Partida Rol por web

Cyryatan se dejó hacer mientras se desacía de la blusa, cuando ambos tuvieron el torso desnudo, admiró la belleza de la pelirroja, sus ojos grandes y vidriosos, su pelo largo y rojo, su piel suave y lechosa, sus perfectos pechos ... Elhediel era joven y perfecta, llevaba días imaginandosela gozando bajo su cuerpo en aquel camarote. Antes de juntar sus cuerpos la chica habló mientras acariciaba los brazos fibrosos del corsario. Quería que la amara y eso era precisamente lo que iba a hacer, Cyryatan se había tirado a cientos de mujeres a lo largo de la bahía de Belfalas, algunas de dudosa reputación, tal y como decía Elhediel, pero el capitán sabía distinguir cuando tenía algo especial delante. Aquella chiquilla inocente, a la que había conocido como adolescente y ante sus ojos se convirtió en una bellísima mujer no era simplemente una más y, despertaba en Cyryatan una excitación y una curiosidad especial.

El hombre no dijo nada, no creía que fuera necesario. Estaba totalmente concentrado en ella. Lentamente, Cyryatan descendió por sus brazos acariciandola hasta que llegó a la falda, que no tardó en bajar con ambas manos. La muchacha levantó sus piececitos y quedó completamente desnuda ante él, que se moría de ganas de yacer con ella. Por fin, el Capitan paso al ataque y comenzó a besarla lentamente a la vez que la arrinconaba contra una de las paredes, poco a poco, ambos se fueron fundiendo en un beso cada vez más apasionado y voraz ...

 Elhediel quedó apoyada contra la fría pared del camarote, con los pies en alto y rodeando la cintura de su hombre. Su cintura era pequeña en contraste con su cuerpo. Mientras se besaban Cyryatan la tocaba y acariciaba lentamente, ¡ Me estaba embriagando de él, estremeciendome de tanto placer!. No puedo evitar gemir. Sentía como trazaba ligerísimos círculos con sus largos y trabajados dedos sobre mi cara, mi cuello…y poco a poco hasta bajar a mis pechos, luego a mis partes más íntimas y de nuevo otra vez a mis pechos. Suspiro, con la suspiración entrecortada.

Le estrecho fuertemente la cintura y le susurro:

- ¡Acomódame en la mesa!

Ya sentada en la mesa con el de pie frente a mi y sin soltarme en ningún momento, termino de desabrocharle la camisa. Noto su miembro erecto mientras le desabrocho el cinturón y le voy despojando poco a poco de sus ropajes.

Brodda, un fornido corsario hijo de númenóreano y haradan, al que cariñosamente llamas Broddy, se te acerca renqueando por la cubierta que ya de por sí oscilaba suavemente mecido el Manawnûl por las olas, visiblemente bebido. Lleva tiempo acechándote, sobre todo cuando va cargado de zumo de uva o de aguardiente. La verdad es que bebe muy pocas veces, y curiosamente suele ponerse más cariñoso que violento en ese estado.

Broddy es cetrino, peligroso, ancho de manos y de cara, y luce una barba bermeja y puntiaguda que acentúa una catadura feroz que a veces te hiela la sangre, y la cabeza la lleva rasurada excepto por un pequeño mechón que algunos haradrim se dejan para que, si un enemigo les cortara la cabeza, no les metiera los dedos en la boca o los ojos. Cosa muy fea para poder trascender al Paraíso.

-Óyeme moza, que los ruidos que salen del camarote del capitán me están poniendo muy bruto... ¿Por qué no vamos a calentar el catre tú y yo también?... ¿qué tiene el capitán que no tenga yo, que ni siquiera sabe pilotar su propio barco como dicta Ossë?- te dice todavía pronunciando decentemente- Ya has visto que esto se puede hundir en cualquier momento, o nos pueden matar. Tenemos que aprovechar cada momento.

