Partida Rol por web

Asomo la cabeza desde la puerta de la taberna, achicando los ojos para otear el estado en el que se encuentra la plaza del pueblo.

Hola??!! Alguien??!!

Madre del amor hermoso, que dios nos asista…

Digo mientras observo el estado en el que ha quedado la plaza del pueblo. Hecho un vistazo hacia el interior de la taberna para comprobar que Will se las arregla para rescatar los alimentos.

Ahora mismo vuelvo. Te cuidado, y no te apures. Si ves que algo es difícil de alcanzar, déjalo. Solo faltaba que ahora tuviéramos un accidente.

Dicho esto, salgo a la plaza, sujetándome las faldas para no enredarme en la ropa mojada. Caminando entre las aguas, intento no mirar los cuerpos que flotan por todos lados. El carromato de los actores ha desaparecido sin dejar rastro. Llegando a la fuente, me santiguo repetidas veces antes de dirigirme a la gente que se ha ido agrupando en la zona.

Dios mió, dios mió, que vamos a hacer ahora? Miro buscando alguien que pueda responder a mis preguntas. Se ha desbordado el río? Como vamos a achicar todo esta agua?

El barquero se gira hacia la posadera al escuchar su voz.

- ¿Achicar? Tendremos que dejar el pueblo. La gente está marchando hacia el castillo... dice con ojos llorosos.

- Dios mío. He perdido mi casa, mi embarcadero, mis barcas... ¿qué será de mí?

Abandonar el pueblo!!??

Miro a Ymme boquiabierta. En mi voz, además de sorpresa, se nota cierto enfado.

Pero, pero… no podemos dejarlo así! Hago una gesto señalando a mi alrededor para enfatizar mis palabras. Todavía hay casas en pie y, vamos a dejar a los cadáveres flotando, sin más!?

Cierro los ojos un momento para tranquilizarme. Cuando vuelvo a abrirlos, gran parte de la sorpresa ha desaparecido, dejando un gesto enfadado y tozudo.

No me puedo creer que todos os estéis yendo así, sin consultar con vuestros paisanos. Al castillo dice pero, ha venido alguien del castillo a ver si estamos vivos o muertos? EH?

Resoplo mientras camino de vuelta hacia la taberna, sujetándome las faldas y con la cabeza hundida entre los hombros, como si me dispusiera a embestir la puerta en vez de abrirla.

Whiteboat mira a la posadera con una mirada extraña bueno... tu al menos tienes aún tu posada, a mi no me queda nada... a los Platernish tampoco, los campos han quedado anegados, me he encontrado a Ferro, su hijo mayor, estaba totalmente desconsolado observándolos...

Me giro antes de llegar a la puerta de la taberna, mirando al hombre con gesto desafiante.

Pues por eso mismo deberíamos juntarnos para decidir que hacer, y no correr a escondernos en las faldas del Señor feudal. Si yo he tenido suerte, no es razón para que los que no la compartan se lamenten. Todos en el pueblo me conocéis lo suficiente para saber que compartiré lo que me haya quedado, y que mi taberna alojará a todo el que no tenga donde meterse. Deberías alegrarte de que mi casa se mantenga en pie porque, en está situación, es tanto tuya como mía. Ya veremos si en el castillo te ofrecen el mismo trato.

Dicho esto, y sin esperar respuesta por parte del barquero, desaparezco por la puerta de la casa.

Vuelvo a salir de la taberna, está vez acompañada de William. Al pasar junto a la gente que está cerca de la fuente, digo:

Iremos al castillo a ver que se cuece, pero solo eso. No contamos con que allí nos soluciones la vida, como hacen otros…

Y sigo caminando, cruzando la plaza para ver si hay alguna manera de llegar al castillo sin una barca.

Cuanto más nos acercamos al río, más alto es el nivel del agua. Sujeto la mano de Will con fuerza. El pobre está ya tan hundido que casi va nadando.

