado de Wolsey una vez caído en el cálido abrazo inquisitorial. Pensar otra cosa era de estúpidos, y si bien Khan lo parecía, no dejaba de ser una medición de orgullos.

No iba a entregar a Wolsey.

La transmisión de Vipus no hizo sino enervar aún más a Nero. No parecían ir bien las cosas allí abajo.

-Tan solo por si acaso, no entregaré al prisionero, no vivo al menos-

Arcturus volvió al patio con paso apresurado justo cuando Nero estaba hablando. Miró fugazmente a los demás acólitos y sacudió la cabeza en un vago gesto de negación; no había conseguido modificar el aparato del prisionero como hubiera deseado. Se llevó la mano al comunicador, que había permanecido en modo escucha únicamente.

-¿Y se puede saber por qué quiere hacer eso, señor Karajcik -siseó, con un tono más alterado de lo que era costumbre en él-? ¿Por provocar una masacre en el Adeptus Arbites, porque espera obtener más información para resolver los casos de un muerto que de un vivo o porque tiene prisa por acompañarlo al otro lado? Haga el favor de pensar si eso nos beneficia o nos perjudica.

-Su hombre llegará enseguida, general -dijo en voz alta, desde bastante distancia mientras se acercaba a Khan. Había recuperado su entonación aséptica habitual. -O eso creo. Quedan por arreglar algunos detalles burocráticos de cierta relevancia. Uno lo ha señalado usted mismo, al comentar que no fue usted advertido de la detención; es cierto, absolutamente cierto. Su hombre no se identificó como tal en ningún momento. ¿Tiene usted alguna idea de por qué fue así? Él ya nos ha dado interesante información al respecto, pero nos gustaría contrastarla con usted, ya que le atañe.

El tono ganaba en algo lejanamente parecido a la jovialidad, pero no así el lenguaje corporal del adepto de Marte. Levemente echado hacia adelante, con las piernas algo separadas y los brazos separados del cuerpo, parecía a punto para iniciar las hostilidades.

-Y en realidad, falta la pieza más importante para resolver este asunto. Declara usted que su hombre estaba vigilando al cuerpo de arbitradores... Pero no atinamos a entender cómo podía saber que los encontraría allí, a ellos y a nosotros. Sin una explicación para eso... Bueno, en ese caso, habría demasiados cabos sueltos. Su hombre podría haber incurrido en el grave delito de interponerse en una investigación de la Inquisición, de atentar contra lo intereses de los sagrados Ordos. De ser así, no veo por qué deberíamos devolverle a su hombre. Esto es suyo, por cierto.

Dijo lo último sacando el dispositivo de seguimiento de uno de los amplios bolsillos de su túnica y lanzándoselo suavemente al general.

-Tres minutos, ¿no es eso?

Isolda: -Si los arbitres han solicitado la ayuda de mi Inquisidor para investigar algo y mi Inquisidor ha respondido, tal vez no deba de tener un control en esta investigación. Como le digo, esto está muy por encima de todos los presentes -hizo un gesto abarcando a todos- porque cuando los Sagrados Ordos investigan algo, solo los Altos Señores de Terra y el propio Dios-Emperador pueden obligarles a dejarlo.

- No se equivoque hermana. Una cosa es que estén al cargo de una investigación, cosa que no discuto, y otra muy distinta que les vaya a permitir abusar flagrantemente de mis hombres, fieles sirvientes del Imperio, sin poner objeciones. -

Arcturus: Su hombre no se identificó como tal en ningún momento. ¿Tiene usted alguna idea de por qué fue así? Él ya nos ha dado interesante información al respecto, pero nos gustaría contrastarla con usted, ya que le atañe.

