Partida Rol por web

 ¿Que entremos?¿Constantine? No podía evitar entrar en un estado de shock, pero lo superé rápidamente.¡Espera, espera!¿Qué demonios fue todo eso? Grité, mientras me acercaba a la extraña mujer.No es cierto, ¿no? Dime que me estoy volviendo loco...eso...eso no fue real...¿no? Una mueca de estupidez se apareció en mi cara, dándome un aspecto algo idiota.

La situacion que me encontre cuando baje del colectivo fue digna de una pelicula de ciencia ficcion, apenas tocar el suelo de la acera y arrancar el autobus amarillo la locura se desato en mitad de la calle. Una mujer en ropa interior negra, otra con un arma que nunca habia visto, y luego un disparo...

Como acto reflejo corri a cubrirme junto a los coches, donde ya se encontraban otros 2 sujetos. No me parecia el mejor momento para saludar ni presentarme asi que me limite a cubrirme de lo que sea que estuviera pasando. Lo que vi a continuacion no lo hubiera creido si no hubiese pasado justo delante de mis narices, una columna de fuego salio de la muchacha... y luego una especia de rayo azul que se llevo al monstruo de fuego hacia las profundidades de la tierra.

La mujer que habia efectuado el disparo se dirigio hacia la chica en ropa interior que ahora estaba tirada en el suelo inconsciente, quizas por mi naturaleza protectora o mera casualidad la acompañe. Escuche sus palabras y las comenzaron a tener una especie de sentido... Constantine. Con esta pequeña escena entendi que lo que yo habia visto no era nada comparado con lo que habria de venir... pero de todas maneras no podia dejar las cosas asi.

-Dejame ayudarte... creo que puedo hacer algo por ella...

Le respondi a la mujer que ahora ponia su sobretodo para cubrir a la chica desmayada, acto seguido me acerque a la mujer inconsciente e intente sentir el flujo de su Ki.

Methos volvio a cruzar la calle dirigiendose a la casa sin mucho mas que acotar, no pudo tampoco evitar escuchar las palabras de aquel sujeto que preguntaba que carajo estaba pasando en aquel lugar.... escena rara si para quien no la haya visto nunca, pero los años te traen tantas cosas que si no las guardas en tu mente no seran mas que instantes perdidos en los eones de la mente.

- Fue un succŭbus, un demonio que posee o toma forma de mujer.... Bienvenido al mundo real Novato - Asi era Methos, directo en todo.

  Miro incrédulo a la mujer tendida en el suelo.¿Succubus? La palabra sonaba rara en mi voz. No estaba acostumbrado a pronunciarla. 

 Por algún motivo obedecí y me dirigí hacia la casa. Quizás esperaba encontrar una explicación mejor dentro.

Kenshi logra saber que la energía de la chica es prácticamente cero. Está agotada también espiritualmente. Ángella la toma en brazos y se dirige con los demás hacia la casa en donde Constantine espera.

-Adentro descansará. Mañana la llevaremos a un hospital. No te preocupes por su energía, el Súccubus no sólo toma la energía de los hombres sino que usa la de su huésped mientras tanto. Aprenderán ésto y mucho más con Constantine. Eso sí, puede que les parezca algo raro. No a tí Methos, tú ya eres de la casa.

Ángella entra y, antes de que los demás puedan hacer lo mismo, se dá vuelta y aún con la joven en brazos pregunta.

-Si alguno no está seguro de ésto, si creen que no deberían pertenecer aquí, es hora de decírmelo. Ahora, pues una vez que entran en este mundo, este mundo entra en vosotros. Una vez que ves dentro del abismo, ellos te ven a tí.

  Dudo al oír esas palabras. Doy un paso hacia la puerta, pero algo mucho más poderoso me trae de vuelta hacia el interior: mi curiosidad. Nunca pude luchar contra ella. Además, esto parecía la oportunidad de oro para lograr mi tan deseada venganza.

