Partida Rol por web

"A veces una pesadilla puede volverse tu mejor compañera de viaje, solo si sabes interpretarla"

Himura Mutshiro, Pescador de Amatsu

Siento mis piernas flaquear. Hace días que estoy corriendo. Entro tras las murallas de Morroc y sólo veo sangre por todos lados. A un lado, los pueblerinos corren sin mirar atrás, con el horror marcado en sus rostros; al otro, un grupo de milicianos, ladrones y asesinos se cuidan las espaldas mientras guerrean con abominaciones indescriptibles. Trato de correr hacia ellos pero no puedo llegar nunca. Continúo tratando con más fuerza pero pareciera como si el piso debajo de mí se moviera. Las imágenes se hacen borrosas, siento sobre mí una sombra que perturba mi espíritu.

Abro los ojos. Estoy tirado junto a otra persona. La trato de despertar y, al moverla, una cara sin rostro me mira. Me levanto aturdido y asustado frente a tan terrible impresión. Camino un poco hacia atrás y choco con algunos ciudadanos que corren desesperados. Miro hacia un edificio resplandeciente que me ilumina. La majestuosa torre de Geffen se encuentra en llamas, destrozada y a punto de caer. La impotencia me corroe, no sé que hacer. Grito frente a una situación que no puedo tolerar. ¿Qué hago aquí? ¿Por qué sucede esto? Me desmayo.

Abro mis ojos y me siento en un abismo. La umbría es cada vez más densa. Veo edificios en penumbras, siento un dolor y opresión en mi interior como jamás había sentido. Figuras sombrías corren y caen frente a ataques de otras figuras incorpóreas. Una especie de demonio se acerca a mí. "Glast Heim", me dice y lo repite una y mil veces. Remuevo la palabra en mi cabeza y caigo en cuenta de que esto me ha sucedido ya. Miro fijamente a ese ser cuasi femenino e hipnótico que me habla irónicamente. Se abalanza sobre mí para devorarme. Oscuridad de nuevo.

"- ¡Ah!- grito".

Despierto de una terrible e incongruente pesadilla, otra más de las tantas que he tenido últimamente.  Trato de soportarlas pero hacen más y más recurrentes hasta impedirme estar tranquilo. Estoy completamente transpirado y mi cuerpo tiembla como si estuviese nervioso.

Me levanto de la cama y, acercándome a una vasija, remojo mis manos y me lavo la cara. Tomo un poco de aire para conciliar un poco de paz en mi interior. Esta vez, a diferencia de las otras noches, me siento mucho más intranquilo.

Cruzo mis piernas y comienzo a concentrarme. Tratando de buscar una comunión entre cuerpo y alma, voy dejando mi mente en blanco. Se me hace imposible... las imágenes han sido por demás reales.

Camino hacia mis cosas y voy juntando cada uno de mis pertrechos. "Tal vez sea momento de comenzar a caminar y visitar lugares de nuevo", pienso.

En mi mente, contemplo los lugares que las ensoñaciones me hacían ver. Considero la idea de dirigirme hacia esos pueblos, pero me tildarían de loco. ¿Quién estaría dispuesto a hacerle caso a un pordiosero anciano?

No me importa, tal vez sea algo que se me ha encomendado. Sino, estas visiones no vendrían a mí.

Salgo de la choza y camino en dirección a Payon. Desde allí, a todo Midgard.

 Aun faltaban algunas horas para el almuerzo para cuando Wan abandonaba lo que fue su hogar, pronto sus pasos lo llevarían lejos de las tierras de Payon, el unico sitio que tenia alguna similitud con Amatsu, a pesar de que alli seguian siendo cristianos y a veces, no podian evitar mirarlo con algo de frialdad cuando el caminaba por las calels de la ciuadad, al oeste de donde el vivia.

Pero a medida que el bosque de Bamboo quedaba muy atras con sus pequeños animales, el podia ver como los muros de Payon empezaban a ser visibles. Aquellos muros no eran tan firmes y cumplian mas una funcion decorativa, ya que el bosque de Payon y el de bamboo era una defensa natural muy efectiva.

Pronto los niños al verlo llegar por un viejo camino, corrian hacia el y jugueteaban a su alrededor, cada vez que el viejo Wan aparecia ellos querian que les contaran una historia. Por otro lados los adultos sumergidos en sus tareas, solo podian suspirar ya que seguramente vendria a pedir lismona, la cual terminaba gastando siempre en alcohol de la unica taverna de la ciudad.

