Partida Rol por web

Andrea, el piloto de Manwnûl, atento a no ser divisado por las Torres Vigía gondorianas ni por bajeles enemigos.

-¡Abatid las entenas y tendedlas en cubierta! ¡Elenna, ordena boga reposada, a fin de arrimarnos inadvertidos!-ordena Cyryatan

Desarbolados -árboles y entenas estibados encima de la cubierta- y a boga lenta era la mejor manera de avanzar acechando y sin recortaros en el cielo nocturno. Y los remos envueltos en trapos para atenuar el chapoteo.

Según os adentráis en las salinas el aire empieza a oler a húmedo, a limo y a sal. También se levanta una neblina muy interesante para vuestros planes. Una sibilina bruma que incluso sorprende al propio Kreontas: -curiosa niebla -susurra el astrólogo al capitán con el ceño fruncido- parece haber salido de repente de la nada, la muy hideputa -Tras lo cuál relaja el gesto- Sólo espero que esté de nuestra parte... hihiiihihhhiiii...

Y así, cruzáis las salinas de Ethir Anduin, deslizándoos entre girones de densa niebla y procurando no varar en ningún banco de arena. Sin oír ni una puñetera mosca en el Manawnûl, salvo la conocida melodía de rebenques chasqueando aire y lomos, desde el sollado; con pena de vida para el galeote al que se le escapara un grito, por mucho que le escocieran los rebencazos orquestados por Elenna y compañía. A veces también se oía la juguetona voz de Huraiva desde la cofa avisando de la presencia de algún banco de arena o caño engañoso.

Pese a ir dando cuidadosos bordos por entre los bancos de arena y pequeños islotes -muy atenta Elhediel a la sonda*- encalláis un par de veces, rompiéndose no pocos remos. Estaba claro que los galeotes no estaban acostumbrados a este tipo de navegación tan sutil -además de estar extenuados por el viaje-; y cada vez que encallábais, las amenazas y los rebencazos que Elenna dedica a sus parroquianos restallaban por todo el Manawnûl. Y hasta vosotros llegaban juramentos del tipo: vais a dejar mal delante del capitán a vuestra muy putísima madre o perros sarnosos, también algo de ratas de Barad-Dûr, menguados indecentes y haraganes inútiles, finalizando con unos casi graciosos me cagüenlahostia y su puta madre y Melkor que os alumbre. Y digo casi graciosos porque en una hembra tan jarifa y de tan buen talla como Elenna tenían su gracia, pero maldita la gracia que le hacía a los sufridos galeotes. En esto último se andaba la cómitre cuando se presentó Cyryatan en el sollado para detener tan imaginativa suerte de lindezas y rebencazos.

-Elenna, por caridad, si los matas ahora no van poder sacarnos después de aquí-dice guiñándote un ojo. Después habla a los galeotes: -Y como tenga que volver a bajar a este inmundo y fétido lugar-dice intentando señalar a toda la chusma- os juro por todas las crías de Ulmo que os colgaré a todos, aunque tenga que remar yo mismo para volver a Umbar.
 

Parece que el castigo de la cómitre y la advertencia del capitán les da nuevas alas a los galeotes, que acaban llevando al Manawnûl muy aceptablemente hasta su destino, hasta que finalmente quedan varados en un pequeño banco de arena. Y ya empezaban a rezar a Eru y a santiguarse** -mientras el rebenque de Elenna se alzaba de nuevo hasta los cielos para volver a caer con mucha furia y poca misericordia- cuando aparece de nuevo el capitán, y como misericordia de Eru para con los galeotes anuncia:

-Tranquila, Elenna. No sé por qué, pero Kreontas dice que el barco está bien aquí. Podéis descansar... todos.

Así, una vez parados, se arroja el único ancla que le queda al Manawnûl y Cyryatan vuelve a mandar reunión: ¡ahora toca afrontar la estrategia final minuciosamente!

Desde mi puesto puedo oír los rebencazos y gritos de la cómitre…no me gustaría estar en el lugar de los galeotes, antes vendo mi alma a Melkor.

Nos adentramos en las zona de salinas y una densa niebla se levanta a nuestro paso,.¡Por el amor de Ulmo! Que todo salga bien…

Mi labor, atender a la sonda. Por las características del lugar utilizo una sonda ligera para las profundidades menores

Lo primero es poner al Manawnûl al pairo para quitarle casi toda la arrancada y mantener una velocidad mínima ya que a más velocidad era imposible tomar la profundidad. . Lanzo la sonda por la proa hacia delante y dejo correr el cordel hasta que la sonda toca el fondo. Debo lanzarla hacia delante, el barco al pairo todavía tiene arrancada, aunque poca, y es necesario que la sonda esté a plomo en el momento de tocar el fondo y tomar la lectura.

- ¡Capitán! ¡5 brazas, fondo despejado!

Al rato, ¡Capitán, 4 brazas!