-Te he observado desde que eras un niño- contesta Evans en un perfecto ruso -cuando tenías tus discusiones con Dios. Tendrías 5 años cuando empezaste a pensar que había un Dios aunque no le llamabas así. Creo que le decías amigo alado. Pauline decía que era normal tener un amigo invisible.

El taxista dobla en una esquina y estaciona frente a una casa de dos pisos.

Hay tres personas entrando en la misma.

-Siempre tuviste fé, sólo que tu personalidad es... bien, complicada. Tienes carácter y es lo que el grupo necesita.

El taxista lo mira y el chico puede jurar por un momento que sus ojos se han vuelto más azules.

-No te asustes no soy Dios y tampoco un ángel completo. Pero puedo comunicarme con ellos y tu amigo, el alado, sí existía. Existe. Aunque es lógico que no hayas querido hablar más con él luego de lo de tus padres. Crees que él no te auxilió en tus pesadillas. Mira, amigo, allí adentro están tus respuestas. En ese hombre llamado Constantine.

Mirando fijo a Gérard, el hombre aclara.

-Pero rige el libre albedrío, nadie puede obligarte a entrar...

- Es una broma Angella? - Dijo Methos esquivando a la misma y a Lucas adentrandose en la casa - He visto el cielo y el infieno... ambos son lugares que bueno.... ya lo sabran los demas..... - Sonrio por unos instantes y cuando les dio la espalda algo aparecio fue como una vision, dos alas en su espalda... una como la que habian visto en las espaldas de la mujer y la otra como un Angel de ensueño....

 Luego del contacto con la mujer y ver que su Ki habia sido absorbido en gran medida, intento traspasarle algo del mio para agilizar su recuperacion. Por lo que podia escuchar esta mujer no tenia la culpa de lo que le paso, y fuere lo que fuere lo que la haya poseido la dejo muy mal.

No tuve mucho tiempo para tratarla porque la otra mujer, la que le habia disparado con ese arma tan extraña, ya la estaba llevando para adentro. Ella parecia estar mas acostumbrada a estas situaciones asi que decidi confiar en su juicio por el momento... ahora lo que seguia era el encuentro con John. Me levante del suelo donde me habia puesto a tratar a la muchacha y le ayude a la otra mujer a cargarla hacia adentro. Escuche sus palabras antes de entrar pero el abismo y yo ya nos habiamos conocido, este solo era un mero reencuentro.

No llegamos a traspasar el portal y uno de los sujetos que estaba cubriendose en el auto nos pasa y se adelanta para entrar a la casa, lo que vi a su espalda me sorprendio de gran manera aunque no dije nada al respecto... al parecer estaba en presencia de un grupo muy particular... y esto recien empezaba.

Al estacionar el coche, lanzo una mirada al contador. Me llevo las manos a los bolsillos, para pagar rápidamente, pero parece que estoy condenado a escuchar el sermón de este hombre: Un taxista con delirios de grandeza celestial. Lo que me faltaba. Puede notar perfectamente cómo la expresión de mi rostro se torna totalmente en aburrida mientras comienza a decir sus primeras palabras. Pongo una mano en el manillar, para salir del coche, cuando pronuncia el nombre de mi madre. Por unos instantes, estoy a punto de abalanzarme sobre él, golpearle sin cesar hasta dejarlo inconsciente y escupirle a la cara. Lo hago. Aunque sólo sea en mi imaginación. Y es tan vívido. Mi respiración comienza a acelerarse porque a medida que pronuncia palabras que rasgan mi pasada, una extraña sensación, un hormigueo fuerte e intenso, debajo de la piel me sacude con insistencia. Hasta consigo arrancar alguna de las imágenes que poseía encerradas en lo más recóndito de mis recuerdos, donde Pauline aún existe. Al terminar Evans, consigo abrir la puerta y salir del coche. El comentario del "libre albedrío", lo escucho ya en la calle. Lo miro fijamente, con ganas de reducirlo hasta que me cuente por qué sabe tantas cosas sobre mí. Pero no merece la pena, si mis respuestas están tan sólo a un paso.

