Día 1: Revelación cruel

Es la voz del bardo quien les despierta de su sueño. Pero... ¿ese no se había quedado fuera? ¿Cómo diablos ha entrado?

¡Bueee~eeenos díassss! -canturrea como si estuviese muriéndose, en realidad es lo único que parece ser capaz de hacer- traigo nuevas para ustedes...

Sus movimientos se deslizan hacia donde se encuentra una marca negra, como si hubiese caído algún relámpago, y un poco de ceniza. Él niega con tristeza.

La Princesa Enapuros nos ha dejado, se desvaneció, murió, la espichó... -parece que va a seguir diciendo cosas, pero entonces ven rodar una jarra de hidromiel- Como parece que también lo hizo el Tabernero. Oh, pobre...

Es entonces cuando se desplaza al lado de su Majestad, o de su cuerpo, que sigue imperturbable, como si se hubiese congelado en el tiempo.

Por orden de Su Majestad el Rey Buencorazón les leo la presente:

Si Bardo está leyendo esto, mis sospechas eran ciertas. Sólo espero llegar a tiempo.

Hay traidores que quieren destruir no sólo este reino, sino el mundo Cliché por completo, quieren someterlo y moldearlo a su imagen. Me llegaron hace poco los rumores y desde entonces he estado planeando cómo hacerlo.

El Ojo-Que-Todo-Ve ha reducido el grupo de sospechosos a los presentes, pero no son demasiados. Es por eso que os he dado el tesoro del reino. Espero que sea suficiente para poder atraparles...

Sólo les digo: sé que no todos están contentos aquí con lo que son, no todos son felices. Y aún así todos han venido... no nos fijemos en nuestras diferencias: si somos Protagonistas o Antagonistas. Si detestamos la vida que este mundo nos ha dado. Todo está en peligro... y confío en ustedes.

He usado mi reliquia familiar, la Pluma, para convocar al Narrador. Él escuchará vuestras opiniones de quién es un traidor y lo borrará. Mientras aún hayan leales al reino, mi hechizo perdurará. ¡No falléis, por favor!

Pues... vaya. Creo que necesito un trago. Esto ha sido duro.

Una de esas pocas veces que el Bardo no canta.

Me mantuve al margen del gentío, en una esquina de la fiesta para no llamar mucho la atención durante el inicio del cumpleaños, pues como mi pariente lejano Robin Hood, solía decir "Un buen ladrón siempre se encuentra escondido" y no es que pretendiera robar algo en aquel entrañable festín pero bueno, si se presentaba la oportunidad... nadie pondrá objeción si es por una causa justa. Sin embargo esa muerte me tomo por sorpresa, ese hombre al que todos adoraban muerto. Y no solo eso dos almas desdichadas perdidas, si tan solo pudiera haber hecho algo, aunque no siempre se puede tomar justicia por mano propia me apena mucho la situación. Pero lo peor de todo fue lo que vino después, esa carta del rey, un traidor entre nosotros es impensable, pero tener que debatir con los antagonista sobre tal acto me resulta inaudito. Carraspee para aclarar mi garganta y entone -Descuidad bardo la muerte del rey Buencorazón tendrá justicia... ah y tampoco se olviden que ni acercarme a la victima me vieron, recuerden eso antes de elegir a un traidor-

Llego en una esplendorosa nube de fuego rojo y humo negro como un meteorito. Muevo las alas y detengo a combustión que me rodea, por que yo soy fuego, y pobre de aquel que quiera robar mi tesoro. Pero aquí son todos buenos o malos malosos autorizados por el sindicato de malos malosos y si escupo una chispa de fuego me demandan y me sacan mi tesoroso adorable. Los abogados son peores que mil ejércitos y mil ladrones...

¡Escucho que han matado al Rey! ¡En nuestras narices! Hocicos en algunos casos...

Guardo silencio y observo. Me gustaria tomar una forma humana, amable y moderada, para no asustar a nadie, con mi gran tamaño. Aunque sea con un hechizo.

 -Veo que una poderosa magia nos encierra aquí, incluso a mi que soy un poderoso dragón. Debe ser obra de una magia de "Buen Corazón" para proteger a los buenos y atrapar a los malos. Aprovechemos esto para detenerlos. Sospecharían del Dragón, pero mi tesoro y la princesa secuestrada en mi castillo, son mi única preocupación...-

-Igual accedo a colaborar en lo que sea necesario...-

Afirmó mientras comía un ovino cocido por el fuego de su propio aliento y observaba la jugosa mascota que acompañaba a Abuelita.

El despunte del alma parece no traer consigo más que desgracias.

