Partida Rol por web

La sombra, que no era otra cosa más que la reencarnación de Houdini, huía con la parte superior del disfraz del gran Zalakatunga. El enfurecido lutin entonces corrió detrás de aquella figura incorpórea. - ¡Heyyy data almizcleda! ¡Vuedve aki! - gritaba Zala mientras trataba de alcanzar al ladrón. 

-Caballeros, fue un placer haber luchado junto a ustedes... ¡WRRRRRRRRRRRRYYYYYYYYYYY!-

En un ultimo despliegue de fuerza bruta, nuestro héroe comienza a prender fuego a la cola del gato utilizando la antigua arte marcial oriental de cocinar felinos. Era de sorprenderse lo inflamables que podían resultar estas criaturas.

- La misión, mi misión es más importante que el gato. La alfombra es mi misión.

Danya continúa montado sobre el gato que parece haber dejado de resistirse a la dominación y se muestra más sumiso. El lutín se concentra para invocar su poder a fin de prender fuego a la cola del gato. La cola del gato comienza a oler a chamusquina y de pronto, una pequeña llama aparece en la punta. El gato comienza a chillar y a revolverse como loco, pero todo lo que consigue es darse otro coscorrón en la cabeza que lo deja desorientado.

Por su parte Algorímedes corre hacia la puerta por la que entró Zala hace un momento. LLega a su objetivo sin problema, abre la puerta, la cruza y la cierra tras de sí.

Trunkxy parece que se lo piensa mejor y no se decide a hacer nada de momento.

La sombra corría ahora por la habitación dando vueltas y riéndose mientras se ponía el sombrero de Zala, Irrisoriamente pequeño para sus dimensiones, a pesar de lo cabezón que era el lutín. Esto le confería un aspecto ridículo a más no poder. Lo peor de todo es que el gorro estaba demasiado alto pues la sombra era de tamaño humano y Zala apenas le llegaba por lo que serían las rodillas.

La sombra creció y creció hasta alcanzar el tamaño colosal (o normal para un humano) aunque lo pero era la burla sin parar que la criatura incorpórea hacia con el sombrero-disfraz de dragón. Zala inutilmente arrojo una de las tazas que había por allí pero el objeto se estrello contra la pared sin hacer mella en el escurridizo oponente... ¿que haría nuestro aclamado héroe contra el vil ladrón?

Zala no llega a darse cuenta a tiempo de la irrupción de Algorímedes que acaba de atraversar la puerta de acceso al distribuidor central. Por suerte éste último consigue ver a tiempo a su compañero dracónico y evita el tropezón.

La puerta da lugar a una amplia estancia. Está decorada con tapices de batallas legendarias y posee mobiliario lujoso y confortable, entre el que destaca una amplia mesa de roble con varias sillas, a un lado y del otro, varias butacas y una cheslong, como creando dos ambientes.

Una butaca más grande y ostensosa que el resto parece presidir esta última zona.

Zala parece estar persiguiendo a una especie de ...¿sombra?. Sí eso es lo que parece. Una sombra del tamaño de un humano que corretea escapando del lutin llevando sobre su cabeza el reconocible tocado de su perseguidor. El lutín le lanza objetos que van a estrellarse directamente contra la pared.

Zala no consigue afectar en absoluto a la sombra, que sigue riéndose de lo lindo viendo al lutín desesperado por recuperar su tocado. Quizá esta situación necesitase de una solución más ingeniosa.

Así, después de la totalmente exitosa y nada fallida muestra de poder arcano, el encuentro con el monstruo peludo llegaba a su fin. Ahora que el gato se rendía al ser superior, solo restaba reclamar su eterna servidumbre para reclutarlo en la causa de cazar ratas, en la que obviamente el compañero felino saldría también beneficiado... ¡Pero solo si lo hace rápido y sin protestar!

Vamos a intentar montar a la bestia esta...

La situación rozaba la vergüenza para el gran lutin Zalaerlinus. El pobrecillo corría desesperado detrás de la sombra que huía desvergonzadamente con la parte superior de su disfraz draconil. De solo pensar en los gastos de la tienda de alquiler de disfraces...

- ¡Agoda vedaz, vil ladon! ¡HOKUS POKUZ! - entonces Zala haciendo gala de su dominio mental intentó obligar a la sombra a que arrojase el sombrero mientras correteaba por la habitación.

Algorimedes de seguro que no entendería nada de nada...

Describe de nuevo porque está en blanco.

Trunxky contempló complacido como Danya conseguía dominar al gato atrayéndolo hacia el escalón, Trunxky trató de calcular la velocidad del gato y trató de saber cuankndo dar el paso del polizón. Más velocidad sería idónea para mayor impacto sobre la cara del felino.

Danya, tdata de aceledad maz a eze maldito gato.

Grito cuando se acercaba al tablón.

Danya cabalga a la bestia con maestría manteniéndose sobre ella a pesar de la fuerza y de la desesperación con la que el felino se revuelve intentando apagar su cola en llamas. Por su parte, Trunkxy espera el momento de pegar el "salto del polizón", intentando intuír los movimientos del felino. En un momento dado, pega un salto sobre la tabla y tal como había calculado, es proyectado por su propio impulso contra el gato, embistiéndolo, y estampándolo, con su propio impulso, contra la pared. Parece que el gato ya no se mueve.

La sombra se echa la mano a la cabeza, coge su gorro y lo tira al suelo, como si ni siquiera se diese cuenta de lo que acaba de hacer. De pronto parecía desorientada, como si no supiese muy bien qué le había ocurrido.

La sombra se echa la mano a la cabeza, coge su gorro y lo tira al suelo, como si ni siquiera se diese cuenta de lo que acaba de hacer. De pronto parecía desorientada, como si no supiese muy bien qué le había ocurrido.