Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
Cuando el señor Hooker se despide, me acerco a Marta.
-Marta que te parece si antes de acostarte te pasas por mi habitación, me gustaria enseñarte un hechizo que estoy practicando y ver si me puedes dar algún consejo.
Conociéndolos, seguro que al saber eso, la lían aun más de lo que tenían previsto. Como ella es una buena chica, no hará nada malo, así que les da las buenas noches a todos y sube las escales hacia el piso superior, donde se encuentran las habitaciones. Busca la suya, básicamente mirando una por una para saber donde están sus cosas, y cuando la encuentra entra en ella, dispuesta a relajarse...
Ha sido un día demasiado duro para su cuerpo.
Martha mira desconcertada a su compañero, pero se acuerda de lo que ha pasado antes y asiente con la cabeza, en silencio.
-Tal vez necesitemos mas ayuda.-dijo señalando discretamente a Freddy. Si Francisco estaba hablando de lo que ella creia que hablaba, era mejor comentarselo a Freddy.
Cansado y confuso por todo lo sucedido, el tren, la casa, el hombre extraño, me marcho a mi habitación.
-De acuerdo, no le digas nada solo que venga a mi habitación, convencele sin darle explicaciones. Ya se lo diremos allí. Despidiendome normalmente de ti, me marcho a mi habitación.
Casi meto la pata, se me olvidó marcarte a ti sola, espero no lo vean. Pues lo borré y he vuelto a mandartelo a ti sola.
Martha asiente ante la respuesta a Francisco, y camina hacia Freddy. Cuando llega a su lado, le toca el hombro para llamar su atencion.
-Pssst.-le susurra.-Eh, Freddy.
Desperté muy temprano, había dormido bien porque el cansancio era demasiado. Cogí ropa, la puse en la cama y fui hasta el baño para ducharme y todo lo demás. Luego bajaría a desayunar, aunque en realidad no tenía mucho apetito aún pues era temprano. Me preguntaba qué clase de cosas íbamos a pasar en aquel lugar y también, me convencía de que tal como iban las cosas, no parecía que algún día fueran a lograr que estuviéramos más unidos. Nadie parecía ser amigo del otro.
-O quizás es sólo por lo que yo soy...-pensé mientras me metía bajo el agua.
Salí de la ducha, me vestí y aguardé unos momentos antes de bajar, no quería perderme así que abrí la puerta de mi cuarto y esperé a que pasar alguien, entonces bajaría con esa persona. Me senté en la orilla de la cama desde donde podía ver el pasillo.
Echo la cabeza atrás en un gesto gimnástico y digo:
-¿Que pasa? ¿Fran se la ha pillado con la cremallera?
-Ven con nosotros.-le susurra. Le coge del brazo y le lleva por el mismo camino por el que Francisco se ha ido.
-No digas nada.-añadio, suponiendo lo que le preguntaria Freddy.
asiento con un gesto serio y desenfundo mi varita.
Antes de retirarme a mi habitación me acerco a Lhirya y le susurro en el oído algo que solo ella puede escuchar.
Si quieres puedes pasar por mi habitación antes de ir a dormir y podemos seguir charlando. Puedes traer a Pyun contigo.
Luego me alejo para ir a mi habitación.
Tras las palabras del señor Hooker suelto un leve bostezo y miro alrededor. Comienzo a caminar para irme, pasando cerca de Lhirya y deteniéndome un segundo. Luego continúo caminando y levanto una mano en señal de buenas noches. Me dirijo hacia mi habitación donde se supone están todas mis pertenencias.
Empapada por la lluvia, la cara de Lhirya refleja algo así como... Adversidad total y extrema a las tormentas...
Parecía que el día no iba a acabar bien, y pensaba realmente en darse un baño, cambiarse e ir a dormir, algo amargada, quizás.
Pero entonces un pequeño detalle hace que sonría, y asienta enérgicamente al chico que acaba de pasar por su lado.
Se despide de los demás y dando saltitos se dirige a su habitación, a bañarse, y a acariciar a Pyun, a quien había echado de menos todo ese rato.
Tras darse un super baño y estar más que presentable, Lhirya recoge a Pyun de su habitación, y a hurtadillas, se dirige a la de Saito, pensando alegremente en los temas que podría hablar...
Mirando a un lado y a otro, para que nadie la pille, Lhirya se sube a Pyun al hombro, y con delicadeza llama a la puerta dando tres leves golpes.
-Saitooo...?-Susurra, pero de manera audible, para que él le oiga...
Estaba sentado a un costado de la cama en seiza con mi wakizashi a un costado tras una buena ducha de agua tibia, cuando escuché los golpes y la voz de Lhirya... no pude evitar sonreír levemente a medida que levantaba y revisaba la habitación una vez más. Estaba todo perfectamente ordenado, con la ropa guardada.
Abrí la puerta tratando de mostrarme serio y sereno.
Hola, me alegra que hayas venido -me hago un lado indicándole que pase- Ponte cómoda, como si fuera tu cuarto. Solo te pido que estés descalza o en medias. -Con esto le señalo abajo, demostrándo que tenía puestos mis Tabi y que todo mi calzado estaba ordenado en un costado al lado de la puerta.
Una vez que pasa cierro la puerta y dejo el sable corto de mi familia en una mesa contra la pared, junto a un pequeño incienso prendido en honor a mis ancestros.
Sonríe cuando él le abre la puerta. Saluda levemente con la mano, y luego ladea la cabeza, escuchando sus indicaciones.
-Oh... Está bien.-Mira a Pyun:-Menos mal que te limpié las paticas antes... Mira qué vergüenza habríamos pasado, si no... Hay que ser siempre previsores!-Besa al gato en la cabeza con ternura, y lo deja libre en la habitación.
Tras ello, la joven se quita con delicadeza las pantuflas que llevaba puestas, y las deja ordenadamente junto a los demás zapatos. Unos pies menudos se muestran bajo el albornoz y el largo camisón que llevaba puesto. Menudos, realmente pálidos, y con aspecto de poder romperse a la mínima.
Despacio, la joven se adelanta en la habitación, haciendo mueca de sentir el frío suelo, pero intentando ser valiente y no quejarse.
Se mantiene de pie, preguntándose si podría sentarse en algún sitio, para evitar que sus pies siguieran helados, pero decidió esperar a que el chico le dijese algo.
Sonríe dulcemente una vez más, y señala animadamente:
-Me alegra que me hayas dicho de venir... Ya me esperaba una primer noche aburrida...-Entonces se da cuenta del sable y añade emocionada:-Oh...! No sabía que tenías algo así! Parece... Realmente genial!
Hey, que pasa con vosotros
Se supone que vamos detras de ti, Fran