Cyryatan la cogió a horcajadas, la joven era ligera como una pluma y no le supuso demasiado esfuerzo. El beso era cada vez más apasionado y ambos estaban ya muy excitados. Cuando ella le susurró con un suspiro que la llevara a la mesa, la líbido del corsario saltó como un resorte. Rápidamente y sin soltarla, la llevó a la mesa y la sentó en ella, apartando de un plumazo las pocas cosas que había encima. Elhediel acabó entonces de quitarle la camisa y le desabrochó los pantalones poco a poco mientras lo miraba. El capitán sonrió, volvió a hundir la lengua en su boca y a enredar sus dedos en el pelo rojo, tumbandola en la  madera. Una vez estuvo tendida el hombre comenzó a descender besandola por el cuello, los pechos y finalmente el sexo rojo. Quería que la muchacha disfrutara como nunca lo había hecho y allí se detuvo más tiempo del habitual, que no solía ser nada ... mientras, ella gemía y le tiraba ligeramente del pelo ...

Cuando al fin introdujo su robusto miembro en mi pensé que estaba en el cielo, hacía tanto tiempo que suspiraba por este hombre que no podía creerme que finalmente era mío…por lo menos en ese momento. Creí morir de placer, sólo quería que él sintiera lo mismo.

Me cogió en brazos y me llevó a su lecho, tumbándome con suma delicadeza…como con miedo a que algo tan frágil pudiese hacerse pedazos.

Permanecimos tumbados en la cama, abrazados…jamás creí que se pudiera experimentar tanto placer. Él seguía acariciándome…yo no quería perderme ni un detalle, quería seguir toda la noche..pero apenas tenía fuerzas después de un día tan duro…notaba pesados los párpados y poco a poco los ojos se me iban cerrando.

El Capitán también gozó de aquel cuerpo joven e inexperto como pocas veces lo había hecho, aunque no tanto como la joven, que cuando fue tomada en la mesa, se había retorcido de placer. Debido a la excitación y la lujuria del momento, pues se deseaban demasiado, el acto no había sido demasiado largo, pero a pesar de ello ambos quedaron satisfechos. Habían acabado en la misma mesa, con Elhediel gritando de placer al llegar al orgasmo y él jadeando mientras se descargaba dentro de ella. Una vez estuvieron más relajados, el la llevó a la cama y se acostó con ella, acariciandola hasta que se durmieron.

Doy una sonrisa forzada, no me habia hecho pirata para ser libre de las leyes, sino que las circunstancias me habian empujado a ello, no queria pasar por alto las más antiguas costumbres haradrim que obligaban a la mujer a llegar virgen al matrimonio y no quería que un bruto de tan poco tacto me tomara por las buenas. Broddy sería un buen polvo, y el enorme saco de músculos tenia un bruto que me atraía como una fiera pero sin embargo las viejas costumbres y la dignidad impuesta por mi madre me impedían siquiera sopesar la posibilidad de irme con el primer borracho que se presentara.

No gracias, me halagas, pero ahora estoy ocupada con la vela, tal vez en otro momento, acércame si acaso aquellos remiendos que los voy a usar

Señalo unas telas sueltas que quedan fuera del alcance de mi mano, bajo la lona me acerco con el pie el arco por si se pusiera agresivo y necesitara tirar al corsario por la borda, en realidad, todo a mi alrededor me parece útil, y los desperfectos en el barco convierten la cubierta en una perfecta armería, pero me gustaría que se diera la vuelta y probara suerte con otra....

Pero si estás tan caliente puedes buscar a Elenna, tal vez esté abajo con los galeotes

Ante la negativa, y confuso por la embriaguez, te estudia de cerca con sus ojos negros y vivos mientras seguís mecidos por el barco.

-Perra ingrata- farfulla al fin, y hace tiento de avanzar hacia ti, pero titubea, y pensándoselo mejor se marcha por donde había venido, apellidando a Ossë y a Ulmo por lo bajini, y por supuesto, sin acercarte lo que le habías pedido.

Aún desconfiada, recojo mis pertenencias y algunos otros objetos para dejar ahí la vela hasta el dia siguiente, mañana terminaré el último remiendo, por esta noche, subo a la cómoda cofa del vigía con las lonas para abrigarme, la cofa del vigía tiene un encanto muy especial, para algunos resulta una auténtica pesadilla, es el lugar de mayor movimiento en el barco, y junto a la altura aseguran una travesía nada cómoda, pero para quien le resulta soportable, se convierte en un santuario de remansada tranquilidad donde dejar en calma los pensamientos.

