Partida Rol por web

Rakka se cuelga el hacha al cinto, para intentar parecer menos agresivo.

- Te dejamos pensar, no te preocupes. Sabemos que todo se ha precipitado y que vas a necesitar un rato para recomponerte y darle una vuelta a lo que te estamos diciendo. Yo no sé nombres, pero sí creo que algo aquí dentro huele muy mal. Y creemos que puede haber gente engañada, como tú mismo. Que habéis estado creyendo que defendíais un templo de Mystra, y en realidad manos oscuras han estado moviendo hilos en el interior del Templo. Mira, si nos ayudas, pueden pasar dos cosas: que pases a formar parte de los que desenmascararon el engaño del Templo, y recibir reconocimiento... o que nos equivoquemos, y siempre podrás decir que te amenazamos y que no tenías otra opción.

Blaze se había vuelto a perder en sus pensamientos y no se dio cuenta el hombre que tenía sujeto por el cuello de la túnica había recobrado su consciencia. Tan solo cuando vio que el enano hablaba mirando hacia abajo, un poco a la derecha de Blaze le miró con extrañeza. Siguió su mirada para darse cuenta de lo que pasaba y, de la sorpresa, soltó al hombre mientras daba un paso para atrás. 

Se había llevado una buena sorpresa y se reprochó haberse despistado de esa manera pero permaneció en silencio sin decir nada dejando que se entendiesen los que trataban mejor que él.

El hombre os mira confuso al principio... luego las palabras del enano calan en él, y se queda observándole. 

No se de que hablas- responde- el templo es de Mystra y aquí no ocurre nada de lo que describes. Vosotros habéis profanada este lugar y pagaréis por ello.

"Mumble, mumble...." farfulló el enano, en algún tipo de dialecto enanil incomprensible, mientras digería la respuesta del humano.
 

"Si nos equivocamos o no, aún está por ver, mago. Y yo creo que no es así. Te ataremos y amordazaremos, no queremos matarte, te repito que no era nuestra intención, a excepción de que seas un emisario del mal, un malvado que intenta engañarnos y profanar ésta ciudad. No has respondido a mis preguntas sobre tus líderes. ¿Quién es la señora Arzhas y dónde está? ¿Y el señor Fembrys? ¿Qué sucede ahí dentro? No trates de engañarme, porque lo sabré...." el enano miró directamente a los ojos al mago, intentando dilucidar si el hombre mentía o no.

Los segundos pasaban y tenían prisa. "Leokas registra la entrada mientras tanto, no vayan a haber activado trampas mientras tanto...."

A veces, una imagen vale más que mil palabras. Terminado el tiempo de las buenas intenciones, Rakka decide ayudar a su colega paladín estimulando la imaginación del prisionero.

Cogiendo el hacha con ambas manos, la sube hasta la altura de sus ojos, admirando su filo. Después realiza un par de movimientos en el aire, practicando y ejercitando los músculos, lo suficientemente cerca de la cara del postrado mago para que note la brisa creada al pasar. Por último, descansa el hacha cerca de la mano del mago y se inclina adelante, sonriendo pícaramente.

- Creo que te conviene hablar. Te hemos dado la oportunidad de ayudar por las buenas, pero... mira a tu alrededor, no nos temblará la mano. Ni el hacha.

Blaze permaneció en silencio repasando sus conjuros por si alguno le era útil en esa situación pero no tuvo suerte. Por el momento tendría que divertirse viendo como el enano y el orco trataban de hacer al hombre hablar cada uno a su manera. Una sonrisa surgió en su boca al ver el diferente trato que había entre aquellos dos. 

El enano trataba de ser diplomático mientras que el orco se limitaba a mostrar su hacha, balancearla por el aire y tratar de asustar al pobre mago. Blaze no creía que aquel hombre supiese nada, tal vez el que se había ido invisible fuese el que se encargaba de engañar a los demás. 

Leokas estaba comprobando la gravedad del tajo que recibió de uno de los guardias del templo. A simple vista parecía una herida más grave de lo que podría ser en realidad. Si bien la sangre había teñido la ropa del semielfo de su color característico, la hemorragia parecía haber cesado.

Cansado y magullado, pero seguro de que las secuelas del combate estaban bajo control, Leokas asintió a las indicaciones del enano. -Yo ya no sé qué nos encontraremos aquí...- Dijo mientras se dirigía hacia el lugar por donde el mago había huído. -Siempre cabe la posibilidad de que los encargados de este templo guardasen muy bien sus trapos sucios.- Comentó casi sin darle importancia al asunto a la vez que pasaba una mano a escasos milímetros de un muro en busca de señales o marcas que delatasen el mecanismo de activación de alguna clase de método de defensa. Estaba claro que aquel lugar escondía algo. Después de todo, aquel ritual que habían estado a punto de realizar no parecía ser algo habitual... por lo menos según lo que el semielfo pudo deducir tanto del paladín como del sacerdote que los alertó de los extraños sucesos relacionados con este templo.

Tu inspección de la zona no desvela trampas de ningún tipo. Está todo limpio. 

No ocurre nada, somos un templo de Mystra como otro cualquiera. ¿Que crees que puede ocurrir aquí enano?- dice, gritando indignado incluso- vosotros habéis venido aquí entrando con sangre y fuego, matando a los guardias y profanando ese lugar. ¡Seréis castigado por ello, no tengáis ninguna duda!

Escucha las palabras de Rakka y escupe al suelo- guárdate tus amenazas escoria. No te tengo miedo. 

