Partida Rol por web

Silvia frunció ligeramente el ceño cuando Ricardo le dijo que hablaría con su jefa. 

- Te lo agradezco, pero de verdad que estoy bien... - Le dijo, aunque sabía que sus palabras eran inútiles, que él continuaría insistiendo y hasta que no hablase con Pepa no estaría tranquilo. ¿Desde cuando necesito una niñera...? Se preguntó, aunque prefirió morderse el labio ya que en el fondo sabía que Ricardo se preocupaba por ella.

Se soltó del brazo del chico y empezó a caminar sin ninguna sujeción. Era verdad que se encontraba mucho mejor, además del esfuerzo que hacía para aparentarlo. 

- Sí, seguro que lo confundí... Debes tener razón, han sido muchas cosas y el haberme enterado del secuestro de esa chica me ha trastocado... - Y una mierda... Estoy segura de que era él... No, no puedo haberme equivocado... Esa mirada no la olvidaré mientras viva... 

Camináis en silencio hasta el pub. En la puerta está Darío, el portero del local cuando es necesario. Se da cuenta que Silvia está bastante pálida y pregunta:

- ¡Ei Silvi! ¿qué pasó? ¿Te encuentras bien? 

Mira a Ricardo a ver si él le puede explicar pero de momento el panadero no le dice nada y espera a que Silvia se lo explique.

Silvia esbozó una sonrisa al ver a Darío. Pero ésta se borró cuando el portero le preguntó si se encontraba bien. La joven suspiró y una mueca se formó en sus labios.

- Sí, estoy bien... Me mareé un poco, pero ya ha pasado. Creí encontrarme con alguien del pasado, pero no es nada importante, de verdad... - La joven cogió la bolsa con las hamburguesas y sacó las del chico, mostrándoselas e intentando desviar el tema. - Pero te he traído la cena en perfecto estado... - Le dijo con un leve guiño de ojos.

Darío recoge la bolsa y comenta que lo repartirá.

- No te preocupes, ya lo reparto yo...si no te encuentras bien deberías irte a casa pero como eres una cabezota no te diré nada...ve a comentárselo a Pepa a ver que te dice... - y luego añade sonriendo - ...que ya sabes que para testaruda ella...

Pepa se encuentra en la barra sirviendo unas cervezas a lo que parece un grupo de universitarios; por la camiseta intuyes que son de Filología Galega ya que casi todos llevan camisetas gallegas*.

Silvia asintió con aire ausente, mientras sus ojos castaños miraban hacia dentro y descubrían a Pepa sirviendo en la barra. - Bueno, si la jefa no quiere que trabaje... - Comentó al aire, mientras entraba en el local. 

El calor que hacía dentro la recibió de golpe. Siempre se había sentido cómoda en aquel ambiente, pero sí que era verdad que en aquel momento se sentía un poco extraña. Tengo que centrarme en el trabajo... No ha pasado nada... Se volvió hacia Ricardo y colocó con suavidad una mano sobre su brazo. 

- ¿Ves...? Estoy bien, no tienes por qué preocuparte... Ve a casa de Xabi que deben estar esperándote... - Le dijo y una sonrisa sesgada se formó en sus suaves labios. Su mano se desprendió del brazo del joven y retiró un mechón de cabello de delante de los ojos de ella, colocándolo detrás de la oreja. Intentaba aparentar tranquilidad y despreocupación, aunque por dentro todavía se sentía un mar de nervios. Pero... ¿Qué iba a hacer? ¿Presentarse en casa de Xabier, donde se encontraba Álvaro...? Ni de broma... ¿Irse a casa y quedarse allí sola, comiéndose la cabeza y dando vueltas...? Tampoco era una buena idea... 

Se apartó de Ricardo y se dirigió hacia la barra mientras se sacaba el abrigo y descolgaba el bolso de su hombro. 

- Ya estoy aquí... - Saludó a Pepa y se metió por una puerta que había detrás de la barra para dejar sus efectos personales. Recogió su cabello en una cola alta, dejando varios mechones sueltos que perfilaban su rostro y buscó en su bolso el pequeño estuche de maquillaje. Se miró en el espejo que había en el cuarto y se apresuró a ponerse un poco más de rimmel y de colorete. Ahora su reflejo le devolvía una mirada más brillante y sus mejillas habían perdido el tono marmóreo enfermizo que habían adquirido tras su pequeño accidente. Volvió a salir, dispuesta a ponerse a trabajar... 

