Partida Rol por web

-¿Y ahora? -me pregunto- Esta es un demonio ¿qué otra cosa si no? -ironía a flor de piel- No se puede ser tan fea sin serlo.

Hago aspavientos, a ver si a alguno se le ocurre algo o tiene el poder de hacer algo porque como ésta se de la vuelta y nos vea estamos perdidos. Pero ninguno responde, o mejor dicho están todos tan en blanco como yo, y no es para menos.

-¡¡Merde!! Aquí voy otra vez...

No tenía idea de si serviría o no, pero con intentar nada perdía, así que me concentré todo lo que pude y en silencio empecé a orar, aunque más que orar lo que hacía era pedir, pedir por encontrar el modo de detener a ese demonio, conseguir algo de tiempo para que los demás actuaran y fueran por Constantine.

Gérard se concentró y ejerció nuevamente el hechizo que ya antes le había dado tan buen resultado. La demonio se quedó quieta, murmurando, incapaz de actuar o conjurar alguna cosa. El problema fue entonces el hombre, humano, que apareció tras ella.

Portaba una nueve milímetros y, ni bien vio al grupo, se preparó a disparar.

-¡Con una mierda!!!

Gritó y apretó el gatillo.

Mierda... esa unica palabra paso por la mente de Methos, desde tan lejos no podia hacer mucho... - Tengan cuidado! - Resono la voz en las mentes de los demas, la mirada el Hibrido revisaba el lugar para ver si podria ofrecerles algo mas que palabras en ese instante.

Aunque Methos gritó tanto Haziel como Henry tuvieron problemas en reaccionar. La bala del tío impactó al primero en el hombro ocasionándole un daño superficial pero haciéndole caer hacia atrás. El padre Pablo se tiró hacia adelante y se trensó en una pelea cuerpo a cuerpo contra el tipo. Pero no era un hombre musculoso, solo estaba ganando tiempo para que pudieran escapar o actuar.

-¡¡Salven a John!! ¡A Constantine... antes de que ...!!

No terminó de hacer su frase cuando el malechor lo empujó al suelo e intentó dispararle. Había una segunda oportunidad, y tenían que aprovecharla. Gérard aún tenía encima la ametralladora que había quitado a uno de los delincuentes en el episodio del bar.

Mientras Angella se comenzó a marear en la Iglesia y el visor del piso, ese campo creado que proyectaba las imágenes de dónde estaban los otros, fue fluctuando.

-Estoy perdiendo la conección... alguien está interfiriendo con mi hechizo...- dijo la mujer, preocupada.

-No puedo mantener la coneccion. - Ángella vio con frustración como el circulo en el suelo que hacia de visor se cortaba. Algo estaba interfiriendo con la intención de comunicarse con el resto del grupo.

-No puedo... lo siento- la joven policía se tumbó de rodillas y entonces el último lazo con esa magia se cortó.

Ahora solo se veía el viejo suelo de la iglesia. 

La conección con el grupo de cortó. Así que no marquen a Methos o ingrid.

La situacion fue demasiado rapida para Henry. Cuando pudo darse cuenta, ya estaba tirado en el suelo con la mano sobre la herida, conteniendo la respiracion para disminuir la dolorosa sensacion. Poco podia hacer y mucho menos tenia idea de lo que pasaba, pero tampoco podia resignarse y ser una carga. Se puso de pie, con cierta dificultad, y se apoyo en la pared, listo para seguir al grupo, lejos de alli. 

La imagen se habia perdido como lo hacia un espejismo cada vez que intentabas acercarte a el, ambos ojos del hibrido seguian mirando el suelo cuando el sonido opaco de las rodillas de Angela toco el suelo de la iglesia; su torso de giro mirando a la mujer hacia la cual camino ayudandola a levantarse.

- Anda levantate - Dijo Methos - No es tiempo para demostrar debilidad... - Si era una forma de decirlo o juzgar muy por arriba las cosas, peor algo sabia... lo debiles siempre eran los ultimos en rendirse.