Los Guardias ya ni se preocupaban al verlo pasar, simplemente era un habitante mas aunque el, si que tenia unas extravagancias extrañas ya que no importaba como lo miraran, siempre parecia feliz. Fue entonces cuando el ya pasdando por una de las entradas de Payon, uno de los guardias le cerraba el paso con una sonrisa en su rostro.

Wan espero no recibir quejas de sus actos hoy, ya muchos problemas tenemos con el bosque en estos dias, asi que le sujieron tambien que no salga de la ciudad si decide hacerlo.

Le advertia aquel guardia cuya armadura se parecia mas a la que usaban los Samurais de Amatsu, era algo increible porque ellos tampocos sabian de la isla hasta hace unos pocos años. Pero aun asi las similitudes podian sorprender.

De todas formas si el guardia le advirtio aquello, fue porque noto que el viejo llevaba mas cosas de las que solia tener cuando los visitaba. Ademas Payon servia como un paso que separaba la costa este y los bosques de Bamboo, del resto del territorio de Midgard y por esa razon, le advirtio sobre un posible peligro en los bosques.

Desde hace dos semanas que los leñadores que salian por la puerta sur de la ciudad, empezaron a desaparecer y hasta el moemnto, los exploradores del Rey no pudieron descubrir bien, la razon de las desapariciones.

"Clap, clap, clap", el ruido de las sandalias en el pedregullo y hojas caídas acompaña la solitaria caminata. Del amanecer solamente queda un joven recuerdo, pues el viaje llevó el tiempo suficiente como para que el sol se alzase sobre el horizonte.

En los cielos sobrevuelan aves que canturrean al juguetear y entremezclarse en bailes que me hacen sonreír. La naturaleza tiene ese poder, el de alegrar la existencia de todo individuo a expensas de cualquier pesar.

Esquivo la arboleda a paso firme, haciéndome lugar entre las varas que se alzan majestuosas. El camino que sale del bosque comienza a ensancharse y me deja a la vera del camino principal. Muevo mi rostro en dirección a Payon y veo cómo se levanta el paredón que modestamente fortifica el poblado.

Sigo el viaje. Bostezo y me golpeo un poco el rostro para despertarme. A pesar de haber recorrido todo este tramo, aún mi cuerpo pareciera decirme que estoy cansado. Y lo comprendo. Los problemas para conciliar sueño que desde hace tiempo he tenido, no me permiten descansar lo suficiente.

Acomodo las jarras que cuelgan por sobre mi hombro y llevo mi vista al frente. Reparo en los pequeños que se acercan a mí, revoloteándome cual si fuesen los pájaros que hace instantes he divisado. Sus risas y cánticos me alegran cada vez más, pues agradezco el interés que constantemente mantienen en los cuentos que comparto con ellos.

"- Hola niños... han venido por otra de mis grandes aventuras, ¿verdad?- les digo sonriente-. ¿Les he contado de la vez que el gobernante de mi pueblo solicitó mi ayuda para atrapar a un malvado mago que asustaba a la gente?- pregunto con un aire de intriga, observándolos con atención para que se interesen-. Pero bueno, ahora no puedo pequeños... tengo cosas que hacer... en otro momento les hablaré de ello- agrego riéndome".

Los chiquillos comienzan a entretenerse, jugando entre ellos, y los dejo mientras continúo hacia la urbe. Ahí, justo en la entrada, el guardia me recibe con su sermón diario. Lo miro con interés al mencionar el problema del bosque, pues rememoro el sueño velozmente y mi cuerpo incluso vuelve a estremecerse frente a las imágenes.

"- Así que siguen con el problema de los leñadores, ¿eh? ¿Seguro que no se fueron porque no aguantaban a sus mujeres?- le digo al guardia, echando a reír-. Desgraciadamente para este pobre pueblo, yo debo irme... el deber me ha llamado y ha golpeado mi espíritu. Sin embargo, ese deber es ni más ni menos que ayudar a otros... y ustedes, al parecer, necesitan ayuda- menciono, rascándome la barbilla al decir las últimas palabras, como si me hubiese detenido a pensar en algo-. Je je je... ¡Ya sé! Voy a ayudarles con el problema este que tienen y así podré seguir el viaje tranquilo... aunque me vea así, no soy un decrépito anciano- expreso guiñándole el ojo-. Además, si por ahí puede haber alguna paga...- agrego bajando la voz de a poco y moviendo mis ojos sin mirarlo-. Bueno, sé que no le parecerá normal, pero en mis tiempos fui un gran... soldado, digamos... y se cuidarme bien al igual que ayudar... además, usted sabe, joven, que conozco un poco estos bosques que circundan al poblado- concluyo sonriendo".

