Partida Rol por web

Martin se colocó en la esquina del edificio a la espera de la señal. Karl espiaba desde el otro extremo de la construcción y el teniente vigilaba la entrada principal desde el bosque. Hastings se quitó el casco y golpeó con él el generador provocando un audible ruido mecánico. Los dos polacos se miraron entre ellos con expresión aburrida mientras hablaban entre sí. Parecía que estaban discutiendo porque al final uno puso cara de pocos amigos y se dirigió con paso cansado hacia el generador. Al volver la esquina Martin saltó sobre él con el ánimo de eliminarle sigilosamente pero el polaco se revolvió y ambos soldados forcejearon durante un momento. Antes de que pudieran evitarlo, el soldado enemigo emitió un grito de aviso.

-Felicidades, martin. Te has cargado a uno... pero ha  gritado. -

Guardo mi cuchillo en su funda y saco el fusil, compruebo que esté recargado y me dirijo a la parte trasera del edificio para vigilar si hay ventanas ya que Hans ya estaba listo apuntando con su pipa al de la puerta y Dirck está en frente.

Me quedo agazapado escuchando a ver si hay movimiento, intentando mirar con mucho cuidado cuántos hay dentro y qué hacen.

En caso de que se dirijan todos hacia la parte delantera para salir y ver qué demonios está pasando, rompo un cristal y les disparo por la espalda.

Si parecen calmados dentro, espero mi momento.

Cuando se acerca el polaco, trato de destrozarle el cuello, pero los botones de su uniforme detienen mi mano. El jodido grita, ya no hay sorpresa. y lo que es peor, sigue vivo.

Le escupo en los ojos y le doy patadas, mientras, trato de agarrarlo para que le de la espalda a Hastings y pueda matarlo fácilmente.

El inesperado golpe que proviene del generador me sobresalta hasta casi el punto de disparar accidentalmente mi fusil...

Gotta Himmell... creo que esto ya esta en marcha... con suerte alguno de estos ira a ver que pasa y podran eliminarlo en silencio...

Recupero la compostura y vuelvo a colocar el fusil en posicion de tiro. Cuando uno de los guardias por fin se mueve hacia el generador, centro la mira de mi fusil en el que se queda... pendiente de  que se mueva o alguien pueda salir dela casona.

El grito del centinela polaco resuena en la silenciosa noche como su fuese un aullido lobuno...

Maldita sea... Afianzo la correa del fusil y apunto con cuidado al centinela que queda... el ruido del forcejeo me indica que algo no ha salido bien... respiro hondo... y disparo cuando suelto el aire... tal y como me han enseñado.

Disparo al polaco que queda en la puerta cuando oigo el grito. -scheisse!*- pienso mientras guardo la pistola(recién disparada) y saco el subfusil para cubrir la entrada(si puedo, disparo una rafaga si sale gente).

-Creia que el sucio polaco habia muerto, pero no seguia vivo y encima ha gritado, bastardo...-Martin, deverias hacer mejor tu trabajo.-Mientras me dirigo con el cuchillo en mano para atacar el cuello del polaco.

En un lado del generador, Hastings y Martin intentan acabar con su enemigo. Hasting apuñala al polaco en el pecho mientras Martin intenta golpearle. El hombre grita de dolor al sentir el cuchillo atravesándole pero se niega a caer o soltar a Martin. Por el otro lado, Hans se asomó por la esquina y le disparó al otro guardia con su pistola. El balazo le impactó en el pecho haciéndole chocar contra la entrada del puesto. Desde el bosque, Rudolf apuntó cuidadosamente y eliminó al guardia de un certero disparo que resonó en la tranquilidad de la noche.

Karl, al ver que en la entrada las cosas estaban más o menos cubiertas, dio un rodeo hacia la parte posterior del edificio donde habían tres ventanas dispuestas en hilera. Se apostó en la del medio desde donde podía ver un pasillo con un par de puertas a su izquierda y una escalera en el vestíbulo. Cuando se oyeron los gritos y los disparos, tres soldados más irrumpieron en el estrecho pasillo echando mano a sus armas. Karl rompió el cristal de la ventana con la culata de su fusil y aprovechó para abrir fuego sobre sus enemigos. Impactó sobre uno de ellos que cayó de rodillas agarrándose al muro. Los otros dos se dieron la vuelta y dispararon con sus fusiles sobre Karl. Afortunadamente contaba con la cobertura de la ventana y los disparos enemigos hicieron saltar el marco de madera o se perdieron silbando en la noche.