Instantes después, ¡Capitán hemos bajado a 4 brazas, banco de arena a la vista!

La neblina ha sido una muy buena aliada, hemos atravesado las salinas de Ethir Aduín sin mayores desperfectos que unos cuantos remos quebrados.

Ahora varados en el banco de arena, al parecer el destino final en este trayecto con el Manawnûl, el Capitán nos requiere para una nueva reunión.

¿Que el barco está bien aquí? Cualquier navío casual, un cambio de viento que disipe la niebla o cualquier tontería de un marinero aburrido y nos encontramos realmente en el medio de la diana, ¿Como puede decir Kreontas que el barco está bien aquí? ¿Es que ese marisabidillo nos quiere vender a todos? Si fuera yo la capitana, por semejante propuesta ya estaría atado a la base del timón.

Bajo por el cabo deslizándome con gran soltura y aterrizando sobre un marinero que se levanta muy malhumorado - Huraiva, como te coja te serviré a los tiburones, y barbacoa me hago yo con las torpes como tú -

Yo me alejo dando cómicos brincos cual cervatilla distraída - Ups ! ¡Lo siento! ¡ Cúbreme en la cofa Auzûl !

El capitán volvía a reunirnos, y es que tampoco entendía porque el capitán tenia que pedir continuamente la conformidad y visto bueno de unos corsarios y marineros tan poco experimentadas como yo... tal vez el capitán solo nos llamaba a nosotras para alegrarse la vista y así trazar sus planes... en fin... allí estaremos

En la entrada hacia la cámara, bajo la toldilla, avancé por un estrecho pasillo hacia la cámara de reuniones, anexa a mi camarote. Reinaba la oscuridad en exceso, así que tuve que ralentizar el paso para no tropezar. Ya en la camareta únicamente reinaba la luz trémula de un candelabro...

Cyryatan trabajaba ya sobre los mapas parapetado contra una mesa de fuerte estructura, atiborrada de cartapacios y pergaminos. Estaban conmigo Yazán, haradan que hacía las veces de teniente en el Manawnûl, Azrubêl, el contramaestre, y Andrea, el piloto. Así como el inefable Kreontas, que parecía disperso, perdido en cavilaciones propias y que a veces le atormentaban. Estaba esperando por las chicas, que como siempre, se hacían esperar, sobre todo la traviesa Huraiva. ¡Jovenzuela alocada! ¡seguro que un poco de disciplina no le vendría nada mal!

La quietud reina en la cubierta del Manawnûl, sólo se oye el taconeo de mis botas avanzando a paso largo en busca del Capitán. Bajo hasta la camareta, oigo voces…y entro tras llamar.  La luz es tan pobre…y el espacio tan reducido…-¡Ay!- grito de dolor, tras tropezar con una mesa de falsete situada en el centro.

- Veo que no estamos todos, ¿esperamos a que lleguen? o…¿empezamos la reunión?.

¡Empecemos! - Digo saltando a caballito sobre Elhediel, la muchacha sorprendida trastabilla hasta caer apoyada contra la mesa de los mapas y todos me dirigen una mirada recriminatoria a lo que me hundo en una esquina de la habitación entre murmullos recriminatorios a mi propia acción, dándome los motivos a mí misma acerca de porqué no ha estado bien - Ah claro, estamos en territorio enemigo, la muerte inminente y el objeto de nuestra recompensa, entiendo.

Bueno, puesssss. ¿Estamos encallados? ¿Cual es el siguiente magnífico plan maestro Keontras? ¿Esperaremos aquí hasta que suba la marea? ¿O tal vez antes pasen las galeras gondorianas y nos remolquen con los arpones? ¿Cual es el plan?

Esperamos por Huraiva, que llega haciendo sus típicas cabriolas ante las miradas desaprobadoras de los presentes, salvo Cyryatan que esboza media sonrisa y Elhediel que no puede evitar una risita que campanillea por la angosta estancia.

Cuando ya estáis todos, por fin se decide a hablar el capitán: -Aquí está nuestro destino -Cyryatan extiende el plano sobre la mesa para que todos lo puedan ver- Como podéis observar, no tenemos que entrar en Pelargir, si no que basta con acercarnos hasta la Ciudad Exterior del Foso, cerca del muelle. He quedado en el callejón del Ahorcado a la hora de las ánimas con un contacto que tenemos en Pelargir. Bueno, que tienen, yo no lo conozco. Ni quiero.

-Para llegar hasta ahí primero atravesaremos las salinas andando. Será más difícil que nos vea nadie y con Kreontas nos aseguraremos el no perdernos entre sus canales y caños-al oír su nombre, el viejo Kreontas parece salir del sopor en el que estaba ante la risa de algunos de los presentes. Al ver que lo mirábais contesta atolondradamente:

-Sí, sí, correcto...