 La verdad es que Wan era todo un personage en la aldea de Payon, incluso cuando su borrachera no era tan intensa, terminaba agradandole a todos tarde o temprano. Pero aun asi el seguia siendo el favorito de los pequeños que muchas veces, tenian problemas para no seguirlo a todos lados.

De todas formas en cuanto aquel Guardia lo miraba incredulo ante las palabras que le dedicaba, solo pudo reir ante la osadia del anciano. No sabia cuanto de lo que decia era cierto pero al menos, su forma de hablar y como parecia muy dispuesto a ayudar, animaba el amargo dia que tenia por delante.

Escuche que el asunto sera tratado por los Exploradores del Rey o hasta por la mismisima Caballeria viejo Wan.

Le replicaba esperando hacer que el viejo recobrara algo de cordura mientras que su compañero, solo le dedica una divertida sonrisa para negar luego, el viejo Wan siempre terminaba haciendo lo que queria y esta vez, dudaba que fuera diferente.

Bueno si desea ayudar puede intentarlo pero le repito, valla con cuidado y no dude en regrezar si encuentra algo interesante.

Le terminaba diciendo ya cansado de esa conversacion, si el capitan los veia no habia duda de que terminara haciendo doble turno, aun asi solo podia despedirse de Wan deseandole la mejor de las suerte. al menos ese hombre alejo la preocupacion de lo que estaba pasando, porque los rumores dicen que son bandidos, pero ningun Explorador de la zona regresó aun...

Era asi como Wang Yi-jie dejaba atras a esos guardias que no creian mucho en que el pudiera hacer algo, la situacion era muy complicada como para que la Caballeria de Prontera, fuera a tomar el asunto en sus manos. Pero ante el estaba el sendero de tierra flanqueado por el espeso bosque de arboles de diferentes clases, era un buen lugar para la tala y los animales de la zona no eran peligrosos en cercanias de la ciudad.

Aun asi el camino de Wang lo llevaria hacia el oeste, tardaria un dia entero de caminata para dejar atras los frondosos bosques de Payon para asi, adentrarse el el desierto de Sograt antes de dirigirse hacia el norte, donde la Capital del Reino esperaba antes de seguir hacia el oeste.

Muevo mi cabeza levemente hacia arriba, mientras mi boca se va cerrando un poco y mis ojos se engrandecen. Una mueca similar a una sonrisa comienza a marcarse, para luego dejar lugar a unos susurros divertidos. Las palabras de advertencia del guardia me causan gracia, pues no confía en mí al igual que lo haría yo con un anciano que se presenta con aires de guerrero curtido. Más bien, parezco un simple borracho en uno de mis momentos de delirio.

El guardia parece resignarse ante mi insistencia y termina dejándome el paso libre para que haga de mi lo que me plazca. Es así como normalmente hago las cosas, al fin y al cabo suelo no molestar a nadie... o a muchos.

"- Bien, pues que ni piensen los exploradores o la caballería que van a robarme a alguno de esos bandidos. Le apostaría unas monedas a que los traigo todos yo solito, pero no ando con mucho dinero encima como para darme esos lujos- le expreso echando a reír y hago un ademán con la mano-. Nos vemos pronto- me despido".

Mis pasos me llevan a recorrer la ciudadela de Payón, un hermoso ejemplar de la capacidad creativa del hombre para con las construcciones. En mi camino observo a los paseantes, saludando a algunos habitantes y escapando de los enojos de otros. Finalmente, las murallas del lugar quedan a mis espaldas.

Comienzo a caminar por el sendero sur, adentrándome cada vez más en el espeso follaje del bosque. Cada tanto, me detengo a observar el rumbo que toman los animales y reparo en la flora que presenta el lugar. En el camino, veo con detenimiento el suelo para tratar de percibir las pisadas que podrían pertenecer tanto a los trabajadores como a aquellos que generan los problemas... nada es seguro.