- Que impidio que sigas con esto? eres fuerte no veo el porque... aun - Comento

"Y aquí voy otra vez, a punto de usar la ametralladora y sin tener la menor idea de cómo es que funciona la cosa. Pero bueno, ya disparé antes en el bar de Methos y no fue tan terrible. En el peor de los casos mis disparos van a dar en los buenos en lugar de los malos -menudo consuelo- ¡Pero ni modo! Algo hay que hacer y si con esta preciosura consigo tiempo para que saquen al rubiecito de aquí y rescaten a Constantine, está claro que no tengo más opciones."

Emulando los videojuegos con los que me entretuve tantas veces, en plan Medalla de Honor por mencionar uno, sujeté la ametralladora, apunté a la marioneta de turno -el que disparó a Henry- y apreté el gatillo.

-SALGAN DE AQUI -grité al ver a Henry desplomarse en el suelo, el disparo lo había alcanzado y eso no era bueno, nada bueno. Quizás pudiera hacer por él lo mismo que por Ángela. Quizás Henry pudiera hacer sobre sí mismo lo mismo que hizo por Ángela. ¿Esa cosa de las manos funcionará sobre uno mismo?- VAYAN POR CONSTANTINE, YO ME OCUPO DE ESTOS DOS.

Henry estaba herido, pero no era una herida profunda. Podría salir de esta bien, aunque el dolor era molesto y punzaba al mover el brazo. Por fortuna las balas de Gérard habían dado en el mafioso, tirándolo al suelo y haciéndolo sangrar profusamente. 

El Padre Pablo escuchó lo que el chico decía y asintió. -Vamos, antes de que esta cosa pueda volver a moverse. Gérard, hijo -pidió -ven con nosotros. No creo que pueda levantarse ese hombre... y no quiero ni creo que sea la voluntad del Señor que enfrentes solo a esta mujer demonio cuando se libere de las ataduras.

-Que sssserá pronnnntooo- dijo Levebna con su voz de serpiente. -Corrrannn... intennnten huir... pronnnto sereísssss míossss.

Haziel seguía estupefacto, atontado, como no sabiendo qué hacer.

-Ssssiii... yaa... pronnntoo... ssseré libreee.... y osss enseñaré el color de vuessstras entrañaasssss....

-No lo sé...- contestó Ángella aturdida. -Parece que algo está...

No terminó de decir estas palabras cuando el suelo se abrió y unas raíces nudosas, gigantes, altas como el techo, tomaron a Ingrid por la cintura y la partieron en dos.

La detective se quedó helada, con la boca abierta de terror. Los pedazos de la otra joven cayeron al suelo como las piezas de un grotesco rompecabezas humano.

-El círculo... la magia hizo que nos detectaran.

La detective sacó una de esas armas especiales, de esas que Constantine tenía por montón.

-¡¡Ve por Alex, llévatelo de aquí.

-SSSSSHHHHHHHHhAaaaaaaaaaauuuuuuumMMMMMMMM

Contestó el demonio de raíces moviéndose ahora en dirección a Methos.

Methos observo aquella escena, las partes de Ingrid golpeaban el piso con un sonido opaco mientras mas raices se proyectaban desde el suelo con fueza y seguridad, las palabras de Angela pronto llegaron a sus oidos y no lo dudo su escencia se concentro en forjar aquel arma y seguir el camino en busca de Alex.

Methos corrio por los pasillos en busca de la habitacion.... debia sacar al niño de aquel lugar, ahora estaba solo.... debia continuar a toda costa.

Methos corrió hacia el cuarto y vio a Alex. Estaba durmiendo pero se despertó de pronto al entrar el hombre.

-¿Qué pasa, es mi mamá? -preguntó, asustado. El semiángel semidemonio lo levantó mientras en su otra mano la espada se tornaba con bordes de fuego.

-Quiero ir con mi mamá...

Pidió Alex por primera vez realmente nervioso. Largas lágrimas caían por su rostro sonrosado.

