Partida Rol por web

Demasiadas ventanas para sentirse seguro... Algo os dice que el juego acaba aquí, pero aun no sabeis como acabará...

Lentamente vuelves a la consciencia, tu nariz detecta olor a gasolina, polvora y otros quimicos igualmente potentes. Crees que te has quedado ciego, pero luego te das cuenta de la bolsa de saco que te tapa la cabeza y te priva de ver nada. Apenas sientes tus manos y tus pies, pero si las correas que te sujetan con fuerza a un asiento. No oyes nada, no oyes a nadie, pero pese a todo, no te han amordazado.

 Iara comenzó a golpear la puerta con todas sus fuerzas.-¡Jack! ¡Jack! ¿Me escuchas? ¡Jack, por favor responde si puedes oírme!-sabía que era inútil, pero ya había desaparecido Daniel y con otro compañero menos, la cosa se volvería imposible.

Puedes notar a traves de la tela que cubre tu rostro una fina brisa, no esta al aire libre, pues por el eco que producen tus movimientos dirias que estas en una especie de nave industrial o edificio igualmente extenso. Asimismo, notas como tienes algo debajo, algo que no te deja sentarte con comodidad y que se te clava, algo metalico, y sabes que no es parte del asiento, porque se mueve ligeramente, lo que si notas, es que estas tan bien amarrado al asiento, que no te deja despegarte de esto, sea lo que sea. En cuanto al asiento, dirias que es una de esas hileras de sillas que se ven en aeropuertos y sitios parecidos, que van ancladas al suelo, pues no se mueve lo más mínimo por mucho que te retuerzas.

Me retuerzo ligeramente, intentando controlarme. Empiezo a hiperventilar, bastante asustado. Joder, desearía estar dormido, desearía estar en mi puñetera casa, donde sea....pero no aquí. Toso con aspereza, sudando a mares. Aunque no puedo ver, intento mover los ojos, un gesto reflejo. Mis manos están atadas, estoy atrapado. Aunque intento mantener la serenidad, me sale un ruido ahogado. ¿Hay alguien? grito como puedo, con todas mis fuerzas. Posteriormente, intento respirar tranquilamente. Aguanto el aire y lo expulso con comodidad. Respirar con la nariz, expulsar con la boca, me repito unas pocas veces, aunque la adrenalina fluye desesperada: no estaba con mi grupo, sino no me encontraría allí. Tampoco me querían matar, porque lo habrían hecho. ¿Qué clase de juego era este? La incertidumbre estaba acabando conmigo. Imposible, no era capaz de calmarme. Doy un par de bandazos y grito de nuevo las mismas palabras, con un timbre agudo en mi voz.

Observando la puerta que se había cerrado, Luis comprende que no hay forma de abrirla desde dentro. Cuando Iara se empieza a poner nerviosa y a gritar, Luis mira hacia sus espaldas, preocupado por el escándalo y la clase de seres que podrían escucharlo.

Iara, ¡Cállate!- dice con rotundidad.- Estamos solos ahora, intentemos buscar una forma de rodear esto y juntarnos con Jack.

Mierda.- piensa.- Esto no tiene buena pinta.

Iara, Luis, venga unas tiradas de percepción :-)

 Iara se calmó. Luis tenía razón, gritar no serviría de nada. Aguzó la vista y escudriñó la oscuridad buscando luz o una puerta...

Cuando estás mas preocupada por Jack, y te pones a buscar una manera de reunirte con el, de repente oyes algo que hacia un rato que no oias. Lejana, ahogada, quizas de dentro de uno de los edificios a tus espaldas... oyes la voz de Daniel.

 Iara se quedó quieta y miró a Luis.-¿Lo oyes?-le susurró.-¡Es Daniel! ¡Está aquí!.-dijo casi a los gritos. Volvió a mirar hacia atrás a los edificios.-Viene de alguno de los edificios, ¿vamos?-preguntó con un tono de emoción.

Hazme una tirada de percepción Daniel

Oyes a lo lejos, como si viniera del exterior del edificio donde te hallas, la voz de Iara. Esta seguro de que es ella.

¿Esta ahi Jack?

Agarra al tipo por la espalda, utilizando uno de sus brazos para realizar una estrangulación sanguínea, pasando este por delante de su cuello y volviéndolo a traer hacia él por el otro lado.Mientras el otro brazo se preocucapa por agarrarle la mano que tenía la botella y golpearle contra la pierna del tipo para que la soltara.

Vale, le pillas por sorpresa, tira Pelea contra dificultad 4 y le tienes.

AL escuchar su voz, por suave que sea, incluso por mentira que parezca, comienzo a gritar desesperado su nombre, con desesperación. ¡¡IARA!! ¡¡IARA, SOY YO, DANIEL!! Grito con fuerza, sudando copiosamente. Podía existir la posibilidad de ser una ilusión, un maldito engaño, pues no veía absolutamente nada, pero había de aferrarme a ello con locura. Había perdido todo rastro de sentido común, pues el miedo se había apoderado de mi cuerpo, mientras me agitaba como podía en la silla. Hasta perder la voz, grité lo mismo una y otra vez, sin cambiar el tono, deseando con todas mis fuerzas que me escuchase, que estuviese al otro lado.

Iara, Luis, podeis ahora oir claramente a Daniel como grita a pleno pulmón llamando a Iara, su voz sale del gran edificio de aspecto industrial a vuestra espalda, pero parece que está en alguno de los pisos superiores.