Bien bien bien... Hagamos una cosa, vinimos aquí por encargo de un clérigo de Mystra, Atun... Tuni... ¡Tunaster! - dijo Blaze tras dudar un momento del nombre del clérigo. Debería prestar más atención. - El nos dijo que no sabía nada de este templo, que cuando vino a visitarlo no le dejaron pasar y que le dispararon. - iba explicando el mago. Hablaba despacio, como si tuviese que recordar cada palabra. - ¡Ah! Y también habló de la señora Arzhas... Nadie en la orden que hay fuera de este templo la conoce. ¿Tu la has visto? - preguntó el mago. 

El hombre parecía sincero en sus palabras, pero había algo que al Paladín no le gustaba nada. Era la segunda vez que le preguntaba por la mujer y el hombre y el mago respondía lo que le daba la gana. Blaze le volvió a preguntar por ella...revelando más información de la que al enano le hubiera gustado, pero no había mal que por bien no viniera. Ahora él podría aprovechar eso para reforzar las preguntas.  

"Mmm....mira, te creo, pero vamos a hacer lo siguiente....tras contestar a mi amigo, te vamos a atar y a amordazar bien fuerte, pues tenemos cosas que hacer ahí dentro. Si salimos, que igual no, te recogeremos y te llevaremos ante la justicia, donde podremos hablar tranquilamente y saber toda la verdad, te lo aseguro. Si no salimos, no pasa nada, tus amigos de dentro del templo te encontrarán con un cartel muy majo colgado del cuello donde pondrá "Nos lo ha contado todo y vamos a por vosotros. Sois los siguientes. Éste se ha ganado un juicio justo por su colaboración, firmado: Sacerdocio de Mystra."" 

Seguramente el hombre decía la verdad...pero las dos veces que se había negado a responder a las preguntas de Prang, le hacían sospechar aún. El enano pensaba cumplir con lo dicho, le pondría el cartel y le dejaría en un sitio escondido, atado y amordazado, hasta que pudiera volver a por él. Pero quería ver la reacción del hombre. Ahora es cuando sabrían si mentía o no de verdad. Si no mentía, no pasaba nada, sus compañeros lo rescatarían, el mago les contaría lo locos y malvados que eran ellos, y se acabaría la cosa. Pero si mentía....seguramente no les haría ninguna gracia encontrar a un traidor que ha largado más de la cuenta y que permanece vivo mientras el resto están todos muertos....mal asunto si mentía y nosotros lo dejábamos así. Cualquiera de los suyos que lo encontrara, lo rajaría de arriba a abajo sin desatarlo. 

Prang esperó a que contestara, sacando lo necesario para terminar de atarlo bien y amordazarlo fuerte. "Rakka, busca algo que sirva como cartel...tenemos prisa, vamos a hacerlo ya y nos vamos para adentro". 

- Cualquier túnica o peto de los muertos me servirá. Uy pero como tinta para escribir... prefiero tinta fresca.

Sonriendo malévolamente al mago, le mira a los ojos y añade:

- Espero que no te importe prestarme un poco de tu sangre. Oh, perdona, no quería interrumpirte. Contesta a mi colega Blaze, por favor.

El enano, mientras esperaba la respuesta del mago, le hizo una señal con la cabeza a Leokas y a Reyner para que fueran hacia la habitación de la que acababa de salir dicho mago.... 

Leokas asintió adoptando una posición de firmes y haciendo una suerte de saludo militar. -¡A la orden!- Dijo para terminar de escenificar su parodia de un recluta. Le dedicó una sonrisa socarrona al paladín y luego dirigió su mirada al druida. -Vamos. No creo que sea buena idea dar demasiado tiempo a Shan Zhar.- Le dijo al druida para instarle a que le ayudase pronto en el registro de la estancia. Y sin más demora, se dirigió al lugar de donde había salido el mago para registrar la habitación y encontrar cualquier cosa relevante.

El druida apenas pudo contener una sonrisa cuando vio al pícaro plantarse frente al enano, pero no tardó en hacer un gesto de asentimiento tras la petición de éste.

Miró hacia lo alto del muro, donde sabía que Talkhar seguiría merodeando. "Fiuuuuiiii!!" silbó. La afilada cabeza del animal apareció en lo alto, con la lengua colgando a un lado. "Vamos chico! Baja!" le instó. Talkhar agachó la cabeza junto al borde del muro, no muy seguro de cómo bajar, pero tras unos segundos de indecisión, el animal saltó y aterrizó ágilmente en el nivel inferior. "Buen chico!" le dijo a su compañero antes de seguir a Leokas y registrar la habitación.

Entráis en un dormitorio de dos catres, un escritorio, un cofre bajo él, unas cuantas sillas, un armario, un orinal del que surge un olor repugnante, y una estantería en las que unos cuantos tomos solitarios juntan polvo en la balda inferior, mientras que la superior está repleta de botellas llenas de fluidos de distintos colores.

El druida se adelantó hacia el escritorio - "Mmm... quizá haya algún documento que pueda sernos de utilidad." dijo mientras examinaba el escritorio. "Leokas has visto ese cofre? Podrías echarle un vistazo?"

Blaze caminó distraído por la habitación y centró su atención en los polvorientos libros de las estanterías. Limpió el lomo de los libros con la manga para ver su título y descubrir si alguno tenía un interés especial. Luego, inspeccionó los diferentes tipos de frascos con líquidos coloridos tratando de ver si había alguno de utilidad.