- No se en qué condiciones lo detuvieron, pero su trabajo era observar de forma encubierta. Si no se identificó, a mi entender cumplió perfectamente con las órdenes que le fueron dadas. Además, desde el momento en que me presenté aquí para liberarlo, este debate sobre su identificación carece de sentido. - No llegó a contestar a la parte que hacía referencia a la información que habíais sonsacado al prisionero, pero una de sus cejas se elevó y la comisura de sus labios se tensó. Resultaba evidente que deseaba saber exáctamente lo que habría dicho su agente durante el interrogatorio, pero resistió cualquier impulso de abrir esa conversación.

Arcturus: -Y en realidad, falta la pieza más importante para resolver este asunto. Declara usted que su hombre estaba vigilando al cuerpo de arbitradores... Pero no atinamos a entender cómo podía saber que los encontraría allí, a ellos y a nosotros. Sin una explicación para eso... Bueno, en ese caso, habría demasiados cabos sueltos. Su hombre podría haber incurrido en el grave delito de interponerse en una investigación de la Inquisición, de atentar contra lo intereses de los sagrados Ordos. De ser así, no veo por qué deberíamos devolverle a su hombre. Esto es suyo, por cierto.

- ¿Acaso su propio trabajo como acólitos inquisitoriales no incluye labores parecidas de vigilancia y obtención de información? Ni si quiera yo conozco la forma exacta de actuar de cada uno de mis agentes una vez parten para cumplir sus órdenes. Tal vez no sean tan buenos interrogadores como creían, o tal vez mi agente les haya superado en esta labor en particular.

Por otro lado, tecnosacerdote, si me concede una sola prueba real de que mi hombre entorpeció a sabiendas esa investigación, yo mismo me encargaré de que sea castigado; y por eso me refiero a que le ejecutaré en este mismo patio si me dan la orden o lo dejaré en sus manos y me iré por donde he venido sin una sola protesta, lo que a ustedes les parezca. Pero si son incapaces de demostrar eso, mantendré mi firme petición de que me sea devuelto mi agente. -

Khan se sorprendió un instante al recibir el objeto arrojado por el tecnosacerdote, pero cuando pudo detenerse a examinarlo momentaneamente recuperó la compostura. No afirmó ni negó nada con respecto a ese artefacto, simplemente le devolvió una mirada evaluadora al adepto del mechánicus cubierto por su túnica roja antes de darle el artefacto a uno de sus guardaespaldas.

-Tres minutos, ¿no es eso?

- Algunos segundos menos, me temo, a medida que seguimos hablando... - 

Claudius: - ¿Dónde estábamos? Ah si, decía... lo prudente que resultaría evitar cualquier tipo de malentendido entre servidores del Emperador y mucho más uno de caracter violento, sin duda con indelebles consecuencias para todos.

Khan apenas mostró preocupación por el anciano, pero especialmente decidió ignorar sus últimos intentos de convencerle de retirar sus amenazas. Tan solo lo respondió con un asentimiento de cabeza, aunque sin palabras que lo acompañasen a ese gesto, parecía un simple acto de condescendencia.

Al fijarte en detalle las medallas del "general" Khan, te das cuenta de que la mayoría no son realmente insignias militares o asociadas a ningún adeptus. Las insignias tienen los colores y símbolos de varios mundos diferentes: sin duda varias hacen referencia a batallas o logros bélicos, marcadas con el sello de diferentes mundos del sector. Las más recientes parecen ser medallas otorgadas por familias nobles de la propia Sinophia, y con cierto desprecio te das cuenta de que algunas de ellas son incluso auto-otorgadas, medallas extra para lucir en su uniforme.

A pesar de todo, las que te resultan más extrañas de ver allí son unas medallas que no tienen que ver ni con batallas ni con la nobleza, y algunas de ellas con varias décadas de antigüedad. Te cuesta reconocer su significado, pero eres capaz de identificar los sellos de algunas conocidas organizaciones, casi gremiales, de cazarrecompensas. Lo único que tenían esas medallas en común era que cada una tenía un número elevado, suponías que podrían ser reconocimientos por capturar objetivos de caza excepcionalmente valiosos.