Sabia que no era bueno con los niños no habia teniado trato con alguno en años y las palabras que podria decirle no serian del todo sensatas - Escucha Alex, veras a tu Madre pero primero hay que salir de aqui.... gente mala esta aqui y yo debo protegerte... oigas lo que oigas no sera tu Madre... si la quieres yo te llevare con ella pero deberas esperar - Dijo Methos mientras salia del lugar buscando la salida mas proxima, si debia conducir kilometros para alejarse lo haria pero aquel ritual no debia comenzar nunca.

Y a mí qué me dijeron, el curita no tuvo que pedírmelo dos veces. Cogí a Haziel de un brazo y literalmente arrastré de él, si no era bueno que yo me quedara solo haciendo frente a la demonio, mucho menos lo era dejar a Haziel solo frente a ella.

-Vamos chico, reacciona -le dije y poco me faltó para zarandearlo, pero el tiempo, dadas las circunstancias, era un bien demasiado valioso como para perderlo intentando que reaccionara. -Venga, padre, déjeme a mí -le dije dispuesto a ocupar su lugar sosteniendo a Henry- Estoy seguro que sus habilidades son más potentes que las mías, así que mejor que tenga las manos libres... además yo tengo más fuerza, me supone menos esfuerzo cargarle.

Cargarle dije por decir algo, puesto que no iba a cargarle, sólo a servirle de apoyo. No tardé en darme cuenta que no era necesario. ¿De dónde saqué que le habían herido en la pierna? Ni idea, pero hasta antes de eso yo estaba seguro que el tipo apenas y caminaba, estaba claro que me había confundido, herido estaba, pero en el hombro y, aunque doloroso, no era para nada invalidante.

-Si puedes correr, corre, porque no sé cuánto dure lo de la atadura esa. ¡VAMOS HAZIEL! -grité a éste echando a correr escaleras arriba, siguiendo los pasos del padre y Henry.

Subieron las escaleras, de la planta baja luego dos pisos, hasta que encontraron una puerta que estaba cerrada con varios candados por fuera. Gérard le dio una mano a Henry con el tema de la herida, pero se alegró de que no fuera nada grave. El hombre podía caminar bien, solamente le dolía el hombro.

-Luego te sanaré, hijo. -Le dijo el sacerdote. -Esta tiene que ser la puerta... ¿alguien puede abrir estos candados?

Eran tres y sujetaban la puerta como si adentro hubiese un espantoso monstruo pero tanto Pablo como Haziel, y los demás sabían que ese "monstruo" no era ni más ni menos que John Constantine.

-Vamos... Dios Padre ayúdanos antes de que esa cosa se suelte.

El cuarto tenía la placa de 1408 que Gérard había tenido en su visión. No cabía duda de que aquí estaba John y había dos formas de abrir: desarmando las cerraduras o volándolas de un tiro. 

Miré los candados y enseguida el arma que cargaba. Dentro de nada la demonio se iba a soltar y no tenía tiempo para intentar lo de antes con la cerradura, así que decidí a lo bruto por la que era la alternativa más fácil y rápida: volar los candados a punta de pistola... o metralla en este caso.

-Háganse a un lado, no hay tiempo para sutilezas -dije y disparé.

El pequeño asintió sin retobarse. Eso fue una fortuna porque cuando Methos salía de la Iglesia sintió un estruendo grande, como el de un terremoto. Se detuvo solo un instante para ver cómo las raíces salían por los ventanales de vitrales con Santos y rompían también la madera y el yeso.

Entonces volvió a correr y vio a Angella tras suyo.

-¡¡Mi auto, en la otra cuadra!! ¡¡No te detengas, no mires para atrás!!

Gritó la detective y no estaba de broma. La parte Santa que tenía ese lugar se estaba cayendo a pedazos y el demonio capaz de entrar con tanta facilidad era muy capaz también de dejarlos como a Ingrid en dos minutos.

Methos puso pies en marcha sosteniendo a Alex con un brazo mientras con el otro sostenia su arma, escucho las palabras de Angella y siguio su camino hacia el auto, debian desaparecer por un tiempo y la unica forma era... si no sabia si seria buena idea pero lo intentaria.