Vuelve la sonrisa a la cara de Cyryatan. Últimamente no han tenido demasiado tiempo para las sonrisas -si exceptuamos...- mas tal como asomó a su rostro desaparece para continuar con el plan: -Y es ahora cuando vienen las opciones. Cerca de Gaersûl podemos continuar andando, evitando los caminos. Rodeando lo más posible hasta el muelle. O robar una barcaza para remontar el Anduin o robar unos caballos para no tener que hacer el viaje a pie. O por si tenemos que salir corriendo llegar antes al Manawnûl.

-Y ahora, eso sí, quiero voluntarios para acompañarnos a Kreontas y a mi a por el cofre.

Esta alocada de Huraiva algún día me da un disgusto, pese a todo no puedo evitar reírme mientras me paso la mano por la rodilla dolorida. La joven se ha quedado de pasta de boniato por la reacción del resto de los presentes, me acerco y le doy unas palmaditas sonriendo mientras le susurro ¡esto te va a costar una buena jarra de cerveza!

Escucho con atención y asiento con la cabeza de vez en cuando en señal de conformidad.

- ¡Capitán! Me presento como voluntaria – por nada del mundo querría perderme esta aventura – y si me lo permitís, lo de avanzar por las salinas es arriesgado...pero aún así cierto es que parece la mejor opción, atravesar las salinas con el Mananwül lo veo en exceso complicado. Respecto a  robar una barcaza o unos caballos…considero que llamaríamos en demasía la atención, y siempre podemos hacer tratos  pagando unas cuantas monedas de oro. Lo difícil será encontrar buenas gentes que puedan ayudarnos, pues a la hora que llegaremos  hasta las estrellas duermen.

Pe-pe-pero.... - Odiaba que todo se solucionara con cerveza, Huraiva no bebía, y le parecía una costumbre de mal gusto, de borrachos y lameruzos, de bandidos y piratas.... ah claro... lo olvidaba, ahora era pirata- Iré con vos capitán, creo que sin vuestro favor, en esta tripulación me harían pasar por la quilla.... o por la piedra... cualquiera sabe, no me quedaré sola en este navío

Ya llamará suficiente la atención nuestra simple presencia, si nos topamos con una patrulla nos detendrán, no somos bienvenidos aquí

Yo seguiría avanzando por el río, junto a la orilla con una barcaza, hasta donde podamos y mientras nos cubra la niebla, cuando una de las dos nos falle.... seguir a pie y volver al bote cuanto antes, los caballos ya se verá la oportunidad que tengamos, me parece una soberana estupidez planear algo de lo que no tenemos la certeza que vayamos a tener oportunidad de alcanzar a intentar....

Todos se quedan mirando a Huraiva que vuelve a hacer los morros pequeños de pez y murmurar.... - Solo opinaba

-Ir en barcaza es quizás la mejor opción, Huraiva, ya que al fin y al cabo somos hombres de mar. Pero prefiero no utilizar el esquife del Manawnûl por si hubiera que abandonarlo. Kreontas y yo ya hemos andado por marismas, salinas y pantanos, y tenemos cierta experiencia. Una vez atravesadas nos haremos con una barcaza. Gaersûl es un pueblo de pescadores, habrá de sobra. Usar y tirar. Y ya entonces sí podemos remontar el río con la barcaza hasta donde se pueda. Quizás hasta el mismísimo puerto. Yo mismo he sido contrabandista y he hecho cosas más arriesgadas.

Elenna entra en la estancia dando un portazo con un puntapié. Había estado acabando su faena y hasta ahora no había podido presentarse. Dentro ya estaban todos reunidos y con los planos encima de la mesa. Con cierta chulería se acerca y observa la situación, se percata que estaban hablando de cómo entrar en la ciudad exterior del foso- interesante…-dice finalmente- yo prefiero ir en barca… el tacto de la tierra en mis pies no me agrada mucho…- añade, hablaba dando por hecho que ella misma iba a ir a la aventura, no se podía perder ese tipo de situaciones.

-Aunque no iria mal que nos camuflaramos un poco...sobretodo la vestimenta-hace una pequeña pausa- desde kilometros llamamos demasiado la atención...-hecha un vistazo a los presentes, analizandolos.

Todo esto está muy bien….que si en barco, que si a caballo, que si a pie…que si…que si…pero nos estamos dejando en el tintero muchas otras cuestiones importantes, así que me armo de valor, pues no me gusta interrumpir  y mucho menos ser el centro de atención:

- Hay algo que se nos pasa por alto…según los cálculos tenemos que reponer provisiones, el agua que queda ya es poca, por no hablar de lo escaso de los alimentos. Deberíamos ir en barca, ya sea robada o fletada, no puedo imaginarme si hacemos todo el trayecto a pie hasta Peralgir con el consecuente retorno nos van a quedar fuerzas para llevar el cargamento. Lo óptimo sería avituallarse en Fanuilond, una vez de regreso, por ser el pueblecito que más cerca nos queda. Por eso mismo, si hacemos todo el trayecto a pie volveremos agotados y sin fuerzas para levantar una simple piedra.