Ricardo se queda al margen ya que no puede cruzar la barra y Silvia habla con Pepa.

Cuando Silvia sale ve a Darío que se acercó a decir algo a Uxía y de paso darle una de las hamburguesas, y esta se acercó a Silvia.

- Me acaba de decir Dari que estás pachucha...deberías irte a casa...Pepa te va a matar como estés trabajando enferma...

Silvia se volvió para mirar a Uxía y un suspiro salió de sus labios mientras ponía los ojos en blanco.

- No os preocupéis, de verdad... - Repitió una vez más. - Estoy bien... Sólo fue un pequeño incidente, creí ver a alguien y sentí un ligero mareo, pero no fue nada... - Le explicó intentando suavizar los hechos. - Ahora ya me encuentro bien y prefiero quedarme aquí. Así que por favor, no le digáis nada a Pepa, es una tontería preocuparla por nada... -

En el fondo, la joven agradecía la preocupación que sentían sus compañeros. Para ella eran casi como una familia. En el pub había muy buen rollo y a veces se sentía mejor allí, trabajando, que estando sola en casa. Una sonrisa suavizó su expresión y deslizando la mirada por la gente que había en la barra, acabó deteniéndose en la de Ricardo. Enarcó una ceja y le guiñó uno de sus almendrados ojos. 

Ricardo permanecía sentado en la barra muy pensativo, en lo que había pasado y como de ir un lugar a otro volvían a estar allí... Era extraño, lo estaban por pasar bien, era la oportunidad de conocerla un poco mas y en cierta forma, acercarse mas a ella ya que no podía negar que le interesaba. Pero todo lo que pasó luego lo dejó algo confundido, eso no fue normal y en esos momentos en que la veía trabajar, escuchando como hablaba y como algunos le decían que fuera a casa, ella actuaba como si no quisiera volver en realidad.

La verdad es que era normal, si ese hombre que ella vio realmente era uno de los secuestradores y con las noticias recientes, comprendía su reacción y que no quisiera ir a casa, ella realmente no quería estar sola pero... La verdad es que tampoco parecía querer ir a casa de Xabi en donde estaba el resto, aunque la verdad es que era consciente de que allí estaba su ex y al pensarlo mejor...

Oye Silvia... Creo que deberías hacerles caso, si te exiges demasiado luego de eso... Puede ser peor... Puedo quedarme contigo, seguro encontramos alguna buena película que ver.

No podía ir a la casa de Xabi como había prometido, no pensaba dejarla sola luego de todo eso, él mismo pensaba que podía ser una confusión por parte de ella y al mismo tiempo, recordando el miedo que parecía habitar en ella, como su voz temblaba, le hacia dudar de esa teoría. Era por eso que le ofrecía volver juntos a su casa y ver alguna película que seguro encontrarían, ambos disfrutaban de las producciones del cine, sería una buena manera de distraerla un poco aunque por otro lado, era arriesgado sugerir ir a su casa los dos solos y no ser malinterpretado, aunque tampoco había otra forma de hacerlo, sin mencionar que pensaba como sus conocidos, que debería descansar.

Los ojos de Silvia se abrieron como platos al escuchar la propuesta de Ricardo. No se la había esperado y durante unos segundos se quedó en silencio, pestañeó un par de veces y finalmente sacudió ligeramente la cabeza. El chico era muy agradable y atento, pero casi no le conocía.... Bueno, ¿y qué...? Es el único que ha venido aquí para estar conmigo. Los demás han pasado, ni una llamada ni nada... Se dijo y un suspiro salió de sus labios. 

- Veo que no vais a parar hasta que me vaya a casa, ¿verdad...? - Preguntó, dirigiendo su mirada primero hacia Ricardo, para deslizarla y clavarla en los ojos de Uxía. 

Se acercó un poco más hacia Ricardo, para que la escucharaa través de la fuerte música y no tener que gritar - Está bien... Lo que no tengo ganas es de ir a casa de Xabier... - Le dijo y se mordió el labio, mientras sus ojos color avellana se clavaban en los bonitos ojos azules del muchacho. Se quedó así un par de segundos, mirándole sin pestañear... - ¿De verdad no te importa...? - Terminó preguntándole y una mueca se formó en sus suaves labios. Sabía que había quedado con Xabier y compañía y no quería estropearle la noche... Aunque es él el que ha decidido estar aquí, pero... no sé, no quiero ser una carga...