Continúo mi camino y mantengo alerta mis sentidos. En momentos, las ganas de dar algún sorbo a alguna de las jarras me tienta a detenerme, pero con sólo pensar unos segundos caigo en gracia de que sería preferible no dejarme expuesto.

Me intriga el problema que se ha generado y me preocupa que ha sido de los habitantes de la ciudad. Vuelvo a reparar en los rastros que el suelo del camino deja, y me entrego a los mensaje que la plantas y la fauna puedan brindarme.

El bosque de Payon realmente parecia mas vacio de lo normal, aquel lugar era usualmente habitado por toda clase de pequeños animales, pero pronto cuanto mas lejos iba Wang,  mas silencio habia en aquel lugar. Ni siquiera se podian ver aves con la llegada de la noche pero por suerte, el cielo estaba destejado y a pesar de ser ya otoño, no hacia tanto frio.

Pero la oscuridad parecia mucho mas amenazante de lo que se podria creer mientras Wang, podia empezar a tener una extraña sensacion de que algo no estaba bien. En ese momento iluminado por la luna, el se encontraba en un estrecho claro justo antes del paso que daria paso ya al viejo camino que lo terminaria llevando a un puente colgante, justo antes de adentrarse en el desierto Sograt.

Con mis manos levanto un poco de tierra del camino. Entre mis dedos se escurren los granos mientras observo alrededor. La soledad resulta apesadumbrante en la zona, tanto más de los que esperaba.

"¿Dónde están esos bandidos?... imaginaba alguna especie de bárbaros robando y matando a los desdichados leñadores, pero pareciese como si se los hubiera tragado la tierra", cavilo mientras me mantengo en cuclillas.

Me yergo y doy unos pasos, observando el cielo con tranquilidad. De a momentos, trato de penetrar la espesura del follaje, trato de percibir aunque sea una señal de los ciudadanos de Payon. Sin embargo, no obtengo respuesta.

El sendero continúa y me acerco hacia un puente. "Sograt está adelante... no puede ser, los desaparecidos deberían estar por estas zonas... no lo comprendo", pienso.

Me muevo para comenzar a cruzar y un sonido me detiene en seco. Una voz resuena entre los árboles, una dulce melodía que no puede sino pertenecer a una dama. Doy media vuelta y comienzo a seguir el sonido, adentrándome entre la maleza.

 Cierto era que desde que partio, Wang no se cruzo con ningun mercader, leñador o bandido... todo su camino fue demasiado  tranquilo y cuando tuvo que tomar una decisión, entre seguir su camino o regrezar y buscar, el no dudo en girarse insentivado por una suave y casi imperceptible melodia.

Pero  a medida que dejaba atras el camino para adentrarse en la maleza y entre los arboles, aquella melodia se volvia mas perceptible. Aquella voz era casi unica bajo los oidos del humano, porque aquella voz no se podia comarar con ninguna que haya escuchado antes...

Pronto con seguir el origen de aquella voz, Wang empezaba a notar que a un claro se acercaba aunque en el mismo, estaba manchado con sangre y varios  cuerpos. Entre los cuerpos habian cadaveres de mercaderes y algo mas, criaturas que parecian arboles yacian mezclados con ellos, pero en medio de toda aquella muerte una figua se mantenia en pie.

Al principio podia parecer una mujer realmente hermosa con vestimentas muy provocadoras, pero su corta y rubia cabellera no disimulaban aquellas orejas puntiagudas, tampoco podia obviar que en sus masnos habia un escudo y una espada manchada con sangre. Pero a sus pies habia una capa con capucha de color verde y la misma, era la unaica prenda de la mujer que no estaba mancillada por la sangre derramada...

Pero a esa altura y aun sin ser descubierto, Wang podia notar que era esa criatura la que cantaba con algunas lagrimas derramandose de sus ojos, era una cancion dedicada alas almas de los muertos en ese claro.

Mis sandalias resquebrajan las pocas ramas que a la orilla del camino se asientan. Más allá, adentrándose entre las plantas, se nota el vigor que estas últimas demuestran, un refulgente verde que me llena de vida.

Comienzo mi caminar, poseyendo como brújula tan sólo el cantar divino que de la arboleda emana. No sé que ha de ser, pero me resulta hermoso, tanto como para dejar de preocuparme por las nimiedades mundanas que me aquejan. Olvido el asunto que me trajo aquí, me despreocupo por un instante de esos sueños que muchas noches coartaron mi descanso. Únicamente esa voz existe ahora, esa voz y la paz que me trae.