Si vuelve con amigotes no me encontrará en el mismo sitio.... buenas noches Mananwûl

Mis ojos se cierran, y yo, allí arriba, me siento tan cerca de las estrellas que casi podría dar un salto y dormir con ellas

Con la nave ya arrumba claramente hacia la costa gondoriana -se mantenía un viento fresco de Annahwesta*, muy adecuado al ritmo establecido-  se larga todo el aparejo y Elenna ordena cruzar los remos, con lo que los galeotes se mantuvieron libres de la boga. Al cabo, empieza a agobiarse de estar en el húmedo, oscuro y maloliente sollado y sube a cubierta.

Negrura tachonada de estrellas arriba y algunas luces dominadas por el fanal de popa  del Manawnûl abajo. La humedad cala hasta los huesos a la cómitre cuando, de repente, ve que no es la única que esta noche no puede conciliar el sueño.

Sentado en la regala en la amura de babor, está sentado Fanatar, pasando despacio una piedra de esmeril por el filo de su daga. Fanatar es un miembro reciente de la tripulación con el que apenas has cruzado algunas palabras -no sabes si es por el desasosiego que causas en el sexo masculino o simplemente porque no se ha fijado en una chica como tú- mas siempre ha llamado tu atención. La razón de que llame tu atención es que es un corsario bastante atípico. Y muy guapo, piensas, mientras tontamente, te ruborizas.
 

Me despierto en mitad de la noche, una pesadilla me saca de mi profundo dormitar. No acierto a recordar que estaba soñando. Repaso en mi cabeza cada uno de los segundos desde que entré en el camarote y en como se desarrollaron los acontecimientos…una sonrisa se pinta en mi cara. Pero de pronto recuerdo el motivo que me llevó hasta allí, ¡EL COFRE, LA ISLA DE NOMBRE IMPRONUNCIABLE…SE ME HABIA OLVIDADO!

Temo hacer ruido y despertar al Capitán, el día anterior fue muy duro y necesita descanso. Permanezco inmóvil mientras decido que hacer, por un lado quiero seguir yaciendo  y despertarme junto a él, besarle de nuevo…pero por otro lado tengo miedo de quedarme y de que alguien pueda verme salir del camarote ya entrada la mañana cuando todos los marineros andan deambulando cerca.

Finalmente decido sutilmente despertarle con un beso en la mejilla. Esperare que termine de abrir los ojos  para comentarle que todavía tengo que enseñarle el contenido del cofre con los mapas.

Cyryatan se despertó con los dulces besos de Elhediel, era mitad de la noche. La chica estaba tapada solo con la sabana y tenía el pelo rojo y revuelto, era preciosa. El corsario también recordó lo que unas horas antes había pasado, se incorporó con el torso desnudo como estaba y comenzó a acariciar su piel blanca, comenzaba a tener ganas de volver a mezclarse con ella. Lentamente, se acercó a sus labios y su naricita y le susurró antes de comenzar a besarla ...

-¿Que ocurre?-

-¡He tenido una pesadilla! Pero no es eso lo que ahora me preocupa-le digo mientras correspondo sus besos-Creo que debería marcharme ahora que todos duermen, no es bueno para ti que la tripulación me vea salir del camarote cuando amanezca-Digo esto aún cuando mi cuerpo arde en deseos de quedarse.

-Aunque quizás debería ir en busca de los documentos y entregártelos para que queden bajo tu poder, aquí estarán más seguros…pero eso supone mayor riesgo de ser vista, nunca se sabe, alguien puede a estar horas estar rondado ya por el barco.

Le acaricio el torso todavía desnudo, y le beso....y si no paro ahora voy a ser incapaz de salir por esa puerta.