Ricardo no podía evitar sonreír de lado algo divertido al escuchar a Silvia, realmente parecía que todos se habían complotado para que ella se fuera a descansar, aunque la verdad es que él esperaba ver que le diría sobre su propuesta y aunque pareciera calmado mientras permanecía sentado en la barra, no podía evitar sentirse un poco nervioso por dentro en esos instantes.

De todas formas, al final ella se acercaba a él y eso hacía que se pusiera algo mas nervioso, en esos momentos el suspenso de saber que pensaba ella al respecto no le estaba gustando mucho y aún así, en ningún momento aparto la mirada de ella, ni siquiera cuando escuchaba ella le decía que notenía ganas de ir a la casa de Xabier... Ahi estaba ese Alvaro y aunque pareciera un buen chico, no podía evitar sentirse algo celoso al recordar como ellos se miraban y eso, tampoco era propio de él.

No es a la casa Xabier a donde pensaba ir...

Le respondía con calma manteniendole la mirada, le gustaban sus ojos, la expresión de su rostro... Era realmente hermosa, agradable y hablar con ella era algo que le había gustado siempre aunque al principio, sólo la ayudaba con sus trabajos y estudios de la universidad. Una leve sonrisa se dibujaba nuevamente en sus labios cuando Silvia le preguntaba aquello, la verdad es que no le importaba nada en esos instantes, prefería quedarse con ella que andar jugando en una consola algo que pueden hacer al aire libre, y eso que no le gusta el futbol.

No importa, quiero quedarme contigo y por eso te dije eso... No te dejaré sola.

Le terminaba reafirmando mientras que por otro lado, para dejar claro que realmente hablaba en serio, sacaba su móvil para mandarle un mensaje a Xabier... Sabía que podrían molestarles el hecho de que no fuera ya que prometio las cervezas, pero no hay manera de que se aleje de Silvía en esos instantes, por lo que al final, le enviaba un.

Xabi, no voy a poder ir lo siento, hablamos mañana.

Una sonrisa sesgada se formó en los labios de Silvia. Ricardo le caía muy bien, y aunque se sentía algo extraña por el acercamiento tan repentino de aquel día, sentía que necesitaba estar con alguien... 

- Voy a hablar con Pepa, salgo en unos minutos - . Le dijo y se volvió para acercarse a donde estaba su jefa. Esperó a que terminara de atender a unos jóvenes, mientras sus ojos de avellana recorrían el bar. Era un día bastante tranquilo y sabía que Pepa no pondría ningún impedimento. Uno de los motivos por el que llevaba tantos años trabajando en el pub, era el buen rollo que había. 

- Pepa... - Llamó su atención cuando los chicos se alejaron de la barra. Cuando la mujer se volvió, ella intentó sonreír, aunque más que una sonrisa fue una mueca lo que formó sus labios. - No me encuentro muy bien. Antes, cuando salí en el descanso, tuve un pequeño mareo... - No quería alarmarla, así que prefirió suavizar lo que en realidad había ocurrido. - ¿Te importa que salga y te recupero estas horas otro día...? - 

Al ver como Silvia parecía haber aceptado finalmente su invitación, Ricardo sólo podía sonreír un poco mas de lado mas que dispuesto a esperarla e incluso, sacaba unos billetes para pagar por el trago que se pidió para no sentirse una molestia en ese lugar. Aún así no podía evitar sentirse algo nervioso por dentro, no era la primera vez que terminaba en la casa de una chica, pero nunca fue tan pronto y aunque no podía negar que esa chica estaba ejerciendo atracción en él, tampoco sabía que podía esperar.

Era así como Ricardo se terminaba poniendo de pie mas que listo para salir de allí, buscando mantener la calma mientras que por otro lado, también tenía presente lo que pasó... Comprendía que ella no quisiera estar sola en su casa y en cierta forma, era un poco vil aprovecharse de eso, pero no era del todo así. El miedo que tenía encima era imposible de ignorar y lo que le dijo le daba muchas preguntas, ese nuevo secuestro y que aquel sujeto supuestamente apareciera, no le daba una buena espina.

Una vez mas Ricardo negaba apenas, no iba a pensar cosas malas ni nada de eso, tenía la oportunidad de compartir mucho tiempo con Silvia, aliviarla en cierta forma y asegurarse de que nada malo le pase... Luego pensara en esas coincidencias, en lo que significaba y sobretodo, disculparse bien con Xabier por haber faltado.

Xabi te contesta al rato y te dice:

"Ok. Pero te estás perdiendo unos fifas de aúpa. Mañana nos vemos. Pásalo bien"

Parece ser que no le importó no fueras, o puede que temiera tu maestría en el FIFA.