Corro la enramada que me aparta del sonido y continúo el camino, rodeándome cada vez más de el espíritu terreno del bosque. El lugar me recuerda al antiguo templo donde no hace mucho tiempo vivía, donde descubrí que la disciplina se logra a través de una férrea voluntad y un perdón sabio. Y de repente, doy con lo que busco.

La imagen hace que me lance entre las hojas, ocultándome un momento. En el claro puedo percibir y distinguir, entre los cuerpos, a algunos de los mismísimos habitantes de Payon. La pena me detiene un momento y rezo por aquellos inocentes que allí han encontrado un injusto descanso.

Pero mis ojos van más allá y se concentran en la fémina figura que se alza, única ella entre tanta muerte. "¿Qué ha sucedido aquí?... ¿por qué tanto odio, por qué...?, pienso. A mi memoria regresan las pesadillas que me remitían a lugares caídos bajo un halo de ruina, bajo tenebrosas garras que no logré reconocer. Nuevamente abro los ojos.

Me levanto con tranquilidad y salgo hacia el claro, hacia ese cementerio. Camino y doy unos pocos pasos, logrando reconocer rasgos extraños en la dama. Sus ojos, húmedos y trémulos que acompañan el canto, parecen forjados por los dioses. Me acerco hasta donde puedo, sin ser aún descubierto. Miro a la dama y luego a los cuerpos; de nuevo mis oraciones les acompañan...

"- Los dioses son por demás extraños en sus deseos... hay momentos en que nosotros mismos no podríamos jamás comprender los designios que nos envían, por parecernos injustos... tan injustos como esta imagen- le digo a la joven".

Dejo en el suelo mis jarras y doy unos pequeños pasos, observando tanto a la muchacha como el paisaje.

"- Yo soy uno de los que extrañado se encuentra frente a las palabras que me han enviado. El miedo, el odio, la destrucción, el fuego por doquier... imágenes nefastas que se multiplicarán si no hago algo para evitarlas... y, sin embargo, ya he llegado tarde. Porque he aquí estos cuerpos, que no son sino una muestra de mi fracaso- agrego-. Entre los que aquí han encontrado fin a su ciclo, hay ciudadanos de Payon... hombres que tienen hijos y esposas que ya no les verán... yo no encuentro justicia en ello, pero aún así no puedo juzgar lo que no me compete. Pero veo que aquí eres la que por elección de ellos, los que si pueden ser judiciativos, te has mantenido en pie... ¿Quién eres y qué ha sucedido aquí, joven extraña?- concluyo, observándole con un aire de confianza que incluso a mí me sorprende".

 Fue realmente un dia extraño, hacia tiempo que los animales del bosque se estaban poniendo nerviosos, pero Miriel no esperaba la aparicion de aquellos arboles infectados con magia antinatural. De todas formas la situacion se complico y cuando descubrio al fin a esas criaturas, habian ya humanos diezmados e inertes en el suelo... solo cantar podia para sus espiritus.

Pero cuando ya su canto terminaba y ella se disponia a limpiar la hoja de su espada, ella escuchaba y veia a alguien mas. LE costaba comprender su lengua, Miriel aprendio la lengua comun de los humanos, pero al no tener practica, habian palabras que se le perdian.

Khaw!!

Le espetaba de pronto al notar como ese humano, que parecia estar en los dias finales de su vida, se acercaba mas a ella con una confianza que no le profesaba nada bueno. Se olvido decirlo en la lengua comun, pero Wang seguramente comprenderia lo que queria decir, sobre todo cuando ella le apuntaba con su espada y levantaba su escudo para ponerse en guardia.

M-muchas...p-pala-palabras.

Le intentaba decir en la lengua de los humanos para indicar que poco y nada pudo comprender, ella era aun bastante joven entre los suyos y por desgracia, poca atencion presto en sus clases de lenguaje humano. Aun asi, ella no hablandaba su dura exprecion.

Q-quien eres? Sitio peligroso, prohibido, v-vete h-humano.

Le terminaba diciendo y advirtiendo aunque seguramente el anciano queria saber que sucedio alli, comprendio entre sus palabras que esos humanos tenian familias y esposas, tal vez alguno era su familia o que ellos eran su familia, pero Miriel no estaba segura.