Wolsey estaba bien dormido y no daba señales de que fuera a despertar pronto. Mientras tanto, el comunicador permanecía en silencio. Era mucho pedir que los demás acólitos mantuvieran un canal abierto si estaban hablando directamente frente a Khan, pero aquellos instantes de silencio antes del próximo mensaje resultaban insoportablemente largos...

-La prueba es sencilla, señor -dijo Isolda con dureza- yo me identifiqué como Acólito Inquisitorial mostrando a todos la roseta que porto, yo le di el alto en nombre de la Inquisición y huyó, huyó de una escena de asesinato, por lo que automáticamente le señalé como culpable y procedí a su detención. Fui yo la que lo ordenó, fui yo la que lo perseguí, pero fue otro el que lo detuvo bajo mi mando. El no dijo nada de usted ni de para quien trabajaba, se delató usted mismo al plantarse aquí -esbozó una sonrisa- así que el arresto se hizo bajo el nombre de la Inquisición, los arbitres detuvieron a un sospechoso bajo mis órdenes, así que el problema no lo tiene con los arbitres, lo tiene conmigo y, por ende, con mi Inquisidor y los Sagrados Ordos.

Señaló las medallas.

-Es usted un hombre muy condecorado, pero no puedo evitar destacar que las últimas son medallas personales de distintas familias nobles, por lo que no se si sirve al planeta, al sistema, al Imperio o a esas familias en concreto -sonrió ligeramente- y me encantan esas -dijo con cinismo mientras señalaba las que le habían causaban un tremendo desprecio- ¿quiere ver las mías? -alzó la armadura para mostrar el brazo biónico de excelente manufactura y los sellos de pureza de su orden- no necesito nada más que esto -se señaló las flores de lys de las mejillas- como muestra de mi valor pues el Dios-Emperador sabe de todos y cada uno de mis actos. Así que, tras su carácter y lo que he podido aprender de sus medallas, usted sirve a las Casas Nobles y Gremios ricos que le pagan, yo sirvo al Imperio y a los Ordos. ¿Cree tener autoridad sobre mi, señor Khan? ¿Se equipara a los Altos Señores de Terra?. Si es así, como lo estoy entendiendo, creo que no tenemos mucho más que hablar. 

-El prisionero es tuyo por haberlo apresado -dijo por el intercomunicador- por mí haz lo que quieras con él.

Apretó los dientes para que no le rechinaran; pero no pudo evitar que se le erizarán el escaso pelo que tenía. Tuvo que luchar contra su instinto para no aferrarse al rifle. Mantuvo el semblante impertérrito a pesar de todo, escuchando ávido cualquier señal de Nero sin apartar la mirada de Khan.

Me mantengo cerca de Isolda mientras sus palabras son cantos celestiales a mis oídos, cada vez odiaba mas a aquel hombre, no lo conocía, pero desde el principio lo había visto como un hombre sin escrúpulos que solo se movía por su propio beneficio, otra escoria del Imperio, las palabras de Isolda habían sido directas y había dejado muy claro que su hombre ya no le pertenecía, con una mirada tranquila e indiferente no dejo de observar sus reacciones a la vez que como en toda la escena tampoco pierdo ojo de sus hombres...

Nero, al escuchar las palabras de Isolda por el comunicador, comentó sus novedades, para apoyar desde su ubicación su autoridad bien remarcada en sus palabras.

-Wolsey ha cantado, Khan está mintiendo, no lo envió a vigilar a los arbites si no a nosotros, quiere hacerse con el poder militar y policial del planeta, apoyándose en los nobles, busca cualquier escusa para ello, entregarle a su hombre será perder una prueba más de todo esto, además, dudo mucho que si le entregamos a su hombre, no vaya a tomar represalias, aunque sean fingidas, porque....Ehm... Bueno, la hermana Isolda sabe el porqué, quizás el prisionero no esté en las mejores condiciones posibles-

Claudius mostró una adecuada cara de asombro cuando Isolda respondió con semejante brío al general. Quizás su mensaje encubierto había abierrto las puertas a una respuesta más atrevida (más hostil también) o quizás la paciencia de aquella enérgica mujer efectivamente había llegado a su fin.