-Esto no puede seguir así, no llevamos ni un día y ya han muerto tres personas.- digo sin perder la compostura ante la adversa situación- El Reino no aguantará mucho a este ritmo y lo único que podemos hacer es pensar con detenimiento el plan a seguir antes de que esto vaya a mayores.

Acicalándose la barba ante el mensaje recién recibido a manos del Bardo, el Mago meditó en silencio por unos instantes sobre lo que esto podía significar, para todos los presentes, al parecer había entre ellos traidores que debían de ser encontrados y entre el resto de los presentes, escogidos para ser eliminados por el Narrador. Era una opción directa, pero fatal. ¿Que pasaría si se eliminaba a un inocente y leal? ¿Que mundo quedaría tras la masacre?. Negando con la cabeza, el Mago tan solo pudo advertir que esos eran los últimos deseos de un Rey que había caído en la locura y en la desesperación.

-Pero no nos queda otra...

Cayó en un plácido sueño aunque no estuviera cansada sin saber cómo ni porqué, notando sobre su cabeza un mullido e improvisado colchón. Como si de su cama se tratase y todo lo ocurrido no hubiera sido más que una pesadilla, intentó dar dos golpes a su almohada y cambiar de postura cuando escuchó los ruidos, abriendo lentamente los ojos y descubriendo que había dormido sobre el fornido brazo de Carismático. Por todas las hadas del reino, ¡qué músculos! – El rubor cruzó sus mejillas al tiempo que se incorporaba antes de que se despertara el hombre, recolocándose el vestido y apartándose un par de pasos para fingir que ahí no había pasado nada. Por desgracia. Si fuera mil quinientos años más joven…

Escuchó las noticias del bardo, quien aseguraba que su dulce ahijada había desaparecido a la noche junto al tabernero, soltando un grito de exclamación al no creerse que no vería más aquella dulce sonrisa de holgadas ilusiones.

- ¿Quién querría deshacerse de ellos? Nuestro Rey sabía qué iba a pasar y aun así no pudo evitar su fatídico destino, debemos ser fuertes y descubrir quiénes están detrás de las muertes.

¿Qué fue lo que sucedió, aquella neblina... me quedé dormido? Doy unas cuantas sacudidas a mi cabeza para despabilarme. Al enterarme de lo que estaba pasando, mi sentido del peligro vuelve a activarse. ¿Más cadáveres, pero cómo? ¿mientras dormíamos? Esos bastardos. Así que el Rey quiere que nos acusemos, pues al menos la parte de la paranoia está saldada. No puedo confiar en nadie, y no tengo a nadie. Estos humanos... pienso, mirando a los presentes, ¿quiénes de ustedes son los malditos? O acaso, hago una pausa y me concentro también en los demás seres, ¿será posible?

"- Sigh, es una molesta estar aquí atrapado con ustedes -digo, finalmente. Pero si es la único que se le ocurrió a ese... -hago una pausa, intentado no decir nada ofensivo- cabezota, los escucho -finalizo y levanto las orejas, atento".

Con un relámpago aparecido de váyase a saber usted dónde, aparece frente a todos un atril.

Y en el atril un libro tan viejo como el propio tiempo. A su lado, una pluma blanca que en nada se diferenciaría de las demás para el ojo común y un tintero que contiene el propio universo encerrado en él.

Sabéis enseguida lo que tenéis que hacer: apuntar vuestros acusados.

Una voz, el Narrador, resuena en la sala entonces, con gran magnanimidad

El Dragón pensó que la compañera de la Abuelita era apetecible, mientras que el Hada Madrina deseó ser mil quinientos años más joven... y el Lobo se preguntaba quienes de los presentes serían los malditos.*

Saber que vuestros pensamientos dejarían de ser privados era algo aterrador.

Despertándome confuso por la maravillosa voz de Bardo, veo que la mayoría que nos encontrábamos en la sala también están durmiendo y otros pocos ya despiertos lamentándose de la muerte del Rey Buencorazon, Princesa Enapuros y mi buen amigo… Tabernero. Tambaleándome abruptamente aun adormecido, me dirijo a comprobar entre los aun durmientes si Nino Travieso sigue con nosotros. Mi corazón da un respingo al verle tumbado tan inocentemente en el suelo (y vivo) cuando seguidamente me apresuro a zarandearle esperando una respuesta. -¡Muchacho! ¿E’tah bien? ¡Dehpierta chiquillo!.