El grito de la muchacha me sobresalta tanto como mi presencia a ella. Aquellos ojos que hace instantes vi tristes y llenos de extraña inocencia, ahora resultan más raramente feroces e incitantes a ordenar mi ida. Pero no he de poder hacerlo, pues hay familias que ahora necesitan saber que ha sucedido con sus parientes.

Observo con firmeza la mirada de la muchacha, su expresión y reacción ante mis dichos. "¿Muchas palabras?... es extraño que no hable la lengua común", pienso y dejo entrever un leve desconcierto en mi rostro. Y al momento, mis rasgos se endurecen al verla alzar su espada hacia mí, como si pensara que voy a atacarla.

"- ¡Otros han osado levantar un arma frente a mí y ahora se encuentran yaciendo en la podredumbre del fango que displicente piso!- le grito, enfatizando mi oratoria con una mano levantada por sobre mi hombro-. ¡Más te vale bajar esa espada antes que una desgracia caiga sobre tu ser!- agrego, aumentando y dando mayor dureza cada vez más a mis palabras".

Pero, instantáneamente, comienza a escaparse una ligera risa que termina en carcajadas. Tomo mi panza pues considero mi actuación lo bastante buena como para causar fuerte impresión a la extraña...

"- Je je je... es broma niña, es broma- le digo riendo y moviendo mi mano para que no se preocupe-. Suelo hacerlo por costumbre... ni bien me digas tu nombre, podremos conocernos un poco más e irás acostumbrándome a ello- menciono, tratando de lanzar la cómplice frase para hacer el momento más ameno".

Me acerco a uno de los cuerpos, a uno de los que parecen ser mercaderes de la ciudad de Payon. Del suelo tomo un poco de tierra y me siento junto a él. Sobre su frente dejo caer un poco del polvo y comienzo a rezar para que el joven sea acompañado por los Dioses a un lugar seguro. Mi mano toca su pecho un instante y luego me levanto.

"- Bueno, veo que no entiendes bien mis palabras... voy a tratar de no complicar mucho la comunicación- aclaro y comienzo a hacer señas para explicarme-. Yo llamarme Wang... yo amigo, no hacer daño... yo viajante de los Dioses... tu ¿como llamarte?- expreso de modo arcaico".

La reaccion del humano sobresalto a Miriel, ella realmente esperaba que ese anciano se fuera de ese lugar corriendo, le habian indicado que los humanos suelen ser mas precavidos y temerosos en los inviernos de sus vidas como tambien, en la primavera de la misma.

Pero mientras Wang endurecia su exprecion y nuevamente hablaba de tal forma que solo algunas palabras pudo comprender la elfa, el podia ver como ella ya se ponia en guardia aunque cambiando nuevamente su postura. Aquel escudo azulado pasaba al frente para bloquear la vicion de su adversario mientras que la espada, permanecia oculta tras el cuerpo y el escudo de Miriel.

Pero mientras Wang se ponia a reir notando como ese escudo azulado tenia como emblema un sol y una luna superpuestos, Miriel no comprendia de que se reia justo antes de iniciar el ataque contra aquel humano. Ella estaba segura que muchas de aquellas palabras eran agresivas, incluso su rostro y postura lo parecian...

Nada dijo y no bajo la guardia mientras ese humano se movia, Miriel se aseguraba de mantener la distancia segura por si era un engaño y a pesar que perdio la concentracion para intentar comprenderlo, notaba como con sus gestos, ese hombre no parecia tener malas intenciones.

Whisperfly Miriel... Humanos...no son a-amigos, lugar m-muy peligroso, vete.

Insistia sintiendose contrariada, aun habian mas de aquellas criaturas que atacaron a los humanos y era solamente su deber, limpiar el santuario sagrado de esas criaturas antinaturales. Pero tampoco podia evitar que aquel humano, viera y se encargara de los cuerpos de los suyos.

"Así que no eran bandidos, sino estas extrañas cosas... Lamento su destino, lamento lo que en desgracia les ha tocado vivir... hoy aquí les he fallado... mi sueño se ha desatado y ha comenzado incluso antes de lo que creía posible", pienso al ver todos y cada uno de los cuerpos caídos en el claro.

