Partida Rol por web

 Zala observa a su alrededor. Tiene varios caminos posibles: subir las escaleras acompañando a Algorímedes, al que parece que no le hace mucha gracia seguir solo, ir de frente, donde tiene una puerta de madera que probablemente dé lugar a una nueva y misteriosa habitación o ir hacia la derecha, hacia el exterior, siguiendo a Bill el Barril. Sigue teniendo el problema de trasladar a la rata, cuyo considerable tamaño hace complicado su transporte para el pequeño lutín. Danya se ofrece a ayudarlo. Aún entre los dos resulta una árdua tarea.

Batracius se entretiene ordenando las cartas. Serán un total de unos 20 sobres de entre los cuales, más de la mitad parecen publicidad y facturas. Tan solo parece haber cuatro o cinco que pudieran ser interesantes y para eso...lo cierto es que en un santiamén tiene organizada perfectamente la correspondencia.

Bill Barril se dirigía hacia el huerto, seguido de Bonnie. La puerta de doble hoja da lugar a una antecámara donde podéis observar una enorme báscula que ocupa el centro de la habitación. Más allá hay una rastrillo. Sí, una de esas puertas de reja que tienen como única misión no dejar pasar a la gente por que lo que es intimidad, no dan ninguna.

A su lado, la típica rueda con una cadena enrrollada que según sabéis, serviría para levar la reja. A su lado, hay otra más grande que con toda probabilidad, sería para subir el puente levadizo.

Trunxky por su parte, sigue trabajando en reparar la trampa aunque es consciente que mientras no consiga las piezas que necesita, no podrá repararla.

De Gollum sigue sin saberse nada.

El poderoso ZalaDo`Urden avanza hacia la oscuridad de las escaleras luego de bajar de su corcel invisible y dejarlo para que cuide a su presa maniatada y completamente dormida. El roedor por supuesto, sueña con paraísos de queso y sobras.

- ¡Vegdudaz pada loz bebez! ¡Puajjjj! - responde Katraska a la proposición de Mordisquitos alias “La reina sin dientes”.

Tras decidir dejar la rata al pie de la escalera (claro, a menos que Danya desee cuidarla y arroparla) Zala comienza con la ardua tarea de ascender por los enormes escalones junto a Algoriquesediga y el otro “Rojo”.

-¡Por la república!-

Con la noble intención de ayudar, pero golpeando más veces en la cabeza al pobre roedor que otra cosa, el gran escudero-temporal de remplazo rojo brillante ayudaba al que de momento tomaba el mando de la expedición hacia lo desconocido. Fue ahí cuando se le vino a la mente que en algún punto uno de los lutines mencionaba un mapa, pero eso correspondía ya a la historia antigua. Mientras caminaban por los oscuros pasillos trataba de distinguir los retorcidos contornos de cuerpos peludos y enormes dientes que amenazaban con lanzarse en rescate de la deliciosa criatura capturada.

-Rata, rata... ¿Rata? No, craneo de aventurero.-

-Rata, rata, rata.... ¿¡RATA!? nop, trampa mortal activa con forma de rata.-

Y así continuaría hasta que el improvisado destacamento de reconocimiento-cocina encontrara su objetivo, o hasta que efectivamente lograra distinguir un intruso de cualquier tipo.
Le propinó otra fuerte patada a la carga al pie de las escaleras y se dispuso a subir los primeros escalones con rumbo a la aventura... ¿Estaría Algorímedes cerca? La cosa ahora si se ponía tenebrosa.

-Genial... me ha tocado la loca...- suspiró Bill al ver llegar a Bonnie. -En fin... como decía mi primo Fregis "el garfio", cuando paso a ser Fregis "dos garfios": Mejor las manos de una loca que ninguna mano...-.

Esperaba que Patitas no tardase mucho con sus papelajos y cumpliera su promesa de echarle una mano, aunque solo fuera para entretener a su nueva amiga.

-¡Patitas, iremos despacio!- grito Bill a Batracius -¡nos encontrarás mas adelante!-.

Y sin mediar más palabras salió en busca del huerto.

- Ah no... Si me tratas de loca no quiero. - afirmo ofendida, era una reina y me merecía el mayor de los respetos. - Esto es inaudito, además soy una buena compañía. - estaba convencida de que así lo era, faltaba más. Para colmo tenía que trabajar con el bicho verde de anteojos. 

- Oohhh... ¿Él vendrá? - pregunto señalando a la bestia infame y despiadada que jugaba a ser intelectual.  - Esto será la guerra porque detesto a ese lutin y lo dejaré como hortaliza en la huerta si se mete conmigo. - amenazo con cara de asesina, nadie se meterá conmigo porque perecerán bajo el yugo de mi mandato. 

