Partida Rol por web

Corsarios de Belfalas

La ira de Ossë - 1 - Pelargir

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23/06/2010, 03:20
Director

La dama Aegwen os proporciona caballos. Y os desea suerte. Preparáis los petates y las vituallas, y a la mañana siguiente partís hacia Ostara.

El viaje es pesado desde Pelargir aunque el paisaje hermoso. Atravesáis Levennivet hasta Linhir. Y desde Linhir bajáis bordeando la costa de Belfalas hasta Sarlond. La temperatura es agradable.

En Sarlond, Aërengoll esperaba encontrar algo sutilmente extraño. Un característico fenómeno atmosférico especifico de lugares concretos. Ante los misterios de los valar y de las fuerzas sobrenaturales siempre ha tenido la certeza de entrar, por cortos instantes, en un espacio sutil donde la cualidad del aire, los sonidos y el olor se alteran brevemente, diluyéndose en el vacío hasta desaparecer por completo.  Las pistas de los valar son infinitas para los que tienen la sensibilidad adecuada, y Aërengoll sabe que es uno de esos individuos. Mira de soslayo a Erandil, que camina cabizbajo a su lado, con los pensamientos también extraviados en los difusos recovecos de la mente; y supone que quizás él también disfrute de esa sensibilidad. Al fin y al cabo también es hombre de fe, y semihechicero. Aunque un paladín es menos dado a sensibilidades y más dado al acero que un clérigo, la verdad es que pese al tiempo juntos, no acaba de conocer  a su enigmático amigo.

En cualquier caso, eso es lo que busca.  Algo a lo que los hombres comunes no alcanzan, ni siquiera la ciencia; pero las sutilezas de la fe y la magia sí. Salvo que todo esto no tenga nada que ver con lo sobrenatural y ese hombre que se arrojó al mar sólo fuera un orate, o un temerario pescador, y simplemente, cosa no demasiado extraña, que nadará con destreza.

 Aërengoll tiene la intuición, que sólo los hombres de fe y los hombres de magia tienen, y él es ambas cosas, de que encontrará más respuestas en Ostara que en Sarlond. Así que ambos religiosos prosiguen su arduo camino...

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23/06/2010, 03:26
Director

Por fin adivináis el pueblo en lontananza. Un cielo fosco y gris  se espesa proveniente de la costa. Un cielo de los que traen viento y agua.

Cuando  alcanzáis el pueblo, unas finas gotitas de agua empiezan a caer, aisladas, anunciando una lluvia cerrada e inminente. Hombres taciturnos con pañuelos en la cabeza, ropa azul y parda de marineros, y semblantes poco tranquilizadores deambulan por sus callejuelas y por el puerto. Tardáis en encontrar a un lugareño con cara de quereros atender, y Aërengoll le pregunta por la capilla. Y Erandil pregunta a su vez por una posada o taberna cercana.

Las gotitas de agua chispean cada vez con más frecuencia. A vuestra izquierda, el mar gris empieza a puntearse de minúsculas salpicaduras que se extienden en ráfagas con una brisa que acude desde la boca de la pequeña bahía de Ostara. Y todos los habitantes de Ostara empiezan a recoger para guarecerse de la lluvia en sus cálidos hogares. Parece que están acostumbrados a este tiempo desapacible...

Notas de juego

¿Qué hacéis?

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24/06/2010, 22:11
Aërengoll

Agradeciendo el gesto de la Dama Aegwen, quien, con infinita amabilidad les cede unos caballos, ambos hombres de Fé, parten en pos de resolver el extraño misterio de Ossë.

Aërengoll siempre había pensado que un hombre que sólo sabe mirar hacia adentro es un hombre que no es estéticamente culto. Lo cual le convierte en una persona inculta y necia, cuyo resultado son las personas egoistas, egocéntricas y sólo pendientes de sí mismas. Por ello, disfruta el paisaje, aprende de él, se detiene de cuando en cuando para meditar en ciertos lugares, o trata de grabarlos a fuego en lo más profundo de su ser. Un hombre aprende con la experiencia, y un viaje es una gran experiencia.

Tras las inútiles sospechas que les llevaron a Sarlond, se dieron cuenta de que no encontrarían nada importante allí, y condujeron sus pasos a Ostara. Parcía que el tiempo no les iba a acompañar, y deberían de buscar un refugio rápidamente si no querian exponerse a las enfermedades. Aërengoll simpre había pensado que las capillas eran los lugares a dónde los hombres de Fe debían de ir, no a las posadas, y mucho menos a las tabernas. Poder meditar y estar dentro de sí mismo durante un tiempo, era lo que ahora mismo necesitaba. Quizás el hombre de la capilla de Ostara tuviera y quisiera compartir cierta información relevante, o al menos, darles cobijo. De éste modo, insisitó en ir allí.