Pepa te mira y te responde:

- Ya me comentó Uxía que no te encontrabas bien...esperaba a que me dijeras algo o te echaba de aquí... - dice entre risas - ...ve a descansar y no te preocupes por las horas ¿vale? - mira a Ricardo y le dice en tono serio - Cuídala y como le pase algo te las verás conmigo.

El tono y la mirada "asesina" indicaban claramente que iba en serio, muy en serio. Luego Pepa cambió su semblante y miro a Silvia de nuevo y le dijo:

- Mañana no hace falta que vengas. Recupérate que me da a mí que la mojadura de la mañana te sentó mal...

El rostro de Silvia empezó a sonrojarse cuando Pepa le confirmó que Uxía ya le había dicho que no se encontraba bien. Iba a protestar, cuando su jefa amenazo a Ricardo, entonces el rubor de la joven se intensificó. Sentía como sus mejillas ardían.

- Gracias... Sí, supongo que será por la lluvia... - Le dijo, aunque sabía que no tenía nada que ver. Ya se había alarmado aquella mañana, cuando tomando el café vio la noticia en el diario. Y después... Ver a aquel hombre en el coche... No... Debo estar confundida, ha pasado demasiado tiempo... 

- Voy a coger mis cosas... - Le dijo a Ricardo para que esperara mientras se metía en la habitación que tenían tras la barra. Allí cogió de nuevo la chaqueta y el bolso. Se miró las manos, estas volvían a temblar. Debería quedarme trabajando, así no pensaría tanto... Silvia siempre había sido una chica muy entregada y cuando trabajaba tenía la mente tan ocupada, que olvidaba todo lo demás. Cuando vivía con su padre le había servido para olvidar el infierno que tenía en casa. Y desde que lo había dejado con Álvaro... Pues eso... El trabajo había sido su vía de escape. Pero había gente que pensaba que era mejor que se fuera a casa a descansar... ¿Y qué voy a hacer allí...? No podré quitármelo de la cabeza...

Salió colocándose la chaqueta. Se acercó donde estaba Ricardo y le sonrió mientras le señalaba hacia la salida del pub. - ¿Vamos...? -

Ricardo estaba listo para salir satisfecho con poder ir con Silvia mientras esperaba pacientemente, aunque cuando de pronto escuchaba a Pepa siendo tomado por sorpresa al principio, no dudó en sonreír nuevamente asintiendo. La verdad es que no se esperó algo así, pero era agradable ver como querían a Silvia en aquel sitio y él no podía hacer menos, el cuidado de Silvia estará en sus manos y por suerte, eran muy buenas manos.

Era así que Ricardo solo podía asegurar que la cuidaría y mientras pensaba de que podían hablar, revisaba su teléfono al recibir el mensaje terminando por sonreír un poco antes de guardarlo. Al menos Xabier no parecía enojado y eso ayudaba a que tuviera que dar menos explicaciones, pero en cuanto la vio de nuevo, ya con su chaqueta, solo pudo sonreírle y asentir.

Vamos... Quieres que vayamos en taxi o caminando?

Eran sus palabras dispuesto a salir de allí con ella sin que pareciera notar ese rubor en sus mejillas, aunque en el instante en que parecía que se estaban por ir, Ricardo decide hacer algo mas que solo preguntarle aquello, ofrecerle su mano con una leve sonrisa en su rostro y así salir juntos de allí.

- Prefiero ir caminando... Nos irá bien que nos toque un poco el aire... - Silvia empezaba a dirigirse hacia la salida, cuando se percató de que Ricardo le ofrecía su mano. Sus cejas se alzaron levemente, pero una sonrisa sesgada se formó en sus labios y aceptó la mano del joven. 

Al salir de nuevo al frío de la calle, se despidió de Darío con un suave movimiento de cabeza.

Durante un par de minutos estuvo en silencio, mientras caminaban por la calle empedrada. Lanzó un par de miradas de soslayo al joven. La verdad era que se sentía algo extrañada. Le conocía muy poco, prácticamente nada, y allí estaba... Preocupado por ella y con la intención de no dejarla sola.

Cuando sus miradas se cruzaron, Silvia sonrió y volvió a mirar hacia delante. Es guapo... Y... Muy majo... Seguro que busca algo, un tío así no te acompaña a casa sólo con la idea de ver una peli... Sus labios se torcieron en una suave mueca. Quizás, si fuera otro día, ella estaría dispuesta a ver que surgía... Pero aquella noche realmente se sentía mal... Una vez más volvió a su mente la imagen de aquel hombre, el como la miraba desde el coche...