Madre mía, madre mía, parece que tendremos que dar todo el rodeo si queremos llegar al maldito castillo. Es imposible cruzar a pie por aquí!

Tiro del chico para ayudarle a dar la vuelta hacia la zona menos inundada y me encamino en dirección Woltown. Haciendo pantalla con una mano para proteger mis ojos de la luz, oteo hacia el pueblo vecino.

Mira Will!! Parece que el camino está seco! Acelero el paso con aire más alegre. Dar el rodeo es un engorro, pero no estará de más sacar los tobillos del agua un rato.

Llegamos a la plaza desde el embarcadero. Mi rostro reflaja el cansancio del corto camino asi como el de Eve supongo, pero no lo se seguro porque no puedo girar la cabeza para mirarla.

Tengo que estar atento al suelo, un resbalón o un tropiezo pueden ser fatales para ella en estos momentos.

Atravesamos la plaza a ritmo tortuoso. Voy mirando al suelo para no tropezar pero, además no me atrevo a mirar a las casas del pueblo por temor a ver los efectos que la tormenta pueda haber dejdo en ellas.

Vamos a la taberna, ¿de acuerdo?. Quizás Agnies pueda dejarnos una cama y prestarnos algo de ayuda hasta que encuentra un lugar mejor y alguien para que te vea las heridas.

Pasamos la plaza camino de la taberna.

El pueblo parece desierto, en la taberna no hay nadie.

Llegamos a duras penas a la puerta de la taberna, no nos hemos encontrado a nadie por el camino.

Extraño, a esta hora debería haber gente en la plaza...

En mal presentimiento cruza mi mente.

No, no puede ser... no puede ser...

Llamo insitentemente a la puerta de la taberna. Cada vez más fuerte, tan fuerte que casi creo que podría echar abajo la puerta.

¡¡AGNIES!!... ¡¡AGNIES!!... ¡Necesitamos ayuda!... ¡AGNIES!

Pero es inutil, nadie contesta. Ayudo a Eve a recostarse en la pared para que descanse mientras pienso en que hacer. Doy un par de vueltas a escasos metros de la puerta de la taberna.

¿Qué hacemos ahora?

Me acerco a las puertas de las casas más cercanas a la taberna y golpeo en todas y cada una de ellas esperando obtener alguna respuesta.

¡Necesitamos ayuda!, ¡por favor!

En una de ellas abre la puerta una niña con llanto seco en la cara mi papá no se levanta solloza.

Matt!! deberíamos ayudarla! se levanta a malas penas y habla a la niña.

Tranquila cielo, cómo te llamas?

Matt, entra y mira a ver qué pasa.

Sigo dando vueltas sin sentido por la calle sin separarme mucho de Eve, de pronto, una niña abre una de las puertas a las que había llamado. Me acerco rápidamente para pedir ayuda, pero me dentengo súbito al ver la cara de la niña y oir sus palabras.

En ese momento comprendo que puede que nuestra situación no sea de las peores. Tras calmarme un poco cojo a la niña en brazos con cuidado y la acerco a donde está Eve para que la consuele y no tenga que moverse mucho.

Matt, entra y mira a ver qué pasa.

Asiento con la cabeza la orden de mi hermana - Esperadme aquí. - y entro en la casa mientras trato de poner en orden mis ideas.

Camino despacio por la casa buscando en todas las habitaciones con cuidado para que no se me pase nada.

¡Hola!... ¡¿Hay alguien?!

Anne sale de la casa y se acerca a Evese... ¿tu también estás malita?

Si preciosa... tb lo estoy. Cómo te llamas?

comienzo a darme cuenta del estado del pueblo...

Dios mio... está todo inundado. las lágrimas me salen sin poder evitarlo.

Anne te mira... me llamo Anne, Anne Dungeld

Anne que nombre tan bonito, yo soy Evese, pero puedes llamarme Eve.

acaricio la cabeza de la pequeña para transmitirle tranquilidad, aunque mis lagrimas denotan mi miedo.