Notas de juego

Le he dado un tiempecito a Amrad, pero como no contesta, sigo yo...

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25/06/2010, 17:27
Director

Subís una empinada cuesta hasta la capilla. Ya empieza a llover de veras. Una súbita marejada creciente levanta espuma en el malecón, bahía a dentro. Sentís el agua gotear por los picos de la capucha y empapar la capa.

En las puertas de lo que parece un templo hay una hornacina con una imagen de Uinen. La puerta está abierta. Os asomáis por ella echando un vistazo al interior. Al fondo brilla una lamparilla solitaria y hay a los flancos un par de atriles con velas. Una sombra enlutada, que estaba arrodillada ante el altar, se levanta, toma agua bendita de una pila y pasa junto a vosotros que os hacéis a un lado para dejarla pasar. Parece una anciana, que se adentra en la lluvia, camino abajo, hacia el pueblo. También veis otra forma en la que no os habíais fijado, es un mendigo en el suelo, apoyada la espalda contra la pared. Cuando os fijáis en él sale de su letargo. Letargo por la ingesta de demasiado vino, como podéis oler.
-Una limosnita, por la caridad de Eru, hombres de fe.

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02/07/2010, 19:05
Aërengoll

Aërengoll mira el interior y después mira al mendigo. El vicio es humano, un mal muy grande, pero a saber los oscuros designios que habrán guiado a ese hombre hasta su estado actual. Cuando nuestra vida depende de una botella de licor, sentimos que hemos perdido algo, y que nos cuesta ganarlo como si fuese una guerra en tierras hostiles.

Tendiéndole la mano, Aërengoll le da un par de monedas, lo suficiente como para comer un par de días. Era mucho más de lo que el hombre hubiera conseguido pidiendo limosnas en un día normal. Y casi con total seguridad se lo gastaría en alcohol, pero eso al clérigo no le importaba.

- Trate de ganarse una vida, buen hombre. Jamás desespere, aún estando en las mas sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante. Hay que seguir adelante, luchar por tener una vida digna. - Y tras dedicarle una sonrisa sincera, se internó en el interior del templo.

Notas de juego

;) Fixed!

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05/07/2010, 18:07
Director

Echas un vistazo rápido al mendigo: pelo y barba grises y revueltos, sucios, y edad indefinida. Lo mismo puede tener treinta que cincuenta. Se cubre con casacón pardo remangado y lleno de remiendos, y el calzón subido sobre la pierna derecha, buscando acicatear la caridad pública, el muñón de una amputación hecha por debajo de la rodilla. Seguís adelante cuando algo llama vuestra atención. Un tatuaje azulado, borroso por el tiempo, la concha inconfundible de los clérigos de Salmar...

-Muchas gracias. Eru os lo pague con suerte y salud... -contesta el mendigo besándote la capa.

Notas de juego

Tíradme una Percepción (ERDC) si deseaís saber más...

Y deberíais ir restando las monedas que perdéis... xDD.

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05/07/2010, 19:50
Aërengoll
- Tiradas (1)

Tirada: 1d100(+65)
Motivo: Percepción (ERDC)
Resultado: 23(+65)=88

Notas de juego

No me diste monedas, pero como sólo pensaba usarlo para éste tipo de cosas, no pensaba comprar nada, asi que no me importa mucho cuantas me queden... siempre que pueda hacer algúna limosna o bien con él. ^^

Tiro percepción, para después hacer post cuando me digas lo que hay...

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05/07/2010, 19:55
Director

Notas de juego

Para un clérigo de Ulmo es dificultad media +0 (para el paladín sería difícil -10). Así que consigues un éxito parcial según la tabla de ME. Un 20% para que nos entendamos... xD. Lo que quiere decir que deberás sacar 20 ó menos con el D100. Tírame...

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05/07/2010, 20:08
Aërengoll
- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Éxito parcial
Dificultad: 20-
Resultado: 36 (Fracaso)

Notas de juego

Por poco :S

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05/07/2010, 21:35
Director

Notas de juego

Pues no sabes más de ese tatuaje... xDD.

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06/07/2010, 02:37
Aërengoll

Sin preocuparse mucho más del mendigo, accede al interior. Inmediatamente se arrodilla. Reza una oración en nombre de Ulmo mientras medita. Lleva tiempo queriendo hacerlo. No es que una Iglesia sea mejor o peor lugar para la oración, simplemente estar pisando un terreno sacro, ayuda a la comunión con el interior, y eso, te acerca mucho más al espíritu que, en el fondo, es lo que debe entablar relación directa con los dioses.

Terminó la oración y se levantó, ahora sí, para admirar la impoluta y magnífica construcción que había ante él.

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22/07/2010, 15:34
Director

La capilla no es gran cosa realmente. Mientras dices tus oraciones al Señor del Mar, Erandil, se queda hablando con el mendigo, inquietado por su tatuaje en forma de concha ya deslucido, azulado.