- Oye... ¿Por qué no llamas a Xabier y le cuentas lo que he visto...? - Dijo repentinamente, volviendo a mirar a Ricardo. 

Ricardo sonreía al ver que ella prefería caminar, la noche de aquella ciudad no era mala y la verdad es que luego de lo que pasó y como se desmayó, no dudaba que un poco de aire fresco le vendría bien. Pero también había riesgo si realmente era el hombre que ella creía, podrían cruzárselo de nuevo o...Algo peor. Era imposible que al pensar en eso, Ricardo no se tensara, sobretodo porque después de haber escuchado el relato de Silvia, 

Además no hace tanto frío tampoco... 

Comentaba de forma distraída mientras pensaba que podrían ver, alguna película habrá en la tv pero, de no ser así, las opciones de que mas podrían hacer para pasar el tiempo no eran muchas. Puede que realmente sea una de esas chicas con la que podía pasar horas hablando sin cansarse, esa impresión le dio y ademas era bastante atractiva... Pero dudaba que pasara algo más, no era adecuado y lo que menos debía pensar en esos instantes, era en esas cosas.

Le dije que mañana hablaremos, creo que no conviene preocuparlos ahora que están todos juntos y si de verdad quieres que le avise, lo haré cuando lleguemos... Debo cuidarte, sino Pepa me va a matar.

Le decía con una leve sonrisa para espantar las preocupaciones y hasta guiñándole un ojo al recordar las palabras de aquella mujer, a la que no conocía en realidad y a pesar de eso, supuso quien era por como ella le habló y la manera en que se movía por el local.

Silvia enarcó ligeramente una ceja y se detuvo, haciendo que Ricardo también tuviera que detenerse. Deslizó su mano de entre los dedos del joven, liberándola y le miró fijamente a los ojos.

- Me parece bien que quieras hacerme compañía, pero no necesito que nadie me cuide. Soy mayorcita y sé hacerlo yo sola... - Quizás estaba exagerando un poco, pero sus alarmas saltaban cuando venía alguien y le decía cómo tenía que hacer las cosas o la trataba como un pobre animalito desvalido. Ya desde muy pequeña había tenido que cuidar de sí misma. Desde que su madre desapareció y se quedó sola con aquel borracho que a veces olvidaba que tenía una hija. Con siete años había aprendido a cuidar ella de la casa, a preparar la comida y otras labores que una niña de esa edad no tenía por qué saber hacerlas. Había llorado mucho y deseado que alguien cuidara de ella... Pero ese alguien no apareció y con los años se fue haciendo más dura. Cuando conoció a Álvaro creyó que era bonito tener a una persona pendiente de ella, pero con el tiempo descubrió que aquello la quemaba mucho. Cuando al principio la llamaba para ver donde estaba o qué hacía, su corazón latía con fuerza y sentía mariposas en el estómago. Pero llegó un momento en el que aquellas cosas la molestaban. Intentó hacérselo ver, que si estaba trabajando no podía atenderle, o si iba a la universidad... Pero él no lo entendía, decía que se preocupaba por ella... Pero... ¿Por qué...? Podía cuidar de sí misma, no necesitaba a nadie que le estuviera preguntando continuamente qué hacía o como estaba. Cuando le necesitara ella ya se lo diría... Aquello finalmente explotó y acabaron dejándolo...

Silvia torció los labios, todavía mirando fijamente a Ricardo. Sabía que había sido un poco borde con él, pero era como si sus alarmas hubieran saltado cuando escuchó la palabra "cuidar" y ahora que Pepa ya no estaba allí, había querido dejar las cosas claras. Suspiró y apartó la mirada, volviéndola nuevamente hacia la calle asfaltada. - Sí, creo que cuando lleguemos deberíamos hablar con Xabier. Cuanto más lo pienso más segura estoy de que era él... - Empezó a caminar de nuevo, metiéndose las manos en los bolsillos de la chaqueta. - Mejor avisarles ahora que están juntos y podrán hablar del tema... - Esa vez ella no quería participar... Días como aquel, la muñeca todavía le recordaba lo que había ocurrido y no deseaba volver a encontrarse en una situación similar. Todavía, alguna noche despertaba con un grito en la garganta y el cuerpo recubierto de un sudor frío... No recordaba el sueño, pero sí tenía la sensación de haber estado corriendo, mientras alguien la seguía de muy cerca...