Partida Rol por web

El interior de aquella Torre era notablemente distinta al exterior; era como hacer "Zapping" en la televisión y pasar de un canal con un documental medieval con Castillos ligeramente menos realistas de los que uno puede esperar, a una película de ciencia ficción. El interior no concordaba ni en tamaño ni en estilo que el exterior de aquel lugar.

Dentro de la Torre del Reloj se encontraban 14 Cápsulas abiertas de par en par; además de unos más que evidentes signos de lucha en el interior; o al menos de incendio o explosión. Lo que resultaba extraño, pues a través de esos agujeros lo único que se podía ver era la más completa y pura oscuridad; no el cielo de la mañana del pueblo.

- Aquí...aquí pasó algo, y no precisamente bueno... dijo accediendo con cautela y despacio hacia el interior ...una pelea, una batalla, una confrotación de proporciones épicas algo así como un combate a vida y muerte, no parece que la opción de la vida fuera la preferente.

"Catorce... ¿cajitas?" me acerqué a las cápsulas y le di toquecitos a una con la llave espada. "Pues conté a todo el mundo y eramos catorce... ¿la torre del reloj es una nave espacial o algo? Parece una nave espacial..." me acerqué al final de la sala ignorando los peazo' agujeros... Al escuchar a Raanmar fruncí el ceño. "...¿Creéis que esa batalla campal fue entre nosotros catorce?"

No parece haber más salidas, ni siquiera puertas o ventanas en aquel lugar. Todo ese enorme complejo que era la gigantesca torre del reloj; reducida a esa única habitación que resaltaba de la estética general del edificio en su exterior. - A no ser que se tenga en cuenta los agujeros completamente oscurecidos que hay por el techo, claro está.

   Que lugar... mas extraño...- musitaba al ver con la sala por mas que la miraba no parecía tener ningún tipo de relación con la fachada de afuera - hmmm en eso tiene razón Miss Cerulea... aunque pensándolo bien... ¿ que paso con el resto ? - preguntando al aire al notar recién que no estábamos todos - ¿ sera que saben algo ?, nooo... se les veía tan perdidos como nosotros...

    Ooooe... - mientras intentaba llamar la atención del joven de cabello negro y alborotado* - el guijarro que lanzaste antes de entrar... ¿ lo vez por aquí ?

-Pero, ¿y esto?- durante nuestro largo camino hacia la torre, no había parado de imaginarme como sería por dentro: grandes columnas, techos con grandes mosaicos, un enorme sistema de engranajes, y todo ese tipo de cosas.

Bien, pues es cierto eso que dicen de que nunca puedes dar nada por hecho -¿Este lugar es la torre?, cualquiera lo diría- poco a poco los demás fueron entrando y examinando la sala, uno de ellos sugirió que aquí se habría librado una frenética batalla, y otra persona, una tal Cerulea, propuso la teoría de una nave espacial, y preguntó si aquella batalla habría sido entre nosotros -Pues yo no recuerdo haber visto esta sala antes, mucho menos haber peleado en ella, pero claro, fíate tu de los recuerdos ahora- me crucé de brazos mientras exploraba la sala, dándole vueltas e intentado buscarle el sentido a esto, pero que rayos, !no lo tenía¡.

Poco a poco y sin darme cuenta me fui acercando a uno de los grandes agujeros que daban a un espacio oscuro y vacío, entonces decide inclinarme y observar su interior, desde una distancia prudente claro.

Nadie me hizo el menor caso cuando expliqué lo que me había contado la tal Ava.

—¿Alguien me escucha? —exclamé irritada al sentirme ignorada, frunciendo el ceño y cruzando los brazos.

Al observar el lugar, me pareció darme cuenta de algo. Me quedé un rato mirando la torre y los edificios circundantes. Pero no dije nada.

Cuando entramos en la torre, miré extrañada el interior. ¡Era un sitio rarísimo! No, en realidad «raro» se quedaba muy corto. ¿De qué estaban hechas las paredes? Y ¿qué eran esas cápsulas? Otra cosa que me llamó la atención fue que parecía haber signos de lucha…

—Sí, parece que aquí hubo pelea, igual que fuera. Aunque parece que ahí fuera han reparado un poco las cosas —comenté. Cuando Caerulea habló, me quedé mirándola con una ceja levantada—. ¿«Nave espacial»? ¿Eso qué es? Lo de la batalla… Yo no he luchado nunca. Aunque la tal Ava decía que sí…

Una batalla entre nosotros? Pero si no conozco a casi nadie...

Me resulta extraño que hayamos peleado entre nosotros. No os ofendais, pero a la mayoría no os he visto nunca. Aunque no se si puedo fiarme de lo que recuerdo.