Despertando después de aquella niebla junto al niño travieso estaba pues me había quedado dormida justo en su hombro. Pude ver el desastre que había ocurrido alrededor. La princesa enapuros y el tabernero muertos. Rauda, volé por alrededor como queriendo buscar una pista mientras el bardo hablaba. Revoloteé por todos lados hasta que finalmente me posé en el lomo del lobo mostrandome un tanto desanimada - Yo pensé que esto sería una fiesta, y nos encontramos con una matanza... Ni siquiera aquel niño de verde está aquí, y pensar que a veces podía ser muy malvado...

Miré hacia abajo viendo el tupido pelaje del lobo y acariciando con mis manos a aquel animal - Yo no quiero sufrir la misma suerte que los presentes, yo tan solo me divierto... puede que a costa de los demás, pero es aburrido hacer todo el rato lo que dice el resto. Un poco de diversión propia no viene mal. ¿Eso me hace culpable? - aclaré según las palabras que había oido del rey a través del bardo... - Si hace falta ayudaré en lo que sea, pero quiero salir de aquí. ¡Y tu hada madrina! ... - me quedé callada buscando palabras mientras la señalaba.

-Aunque no me gustes tenemos que colaborar, a fin de cuentas nuestra magia es poderosa... depende del hada. ¿Verdad? - No quise decir nada con dichas palabras pero sabía que podían inculparla un poco. A fin de cuentas somos hadas, y las hadas somos los seres mágicos más poderosos del reino.

Justo entonces el rayo me asustó, y con el el atril, y más las palabras que le seguían - ¡Eh! No vale, si no podemos pensar en privado no puedo hacer travesuras a los demás sin que lo sepan... - Me dí cuenta de lo que había dicho y miré a todos los presentes soltando un bufido - Oh venga sabeis de sobra que alguna que otra vez os he gastado alguna, no me mireis así. Pero eso no sería capaz de hacerlo - Dije señalando a los muertos. - Ese trabajo suele ser de los villanos ¿Verdad viejo? - dije mirando al hechicero

-¡¿QUÉ!? ¿!CÓMO!? - grité, haciendo la croqueta hasta donde se encontraba el bardo, sin poder creer que alguien hubiera podido matar a mi prima.
Era cierto que aquella niña de mamá era tan tonta como para haber podido nacer sola. Tampoco es que supiera cómo protegerse a ella misma, siempre dependiendo el mimimimimi del Principe Azul, y no es que supiera atarse bien los nudos de los zapatos sin ayuda de su estúpida doncella, pero matarla a ella... 

Fruncí los labios y miré a todos los presentes. Papá estaba muerto y aquello me rompía el corazón porque aunque no estuviera de acuerdo con muchas de las cosas que había ilegalizado, era un hombre bueno.
-Hada Madrina, tú... tú tienes mágica. ¡Dime quién ha hecho esto y lo mataré con mi espada! - estaba un poco cansada de los conflictos y montar una pastelería era el sueño de mi vida... pero desde luego las cosas no podían quedar así.
 

Ayer entre el regalo del rey y la muerte del rey me quede tan conmocionado que fui incapaz de reaccionar. Hoy me encuentro con que eso ha sido aun peor y dos inocentes han muerto

-es terrible, nunca había pasado nada así-

La carta del rey que lee el bardo aclara un poco las cosas, aunque solo un poco, luego la voz del Narrador (un evento muy relevante) nos dice que hacer, señalar a nuestros sospechosos

-a ver, entonces entre nosotros, aquí atrapados están los asesinos y hemos de descubrirlos- me rasco la cabeza mirando pensativo a unos y otros. El rey dijo que no nos fijasemos en el tema de protagonistas y secundarios o buenos y malos clásicos, eso es mucho mas complicado que lo habitual en los cuentos

-entonces...¿en que nos tenemos que fijar para acusar? ¿en nuestra intuición?- espero por si alguien tiene una buena respuesta

La mascota adorable parece haber encontrado algo especialmente intrigante entre las propiedades de la Bruja, y se inclina para olfatear mientras ésta parece distraída.

Pronto logra su objetivo y un ratoncito sale despavorido hacia la Madrastra. Mascota corretea detrás, terminando por mancharle el vestido.

Si sus actos tuviesen alguna clase de razón de ser, hay quien diría que trata de molestar a los más silenciosos.

Muchos de Derrelleno estaban dispersos cada uno en un lado contrario al otro dentro de la fiesta por supuesto. No todos se enteraron a la vez de la caída del rey, algunos estaban muy ocupados alentando a otros invitados de su precariedad laboral y otros continuaban escribiendo pancartadas ha lo villano en las paredes con consignas para nada buenas para un reino que acababa de perder a su Rey.