Tomo una de las jarras que llevo conmigo y la destapo. El calor no me afecta en demasía, pero la sed ya comienza a encontrarme. Bebo unos sorbos y vuelva a taparla, anudándola junto con las otras. Me levanto y observo fijamente a Miriel.

"- Yo amigo, no preocupar... ¿quiénes ser los asesinos?- le pregunto haciendo movimientos de manos a todo momento para ayudar mi palabras-. ¿Ser bandidos?, ¿árboles monstruos?, ¿demonios mujer?... ¿quién ser asesino?- continúo consultándole".

Me detengo a pensar un momento, pues trato de recordar los seres abominables que se movían por las destrozadas calles de las ciudades que en mis sueños ardían. Los restos de esos monstruos no se parecían a los engendros que vi en mis pesadillas.

De pronto, siento que algo resuena en mi mente; las palabras de la joven que comienzan a repetirse de manera extraña, y hacen que me pregunte quién es."¿Por qué no puede entenderme ni hablar correctamente?, ¿por qué repite con énfasis la palabra humano al referirse a mí?, ¿por qué sus rasgos son tan delicados y extraños en lugares?", cavilo al verla con fijeza.

"- Yo humano, ¿tu?- le digo intentando quitarme esta duda-. Este lugar peligroso para ti también... acompáñame al pueblo o descansa aquí... yo no ser malo, yo dije... ser viajante de los Dioses... ser monje bueno, amigo- repito constantemente".

 Miriel se sentia realmente tentada en matar a ese anciano que estaba siendo muy molesto, incluso le habria gustado que saliera corriendo al verla, pero parecia que no se percataba de que ella no era como el. Pronto cuando escucho sus palabras buscando informacion, que por suerte hablaba de una forma mas lenta y con palabras faciles, ella tambien supo que su intuicion no la engaño, ese hombre ingenuamente debia pensar que era humana.

No puedes hacer nada... solo mi deber es.

Le decia mas seria para responder la primera pregunta meintras terminaba por relajarse, habia escuchado que habian humanos que no intentarian atacarla, pero si que eran molestos y curiosos. Aunque era la primera vez que tenia contacto con un humano en si, no se podia confiar mucho ya que que podia ser que no estuviera solo.

Elfa...

Le terminaba respondiendo en cuanto le pregunto sobre su raza mientras que ella, miraba alrededor buscando algun indicio de emboscada a pesar de que aquel humano, le dijo que era "bueno". Pero tambien pensaba como alejarse de el, no debia entrar en contacto con ellos ya que su sociedad era barbarica y vilenta como tambien, una sociedad que demostraba tener indicios de especialmente peligrosa para los que son diferentes a ellos.

"- ¿Elfa?... eso no... no es posible- expreso casi sin aliento-. Jamás imaginé que conocería a un ser... prácticamente puro... uno que fuese uno con la naturaleza...".

La perplejidad en mis ojos se marca notoriamente. La observo con una mezcla de fascinación e incredulidad, con una mirada similar a la de aquellos niños que siempre esperan por mis historias de grandes y heroicas hazañas.

Me agacho un momento, llevando mis rodillas al suelo. Apoyo mis manos también en la tierra, y dejo caer mi cabeza hasta que la frente toca el pedregullo.

"- Es un honor- me limito a decir y vuelvo a ponerme en pie".

"Es por eso que ha sido distante, que no me ha comprendido... Que estúpido soy, debí haber notado eso con anterioridad", cavilo e inmediatamente me extraño. Reparo en sus movimientos un momento. Su rostro observa hacia todos lados. Debe querer marcharse, alejarse de un humano... pero no, debo...

En ese momento, mi cabeza parece acomodarse y un nombre viene a mi mente. Tal vez ella sepa algo, tal vez tenga alguna respuesta a ese nombre que tanto he oído y que sólo me ha generado intrigas.

"- ¡Glast Heim!- exclamo casi en una leve imploración-. ¿Qué es Glast Heim? ¿Dónde está? Por favor, ayúdame, te lo suplico- le expreso, apretando una mano con la otra en señal de rezo".

 Miriel poca atención prestaba a ese humano, notaba su facinacion y ante aquella reacción ella se sentía confusa ya que los humanos, son seres violentos que agreden todo lo que desconocen, buscan la destrucción de lo que no comprenden debido al miedo que provoca esa ignorancia. Asi fue instruida ella en su hogar oculto de la mirada curiosa de los exploradores, pero en ese momento aquello no era importante.