De todos modos es curioso lo que dice esa chica de pelo rosa (Naoko) parece que han intentado reparar las casas de alrededor, así que ha habido vida aquí después de la pelea.

Miró hacia el chico de anteojos que lo llamaba, volteando de inmediato hacia la dirección a la que había lanzando la piedrita - No, aunque el sitio es muy grande, podría haberse perdido - Respondió tranquilamente lanzando otra piedrecilla hacia el piso. Todo ese sitió era demasiado extraño. -Es como si el adentro y el afuera no perteneciera al mismo lugar - Hubiese dicho que era una ilusión, pero en ese caso no tendría sentido que las casas también estuvieran destruidas. Recorrió el lugar revisando los signos de pelea y buscando alguna pista de que era lo que lo había causado, o al menos que significaban esas capsulas.

-A nadie le perturba que parezca haber agujeros en la realidad? - Preguntó señalando los pozos negros que deberían haber dado al cielo, y tirando un guijarro esta vez dentro de uno de ellos.

"Hummmm" sí que había escuchado yo las palabras y presentación de Naoko... pero distraida con la habitación no había terminado de procesarlas. "¡AH! ¡Me llamo Caerulea, que creo que se me ha olvidado presentarme!" exclamé señalándome con la mano extendida. Ladeé la cabeza para preguntar: "¿Entonces la mujer de ayer se llama Ava? ¿Y qué decías de un Chipirón? Una nave espacial es... es... como un barco. Pero en lugar de navegar por el mar azul, navega por el cielo azul y por el mar de las estrellas..." miré a Owen entonces. "...nuestro antiguo compañero... un señor calvo de verdad, no como el señor Vorton que tiene ese lindo rizo... un anciano esmirriado que olía súper mal no como el señor Vorton que huele a colonia cara... bueno pues el señor Horrulf... Horreulf... Horrornrulf... ¡no me sale pronunciarlo!" cerré los ojos y agité mucho los brazos de la chaqueta que llevaba puesta y que me quedaba grande. "El señor Sensei vivía en una nave espacial. Y, y... creo que fue el que me dio esto..." levanté la llave espada para mirarla.

"Por cierto, ¿qué decías de los Chipirones? ¡Los chipirones son pescados! Bueno, no son peces, son, son ¡calamares! Eso es un Chipirón."

Al entrar siendo uno de los primeros eché un rápido vistazo a todo el lugar y me apoyo en la pared junto a la puerta, el resto ya estaba tratando de sacar teorías locas o investigar mas el lugar, por mi parte lo que mas me llamaba la atención era esa infinita oscuridad que nos rodeaba de manera casi aterradora.

- Observad vuestro propios cuerpos... ¿veis heridas? Si hubiéramos peleado nosotros ya os aseguro que no estaríais en tan buen estado. Algunos de nosotros sabemos pelear mientras que otros nunca lo habéis hecho -deje en claro para que se olvidaran de ese tema, me mostraba mas bien desinteresado por todo lo que me rodeaba hasta que la chiquilla de pelo azul mostró una llave enorme... de forma inmediata toda una serie de imágenes me cruzo la mente, me incline hacia delante con una mano en mi cabeza... ¿yo usaba una de esas? Imposible, solo recordaba verlas pero no usarlas... Me tomo varios segundos recuperarme, me dolía la cabeza, cada vez que trataba de recordar me dolía mas ¿que había pasado tras ir a la mansión?- ¿Habéis terminado de registrar el lugar?

Cuando Alphonse lanzó aquel guijarro al interior del agujero, todos los presentes pudieron ver como este desaparecía al instante una vez que tocó aquel umbral de oscuridad; además de eso, en el momento de impactar, unas ondas aparecieron y se movieron desde el epicentro del impacto de aquel guijarro, como si esa oscuridad fuera líquida y estuviera delimitada a ahí.

—¿Pelo rosa? Mi pelo es blanco… —comenté, acariciándome la melena. «Aunque la verdad es que sería un color bonito» pensé.

La chica azul parecía haberse olvidado de mí, pero de pronto reaccionó, como si se hubiera acordado de repente.

—Sí, dijo que se llamaba Ava. —Cuando explicó lo que era una nave espacial, la miré con una ceja levantada, confundida—. ¿Un barco que navega por el cielo…? Pero ¿cómo puede flotar si no hay agua? —Luego mencionó la criatura que la mujer me había pedido que buscara—. ¡No! No era un chipirón. Era un… Chili… Chiti… Chitiry… Creo… —dije, insegura. Era una palabra que no había oído nunca, y ya se me había olvidado—. Dijo que era como un gato.

Cuando vi que el guijarro desaparecía y la oscuridad se movía, yo di un par de pasos hacia atrás, asustada.