El anciano noble estaba igualmente molesto con la actitud de aquel general. No le gustaba (ni a nadie) que le pusieran entre la espada y la pared. Pero uno no llega a viejo entre la viperina nobleza de la cúspide si no acostumbra a medir bien sus palabras (y sus pasos (y a cubrirse las espaldas (con frecuencia no sólo figuradamente). Claudius jamás habría dado tal respuesta (probablemente) pero no le disgustaba que Isolda lo hubiera hecho (en particular si todo aquello salía bien y resultaba tener razón en su presentimiento sobre el general).

Por otro lado le horrorizaba (aunque se cuidó mucho de mostrarlo) las palabras del brutal arbitrador Nero. Debía haber torturado a aquel hombre hasta lo irreconocible y ahora quería ajusticiarlo antes de entregarlo. Diplomáticamente sería un tremendo error (y un insulto) sería mejor que aquel desgraciado permaneciera en la mazmorra más profunda (muerto incluso) hasta el fin de los tiempos. Una afrenta así y más en público (peor aún, frente a sus enemigos, el arbites) si que podía provocar que aquel farol se convirtiera en una refriega.

Iba a abrir la boca pidiendo paz entre las partes, pero después de las rotundas palabras de Isolda parecía prudente callar y dejarlas calar profundamente en todos los presentes. El general, sus hombres y el propio arbites. Aquello debía envalentonar a los justos y empequeñecer a los impuros (que imagen más poética). Si el general no acaba de achantarse, sus hombres se lo pensarían dos veces y sin duda aquella conversación correría (aunque fuera entre susurros) entre las tropas del general, que sabrían andarse con cuidado con los adeptos inquisitoriales.

Los argumentos de Isolda habían tenido un gran efecto. Khan se había quedado momentaneamente sin habla y algunos arbitradores susurraban entre sí, súbitamente el nivel de tensión y nerviosismo se había reducido un tanto. Incluso la guardia de Khan intercambiaron una dudosa mirada entre ellos.

Khan no era ajeno a lo que estaba ocurriendo a su alrededor, e intentó volver a dirigir el tono de la conversación a su favor - Esas son sus palabras, pero ¿Cómo sé que todo ocurrió tal y como dice, si no me permiten ni hablar con mi subordinado? Me acusa de servir a nobles y a gremios como si hiciera algo indebido. ¿Acaso no sirven estos al Imperio en primer lugar? ¿Cómo podría ser eso acusación de nada? -

Su discurso se podría haber alargado, pero Khan ya no tenía la influencia que deseaba sobre los espectadores. Los arbitradores presentes estaban ahora más pendientes de Isolda que de Khan, tal vez esperando a que le devolviese sus palabras. Además, Isolda parecía haber dado una orden con respecto al prisionero, y había tenido la osadía de hacerlo en sus mismas narices.

Khan levantó un dedo enguantado en actitud amenazante - Se han equivocado de bando al prestar su apoyo a esta ruina de agentes y se terminarán arrepintiendo por ello. - Sin esperar una respuesta, Khan se dio la vuelta y se alejó con su abrigo ondeando al viento, seguido a su vez por su guardia, directos a subirse a sus naves de transporte. La tensión de los arbitradores volvió a aumentar, pero Constantine dio la orden de mantener la formación y no hacer nada. Tras unos angustiosos segundos, las naves se elevaron y volvieron por donde habían venido.

Sin duda había sido una pequeña derrota para el Khan, pero Constantine a duras penas podía contener su alivio y entusiasmo. Puso orden entre sus agentes, y les ordenó dispersarse y volver a sus quehaceres habituales, salvo a los encargados de los sistemas auspex avanzados, para que controlasen mediante sus sensores que las naves del Khan continuasen su rumbo sin novedad...

