Partida Rol por web

Hacía ocho meses que no sabías nada de Jack, tampoco de la Merrick, por lo que te dedicaste a tu trabajo de dependiente, por desgracia el negocio no estaba yendo todo lo bien que deseabas, pero al menos con el dinero ganado en el caso de aquella niña, Erika, habías tenido para pagar el alquiler y aún te quedaba algo de dinero.

Un mensaje en tu correo hace que dejes de recordar el antiguo trabajo y a Jack, es de la Merrick tiene una nueva misión, la reunión sería allí mismo en NY, en la libreria “Ancient Sounds” donde tienes una cita con Archibald Strackmond a las 17:00 horas

Hacía ocho meses que no sabías de Nathan, desde que se fue de Rorvick en su pequeño coche, aquella misión te había dejado secuelas, las cuales habías estado tratando con fármacos y un psicologo, cosa que no había venido bien a tu trabajo como guardaespaldas, ya que no habías conseguido ningún trabajo, por fortuna tenías un dinero ahorrado con el que podías pagar el alquiler y vivir esos meses.

Un mensaje en tu correo hace que dejes de recordar el antiguo trabajo y a Nathan, es de la Merrick tiene una nueva misión, la reunión sería allí en NY, eso hace que vuelvas a recordar a Nathan, en la libreria “Ancient Sounds” donde tienes una cita con Archibald Strackmond a las 17:00 horas

No sabía si frustrarme o soltar un grito de alegría. Algo de dinero extra siempre viene bien, sobre todo ahora que mi madre acababa de casarse y trabajaba en una de nuestras librerías a ocho manzanas de allí. Expandir el negocio siempre es un momento muy tenso. Avisé a mi compañero para que me cubriese mientras estaba fuera. 

Subí las escaleras tras la trastienda para llegar a mi casa. En un principio vivíamos mi madre y yo, pero ahora era solamente para mí. La casa tenía suelos de madera y estaba impecablemente decorado (cosas de mi madre). Por suerte, de pequeño pudo inculcarme el sentido de la limpieza, porque otro en mi lugar la tendría hasta arriba de basura. 

Me quité el traje del trabajo y me puse uno de corte más elegante. Al hacerlo, me sentí rejuvenecido. Quizás no debí haber dejado la policía... Pero mi honor me obligó a hacerlo. Ya no era digno de seguir las huellas de mi padre. 

Cogí mi coche, al que había aprovechado para ponerle una nueva capa de pintura. Parecía nuevo. Esbocé una sonrisa. Ese viejo trasto que la gente odiaba era una de las pocas herencias de mi padre. Le di unas palmaditas en el capó antes de meterme dentro de él y conducir hacia la librería. 

A las 17:00 estuve allí como un reloj. 

Al leer el mail, lo imprimo y me dirijo hacia el armario, coloco toda la ropa que quiero llevarme en la cama, doy dos pasos hacia atrás, quito una arruguita y vuelvo a pasar la mano por encima de esta.

Al salir detengo a un taxi y me dirijo hacia el aeropuerto. Por e camino ya voy poniendo el reloj en hora.

Espero y embarco.

Otra vez Nathan, aishhh <3

6 Junio

Habían pasado ocho meses desde vuestra última misión para la Merrick, ahora Nathan entraba en la librería para ver justo a quien menos esperaba ver, Jack, que no había cambiado para nada, estaba allí de pie, con las gafas de sol puesta, como siempre

La librería Ancient Sounds es el típico establecimiento de libros antiguos, un pequeño mostrador ceca de la puerta de entrada, atendido por uno de los tres hermanos Strackmond, en este caso Archibald, y el resto del local, de dos pisos de altura está atestado de estanterías a rebosar de libros con aspecto de llevar mucho tiempo en el lugar.

No os da tiempo a nada cuando Archibald os hace pasar a la trastienda, donde os pide que tomeis asiento

- Vuestra misión es fácil, quiero que consigais pruebas de que los extraterrestres existen- os dice Archibald empezando a saltaros un monólogo sobre lo maravilloso que sería conseguir pruebas- Deben ser ustedes, los federales controlan demasiadas cosas. Peter Higgins, es un periodista del "Topeka´s First Look" un periódico de la capital del estado, cuyos contenidos tienden a ser un poco "sensacionalistas". Deberían ponerse en contacto con él e investigar el asunto, son varias personas que lo han visto, aparte de que hay muchas vacas muertas... los federales como han de suponer seguramente esté cubriendolo todo, es vuestro deber, dar con la verdad

Me crucé de brazos y me senté, atendiendo a las palabras del señor Strackmond. No me asombré. La mayoría de los ciudadanos creía en la existencia de extraterrestres.

-¿Y qué hará con las pruebas una vez se las entreguemos, si encontramos? 

Mi pelo estaba impecablemente peinado hacia atrás, uno entre otros cambios, junto con mi viejo coche. Había oído hablar del "Topeka", pero siempre como un periódico amarillista y siempre en un tono burlón. 

Juguetee con las llaves de mi antiguo piso en Nueva York. Todo esto le recordaba demasiado a viejos tiempos enterrados.

Saludé a Nathan con una sonrisa, pero al parecer casi ni se dio cuenta de mi, iba a decirle algo, pero ya nos introdujeron en la trastienda. Pasé los dedos por el lomo de algunos libros leyendo rápido el título por si me interesase, cuando me vi allí encerrado otra vez.

Escuché el discurso de Archi, pero lo que mas me preocupaba mas bien era y corté la conversación:

-Si nos piden pruebas de la existencia de Aliens, es que estos existen. ¿qué tipo de prueba quieres, un alien vivo, uno muerto, un trozo, tecnología, o lo que nos plazca?