—Si queréis investigar eso, hacedlo vosotros. Yo no me acerco ahí —afirmé.

En lugar de eso me acerqué a las capsulas, y miré dentro. No tenía la menor idea de qué eran, así que me asomé al cristal para ver qué había dentro. Y también examiné todo lo que las rodeaba.

   un señor calvo de verdad,

 un anciano esmirriado que olía súper mal

 s el señor Horrulf... Horreulf... Horrornrulf...

Aquellas palabras por extraña razón, me querían sonar de algo... de tiempo mas simples... en donde la música no dejaba de sonar... los problemas familiares estaban a la orden del dia y... y.... y...

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Arrugado... y lleno de manchitas...

  Donde una horrible e imperturbable imagen no dejaba de hacer eco en mi cabeza, perdiendo el hilo de las siguientes conversaciones... necesitaba huir de allí... por lo que en un impulso de fuese lo que fuese comienzo a andar lo mar rápido que puedo contra uno de esas grietas negras, en mi cabeza solo recordaba que había llegado por un sitio... pero no estaba en mis cabales para recordar cual.

Las grietas negras están en el techo, por lo que chocar contra ellas es algo complicado de hacerse. A fin de cuentas, a no ser que Owen lograra saltar en acrobacias, volar, o incluso trepar por el muro en aquel estado alterado en el que se encuentra; lo tendría más bien difícil de hacer.

   No tenia cabeza para pensar... menos para recordar cosas como si había llegado de manera horizontal, vertical o perpendicular al sitio... por lo que viendo la primera fisura mas cerca del suelo la tomo de objetivo, tomando toda la velocidad que mi académico aguantaba para intentar atravesarle.

"¡Flotan sin agua como las estrellas fugaces! ¡Mi prometido llegó a mi mundo en una de esas, como una estrella fugaz, cayendo del cielo y estampándose como un meteorito!" Vi cómo Owen intentaba huir de la existencia no se por qué, intentando torpemente saltar hacia una de las fisuras. "Owen, las acrobacias no son tu fuerte ¿eeeeh?" reí recordando cómo se cayó sobre un cactus gigante y se pinchó el culete. "¡Jejejeje!" me tapé la boca con las mangas azules que me quedaban grandes. "¡Si quieres subir, que el señor Vorton te suba! Pero aguanta la respiración no se que te me vayas a morir. ¡Te subimos y te bajamos a los diez segundos, y nos cuentas qué has visto!" me giré al Señor Vorton para ver si estaba de acuerdo con la idea.

-Ahm... - Empezó viendo al chico intentar subir por la pared solo para acabar nuevamente en el suelo - No creo que sea buena idea intentar meterse por una de esas cosas - Las grietas le daban la idea de que lo que se despedazaba era el mundo, y quizás no hubiera nada del otro lado. -Tampoco que lo asomen - Añadió frunciendo el ceño preocupado por las ideas suicidas que parecían demostrar sus compañeros.

-Dejemoslo como último recurso, si? - Sugirió esperanzado de que le hicieran caso - Vamos a recorrer el pueblo primero y ver si encontramos algo más - Miró a Nate y Archival buscando respaldo, antes de que alguien se matara por cuenta propia. Él era habitualmente el de las malas ideas, no estaba acostumbrado a hablar a la gente fuera de las mismas.

Examiné a fondo las cápsulas pero no encontré nada especial, ni dentro ni alrededor. ¿Para qué servían esas cosas, si estaban vacías?

Escuché lo que me contaba Caerulea, y abrí la boca, fascinada, cuando me contó cómo había llegado su prometido a su mundo.

—¡Vaya…! ¡Tuvo que ser muy guay! —Al oír eso me dieron ganas de montarme en una nave de esas—. Así que ¿tienes un prometido? ¿Dónde está ahora? —pregunté inclinando la cabeza a un lado, curiosa.

Mientras tanto uno de los chicos enloqueció e intentó escalar la pared. Me quedé mirándolo con los ojos en blanco, preguntándome por qué narices estaba haciendo eso.

—Yo tampoco me atrevería a intentar entrar ahí, la verdad. Aunque también tengo curiosidad, así que os animo a intentarlo. Si alguien quiere, puedo usar un hechizo para ayudarle a subir —comenté, con una media sonrisita pícara.

¡Un momento! ¿Desde cuándo sabía yo usar magia de viento? No tenía ni idea de cuándo la había aprendido, ni si lo había usado alguna vez. Pero al mismo tiempo estaba segura de que podía hacerlo sin problemas, como si hubiera utilizado el hechizo muchas veces antes... Aquello era muy raro. Fruncí el ceño y apoyé mi mano en mi mejilla, pensativa.