El silencio era ensordecedor. Allí, con Wolsey en el mundo de los sueños, y con toda la sala apestando a sangre, la paranoia de Nero aumentó considerablemente.

Cerró la puerta desde dentro y permaneció apuntando hacia ella con su revólver, mientras abria comunicaciones de nuevo.

-Aquí Nero, que alguien diga algo, me he encerrado en la sala de interrogatorios por si acaso-

Al menos no se había escuchado disparos. Eso era bueno.

Arcturus permaneció inmóvil hasta que los transportes de Xiabius Khan se perdieron de vista con el general y su escolta dentro. Sólo entonces miró a Isolda y exhaló largamente el aire contenido tanto rato sin darse cuenta. Había incredulidad, alivio y respeto en aquella mirada. Apenas lamentó no haber podido manipular adecuadamente el dispositivo transmisor.*

Luego giró la cabeza hacia Gianna y Claudia, mientras Constantine impartía órdenes. Habían pasado una situación crítica, pero se imponía seguir adelante con las pesquisas. -Hay unas autopsias pendientes. Y tenemos que hablar con alguna gente, no es cierto? Tal vez el señor Karajcik quiera ayuda, aunque sea para... Adecentar su oficina. Por cierto, señor Karajcik...

Se dio unos golpecitos en el transmisor para dirigirse al árbitros antes de seguir, con un tono tan inerte que resultaba cómico:

-Ahora sí me vendría bien una taza de esa bebida que prepara usted... Luego nos la beberemos. Buen trabajo, señor Karajcik.

Que se fuera en ese momento ese almirante sería la decisión más sabia que había tenido sin saberlo. Él había querido mantener al dignidad, pero ese último puyazo dando por mentirosa a una Adepta Sororita solo hubiera tenido dos posibilidades, un disparo de bolter en la cabeza o una detención con interrogatorio como el qeu acababa de hacer Nero, puede que hasta en la misma habitación para que viera lo que le esperaba.

Cuando se fue el hombre, y solo en ese momento, Isolda enfundó el arma que había empuñado desde que entrara en esa sala. No pudo evitar esbozar una sonrisa nerviosa porque, otra vez, volvían a tener a la nobleza y un grupo armado en su contra, algo que empezaba a darse por sentado.

-Por desgracia no será la última vez que veamos al señor Khan, estoy seguro de ello -miró a Constantine- quiero un estado de Alerta superior en todo momento, no en nivel máximo, pero si muy alto. Los grupos que saldrán serán completos, nada de parejas ni trios, mínimo cinco o seis para que sea más difícil.

-Señor Karajcik, todo ha terminado y parece que, por el momento, no van a hundir este edificio. Puede venir a informarnos y gracias por su trabajo y mantener la posición -suspiró con pesadez por la tensión que se había acumulado.

-Deberíamos de poner sobre aviso a nuestro Inquisidor, que sepa lo que está ocurriendo y como parece que la Nobleza ha optado por que la seguridad civil del planeta recaiga en mercenarios en lugar de los Arbitres, como debe ser -apuntó- así, si caemos aquí, los Sagrados Ordos sabrán que es un planeta corrupto y podrán actuar en consecuencia.

Miró a Vipus y a Arcturus.

-Creo que deberíamos de reunirnos todos e intercambiar la información, tanto la que hayan sacado de lo que hayan podido hacer de las autopsias como del interrogatorio del señor Karajcik.

El noble Claudius dirigió un inclinación de cabeza a la sororitas y con una confianza que sólo se concede a los familiares, los amigos íntimos o a los viejos seniles le apoyó una mano en el hombro en señal de aprecio antes de que la joven, que parecía aún apretar los dientes se marchara.

