Partida Rol por web

Siento si fui indiscreta.- dijo Ingrid algo avergonzada.-No se nada de este mundo... hasta ayer el unico horror de mi vida era trabajar y pagar el alquiler.- comento intentando sonreir.-Ahora ya nada sera igual, nunca mas.- añadio con tristeza.- ¿Como voy a volver a tener una vida normal despues de esto?

- Lo siento.- dijo de inmediato.-No tengo derecho a quejarme por algo tan estupido cuando nos jugamos mucho mas.

Se levanto de la cama, para no despertar al pequeño por estar hablando pero ya no era capaz de dormir mas. En sus sueños habia demasiado de pesadilla.

- Escucha Ingrid, en este mundo hay pocas cosas estupidas o las que pensamos que lo son para nosotros.... es como una frase que dice * La basura de unos es el tesoro de otros* es asi con lo que creemos que no vale la pena - Aseguro Methos - La vida es un sin fin de aprendizaje y tambien un tutor severo en sus leccion pero solo tenesmoa que aceptarlo... es asi - Dijo separandose unos centimetros.

- Asi es, todo el arte de vivir se encuentra en una mezcla de dejar ir y aguantar - Sonrio ante su comentario - Pero nos comprometimos en esto y queramos o no en este momento tu y yo estamos en el ojo de la tormenta... un lugar calmo pero.... todo puede cambiar con una simple brisa -

- No dije que no fuera a... olvidelo.- dijo Ingrid sin ganas de discutir, no la habia entendido, no tenia sentido explicarle que cuanto pretendia era encajar todas las piezzas en su cabeza. Tenia una concepcion del mundo real y material que en ese momento estaba pateada y destrozada por el suelo. ¿Como iba a explicarle eso a alguien que nisiquiera era humano...? Almenos no del todo.

Methos no dijo nada mas busco un lugar tranquilo para recostarce, no dormiria ya que haci aaños que no lo hacia pero si relajaria su cuerpo e intentaria algo entrando en trance, - Si no vuelvo solo coloca tu dedo pulgar sobre mi frente... y hablame... - Dicho esto se acomodo en el suelo y cerro los ojos.

¿Que le toque la frente?¿En la primera cita?.- pregunto Ingrid ante lo insolito de su peticion, con tono de broma. Era algo rocambolesco.-¿Por que no iba a volver?.- pregunto pensando sobre ello.-¿Donde piensa irse?

Ángella entra en el cuarto y se sienta en un costado. Pone la cabeza sobre sus manos. Se la nota todavía agotada.

-¿Qué lugar podemos usar mañana para esconder al niño?

Pregunta. Saca un caramelo y se lo lleva a la boca. Luego se acerca a Methos e Ingrid y les da otros caramelos. Son esos que vienen en envoltura individual, de gustos diversos.

-Es mejor que fumar, se lo pueden preguntar a Constantine.

Cuando menciona su nombre, los ojos de la mujer se llenan de lágrimas. Se las seca rápidamente y explica.

-Estamos peleando con demonios poderosos... yo no sé cómo vamos a ganar, pero ya saben... es tener fé. Entonces... ¿han pensado donde podemos dejarlo?

Ingrid se guardo el caramelo.- No fumo asi que mejor lo guardo por si otro lo necesita despues...-queria preguntar por constantine pero no queria hacerla llorar.

- Podriamos llevarlo a un lugar muy evidente o otro que sea tan disparatado que nadie se le ocurra mirar. Podriamos entrar en algun colegio, o escondernos en un hospital o sitios asi... la verdad es que no tengo ni idea...

Henry se quedo en silencio un momento. No le habia prestado demasiado atencion a la "vision" y la pregunta era como un vacio intelectual frente a la memoria de un sueño a punto de esfumarse.

-Lo siento. No se a que te puedes estar refiriendo. Supongo... se animo a decir, que era solo un hombre. 

Los ojos de Methos se abrieron al escuchar a Angela, se levanto de golpe - Seguimos escapando..... - Dijo con cierto pesar - Un lugar para esconderlo? seria prudente un lugar que nosotros conozcamos como la palma de nuestra mano, alli podriamos tener mucha ventaja - explico

-Bien, no queda otra que entrar y averiguarlo.

Dice el padre y se encamina hacia el edificio esperando que el resto lo siga. Caminan hasta la entrada. Está la puerta principal, con el portero para tocar el timbre del piso que se desee, a un costado. También hay varias ventanas. La del primer piso parece estar abierta. 

Quizás esa sea una chance.

-Podemos trepar... o intentarlo. También podemos tocar el timbre y esperar que nos abran pero opto por lo primero -dice el sacerdote.

-A menos que alguno de vosotros tenga un plan mejor.

-Mi casa está comprometida.

Dice Ángella.

