Partida Rol por web

- Ya me oyeron!!!...

El capitán se había pronunciado, y que le contradijeran no mejoró su ánimo para nada. Más bien le hartó tanto cuestionamiento a escaso tiempo de haber arribado con éxito. Fue por ello que su respuesta no se hizo esperar.

Tomando un trasto que oportunamente tenía a mano, vino a arrojarlo con brutal vehemencia contra la puerta, la cuál retumbó amargamente causando un estruendo ensordecedor por instantes. Luego todo volvió a la calma dentro y fuera del camarote, el veredicto parecío "conformar" a las partes...

Yazân ilustró la gravedad de la situación con su mirada de alarma hacía Elhediel.

- Será mejor que nos vayamos por ahora.. - dijo tomándola por su antebrazo, sin brusquedad. Luego hizo un gesto con el cuello para indicar que sería mejor marcharse, pues no iban a mejorar la situación tal y como estaba de momento. Sus sospechas se habían visto afirmadas por la extrañeza de los actos de Cyryatan, pero ahora necesitaban replantearse la situación y pensar como podrían obtener la información que precisaban sufrir la ira del capitán del Manawnül.

Luego dirigió la cabeza de nuevo hacia la puerta para hablar con el capitán.

- Nos vemos en un mejor momento pues, Capitán. - dijo con voz neutral. Dicho este se oyeron los pasos del haradan como de su compañera corsaria, que se alejaban por el pasillo de los camarotes.

Elenna observa la reacción del capitán, nunca lo había visto en ese estado. Recoge una camisa larga decorada con pequeñas piedrecitas brillantes, pertenecía al mismo capitán, se la pone sin dudarlo. La joven corsaria estaba más sexy con ella que sin, mostrando sus fuertes piernas.

Cansada e indignada por la situación se dirige hacia la puerta.

Oís unos pasos decididos y de golpe la puerta se abre, detrás de ella aparece Elenna. Va vestida con un simple camisón de color blanco. Elenna se apoya en el marco de la puerta observando a los presentes con una mirada intensa- ¿y bien?- hace una pequeña pausa- que es eso tan importante que no puede esperar…- añade secamente, observando de reojo a la joven corsaria pelirroja con una sonrisa maliciosa.

-El capitán está intentando descansar, ha sido un día largo... -se cruza de brazos a la vez que pega un suspiro-seguro que os apallareis muy bien sin él un par de horas...

- A ti no te buscábamos. ¿Que te ha hecho pensar lo contrario? - digo mirándo con desprecio a Elenna - A ti sólo te buscan los hombres, y ya sabemos para que jajaja - digo ahora en tono burlón - Dile al Capitán que...bueno, no le digas nada, el ya sabe lo que tiene que hacer. Ahora será mejor que nos marchemos -digo mirando a Yazán- no queremos molestar más.

¿Desde cuando las furcias dan la cara?, no me fío de ella...altanera, ladrona...porque a mi no me engaña, esta vende su alma a Melkor por una mísera moneda de cobre.

Yazân intentó mantener su semblante impasible. No sabía muy bien de la relación entre las dos corsarias, aunque aparentemente, aquel viaje que hicieron a Pelargir cambió muchas cosas. Miró de arriba a abajo a Elenna, de la manera que iba vestida, y empezó a comprender que estaría pasando dentro de la cabina del capitán.

- Vaya Elenna, no esperaba verte.. aquí - comentó el haradan - En todo caso, nos marcharemos, aunque luego me gustaría hablar contigo, cuando estés mas.. dispuesta - acabó diciendo, sin saber muy bien si se refería a la ropa, a la situación o a algo en concreto.

Acto seguido, el haradan esbozó una sonrisa de medio lado y se giró, para seguir sus pasos por el pasillo y salir al exterior.

Elenna mira con odio a la pequeña pelirroja- ¿Cómo se atrevía a decir esas palabras de ella?- alza un poco el mentón y la mira por encima del hombro sin decir palabra- pura envidia… estos críos… que no saben perder…- vuelve a relajarse, no iba a permitir que le sacara de sus casillas esa mocosa.

-Los hombres siempre buscan a una mujer... no a crias...-hace una pequeña pausa y se gira hacia Yazan- luego hablamos no te preocupes... seguro que tienes muchas cosas que explicarme.-asiente a la vez que se gira y entra nuevamente en los aposentos.

- ¿Tu una mujer?...pero te has visto - la miro de arriba abajo - pareces todo menos una mujer. Además, los hombres prefieren carne fresca, y tu lo que se dice fresca...no estás. A ti sólo te quieren para un rato, y lo sabes.

Dicho lo cual, Elenna se queda sin palabras hacia mi. Se dirige a Yazán, y luego entra en el camarote, cerrándo la puerta tras de si.

- Venga Yazán, aquí ya no hacemos nada.

De repente oís unos pasos aproximándose a la toldilla, y una alta figura se recorta contra la luna en el umbral de la puerta que da acceso a los camarotes.