Me puse las gafas en la punta de la nariz.

- Con las pruebas, que pueden ser cualquier cosa que evidencie la existencia de existencia más allá de la Tierra, cualquier cosa que no sean solo las tipicas luces en el cielo. ¡Si consiguen un alien vivo o muerto sería un gran hallazgo! Con las pruebas podría pedir una subvención para estudiar esos casos, para intentar ver que quieren, si son civilizados o no, pero lo más importante habríamos demostrado que hay vida en otros planetas

Le parecía una tontería. En el caso de que consiguiesen pruebas, no podrían pedir una subvención al gobierno. Pero no le tocaba a él juzgar lo que pensase Archibald.

-Está bien, señor Strackmond. Le avisaremos en cuanto encontremos algo.

Me despido con un apretón de manos y salgo de la tienda. Esperé a Tripper apoyado en el capó, mirando la pintura roja nueva del coche y el cielo azul salpicado de edificios. Hacía años que no iba a Nueva York, desde que dejó la policía, ya que ahora vivía en Los Ángeles.

-Vamos rápido a hablar con el señor Higgins, Tripper. 

Salgo y le digo a Nathan:

-¿Tripper? eres la única persona que pierde confianza con el tiempo en vez de ganarla, igual tu eres la prueba que buscamos. -observo los detalles y le comento- Veo que has pintado a Fordy, y ahora te peinas a lo Antonio Banderas. No te queda mal, del todo. Me gustaba mas el pelo suelto.

Doy un par de patadas a un neumático y le digo:

-Este lo tienes flojo. -mirando al suelo digo en voz baja- Nathan, tenía que decirte algo, y es que -le pongo una mano en el hombro y le miro a los ojos y le digo- La verdad está ahí fuera, arranca Scully que nos vamos a por hombrecillos grises...

Como siempre intento abrir y mi puerta está cerrada...

No cambié mi expresión seria y adusta. No estaba de humor. 

-¿Scully era la mujer, verdad? -me quedo un momento en silencio. Al ver la sonrisa que puso, me di cuenta de que era verdad.

Me meto al coche sin añadir palabra y le abro la puerta. 

-No me manches la tapicería. Es nueva. 

Coloco la llave en el contacto y enciendo el coche.

-Lo olvidaste. 

-Si, la mujer de media melena pelirrojita, me pregunto como lo llevaría...

Luego contesto de mala gana mientras pongo la pistola en el lateral del coche:

-No estoy sucio ni nada por el estilo, si quieres la próxima vez pongo un pañuelo en le asiento para sentarme.

Y al escuchar las últimas palabras levanto una ceja y le digo:

-Si te refieres a que te llevaste mi linternilla, no, n me he olvidado, pero si te refieres al cierre centralizado simplemente es falta de costumbre.

-Olvídalo. No he dicho nada. -pongo la vista al frente.

Abro la guantera. Allí puedes ver tu linterna.

-Será mejor que nos demos prisa. Pronto será la hora de cerrar.

Cojo mi juguetillo y cierro la guantera de un golpe seco:

-NO, -secamente- ahora me lo cuentas, he estado muy liado entre médicos y otras historias. Me han tenido parado y no he tenido tiempo para recordar nada, todo lo contrario, para olvidar. Me han recomendado no ponerme nervioso y no lo estoy consiguiendo. Por cierto, creí que vivías en San Francisco.

Aferro el volante hasta que mis nudillos adquieren un color blanco.

-Espero que no sea nada grave.

Arranco el coche y comienzo a conducir, pero el tráfico no estaba muy fluido a esa hora. Casi lo había olvidado.

-Yo vivo en Los Ángeles, pero tengo una piso en Nueva York. Eres libre de quedarte si quieres. -añado en un tono neutro.- ¿Sabías que yo estaría aquí?

-Estuve encerrado en mi habitación arreglando la ropa de los armarios varios días, a todas horas -metí un dedo por debajo del cristal de las gafas- ¡Mira! -señalo a un tipo por la calle- un negro con una redecilla en el pelo, creí que eso sólo salía en las películas -doy un golpe en el lateral buscando el botón para bajar la ventanilla, pero veo que va con manivela, y empiezo a  bajarla- ¡NIGAAAAAAA VUELVE A LA PELUQUERÍA! -luego susurré- Y tu sabías dónde estaba yo....

Seguí con la mirada fija en la carretera y en el tráfico.

-No sabía que vendrías por la misión. -cruzo una avenida , alejándonos del centro.- Tampoco sabía donde estabas, aunque imagino que volverías a Inglaterra.

El paisaje se fue haciendo más verde, hasta finalmente salir de la ciudad. Largas carreteras hasta el horizonte. El sueño de un apasionado de los coches. A lo lejos, se veía el aeropuerto.

-Ni yo tampoco, me avisaron a última hora. Supongo que no tenían a nadie mejor. -viajo mirando por la ventana y le digo- podrías haberle preguntado a Eli.

Me acomodo en el asiento a la espera de llegar al parking.

Si la estancia se alargaba tendría que llamar a Merrick para que le llevasen el coche. Bajó el coche y sacó lo indispensable. Le lancé una mirada adusta.

-¿Por qué haces esto, Jack?

Me encamino hacia la puerta del aeropuerto maleta en mano.

Camino junto a el mientras mi gabardina va haciendo ondas a cada paso con una maleta pequeña en una mano.

-¿el qué Nathan?, a veces hablas y no entiendo o no me entero. ¿Por qué me tartas así? yo no he hecho nada, simplemente subsistir con todo encima mío.