Giro la cabeza, con la puerta del taxi aún abierta, y sin haber pagado a Evans, observo el edificio. Vuelvo los ojos hacia el taxista. - Pues vaya Santuario más sucio tiene vuestro enviado de Dios - Ese comentario pretendía herir al taxista. Sí, era cruel. Él había sido cruel conmigo, podía permitirme deleitarme en su humillación. No sabía con quién se estaba metiendo. Vuelvo a mirar el contador del taxi y meto una mano en el bolsillo, saco la cantidad justa, incluyendo monedas y centavos. Se lo tiro en el interior del coche, y cierro la puerta. - Que te den, Evans. Y no vuelvas a hablarle a nadie sobre su madre difunta, o acabarán metiéndote una paliza, gilipollas - Concluyo, despidiéndome de él como lo haría un soldado con su capitán. Doy unos pasos, y saco la petaca. Le doy un buen trago, la cierro, la guardo y continúo hacia el susodicho punto de encuentro. Me giro por última vez para ver si el taxista sigue ahí. Después, paso al interior, sin llamar.

Methos guarda las alas justo a tiempo. Un nuevo individuo se acerca hasta el grupo. Ángella le dice al sujeto nuevo.

-Bienvenido Gérard Broussad. Vamos, no estemos afuera más de lo necesario.

Ángella entra y todos los demás también. Algunos realmente no están seguros de lo que hacen allí pero todos sienten que deben estar. Ángella se lleva a la chica a una habitación aparte, agradeciéndole a Kato su ayuda. Luego los deja solos un rato, en un cuarto desvencijado: hay una mesa sobre la cual se halla una biblia, seis sillas alrededor, un mapa abierto y con algunas cruces (cruces como las de Jesús) marcando ciertos puntos de la ciudad.

Hay una ventana que da a la calle y una estantería llena de libros.

Entonces entra el hombre a quién todos esperan. Es alto, viste un traje y usa corbata. Tiene el pelo corto y está afeitado, cosa que en una época no fué así.

Se coloca delante de todos y se presenta:

- Gérard Broussard, Lucas Averdille, Shiasagi Kato y Methos. Me presento para casi todos, soy John Constantine. Aún falta gente en el grupo, espero que no sea por las razones erróneas que no hayan venido.

El hombre saca un chicle de su bolsillo y se pone a masticar.

-Antes de explicaros por qué estáis aquí, es posible que vosotros tengáis preguntas para mí. Excepto tú, Methos, tú sólo relájate.

 No espero a que alguno de los demás hable.Sí, tengo muchas preguntas. ¿Qué es todo esto?¿Quién eres?¿Y qué ocurrió allí afuera?

Tenia mucha curiosidad, y aunque ya tenia una idea de lo que me esperaba tambien estaba tentado de preguntar sobre todo lo que habia visto. Pero el espiritu dle guerrero me enseño a tener paciencia, si uno esta en armonia con si mismo y con su entorno las respuestas llegaran... eso.. o algun otro con menos paciencia haciendo preguntas... de cualquier manera sirve.

Me quede mirando a John luego de las preguntas de uno de los sujetos, yo tambien ansiaba escuchar esas respuestas.

Observo a toda la pandilla de sujetos. Uno de ellos, hace un movimiento extraño. No alcanzo a ver el qué. ¿Y esta gente? Pensaba que venía a ver a un tal Constantine, no a tres tipos y dos tipas. Me habré equivocado. Y cuando me dispogo a salir por donde he entrado, una de las mujeres se dirige a mí, de una forma tan convincente, que no puedo evitar sonreírle y hacerle caso. Mis ojos, barren la estancia, que no parece estar muy bien equipada, al menos dada la calidad de los objetos que la conforman y el estado del mobiliario. Me recuerda a mi antigua casa, lo que me genera un ligero malestar.