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21/09/2010, 08:35
Director

Al cabo de un rato entra en la capilla, desde una desvencijada portezuela de madera que hay al fondo a la derecha, un individuo que parece el capellán del templo. No sabrías precisar cuánto llevas absorto en tus rezos, ya que te hayabas demasiado concentrado; en busca de esa peculiar certeza de que en algún lugar y momento preciso el aire cambia su cualidad como si se tratara de un lugares de características distintas al resto. Puntos de ausencia o de nada absoluta como si una campana de cristal invisible aislaba del entorno vaciándolos de su atmósfera. Lugares elegidos por los valar para que sucedan fenómenos. Y ahora ocurría algo. No sabías a ciencia cierta qué era, pero era aquí. O cerca de aquí. Y aún no habías sentido nada.

-Vuesamerced perdone la tardanza pero ignoraba que hubiera un hombre santo en mi humilde templo. ¿Deseaba algo vuestra merced?- se queda parado a tu flanco izquierdo con las manos ocultas en las amplias mangas del sobrepelliz azul marino que visten los adoradores de Ulmo que sirven a Eru-Ilúvatar.

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21/09/2010, 22:48
Aërengoll

Incorporándose, el viejo clérigo daba la impresión de ser mucho más débil de lo que en realidad era. Se acercó a la persona que acababa de aparecer:

- Alabado sea Él, Rey del mar. - dice Aërengoll como saludo mientras hace una reverencia parecida a la que aquel clérigo le dedicó. Después escucha las palabras del hombre de Fé y responde lo más sinceramente que puede - Hemos venido por duras circunstancias. Bien has de saber que "Gareys" está realizando actos más allá de las normas impuestas por Ulmo. Es de vital importancia que seamos capaces de encontrar a la Señora Uinen, es la única con la capacidad de aplacar a Ošošai. - hace una pausa, esperando que su oyente sea capaz de asimilar toda la información que le estaba dando y después continuó - Vinimos aquí preguntando por cualquier tipo de dato que nos ayude en nuestra búsqueda. Me dió la impresión de que en Ostara sería más sencillo, dados los últimos acontecimientos.

Notas de juego

Quizás deberías pensar en un sustituto para Erandil

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21/09/2010, 23:06
Director

El párroco te mira ojiplático, y mira en derredor por si alguien pudiera escucharos mientras acaricia nervioso un abalorio de conchas.

-Bajad la voz, por todos los Hijos de las Profundidades, que en estos lares, hasta el musgo de las piedras tiene oídos- después te echa suavemente una mano al hombro en ademán de que le acompañes a lugar discreto.

Haces ademán a Erandil para que os acompañe y seguís al monje, que os lleva hasta una angosta escalera de caracol, cuya espiral sombría se hunde en el piso. Después coge un farol de sebo cuya macilenta luz ilumina únicamente los primeros escalones, como si no se atreviera a iluminar mucho más.

-Ahí abajo tengo mi covacha. Podremos hablar sin peligro de ser oídos. Seguidme vuestras mercedes...

Notas de juego

alguna sugerencia para sustituir a Amrad?

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22/09/2010, 00:24
Aërengoll

- Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa. No me importa que sepan que estoy en éste viaje. De hecho, dudo que no lo sepan ya todos aquellos a quienes les interese. Pero no tengo miedo. El que tiene miedo no consigue nada, sólo recoge migajas.

Aún así, con un gesto, invitó a su compañero del clero a mostrarles el camino y ambos bajaron unas escaleras, seguidos por Erandil, hasta llegar a una pequeña cobacha.

Una vez allí, Aërengoll invitó de nuevo al hombre a continuar.

- Discúlpeme, no me he presentado. Mi nombre Aërengoll, hijo de Cëlumenil y humilde servidor de Ulmo, el Señor de los Mares.

Hace una ligera reverencia.

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22/09/2010, 00:36
Director

-Mis respetos, señor de Ulmo. Mi nombre es Aducil, capellán de este humilde templo a los Señores del Mar. Y ahora, si me permite, síganme, que cualquier precaución es poca y no todos disfrutamos de la gallardía y los arrestos de vuestra merced- te responde con bastante sinceridad.

Tras bajar las escaleras de caracol, el párroco abre una portezuela, mostrando la claridad de una candelilla encendida al otro lado. Entra, seguido por vosotros, e ilumina un corredor estrecho que huele a humedad sucia y a pelo de gato. Al fondo hay una cortina que descorre con flema monacal para mostraros una estancia escavada en la roca y esculpida de iconos de piedra y conchas incrustradas, emulando diferentes deidades marinas, no todas ellas permitidas por la Inquisión. El centro de la habitación esta ocupado por una mesa desvenzijada sobre la que hay una palmatoria de azófar, con una vela cuyo pábilo encendido traza luces y sombras en las facciones de vuestros semblantes. También hay varios taburetes.