Pero cuando uno de ellos, el mas rápido, aquel que trabajo con el malo mas veloz de la ciudad vecina, se preocupo en reunir a todos y decidieron hacer piña, mientras pasaban el mensaje de lo sucedido con el rey y los otros dos invitados, a lo teléfono escacharrado.

-¿Que el tramoyista a muerto? Eso que es.

-Tabernero que de lo que dices a lo que oyes solo hay una letra de lo mismo.

-Bueno... Así que tres muertos en lo que va de dia. Y que. Nosotros morimos a cascoporro y nadie se queja.

-Calla loco... que nos culpan, tu no eres mas que un numero ellos tienen nombre y apellido.

-A claro... porque decir Cuarenta y Dos no es una nombre con apellido.

-No si lo dices así: 42

-Sera desgraciao...

-¡¡A VER!! Que no se discute, tenemos que ser una piña. -Dicho lo cual todos asintieron y se juntaron mu juntos, mu junticos. -Esto duele... -Algunos necesitamos respirar... -¡Al gordo que lo saquen del centro! -Eran un desastre pero poco a poco se fueron organizando.

-Bueno... lo ideal seria saber como ha sucedido ¿No? -¿Eso lo dos a la vez o de forma distinta? -Y que si es diferente. -Pues que entonces es mas de uno evidentemente. -Eso no ayuda, si son mas de uno estamos abiaos. -Que no pasa nada. Si sabemos quienes son a tiempo. -La discusión entre ellos se alargo hasta que uno de los mas altos alzo la voz.

-¿Pero sabemos algo realmente? -¡Eso,eso! -Si alguien vio algo es momento de decirlo. -¡Sin miedo!

La muerte no es si no el principio de algo nuevo...

Y una mierda! Yo no quería empezar nada nuevo. Y unos cojones de pato! Habían muerto tres personas y entre ellas el Rey. No es que no me importasen la princesa en apuros ni el tabernero, pero la Princesita siempre tenía la mala suerte de acabar en jaleos. Y el tabernero... bueno, como yo nunca iba ala taberna tampoco es que lo echase de menos...

Empecé limpiándome las gafas con ahínco. Algo que hacía siempre que intentaba pensar concienzudamente algo.

-Vale...vale, vale...vale...- repetía una y otra vez- No nos volvamos locos....Vale...vale ...vale... esto tiene que tener una respuesta lógica...

El bardo no hacia mas que sacarme de mis casillas y el hada madrina no hacia mas que... hadamadrineando. Lo cual no era de extrañar. Dada la capacidad intelectual de los presentes era normal que todos pensaran que era cosa de magia negra o cosas así.

 Y encima querían hacer una caza de brujas! Miré sin querer a la bruja y a su arruga. Ugg! Yo la metía en la cazuela a ella y a... pero eso de siempre, no de ahora. Y la cosa es que las dudas empezaron como suele ser siempre: los malos son malos y los buenos son buenos. Típico.

- ¡Un momento! Aquí no se libra ni Peter!- Dije poniéndome muy serio, casi sonriendo internamente pensando que ahora era como un Cherlok Jolmes.- En primer lugar empecemos por descubrir si alguien tenia algo en contra del rey!

Pienso que esto va a estar dificil. Si no sabemos quien ni como ha matado, como vamos a averiguar si alguien tenia algo encontra del rey. El sabio es tonto.
Igual me recuesto como un perro de dimensiones colosales observando, con mis orejas paradas, moviendo la cola suavemente para no romper nada, con la cabeza sobre mis para delanteras. Exalo humo por la nariz mientras mienzo en lo jugosa que se ven las princesas. Igual me hecho un bocado si tengo oportunidad, y le hecho la culpa al lobo. Pero yo no dego ni cenizas no rastros... En fin...
Luego recuerdo que narrados narra todos nuestros pensamientos.
Podemos llevar esto a nivel telepatico señores.
Cierro los ojos para oir la voz y el pensamiento de todos... Cuanto menos una experiencia unica.
Y si el servicio olle mis pensamientos... ¿Alguien puede por favorcito traerme otro ovino crocante antes de que empieze a devorar invitados?... Se lo agradezco...
Igual no tengo que ni hablar, pienso con un gesto placido y desenfadado en mi rostro...
Espero que el sabio no se me enoje...

Los pequeños movimientos del Hada en mi lomo me ponen los pelos de punta, me sentía un poco incómodo. Es entonces que las palabras (y pensamientos) del Dragón llegan a mis oídos. ¿Pero qué rayos le pasa a este tipo? En ese momento recuerdo que nuestros pensamientos serán narrados en voz alta y que no tiene sentido seguir dialogando internamente. 