-Es un lugar que realmente conozco pero ellos saben que vivo allí. Lo mejor sería un sitio abandonado: un hospital estaría bien, conozco uno después de la ruta 44.

La chica sigue masticando su caramelo.

-¿Les parece? Es un sitio abandonado hace años y es grande, podemos escondernos en varias partes. Pero prefiero que me digáis qué opináis, después de todo Dios os ha escogido para esta faena.

Creo que a estas alturas he perdido la capacidad de asombro, con todo lo que hemos pasado soy un convencido de que todo es posible y que hasta la idea más descabellada puede resultar ser una realidad.

Mientras Henry hablaba con el cura yo permanecí en silencio, sin decir nada. Volví a cerrar los ojos, concentrándome en todo y en nada, esperando volver a tener una visión, pero nada pasó; volví a intentarlo cuando el cura dijo eso de "al menos que alguno de vosotros tenga un plan mejor", esta vez pensando en el hombre por el que el padre había preguntado y en los posibles captores de Constantine, deseaba saber a qué nos enfrentábamos, si hombres de carne y hueso como nosotros o algo más. Pero no era sólo eso, anidaba un deseo más: acabar con ellos, y hacerlo del peor de los modos.

-Podemos echar la puerta abajo o simplemente forzarla para entrar -dije sin mucho entusiasmo-, no tengo alma de hombre araña y trepar a mano desnuda no creo que se me de muy bien -me encogí de hombros, ahora sí que sí-, aunque en una de esas... nunca se sabe.

- Un hospital, tu sabes que alli puede haber aun espiritus que no partieron por su propia voluntad y habra que convencerles de usar su lugar - Dijo Methos - Pordriamos hacerlos pero habra qeu dar algo a cambio, darles un camino seguro hacia el cielo..... - quizas el hibrido ahora estaba eligiendo un bando o solamente habia dado una respuesta que Angela buscaba.

- Que dices Angela... corremos un minimo riesgo en intentarlo -

Ingrid no sabia de que estaban hablando ¿Caminos seguros al cielo?¿Habria algun camino al cielo que fuera peligroso?.

- No se si me gusta la idea de ir a un sitio con espiritus ¿y si alguno no busca el camino al cielo precisamente?.- pregunto con ingenuidad.

-Sí, forzar la puerta... o intentar abrirla. Es algo tonto pero no se me ocurrió. 

El sacerdote se hace a un lado y mira a Gérard.

-Tú tienes pinta de poder lograrlo. Yo rezaré al Señor mientras lo intentas...

Harry asintió y también se movió para que el chico pudiera trabajar en paz. Haziel miró hacia la ventana que indicaba el piso al que tenían que acceder y se quedó sumido en sus pensamientos.

- Yo voto por el hospital.

Dice la joven. Luego se encamina afuera del cuarto y los deja nuevamente solos. El tiempo parece alargarse cual chicle pero no pueden hacer nada más que esperar hasta que el equipo vuelva, o hasta que sea un nuevo día.

Entonces la detective vuelve a entrar.

-Tengo un hechizo que podría ayudar a nuestros compañeros desde aquí, sin ponernos en peligro. ¿Qué les parece intentarlo? O... podemos seguir esperando pero yo realmente estoy frenética por lograr alguna cosa.

La chica suspira.

-Pero no haré nada sin el consentimiento de vosotros dos.

Methos camino un par de pasos hasta Angela colocando su mano en el hombro de la misma - Iremos entonces al Hospital - Respiro hondo - Te ayudare en lo que necesites solo dilo - Expreso el Hibrido par aluego mirar a Ingrid y extender su mano - Hagamos esto - Sonrio

- Bien, si eso es lo que os parece mejor... vosotros sois los expertos en esto.- dijo Ingrid apesar de no gustarle nada la idea de ir a ese lugar pero tenia que fiarse de ellos.

- ¿Cuando nos movemos? ¿En cuanto salga el sol o esperamos un rato?

-Si quiere que lo intente -mis palabras fueron acompañadas de una mueca de indiferencia-, lo intento -me pasé la lengua por los dientes-, pero de ahí a que lo consiga ya es otra cosa... es una cerradura antigua y no son tan fáciles como las otras.

Tenía la petaca en la mano y acababa de darle un generoso sorbo cuando volví a meter la mano en el bolsillo interior de la cazadora. Guardé la petaca y del otro bolsillo saqué un pequeño estuche con herramientas. Sí, no iba a ser ésta la primera vez que forzara una cerradura, pero sí la primera que intentara forzar una cerradura de ese tipo.

Pasaron los minutos y yo estaba más concentrado que nunca, increíble pero así era, sin embargo no hubo suerte y la ganzúa con la que estaba trabajando acabó por romperse.

-¡Diablos! -exclamé molesto pero al mismo tiempo frustrado, no me gustaba que las cosas no me resultaran-... No puedo abrirla.