Así que ya dejando las delimitaciones de poder en claro, camino hacia la huerta para ver si encontraba algún tomate para comer. Me encantaban esas cosas y no podía con el vicio de probarlo.

Recambios... necesitaría recambios, o algo con qué hacerlos. Ya que en el armario del principio no quedaban más herramientas que le pudieran ser de utilidad, debería encontrar alguna otra cosa que pudiera valer.

Escuchando que Algorímides pretendía subir, y que él mismo tenía que usar las escaleras para encontrar el peldaño roto, se sumó a la búsqueda, tal vez para arreglar el peldaño también necesitaba material adicional... y durante el ascenso tal vez encontrara un muelle en algún sitio.

-Voy, también quiero subir.- Dijo el cíclope cargando con un martillo en el hombro y el hatillo de herramientas detrás.

-Ey, ey, tranquila...- dijo Bill levantando los brazos -no tengo nada en contra de los locos... ejem, esto... quiero decir, que no estás loca, pero que si lo estuvieras no pasaría nada...-. ¡Por todos los infiernos! Necesitaba un trago urgentemente.

-Aunque un poco loca si que pareces la verdad...- susurró cuando Bonnie se hubo adelantado lo suficiente para asegurarse de que no le oyera. Iba a ser una noche muy, pero que muy larga. -Por favor Patitas, no me dejes solo...- imploró al cielo y se puso en camino hacia el huerto con todos sus bartulos al hombro.

- Muy bien, ya somos dos. Creo. ¿Alguien más se apunta? Ahí arriba parece muy oscuro y tu hablas de un tablón roto.

Algorímedes, más bajo que bajo se dispuso a calentar sus encarcarados músculos para tratar de empezar a saltar peldaño a peldaño hasta llegar al piso superior y seguir tratando de averiguar dónde estaba aquella dichosa alfombra.

Zala y Danya trasportan a la rata hasta posarla al pie de la escalera de caracol, que entre los golpes propinados por Danya y el trajín del transporte, se mueve un poco acomodándose en su nuevo lecho de madera e incluso llega a abrir un ojo por un momento, lo cual les recuerda que en realidad la rata solo está dormida y podría despertarse en cualquier momento. Por fortuna, se relaja y se vuelve a quedar dormida.

El interior de la escalera se encuentra vagamente iluminado por la mortecina luz que dan las antorchas que hay colocadas en las paredes, de las cuales la mitad están consumidas. El valiente Zalakatunga se adelanta con paso decidido escaleras arriba. Danya y Trunkxy le siguen, mientras Algorímedes hace calentamiento, satisfecho por tener dos compañeros que le acompañan en su expedición hacia el interior de la torre.

En su ascenso, los maderos de la escalera crujen a cada paso que ambos lutines dan, pero ese crujir no es capaz de detener el inexorable avance de ambos lutines, que siguen subiendo. Por fortuna, Zala que va pendiente de todo abriendo el paso, llega a darse cuenta a tiempo de que uno de los peldaños de la escalera está roto y pisar sobre él podría tener un resultado fatal.

Por su parte, Bill y Bonnie llegan hasta la reja que da lugar al puente levadizo, pasando por al lado de la enorme balanza cuya finalidad desconocen. Al otro lado de la reja, pasado el puete, les espera su ansiado objetivo: el jardín. La reja está bajada.

Batracius terminó de organizar las cartas más rápido de lo que esperaba. 

Lamentablemente, las cartas eran demasiado grandes para poder guardárselas en los bolsillos de su chaquetón, por lo que decidió volver al escritorio en el que les habían recibido y hecho firmar sus contratos. En el trayecto observó como el resto de lutines atendían a sus tareas (o no) de manera inherentemente caótica.

Llego al susodicho escritorio, subió de un salto y dejó las cartas de importancia allí. La verdad es que no sabía qué hacer con las facturas y propaganda. Las instrucciones indicaban "deshacerse de ellas", pero no había ningún fuego encendido, que sería lo óptimo. Así pues rajó las esquinas de esas cartas a destruir, para diferenciarlas, y las dejó en la esquina de la mesa.

Finalmente comenzó el camino de vuelta. Había prometido ayudar a Bill, y aunque no le apetecía nada, Batracius siempre cumplía su palabra.

No tardó mucho en regresar a la puerta principal y alcanzar a los otros dos lutines que habían salido al exterior y estaban observando la reja del puente levadizo.

Trunxky subía parsimoniosamente las escaleras, examinándolas antes de subir, en busca del peldaño roto, antes de sufrirlo.