"- Mejor cuida tus palabras Dragón, que por más grande que seas tú también te haz quedado dormido -en ese momento me detengo a pensar si realmente puedo estar seguro que lo ha hecho. Y ahórrate lo de la culpa -digo de manera desafiante. En fin, si queremos que saber quién está detrás de esto, propongo contemos nuestras nuestras historias. Quién sea que esté cometiendo los crímenes es alguien que no está cómodo con el como son la cosas ahora. O al menos esa es la explicación que se me viene a la mente con la carta -comento, no del todo seguro si hice bien en alzar la voz, dado que ahora todos estaban mirándome".

Tras un breve silencio, continúo.

"- Supongo debería tomar la iniciativa. Ya todos me conocen, o al menos han oído hablar de mí. Nada bueno, espero, pues no me agradan ustedes los humanos -me sincero. Cosas malas han pasado cuando era un cachorro. Mi manada fue asesinada. Los del pueblo la asesinaron -digo mientras me muevo un poco por el lugar, observando a los presentes. Era una mala temporada, y nos habíamos visto obligados a robar ganado, dado que no obtuvimos ayuda luego de hablar con el entonces Rey. He ahí el porqué. Desde entonces me las apañé por mí mismo, en el bosque, dónde cualquiera que entre era mi presa -me detengo por un momento, y continúo. Fue en algún momento que asumió Buencorazón, y las malas temporadas no volvieron desde entonces. He de admitir que, a pesar de vivir solo, vivo mejor con él dirigiendo el reino -confieso. O bueno... vivía -me corrijo al ver nuevamente el cadáver del buen hombre. Como sea, si quieren hablen. Los escucho, humanos -entonces me coloco en una de las sillas, y me siento, apoyando la cabeza en la mesa, algo deprimido".

Escuchar sus pensamientos en voz alta hizo que inflara el pecho de vergüenza y alzara levemente la voz mientras levantaba la mano, esperando llamar la atención.

- ¡Esa edad está totalmente… inflada! - ¿Cómo habían podido leer sus pensamientos? ¿Acaso las paredes del castillo estaban hechizadas con algún tipo de oscuro encantamiento que mostraba los más recónditos pensamientos? Piensa en flores, piensa en flores, piensa en flores.- El hecho de no tener la libertad ni de hablar consigo misma era algo que no le gustaba, pues el secretismo de sus problemas prefería mantenerlos como tal, guardado bajo llave en lo más profundo de su mente.

¡Y tu hada madrina! ... Aunque no me gustes tenemos que colaborar, a fin de cuentas nuestra magia es poderosa... depende del hada. ¿Verdad?

Parpadeó varias veces al escuchar su nombre, sin llegar a comprender del todo el ahínco que sentía hacia la regordeta mágica. Simplemente asintió al Hada, no por buscarse su simpatía sino porque a los locos siempre se les daba la razón para que no te mordieran, así era todo más sencillo.

Luego escuchó los alaridos de Princesa Guerrera, quien visiblemente afectaba la llamaba buscando consuelo. Voleteando con sus pequeñas alas se posó a su lado, moviendo la varita en pequeños círculos perfectos mientras hablaba con dulzura.

- Siento no poder ayudarte mi pequeña, pues mi poder tiene límites que las hadas no podemos flanquear.- Tras un par de vueltas hizo aparecer en su mano un cupcake relleno de licor, entregándoselo después a la joven.- Pero no temáis pues los causantes acabaran pagando por sus males. Estoy segura.

-Yo estoy con el lobito. - Dije mientras volaba para ponerme encima de su cabeza esta vez - Si decimos cada uno nuestras historias debería ser un punto de comienzo por donde investigar. - Me llevé las manos a atrás y empecé a hablar después de que el lobo contara su parte

-Yo vivo en una isla perdida donde van a parar los niños que se escapan y no quieren ser adultos. Aunque eso creo que ya lo sabeis. Lo malo es que solo soy una secundona de otro niño que nunca crece, y apenas se me tiene en cuenta. Al menos los niños si que interactuan conmigo y por esa parte estoy feliz. El rey corazón permitió que en aquella isla se quedaran los niños que realmente no quisieran volver a su vida normal y aquellos que realmente estuvieran perdidos, y prometió ayudar a aquellos que quisieran salir de la isla. - Miré hacia el suelo - Supongo que ya no podrá cumplir su promesa.

Luego miré al sabio de medio lado y le grité - ¡Precisamente Peter si se libra! No ha venido... - decía refiriendome a aquel niño verde al que acompañaba