-Tomad asiento, si os place, y contadme con detalle qué os aflige para haberos traido hasta aquí.

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22/09/2010, 15:14
Aërengoll

De nuevo con parsimonia y dificultad, Aërengoll tomó asiento en el taburete, agradeciendo antes la invitación.

Se echó hacia atrás la capucha, para dejar ver un pelo largo y castaño, atado en una cola de caballo a la altura de la nuca. Se mesó la barba y tomó aire antes de empezar.

- Primero quería preguntarle. Ošošai está de nuevo realizando actos propios de la criatura vil y descontrolada que el caos mismo creó. Tengo entendido que cosas extrañas sucedieron en las costas de Ostara. Quizás su señoría, sabría indicarme algunos de éstos con algo más de claridad, puesto que las noticias se distorsionan a medida que avanzan a través de la tierra. Bien lo sabe Ulmo, "Aquel que Todo lo sabe".

Esperó con paciencia y atención los detalles que el clérigo pudiera darle. Seguramente muchos de los implicados en éstos, habrían arremetido contra la Iglesia de Ulmo, o habrían acudido a ella buscando perdón y comprensión. Todo lo que ocurria en el mar, era porque el Señor del mismo lo permitía.

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23/09/2010, 09:43
Director

Clava la mirada en ti, por un momento le acecha la duda de tus intenciones. Después relaja el gesto.

-Cosas extrañas, sin duda, acontecen estos días. No me atrevo a asegurar que el Señor de las Aguas o alguno de sus más implacables Heraldos estén detrás de todo, pero no hay duda de que no es cosas de los Hombres ni de los elfos.

-Yo no puedo informarle porque nada sé, pero sí he de avisarle de que tenga ciudado si va a adentrarse en estos misterios. Cuídese de todo y de todos. Las gentes por aquí son muy supersticiosas y hostiles. Y tenga mucho cuidado de qué pregunta. O a quién se lo pregunta. Ya sabe que el Mar tiene oídos en todas partes.

-¿desea vuestra merced algo de vino?

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27/09/2010, 19:00
Erandil Thyrar

Desde la partida de Pelargir Erandil habia estado ausente, su cabeza la llenaban viejas leyendas de piratas y monstruos marinos, y como, al igual que benevolo, Ulmo, algunas veces sabia recordarnos a todos los mortales que tambien debia ser por igual que amado temido, aunque el sabia que siempre habia una buena razon para todos sus actos. El mar siempre estuvo presente en su vida, y muchas leyendas e historias le fueron contadas, y esta mision bien podria estar sacada de una de ellas.

Erandil se permitio el lujo de no estar demasiado atento ya que conocia la infinita sabiduria de Aerengoll, el sacerdote al que protegeria con su vida si fuera necesario, aun no se conocian demasiado, sobretodo debido a que Erandil tendia a ser a veces un hombre bastante reservado, pero tambien porque el sacerdote no era de los que saca palabras a los que no las quieren dar, pero algo si tenia claro, confiaba ciegamente en el, era un hombre sabio y versado en las artes magicas, y ademas era un sacerdote de Ulmo y ya solo por ello le debia su confianza y su respeto incondicionales. Erandil tampoco era tonto, como todo hombre religioso habia recibido una educacion buena y severa, y le habia dedicado mucho tiempo a los libros, ya fueran de los dioses o de la magia, pero su sabiduria no se podia comparar, ademas el sabia que era en el fragor de la batalla donde el se sentia agusto, y donde si era alguien a quien debian temer los enemigos de Ulmo y de los dioses.

Ya habian llegado a su destino y alli siguio al sacerdote hasta el templo, donde fueron correctamente atendidos por el capellan, cuando este les indico que le siguieran, Erandil espero a que Aerengoll siguiera al capellan y asi este les siguio a los 2.

Cuando les ofrecio vino el Capellan no pudo negarse, su voluntad no era la de un sacerdote, ademas siempre pensaba," Los dioses no nos hubieran enseñado a fermentar el mosto, si no quisieran que bebieramos vino."

"Aceptare una copa de buen grado, muchas gracias maese capellan". Miro de reojo a Aerengoll, y le parecio ver una mueca de desaprobacion en su cara, por lo que le devolvio una intentandole decir, sabes que soy un buen hombre, y muy fiel a los dioses, pero a fin de cuentas soy humano.

 

Notas de juego

Bueno pues ya esta cuando Aerengoll se entere y postee ya podremos pillar el ritmo de nuevo, los fin de semanas peligra mas jejeje, pero por lo general hasta en fin de semana podre postear 1 o mas al dia.Le mando un mp para avisarle.

Un saludo. Espero que no me haya alejado del papel del paladin por beber vino.