Fue uno de los últimos en volver al interior del edificio y se permitió unos instantes para explicar su comportamiento ante Constantine, explicarle su mensaje con el resto del equipo y preguntarle sobre si los incidentes como aquel y las charadas del general resultaban frecuentes y hasta que punto habían alcanzado.

- Por otro lado - comenzó, una vez que se reunió con sus compañeros, como si su conversación no se hubiera interrumpido - parece que el general Khan no sabe nada de los asesinatos o bien no les da la importancia suficiente o bien oculta algo, pero si se trata de esto último he de decir que lo hace con maestría pues a simple vista parece verdaderamente un necio (un necio con ínfulas de grandeza y sin duda muy peligroso).

- Las disecciones ya han sido realizadas señor Arcturus,  me temo que han arrojado más luz sobre el tema que nos ha traido aqui. Aunque hay una teoría que quizás encuentren interesante (pero eso puede esperar).

- Quizás la escena del crimen que investigaban cuando detuvieron al prisionero aporte más información. De hecho sería interesante que pudieran describirnos al señor Arcturus y a mi lo que ocurrió. Por favor. Así como la información que el señor Karajcik haya obtenido del prisionero (y que casi nos cuesta una guerra civil).

Tras la marcha de Khan relajo los músculos que todo el tiempo habían estado en tensión, me acerco hasta Isolda, - Desde luego esta vez ha tenido que tragarse su propio orgullo, aunque he de admitir que me he quedado con ganas de que no hubiese sido así, un interrogatorio con Nero hubiese sido interesante..., sonrío con complicidad a Isolda intentado alejar la tensión que se había creado con aquel encuentro, - Bueno, vayamos a ver a Nero haber que nos cuenta...

Después de dedicarse unas palabras de calma o intentar arrojar algo de luz sobre los motivos de Khan o los anteriores avances de la investigación, los acólitos deciden que es mejor reunirse para  compartir la información. En ese momento Constantine les ofrece encantado su despacho de nuevo, a menos que quieran reunirse en el sótano con el agente Nero*.

En el trayecto de nuevo a la torre, a cubierto de la intensa y maldita lluvia, Constantine se permite el lujo de hablar - Ha sido impresionante; solo el mariscal primero Skarmen había logrado poner en su sitio a Khan cuando han ocurrido conflictos entre nosotros, aunque he de reconocer que incluso eso lo logra cada vez con menos frecuencia. -

Isolda: -Deberíamos de poner sobre aviso a nuestro Inquisidor, que sepa lo que está ocurriendo y como parece que la Nobleza ha optado por que la seguridad civil del planeta recaiga en mercenarios en lugar de los Arbitres, como debe ser -apuntó- así, si caemos aquí, los Sagrados Ordos sabrán que es un planeta corrupto y podrán actuar en consecuencia.

- Llamaré a un escriba para que le dicte, y si lo desea podemos encargarnos de que se envíe el mensaje en su lugar. Por desgracia, que el Imperio haga oídos sordos a este pequeño rincón del sector ya es plato corriente por aquí, o nunca habríamos llegado a este punto. -

Claudius: - parece que el general Khan no sabe nada de los asesinatos o bien no les da la importancia suficiente o bien oculta algo, pero si se trata de esto último he de decir que lo hace con maestría pues a simple vista parece verdaderamente un necio (un necio con ínfulas de grandeza y sin duda muy peligroso).

- El mariscal Skarmen puso especial empeño en que fuese el Arbites quienes nos encargásemos de solucionar los asesinatos y eso no le sentó nada bien a Khan. Seguramente creería poder usar un caso tan sonado en su favor para aumentar su influencia al resolverlo; pero creo que su ignorancia es fingida. Si llegase a preguntarle un noble local, no dudo que afirmaría "estar al tanto de todos los detalles y llevar a cabo su propia investigación", pero en mi opinión, desea que fracasemos para que su éxito sea aún mayor si nos vemos obligados a cederle la investigación. -