-¡Chitón, rameras!, o no hará falta que las Torres Vigía de Gondor nos puedan ver, pues podrán oírnos, que la noche es silenciosa como los Túmulos de nuestros antepasados -os increpa Azrûbel sin alzar la voz, después echa una mano a la frente saludando a Yazân- mi teniente...-dice con sorna-, decid al capitán, que estamos pasando cerca de la Torre Vigía de Tolfalas, el viento ha rolado un poco y no hemos podido evitar escorarnos demasiado hacia las costas de Tolfalas.

Yazân se quedó quieto y escuchó a Azrûbel, las nuevas que traía eran importantes, y a pesar de que el capitán no estaba dispuesto a escuchar en esos momentos, tenía que comunicárselo. El haradan se giró y se encaró hacia Elenna.

- ¿Puedes transmitirle el mensaje a Cyryatan? - preguntó, pensando que sería la mejor opción, y de paso le daría la oportunidad a esa mujer a vestirse apropiadamente y a seguir con sus labores de cómitre. - Nos reuniremos en unos minutos en el puente. A partir de ahora, dejamos de armas escándalos, por favor. - dijo seriamente Yazân, cambiado de actitud rapidamente ante las noticias sobre las Torre Vigía de Tolfalas.

- Ya se estaban largando, Elenna... - Dijo molesto Cyryatan mientras la mujer regresaba con una sonrisa malèvola en su rostro. El capitàn no desconocìa aquellas inclinaciones de la cómitre, más ya estaba resignado a ese tipo de cosas que de una u otra forma nunca dejaban de perturbarle los nervios.

- No hacìa falta que montaras tal circo, esto puede inquietar a la gente en cubierta, ¿Entiendes? - Le reprochò sin reparos, cara a cara a la par que le quitaba el camisòn de su pertenencia que la descarada mujer habìa tomado para guardar su decencia ante los demàs, o parte de ella al menos.

El capitán le quita la camisola a Elenna, dejándola nuevamente desnuda. Con paso seductor y una mirada intensa se acerca a Cyryatan- siento haberos molestado…- dice a la vez que coge un mechón del joven y comienza a juguetear entre sus dedos- pero creo que os merecéis cierto respeto…-dice con un tono cariñoso a la vez que baja la otra mano por el pecho del capitán, acariciando sus formados músculos.

- Jeje... ¡¿Respeto?! - Exclamò el capitàn enfurecido tomando a la mujer con fuerza por el cuello con su mano derecha. - ¿Con que cara vienes a hablarme de respeto cuando eres tù la primera en pisotear mi autoridad por dondequiera que vayas? ¿¡ Te crees muy astuta, verdad!? Veamos entonces si quitas de una puta vez esa sonrisa de serpiente de tu lascivo rostro...- Amenazò Cyryatan en la misma postura pero empujando a Elenna hacia la puerta hasta llegar al lugar, momento en el cuàl abrìo la misma con brìo y mirò finalmente con desprecio a la corsaria desnuda en el umbral.

- Fuera de mi vista... - Alcanzò a decir por lo bajo antes de arrojar lejos del camarote a la intrèpida mujer, que vino a caer de cara a cubierta haciendo un escàndalo no menor al ocurrido hacìa instantes con Elhediel y Yazan. Y antes de que la joven pudiera reincorporarse siquiera, se escuchò un seco portazo a sus espaldas y el sonido de algo trabando nuevamente la entrada.

- Al fin algo de paz, malditos pusilànimes e infelices, hijos del mismìsimo ... - Suspirò agobiado el corsario mientras se terminaba de vestir con desgano. Las ropas de Elenna habìan quedado adentro, aunque en ese momento poca consideraciòn le cabìa para con la mujer. Su atenciòn se desviò hacia otra cosa, esta vez definitivamente.

A punto estaba de dar media vuelta para volver sobre mis pasos cuando la puerta del camarote del capitán se abre bruscamente, y tras unas palabras poco amistosas proferidas desde dentro, se vuelve a cerrar de golpe . Y allí está, en el suelo, otra vez Elenna, pero esta vez con peor cara.

- Veo que el Capitán va mejorando sus modales- digo riendo irónicamente, mirando a la cómitre con desprecio- ¡ Y tápate, pareces una vulgar ramera!

Doy media vuelta, buscando la mirada deYazán - Será mejor que  subamos a cubierta y evitemos un escándalo – desvío la vista ahora  hacia Elenna - Ya escuchaste a Azrûbel. Confío en que habrás dado el mensaje de Yazán al capitán, así que le esperaremos en el puente.

Azrûbel -el contramaestre del Manawnûl- ya iba camino del puente de mando -precisamente para ocuparse de las tareas de las que el capitán no se ocupaba- y no pudo ver la humillante situación de Elenna. Casi mejor. Afortunadamente, el camarote del capitán no estaba muy lejos del camarote de las chicas, y la cómitre puedo deslizarse hasta allí en busca de algo de ropa.

Elenna se encuentra en el pasillo, fuera del camarote del capitán. Seguía de pie, rígida mirando hacia la puerta. Apretaba fuertemente los puños… le había herido el orgullo y esto no iba a acabar así.

Sin más deleite se gira y comienza a dirigirse hacia su habitación en busca de ropa. Con la cabeza erguida y sin perder la compostura.

Escucha como Elhediel se rie de ella- maldita mocosa... riete... ya tendras tu merecido...