Partida Rol por web

El sacerdote oye todas las réplicas.

-No es tan simple, Gérard -le dice -tenía una visión, os ví venir, pero no quería decir eso que supieráis exactamente quienes érais o donde encontraros.

El hombre mira hacia el altar, se hace la señal de la cruz y luego voltea para seguir hablando con los presentes.

-Sobre Constantine y Ángella, bueno... Dios tiene un motivo para hacer las cosas, creo yo. Si Él ha decidido que sobre vosotros está la antorcha de la victoria ahora, no puedo decir nada al respecto.

Sus ojos miran al cielo.

-Bien -dice, bajando nuevamente la vista -pasad al otro cuarto. Creo que queréis hablar con ella. Que alguien se quede aquí con el niño de ser posible.

Hasta hoy solo era un hombre, con sus problemas cotidianos, algunos mayores y otros menos, pero solamente era una persona más... en un mundo sobrepoblado.

Pero entonces el Padre Pablo lo contactó. Hacia mucho tiempo que no sabía nada de él, pero fue un buen amigo una vez y Henry le debía un par de favores. Así que fue y asistió al sacerdote. Ahora, se encontraba en uno de los áusteros dormitorios de la Iglesia de la Santa Trinidad, cuidando a una joven. Una detective llamada Ángella.

Ella apenas abría los ojos, de tanto en tanto, tenía enormes arañazos en su abdomen y las muñecas heridas, hundidas por lo que Pablo explicó que fueron clavos. El hombre se horrorizó de solo pensar lo que esta chica sufrió. Pero ahora estaba sana, de a poco iba mejorando.

"Quédate con ella", fue la indicación del cura. Solo eso. Así que cuando la chica despertó él no tenía casi ninguna respuesta.

-¿Y Constan...tine, el niño está a salvo, verdad?

Poco entendia de la situacion Henry, pero si habia alguien en quien confiaba era en el Padre Pablo. No era precisamente un hombre de fe, pero de a poco comenzaba a necesitar creer en algo. Tenia la sensacion de nunca estar solo pero no acompañado de buenas vibras. Y sentirse inseguro e impotente no le gustaba nada.

Accedio al pedido del Padre Pablo sin dudar ni hacer demasiadas preguntas. No creia que hubiese mucho por preguntar. Aunque le llamaban la atencion la clase de heridas de la mujer, era lo suficientemente grande para saber cuando no le incumbia los asuntos de los demas. Hasta el momento consideraba su custodia algun tipo de sadomasoquista o quizas una fanatica. Pero con todo el mundo con sus problemas, no era quien para juzgar. Al contrario, si estaba alli para ayudarla, lo haria.

Cuando Angella desperto pregunto por algo que el hombre no comprendio. Ignoro su pregunta. -Por favor, descanse. Ha sufrido heridas muy serias señorita.

- Yo me quedo con el niño entonces.- dijo forzando la sonrisa. Dejando que sus compañeros pudieran entrar y averiguar algo.

- Gracias por todo padre.- Añadio apartandose para dedicar una mirada al niño.

Ingrid se queda con el niño y los otros tres acompañan al padre Pablo a ver a Ángella. Encuentran a la chica muy desmejorada. Tiene moretones en varias partes de su cuerpo y sus muñecas tienen marcas muy profundas, como si algún objeto las hubiera perforado. Junto a ella hay un hombre de cabello claro que la está cuidando.

-Henry es también un enviado del Señor. Le he pedido que cuide a Ángella mientras yo hablaba con vosotros. Él todavía no sabe de qué va todo ésto, pero como un buen hombre ha hecho bien su tarea.

La joven mira los demás, y pregunta. 

-El niño... ¿habéis protegido al niño?

Sus ojos se llenan de lágrimas.

-No le dije dónde estaba... ni siquiera cuando... - su voz se quiebra al recordar lo mucho que ha sufrido -Lucas no lo resistió. Que Dios lo tenga en la gloria.

El Padre Pablo apoya una mano sobre el hombro de la joven.

-Lo siento... no sé, no sé qué pasó. Era una trampa... fuimos a una trampa...