Por suerte, además de su ojo, contaba con tres pares más. Y los de Zala parecían especialmente atentos. Una vez encontrado el peldaño, lo examinó detalladamente para ver como repararlo... o si sería mejor cambiarlo directamente. ¿Contaba con las herramientas adecuadas? ¿Qué material adicional necesitaría?

- Eh, nada de tranquila. Eres tú el que me acusa de loca y no acepta mi compañía. - respondo un tanto ofuscada mientras camino directo hacia la huerta a paso firme y tomando la iniciativa. 

Al llegar me encuentro con un puente elevadizo y detengo mis pasos, observo a Bill un tanto expectante. - ¿Cómo crees que podemos pasar por aquí? Mira aquella balanza, es enorme. Necesitamos un plan. - expreso a los dos lutines hasta que me centro en el repugnante bicho verde. 

- Oye, tú que te jactas de ser sabelotodo. Inventa un plan para pasar. - sugiero a modo de orden, era un gran momento de probar sus habilidades.

Nada más Batracius da alcance a la pareja frente al puente levadizo, Bonnie ya está requiriendo su ayuda... típico... y comprensible.

Bueno, es sencillo si vamos por partes. -dijo con aires de catedrático- Primero tenemos que encargárnos de la reja, y tenemos una cadena que sirve para subirla y bajarla. Sólo tenemos que recoger la cadena usando esta rueda de aquí para poder subir la reja. Algo trivial.

Sin embargo es posible que tengamos que aunar fuerzas entre los tres para poder moverla. -postuló finalmente.

-Cierto, girando la rueda sube la reja. ¿Sencillo, no?- dijo Bill con una sonrísa, aquello parecía realmente fácil.

Se acercó a la rueda y escupiendose en las manos, la agarró con fuerza. Luego mirando a sus compañeros añadió -Vamos, que esto no se sube solo, Patitas, loc... ejem, Bonnie. ¡A tirar!-.

- ¿Yo hacer fuerza? ¿Una reina ensuciándose las manos? Nunca antes visto... Era indignante. - pienso negando con la cabeza, no quería hacer aquello ya que no era propio de mi alto cargo como líder de los lutines. Además mis tersas manos se verían afectadas por la rusticidad de la rueda... ¿Y si se me lastiman? ¡Qué horror! 

- Veamos... Uds dos prueben y si no pueden ofreceré ayuda. Como verán, soy una Reina y no puedo hacer este tipo de trabajo sucio e indignante. Sólo estaré dispuesta si al primer intento ambos no pueden con esos músculos que tienen. - afirmo decidida, primero quería ver como sudaban para hacer y luego me metería si fuera necesario. 

- Vamos, giren esa rueda y yo les voy diciendo. - ordeno muy ponderosa, no era cuestión de que se olvidaran de que era una dama y una reina. 

Boing! Boing!

Algorímedes saltaba escalón a escalón como si fuera una diminuta pulga. Se alzaba por los aires y describiendo una exagerada parábola volía al suelo en el siguiente escalón. Por delante, sus compañeros iban más decididos (también eran más grandes que él) hacia el primer piso de la torre.

 Por fortuna, Zala que va pendiente de todo abriendo el paso, llega a darse cuenta a tiempo de que uno de los peldaños de la escalera está roto y pisar sobre él podría tener un resultado fatal.

Avanzar con bravura y estilo no era fácil, mas si Zalaprincipedepersia tenia que cuidar su disfraz draconiano de gala. El alquiler le saldría muy caro pero ya vería como pagarlo cuando terminase el contrato de trece años...

- ¡Joztiash kamacho! ¡Kuuuiiidadoz con ezo ke no tine fonzdo! - Señala el lutin al abismo (de Helm) que separa los escalones. Algunos dirían que es un peldaño roto pero para el pequeño demonio eso es algo épico y maligno, digno de el grupo aventurero al que pertenece.

Utilizando su agilidad natural, Zala se prepara para saltar...

-Bonnie... querida...- comenzó Bill con un tono suave y adulador -Mira los brazos de nuestro amigo- señaló a Batracius -Sin ofender, Patitas- añadió.

-De los dos, tú eres lo más parecido a un hombre que hay aquí... Quiero decir... No que parezcas un hombre, claro que no... es bueno... da igual. Empujamos los tres o esto no se mueve-.

No me ofendo... para tener mi intelecto uno ha de sacrificar otros aspectos. -dijo Batracius encogiéndose de hombros y con cara de circunstancias.

En fin, que habrá que ponerse a tirar, ¿no, portentosa dama? -añadió mirando a Bonnie y no sin cierto retintín.