El soldado degollado en realidad no fue la primera muerte causada por mis manos, pero sí la más cercana y diría que personal al estar tan pegado de esa persona, sintiendo brotar su sangre sobre mis manos y cómo su vida se apagaba poco a poco. Ahora, mientras disparaba mi fusil, todo me resultaba mucho más sencillo, matar a otro hombre era fácil. Todo esto me inquietaba y asustaba, pero hasta que no terminara esta pequeña refriega, no sabía cómo me iba afectar.

Espero no hacerme adicto a la adrenalina como al maldito tabaco.

Verdammt nochmal! La cosa se pone fea.

Aprovecho mi cobertura para soltar otra ráfaga por la ventana y después ir hacia los jeeps para, con el cuchillo, rajar las ruedas.

En caso de que alguno lograra escapar, así al menos no podrá llegar muy lejos.

"...Uno menos..."

Recargo el fusil con un suave movimiento del cerrojo (clack-clack) y encañono la puerta, por si sale algun otro soldado polaco... el ruido de los disparos y las voces de alarma...

"... parece que los unicos que gritan son los polacos... no hay maldiciones en aleman... eso es bueno"

La operación se tuerce cuando uno de los polacos no muere al primer golpe, y cuando grita la situación ya está fomare, oigo varios disparos, y confío en que hayan desconectado la línea telefónica, antes de que puedan avisar al pueblo. Desde el lugar en el que estoy no puedo disparar a nadie sin arriesgarme a dar a mis soldados, así que no lo hago.

Tal vez debiera moverme para alcanzar la puerta, mala idea, algún polaco podría salir, es mejor quedarse aquí y disparar a los que salgan, y si no salen entonces sí que me acercaré. De momento...

¡Kruger! ¡Ninguno de esos polacos debe quedar con vida! ¡Dispare aunque se rindan!

Nervioso por la tension, insprio varias veces para recuperar la serenidad...

"Algo se me olvida... algo importante"

Las recriminaciones me enfurecen. Matar así no es mi jodido trabajo.

Noto una sacudida del polaco cuando Hastings se abalanza sobre él y la clava el cuchillo. Pero este tipo es resistente, no cede y seguimos en sucesión de golpes. Poco a poco se nota que pierde fuerza, pero también sabe que este esfuerzo puede ser el último para aferrarse a la vida.

No pierdas tiempo y apuñálalo de una jodida vez.

"¡Scheisse!" Maldiciendo y resoplando salgo a la carrera de mi posicion y me desplazo a galope hacia el generador, corriendo medio inclinado para no ofrecer un blanco claro "... el generador... los cables del telefono... tenia que haberlos cortado en cuanto eliminamos a los guardias de la puerta..."

Esquivo a los hombres que forcejean en el suelo y me dejo caer contra el generador... me desembarazo del fusil y saco la bolsa con las herramientas, desparramandolas sobre el suelo de tierra... busco el interrumpor general (o algo que se le parezca) y apago el aparato. Despues, con ayuda de un destornillador, suelto las bridas de los manguitos de combustible y retiro con cuidado los fusibles. Acto seguido aflojo los bornes del inerruptor para que no funcione si se gira...

Tomando aire con profundidad, dejo el destornillador y busco un alicate para cortar los cables del telefono, buscando el punto en que salen de la casa para unirse a los postes, que llevaran el cable al pueblo.

Hastings apuñaló por segunda vez al polaco matándole definitivamente. Rudolf salió de pronto a la carrera con el rifle en la mano y se dirigió hacia el generador. Lo abrió con mano experta y lo apagó en un momento. Al instante el pequeño edificio se quedó a oscuras mientras Rudolf buscaba frenéticamente el cable que debía cortar para inutilizar el teléfono.

En ese momento, dos soldados irrumpieron por la puerta principal pero Hans acribilló a la pareja con su subfusil. Uno de ellos cayó muerto en el acto mientras que el otro aún permanecía en pie, herido de gravedad. Un disparo del fusil de Dirck desde el bosque le derribó definitivamente.