El silencio se adueñaba de aquel claro mientras Miriel seguía prestando atención a lo que la rodeaba, no estaban solos y sus oídos percibieron un ruido antinatural, el sonido de algo que no probenia de la natura de aquella arboleada…

No paso mucho tiempo antes que Wan también advirtiera lo que la elfa ya había notado, el silencio era casi absoluto como en un cementerio, pero pronto ese silencio fue desplazado por un sutil sonido de ramas rompiéndose y arrastrándose.

Elder Willows…          

Susurra de pronto Miriel al reconocer aquel sonido, ellos habían regresado y seguramente por culpa de aquel humano ruidoso ya que extrañamente, esas criaturas no buscaron enfrentarse a ella directamente, solamente a los humanos que no pudieron defenderse contra ellos…

Pero antes de que los ojos de Wan pudieran descubrir el significado de las palabras de la elfa, notaba como ella con pasos agiles terminaba poniéndose en frente de el, le daba la espalda mientras alzaba su escudo y apretaba con fuerza la empuñadura de su espada, la cual pronto empezaba a ser cubierta por una fina capa de llamas…

Observo a la joven moverse para todos lados, atenta. No reconozco inmediatamente a qué se debe su alteración, pero imagino que ha de ser por mí. Cierro mis ojos un momento, tranquilizando mis sentidos, respirando profundamente.

Y ahí logro darme cuenta de lo que sucede. El silencio, preponderante, presente hasta el hartazgo, se rompe levemente. Un sonido efímero llega a mí y abro los ojos violentamente. Desconozco el ruido, me resulta algo totalmente extraño. Durante largo tiempo el bosque me ha enseñado diversos sonidos, pero estos no se relacionan con ninguno de los que haya escuchado.

La elfa se mueve veloz y, con magnífica presteza se acerca hacia mí. Unas palabras salen de sus labios, palabras que no reconozco. Tal vez sea algo en su lengua, un recordatorio o el nombre de aquello que no identifico.

"- ¿Qué significa Elder Willows?- le pregunto en susurros".

Pero ella no responde. Se coloca frente a mí y levanta su espada como si esperara la batalla. Entonces lo comprendo... algo se acerca y es hostil. Ella me da la espalda, como si intentara protegerme. Sonrío levemente... un gesto valiente y amable por su parte.

Tomo una de las jarras que llevo conmigo y doy un buen sorbo.  Muevo mis brazos y piernas en consonancia, haciendo crujir algunas articulaciones. Luego, apoyo mi espalda contra la suya y levanto mis brazos, listo para defenderme y defenderla.

Unas flamas escapan de su espada. "Interesante... por demás interesante... ¿por qué me resulta familiar un arma así?", me pregunto.

"- No creerás que te dejaré sola, ¿verdad?- le digo a Miriel-. Ambos... nos... ayudaremos... protegeremos- le expreso entrecortadamente".

 Miriel nada dice ante las palabras del humano, realmente ni si quiera lo comprendió al no concentrarse en sus palabras pero aun asi no importaba, las palabras de los humanos nunca tenían mucho sentido en realidad. Ella sabia que ahora dependía de ella ejercer su cargo como guardiana del Santuario de la Diosa del  Sol, limpiar ese lugar de los hijos corruptos de la natura y proteger al humano que se negaba dejarla sola…

Por otro lado, aquel ruido sutil empezaba a hacerse mucho audible para los oídos de Wan, eran sonidos de ramas moviéndose y arrastrándose, sonidos de varios seres y no uno solo que inevitablemente se dirigían hacia ellos…

Pronto los arbusto que los rodeaban se sacudieron unos segundos antes que los ojos de ambos vieran por fin a los acechadores, Miriel los conocía porque ya había luchado contra ellos en ese dia pero para Wan, aquellas criaturas parecerían salidos de sus cuentos, seres que nunca un humano vio antes. Los Elder Willows eran como los arboles sin sus copas, daban la apariencia de tener el interior hueco y las ramas actuaban como filosas garras mientras que sus raíces, se afirmaban en el suelo como varias piernas.

Eran cinco de esos seres monstruosos con “ojos” luminosos y “fauces” pobladas de filosas astillas, pero solamente dos de ellos observaban a Wan mientras que el resto se precipitaba sobre Miriel sin dudarlo…