Y de pronto, entra supuestamente el hombre que estaba buscando. A su pequeña presentación, respondo con un pequeño bufido. Reparo en las cruces y las biblias, tras lo cual observo al resto de presentes. ¿Fanáticos cristianos van a ayudarme con esas pesadillas? Creo que prefiero sufrir las pesadillas el resto de mi vida antes de someterme a un exorcismo o algún extraño ritual que esta gente quiera hacer. Uno de los presentes, salta. Parece estar igual de perdido que yo, lo cual me reconforta. Los otros dos, en cambio, parecían más acostumbrados a la situación, o eso me transmitían. En un amago por intentar decir algo, doy unos pasos al frente, pero permanezco callado unos instantes a la espera de la respuesta de aquel hombre que decía llamarse John Constantine. Finalmente, decido hablar, ante la contrastante parsimonia que poseía ese tal Constantine, frente a la inquietud de aquel hombre con las patillas tan largas y exageradas. Putain avec les américains, ils croiyent qu'ils vivent dans un film de Hollywood. Ppff... Miro a Constantine a los ojos. La vida, había aprendido a abordarla de frente, afrontándola, por lo que nunca miraba a un sitio que no fueran los ojos de la persona a quien me estaba dirigiendo. - ¿Tú eres Consantine? Veo que estás ocupado, a mí no creo que me esperaras... ¿Cuándo puedo volver? Me gustaría hablar con usted a solas - Digo con un exagerado acento francés. Todas las erres se deforman en mi boca, y la entonación es completamente distinta. Dicho esto, comienzo a retirarme, en dirección a la salida. Apoyado en el marco de la puerta, espero a que me confirme que es él, para no tener que buscar a ningún loco más.

Constantine está a punto de comenzar a responder las preguntas cuando vé que Gérard le dice que no es el momento y que prefiere hablar con él después y a solas. El hombre comienza a retirarse y entonces John interviene.

-Te estarán esperando en tu casa. Lamentablemente los que estáis en mi equipo, sois el enemigo del otro. No voy a detenerte Gérard pero si vuelves a tu casa, sin un pequeño entrenamiento, es muy posible que mueras esta noche.

Constantine mira fijo al hombre, esperando que entienda la verdad de la situación.

-Al menos déjame explicar a todos, aunque sé que Methos está más informado, para qué os cité y los riesgos que están desarrollándose en este mismo momento. Luego, si no te convence, te puedes ir, pero al menos sabrás contra qué podrías llegar a enfrentarte.

Ángella hace su aparición, se apoya contra una pared y dice:

-La chica está mejor. Mañana la llevo al hospital. John, el teniente me ha llamado. Hay otra víctima, si vas a informarles hazlo ahora, no tenemos tiempo de esperar al resto.

John asintió enérgicamente.

-Vale. Entonces ¿podéis escucharme antes de iros? O quizás es que vosotros no tenéis lo que estoy buscando. Sea como sea os pido cinco minutos. Habéis hecho este viaje, ¿qué son cinco minutos más?

Al parecer no todos estabamos muy al tanto de lo que pasaba... y eso me quedo claro con las actitudes del tipo patilludo y el frances. Yo por mi parte tenia cierta nocion de a que nos enfentabamos, pero de seguro no tanta como la del sujeto con las alas.

Asenti ante las palabras de John, aunque sabia que no estaban dirigidas hacia mi especificamente me parecia importante hacerle saber que estaba alli y no me iria tan facilmente.

 Bueno, creo que tienes razón. Ya que he venido hasta aquí, no pierdo nada con 5 minutos más. Además, supongo que lo que tengas que decir responderá a mis preguntas. Algo más calmado, me cruzo de brazos y espero a que Constantine nos diga lo que tiene para decir.