-Ya, habrá que creerle -pensé luego de oír la respuesta del cura. Observé mi petaca que ya estaba medio vacía e hice una mueca-... Me tendré que conformar con el vino de la sacristía cuando te quedes vacía.

Metí las manos en los bolsillos de mi cazadora y sin variar mi gesto de pocos amigos, en plan "paso de todos ustedes, capullos", fui con ellos hasta donde estaba Ángella. Fui el último en entrar y como siempre me comportaba como si nada me importara aunque mi actuación ya no estaba resultando muy creíble, ni siquiera para mí y eso me molestaba.

Ángella estaba tumbada en una cama y realmente su estado era de pena. Fruncí el ceño molesto no sé si por ella, por su estado o por la situación, pero estaba molesto. Me mantuve a distancia, con la espalda apoyada en la pared, observándola. No tenía intenciones de acercarme a ella y no lo habría hecho de no ser por el extraño hormigueo que comencé a sentir en las manos, hormigueo que pronto se transformó en una creciente sensación de calor.

-¿¡Qué diabl...!? -exclamé observándome las manos, difícil decir si estaba asustado, asombrado o alarmado. Las manos me ardían, me quemaban y quizás fuesen ilusiones mías pero juraría que estaban brillando con luz propia. Eso jamás me había pasado, jamás me habían pasado muchas de las cosas que habían ocurrido desde que todo esto comenzó, pero estaba claro que guardaba relación con todo eso, pero tan pronto como mi mirada se cruzó con la de Ángella (no sin antes haberse paseado por el rostro de todos los presentes) supe qué tenía que hacer.

Me acerqué a ella y fui posando mis manos sobre sus heridas y cuando la hacía mis manos brillaban aún más. Sorprendente, pero agotador, porque por cada herida que sanaba sentía una parte de mi era succionada por ella. ¿Energía quizás? No lo sé, pero así era y me debilitaba. Cuando acabé me sentía increíblemente agotado y tembloroso.

Camino siguiendo al grupo pero se quedo en el pasillo fuera de la habitacion mirando hacia la puerta, observo el estado de Angela y luego a un sujeto nuevo que se encontraba alli - Ire hacer una ronda Padre.... uno nunca sabe - Dijo Methos dejando su posicion hacia la parte trasera de la Iglesia.

Iba murmurando unas palabras mientras sostenia en sus manos una pieza de metal.

Alex se quedó con Ingrid, viendo como el resto entraba a ver a la chica. La joven era muy buena para tener al niño entretenido y no dudó contestar todas sus preguntas, incluso aquellas que no sabía pero para las cuales inventó una buena historia. 

Como quién era tal Santo sobre la pared derecha o qué significaba el color de la alfombra que revestía parte del suelo de la Iglesia.

Entonces vieron venir a Methos, que había salido de la habitación. Los demás, aún permanecían con la detective.

Las heridas de Ángella sanaron del todo. Las perforaciones en sus muñecas se fueron cerrando, las marcas de otro tipo de heridas, cortes y moretones, fueron desvaneciéndose hasta que la piel retornó a su color rosado. La detective lloró, agradecida.

-Los hemos entrenado bien... y no solo es eso. Es que vosotros sois especiales.

Miró al Padre Pablo y luego a Harris.

-¿Él también, verdad?

El sacerdote asintió, indicando que el tipo de cabello rubio también tenía sus capacidades.

-Entonces... uff... no queda otra que os movilicéis con el niño. Todos los días debéis cambiar de locación. Y otro grupo... tiene que ir por Constantine. 

Ángela dijo una maldición, una puteada al aire y luego agregó.

-Fue mi culpa... no imaginé los alcances de Lilith, esa ¡perra!

La escena iba de extraña a peor. Henry no entendia que habia ocurrido con esa pobre mujer pero ahora lo cierto es que no entendia nada. Y lo que le preocupaba era su propio juicio. Pero aun confiaba en el Padre Pablo, por lo que consiguio aguantar un poco su incertidumbre. Miro al hombre con cierto temor por lo ocurrido y entonces lo tomo del brazo con aprension y lo llevo fuera del cuarto.