El capitán besa en el cuello y en los labios alternativamente a la muchacha mientras habla, pensando ya en el siguiente paso, pero cuando Elhediel habla de los documentos, sale de su papel de amante y se mete en el del capitán. Con todo lo ocurrido con anterioridad se había olvidado por completo de ellos. La chica tenía razón, no era conveniente que la vieran salir del camarote por la mañana, ni para ella ni para él, aunque a esas alturas, lo más probable era que lo supiera todo el barco. Elhediel comenzó a levantarse y a escaparsele de las manos, dejando ver su desnudez, el capitán volvía a estar excitado, nada le hubiera gustado más que volver a su cuerpo, pero sabía que ella debía irse.

-Tienes razón Elhediel, manten a buen recaudo esos documentos hasta mañana por la mañana, que nos reuniremos para revisarlos y ver si tienen algo que ver con todo esto ... -

Cyryatan no dijo nada más, estaba sorprendido de lo bien que había estado con aquella chica, aquello no ocurría muchas veces. Ella tenía razón, al final había sido algo especial.

Elenna sale al exterior, estira los brazos hacia arriba, nota que durante las últimas horas ha estado muy tensa. La brisa es fresca y agradable y agita su cabello haciendo que tape su rostro, con los dedos se aparta un pequeño mechón y se lo coloca detrás de una oreja.

Una vez fuera levanta la vista, la noche estaba despejada y permitía ver las estrellas, durante unos minutos se queda embobada con tal belleza. De repente oye un ruido que le sobresalta, agacha rapidamente la vista y observa que se trata del corsario Fanatar, este estaba afilando con esmero su daga.

Elenna siente que se ruboriza un poco, cosa que no le acaba de gustar y aparta la vista rápidamente hacia un lado. Era una chica fuerte y autosuficiente y según que sentimientos no estaba acostumbrada- ¿se ha dado cuenta que estoy aquí...?-piensa a la vez que vuelve a dirigir de reojo un nuevo vistazo.

Durante el resto de la noche y todo el crepúsculo de la mañana, que se abre esplendoroso mar adentro, en un día de visibilidad infinita, continua mar llana y viento fresquito

Realmente daba gusto navegar así, en silencio y con una suave escora. El número de velas largadas al viento aumentó en forma y número, hasta izar algunas muy altas y con forma triangular bastante desconocidas, entre los dos palos. El capitán y el contramaestre parecían satisfechon con el trapo desplegado, al comprobar el buen andar de la nave.

Continuáis con ese rumbo, proa a la costa gondoriana, intercalando períodos de boga por cuarteles y trapo largado al viento. El viento había rolado poco a poco hasta quedar entablado de levante, aunque se mantenía flojo, a la vez que una ligera y agradable marejadilla salpicaba las aguas de borregillos.

Los primeros rayos de Arien te despiertan por la mañana arriba en la cofa. Te deslegañas con flema con la espalda un poco dolorida... cuando de repente, todo se te olvida: eso que ves en lontananza es ¡Tierra!

Pues Sí se ha fijado en ti. No puede evitar torcer la mirada hacia ti de vez en cuando, discretísimamente. Pero sigue a lo suyo, afilando el cuchillo y disfrutando de la brisa nocturna, el mecerse del Manawnûl y el relajante sonido de las olas al romper contra la roda. O le intimidas o es tímido, o quizás no le interese hablar con una mujer. Al fin y al cabo dicen que dan mala suerte en los barcos...

¡¡¡  TIEEEEEEEEEEERRRA A LA VISTAA   !!!

Deseaba gritar esto desde que entrara en el mundo de la piratería, y ahora la voz de Huraiva baja desde la cofa donde todos pueden verla cubierta con una lona y señalando a proa donde una linea fina de tierra empieza a divisarse, la costa gondoriana estaba cerca, Huraiva en la cofa se saca una de las mochilas preparando los bártulos, seguíamos sin saber de qué iba a ir la misión, pero con el Mananwûl no iba a ser algo discreto, sería mejor ir preparando las armas por lo que Huraiva ya empezaba a otear el horizonte en busca de velas de navíos gondorianos mientras se preparaba para lo que estuviera por venir.

¡¡ MAR LIMPIA Y DESPEJADA CAPITÁN, DESDE AQUÍ NO VEO ESCOLLOS NI ENEMIGO NAVÍO !!