Por ahora pon mensajes "Solo para el director". Yo los modificaré si hace falta o te diré cuándo dejar de hacerlo.
Vale, pero postea en lo de sangre de vástago, putilla ^^
Tras revisar la hora y asegurarte de que la galería estaba cerrada te diriges al distrito donde reside Galatea. El lugar está mucho más cuidado y acomodado que Mitte. Hay varias casas individuales y parques de mayor tamaño. También abundan los edificos de oficinas, lo que hace que apenas haya espacio para locales que puedan alterar el orden de la noche. Sin embargo las pintadas y actos de bandalismo siguen produciéndose por la zona y son un reflejo en las calles.
El hogar de Galatea es una pequeña mansión de tres plantas. Dos pequeños miradores destacan en ambos lados de la casa. Es grisacea con adornos de roca y madera en varios puntos, típica edificación alemana. Está algo descuidada y sucia, aunque no deteriorada ya que no se aprecia ninguna grieta o parte rota. Adornando la parte frontal de la mansión hay un jardín algo más descuidado con grandes árboles y setos que asoman por encima del muro que lo rodea. Una puerta de hierro negro sirve de entrada al hogar. Todas las ventanas están cerradas.
Acerco la moto hasta la valla y llamo al interfono. Lo mejor será entrar con la moto y dejarla dentro de los muros.
Espero que Galatea esté en su casa, tiene que explicarme un par de cosas sobre esos tipos que la buscan.
Un agudo sonido llega hasta tus oídos. Se trata del timbre de la mansión. Hace unos años mandaste reducir la intensidad del sonido hasta que fuese casi imperceptible al oído humano. Sin embargo para ti es claro, y molesto al mismo tiempo. Alguien llama en el exterior de la mansión.
Galatea cerró el libro y lo dejó con cuidado sobre la mesa estilo victoriano que estaba colocada junto al diván.
Se levantó tranquilamente y se acercó a la puerta...
Por el auspex noto si es weno o malvado, no?
Apartas unas cortinas. Un hombre corpulento y bien vestido está frente a la puerta de metal. Sujeta una enorme moto.
No, el áuspex te permite concentrarte para ver su aura. Y entonces te dirá información.
Abro la puerta y me quedo apoyada en el quicio observandole
La puerta interior de la pequeña mansión se abre. La silueta de una mujer se dibuja en el contorno de la puerta. Sus ojos parecen brillar en la noche berlinesa.
En el jardín un par de gatos saltan de uno de los árboles acercándose a la mujer, quizá en busca de comida.
Empujo la moto al interior de la casa y la aseguro mientras la puerta se cierra tras de mi. me quito el casco despacio y miro a los ojos de la anfitriona.
-Galatea... volvemos a encontrarnos- el familiar acento ruso resuena en la noche Berlinesa.
Galatea suspira al ver cómo ata la moto a su neoclásica verja, pero sabe que decirle cualquier cosa sería tontería.
- Sergei, querido, ¿que te trae hasta mi hogar?. ¿Necesitas que acuda de nuevo a tu local o me traes noticias de esos miserables que me atormentaron durante meses?- dijo con su melodiosa voz mientras, por un extraño sentimiento de pudor, cerró un poco la bata japonesa de seda blanca, ya que era lo único que llevaba
Sergei guardó el casco y se dirigió hacia las escaleras.
-La verdad es que ninguna de las dos cosas. He tenido un problema con unos indeseables y al investigarlo tu nombre ha salido a relucir.
Sergei observó a Galatea en el umbral de la puerta. Los separaban tres escalones, pero a Sergei le dio la impresion de que Galatea lo miraba desde una distancia mucho mayor, como siempre hacían los Toreador. Sobre todo con los Brujah.
-¿Ya no invitas a entrar a los viejos amigos?
Cambio a tercera persona ahora que somos dos :D
¿Indeseables y mi nombre en la misma frase?- frunció ligermente el ceño y ladeó la cabeza- Eso creo que no me gusta... Anda, sube, no te quedes ahí parado, no me gusta que me vean aqui.
Tras decir esto,y sin esperarle entró en la casa y se sentó de nuevo en su cómodo diván
Son poco más de las 4 de la madrugada. Las calles están practicamente desiertas y en los edificios cercanos pocas ventanas se iluminan con luz interior. Se levanta un viento más fuerte, seguramente frío.
Los dos gatos se mueven cercanos a la puerta. Uno es pardo con los ojos amarillos y el otro es negro con manchas blancas. Maullan hambrientos. Cuando Sergei se adelanta los pequeños felinos se apartan asustados regresando a su "cómodo" árbol.
Subió los escalones y entró en la mansión cerrando la puerta tras de sí. Galatea se sentó en el diván, dejando que la bata de seda fluyera por su cuerpo de una manera que hubiera hecho babear a cualquier hombre mortal.
Sergei se sentó en uno de los cómodos sillones que conformaban el salón. El cuero crujió bajo su peso, adaptándose a su forma.
-Esta noche han pasado muchas cosas. Una mujer que puede que conozcas, Yvette, ha venido a mi local, aunque yo no he podido atenderla. Se ha marchado sin dejar más señal que su nombre. Después unos tipos han venido en busca de alguien, una mujer al parecer, puede que la misma Yvette. Montando un barullo nada agradable, todo hay que decirlo.- Sergei paró un instante dejando que Galatea asimilara la historia, y prosiguió.- No me gusta que la gente arregle cuentas en mi local. Y mucho menos si yo no me entero. Así que salí a buscar información sobre esos matones. Unos chicos del barrio me aseguraron que unos tipos habían pasado por allí haciendo preguntas. Al parecer preguntaron por Yvette. También pregutnaron por dos tipos llamados Gregor y Victor. Y por último preguntaron por ti, Galatea. ¿Te suenan esos nombres? ¿Son amigos tuyos?- pronunció la palabra amigo con un tono irónico. Aquellas noches no se podía decir que los vampiros tuvieran demasiados amigos.
Pensativa, Galatea cogió uno de los lápices que había encima de la mesa y jugueteó con él- No se quienes son, por supuesto conozco a Yvette, dudo que haya alguno de los mios que no la conozca, pero no tengo idea de qué me estas hablando y no se por qué mezclan mi nombre con el suyo, ni siquiera nos caemos bien... ¿Has averiguado ya quienes son los interrogadores?
-La verdad es que no colaboraron demasiado, solo supe que buscaban a una mujer... y que no eran demasiado educados- Sergei describió a los alborotadores del local.
-Así que Yvette es una de los tuyos. Me pregunto por qué andaba buscándome. Si tu no sabes nada quizá debería ir a preguntarle a ella. ¿Sabes donde puedo encontrarla?
Pues lo cierto es que no, ella siempre me encuentra a mi, pero tal vez si conozca a alguien que pueda ayudarte, aunque ... - le mira de arriba a abajo y tuerce ligeramente el gesto - no se si querrá recibirte.
Frunce el ceño
-¿Que pasa? ¿No soy lo suficientemente bueno para tu gente?
Vamos, no te enfades... sabes cómo son las cosas, tampoco yo soy buena para la tuya, a veces pienso que ni siquiera para la mia... - dijo mientras sonreía tratando de quitarle hierro al asunto.
Tras esto se puso en pie -De todas formas ¿lo que quieres es encontrar a Yvette, no?. Pues te conseguiré la información, pero me deberas una, brujah - esto último lo dijo acercando su rostro al de Sergei, casi tan cerca que sus narices se rozaban. - ¿Trato hecho?