-No comprendo nada y prefiero que me expliquen las cosas antes de sacar alguna inacertada conclusion. Mientras no esta perdiendo la locura o algo peor, supongo que la realidad no puede empeorar, ¿verdad?. Estoy soñando, loco o que Padre?.

Ingrid sonrio para el niño y respondio sus preguntas como pudo.

Cuando vio salir a Methos se acerco a el susurrandole.- ¿Que tal esta?.- Esperaba que alguien le contara que estaba pasando pero tenia un mal presentimiento, miedo a preguntar...

Ingrid se quedo con el pequeño, methos se quedo en la puerta, así que yo fui el primero en ingresar luego me siguió Gerard y el cura, en la habitación se encontraba un tipo rubio y Angella tirada en una cama con graves heridas, lo que siguió a continuación me sorprendió bastante, Gerard destellaba de las palmas de sus manos una luz y comenzó a acercarse a Angella y a sanar sus heridas, quede completamente atonito con lo sucedido y luego me pregunte -¿yo seré capas de hacer eso también?- trague en seco     

El sacerdote se sentó sobre la cama, junto a Ángella y comenzó a contestar las preguntas de Henry:

-Hijo, se está llevando una lucha contra Lilith. Ella es la mujer que rechazó a Adán y a partir de allí, creó su propia descendencia. Hasta ahora, esta mujer, estaba confinada a los infiernos. Pero hay un culto tras ella, un grupo de personas está haciendo un ritual, con el sacrificio de los niños, en busca de traerla a la Tierra nuevamente.

Pablo suspira, sus ojos se posan en el crucifijo pegado a la pared, luego prosigue:

-Constantine es un hombre que se dedica a pelear contra los demonios que rompen las reglas. Básicamente es que tanto demonios y ángeles pueden influir en el hombre, pero nunca forzarlo. Cuando hacen su aparición en la Tierra, rompiendo las reglas... Constantine está allí. Y su compañera Ángella.

La chica ahora dice:

-Hemos formado un grupo de personas elegidas para combatir este mal. Gente especial, y si tú estás dentro, aunque yo no te haya entrenado, es porque algo en tí también pertenece al grupo.

Pablo retoma:

-Tenemos que proteger a ese niño, Alex... el que está en el hall de la Iglesia, por... mmm, estamos a miércoles... hasta el lunes, e impedir que sea sacrificado por el culto de Lilith. Sino, ella tendrá su pasaje a la Tierra, comprado, por decirlo así.

Methos se sento junto a Ingrid y miro hacia la estatua que se encontraba al final y solo dijo - Esta bien - Sonrio de lado, esas simples palabras dejaban una gran brecha abierta de posibilidades, pero la razon por la que estaban alli era Alex. Un dia normal se convirtio en algo sin nombre, sin rumbo y donde solo podriamos ganar si nos moviamos rapido.

- Aqui supongo que estaremos seguros, aunque... olvidalo... - Dijo recostandose en una de las bancas

- ¿Olvidar que? Venga, dime que pasa.- pidio Ingrid sentandose a su lado.- O que mas pueda pasar...

En cierto modo no se imaginaba que mas podia suceder despues de varios ataques de criaturas infernales y de encontrarse protegiendo a un niño, al que un angel en "persona" habia dejado bajo su cuidado.

- Que no fueron Demonios quienes entraron a mi bar - Menciono tratando de que el Niño no escuchara - Aqui corremos la misma suerte y sin un plan seremos nada mas que carnada en esta situacion... - Methos comenzaba a pensar ideas, posibles finales y ninguno parecia convencerele en absoluto.

- Ahora entiendes a que me refiero, debemos adelantarnos a ellos... buscar el lugar donde quieren llevar a Alex y alli hacer lo nuestro.... somos varios y eso nos hace unicos... -

- Si... lo comprendo.. es que no puedo pensar que a alguien se le ocurriera entrar disparando en la casa del señor.- dijo con la mirada triste.-Es algo que no habia imaginado hasta que me lo has dicho...pero el angel dijo que estariamos protegidos aqui ¿No? Deberiamos confiar en el... y preparar un plan. Alguien podria quedarse con el niño y el resto buscar a Alex...aunque no me gusta la idea de separarnos.