Partida Rol por web

El elfo había empezado a trepar el muro dejándolos como tarea la vigilancia pero la naturaleza inquieta del Gnomo le llevó a investigar por su propia cuenta. Cuando Kormack hizo el comentario a Zanc éste le dedicó una media sonrisa y un guiño cómplice a la vez que empezaba a dar un rodeo a la casa. Fue entonces cuando Losse hizo un gesto para que se detuviese. De mala gana lo hizo y aguardó a que el elfo descendiese y les contara su descubrimiento. 

Hmmm... puede que tengas razón Losse, pero déjame comprobar algo. - Susurró dejando atrás a sus dos compañeros para dirigirse hacia la puerta de servicio junto a la cual una de las ventanas también estaba iluminada.

Como de costumbre revisó que la puerta no tuviera ningún mecanismo de seguridad, cosa que no sería muy lógica teniendo en cuenta que era una puerta utilizada frecuentemente. Una vez estuvo seguro de que no había peligro sacó sus pequeñas herramientas por si hacía falta entrar pero, al escuchar una conversación en el interior, decidió esperar. Los comentarios de Kormack, que había hecho respecto a los sospechosos de los intentos de asesinato, le habían sorprendido gratamente, nunca imagino que su testarudo y cabezota amigo barbudo tuviera tal capacidad de deducción. Compartía sus ideas. Si en casa de Angirwar había algo que ocultar, probablemente se encontraría en el sótano.

No creo que os pase nada, no os preocupéis, seguro que el señor también os enviará fuera de la ciudad en cuanto tenga oportunidad. - Ertheras intentaba tranquilizar a los miembros del servicio que se habían reunido en la cocina para que el cochero les explicara el motivo de las voces que se escuchaban en la planta superior por parte de los señores de la casa.

Zanc se asomó a la ventana con mucho cuidado para ser testigo de la extraña escena. Tres mujeres vestidas con las ropas propia de las servidumbre lloraban de forma desconsolada sentadas alrededor de una de las mesas. Junto a ellas, tratando de consolarlas sin éxito, se encontraban dos muchachas más jóvenes y cuatro hombres presas también del nerviosismo según podía adivinarse por los movimientos de sus brazos.

Vosotros vendréis con la señora y conmigo, saldremos en cuanto amanezca y abran las puertas de la ciudad. - Señaló Ertheras, el cochero de la familia, siguiendo las instrucciones de su señor. Por favor, preparad algunas cestas de comida, hay un largo viaje hasta Purskul y la señora no es de comidas ligeras... - Ordenó a las muchachas más jóvenes que se encontraban de pie. 

¡Basta ya de lloros! ¿Nadie va a entrar en Crímmor me oís? - Ertheras nunca había poseído el tacto de otros de los hombres de la casa pero hablaba desde la experiencia. De las veces que tribus de orcos habían intentado realizar alguna rapiña contra la ciudad ninguna de ellas habían conseguido cruzar las murallas. Desde su punto de vista no había nada que temer pero, dado el nerviosismo de su patrón, algo le decía que sería mejor encontrarse lejos de la ciudad cuando cayese la madrugada.

Doblada de dolor y respirando con dificultad debido a las risas, Cessina, observaba entre lágrimas y desde el suelo al bárbaro que se había interpuesto entre ella y la salida de las cocinas. Cocineras, lavanderas y camareras se separaron de la muchacha como si esta estuviera infectada por alguna clase de enfermedad contagiosa.

¡No..no...lo...entendéis! - Chilló entre las contracciones provocadas por las carcajadas. Cuando por fin se repuso no intentó siquiera ponerse en pie, simplemente esperó allí tumbada a que los aventureros se arremolinaran en torno a ella.

Poco tardó aquella cocinera en ser atrapada por el veloz bárbaro. Sus potentes piernas y su ligera armadura eran una combinación asombrosa de fuerza y agilidad.

Con la mujer en el suelo, riendo a lágrima tendida, intentaba decirles algo, -¿Qué es eso de que no entendemos?- se preguntó. Aquella mujer había salido a correr casi sin motivo, aún no sabían si era una amenaza o una fuente de información relevante, por lo que si tenía tanta prisa habría que hacer que hablara lo antes posible.

-¿Qué es lo que no entendemos?, ¿por qué corrías?. Habla y te soltaremos-. No obstante, aquella mujer debía pasar la prueba de su dios para comprobar que no existía maldad en su corazón aunque, de no haberla, estaría muy atento a sus palabras buscando entre ellas la semilla de la mentira.

El enano escuchaba algo desilusionado las palabras de Losse, aunque algo ya le decía que Angirwar no era el hombre fuerte detrás de estos asesinatos. Le parecía más un segundón que diese medios al ejército. Era posible que no estuviese informado de nada y claramente podía no ser un miembro de confianza, eso no descartaba que estuviese ayudando a la causa. ​Igual lo están utilizando. dijo el enano tras acariciar sus barbas. ​Al final y al cabo... un buen generrrral no darrría las claves de un ataque sorrrrprrrresa. dijo el enano, como si fuese él el que planease el ataque, ¿pero entonces como tendría conocimiento de los túneles? Una cosa es vender a la ciudad y otra dar claves tácticas de una forma tan evidente. Tenían que investigar un poco más, ya que en la cabeza del enano estaba la historia de zanca con aquel mago... Había visto a Morwing someter a un pirata, también podían haberle obligado a reunirse en sitios poco transitados con la excusa de negocios. Seguro que este idiota sería capaz de cualquier cosa. Espero estar equivocado. Por fortuna el mediano se ponía manos a la obra mirando en los típicos sitios que a su juicios serían los más comunes de esconder ese tipo de información.
Losse, demos una oporrrtunidad a Zanc. Sino io prrrropongo al merrrrcaderr Calvo. decía Kormack, aunque algo le decía que las cosas no podían ser tan fáciles. Ya había errado con Angirwar y su cabeza había divagado y había visto cosas que no había... o quizás había acertado, pero se había dado por vencido a la primera. Hembelan dijo que no crrrreasemos divisiones interrrrnas. dijo con una sonrisa Perrrro él sólo es un rrrreprrresentante. Esta idea quizás la pudiesen utilizar para exprimir a Angirwar, él no tomaba las decisiones, sino su familia y verle mostrarse tan débil decía mucho acerca de este personaje del consejo.

Losse, pese a estar casi convencido de la inocencia de Angirwar, no rechazó la idea de que Zanc investigara en el interior de la casa. - Está bien, vigilaremos aquí fuera por si las cosas se tuercen o por si se presenta algún imprevisto. - Luego escuchó a Kormack, y tampoco le faltaba razón. Estaban allí para investigar y con sólo una conversación, no limpiaba de culpabilidad al noble. - Estoy de acuerdo. Veamos primero a ver con qué sale Zanc y después tomaremos una decisión definitiva. Avísanos antes de tomar alguna acción arriesgada. -

Cuando el explorador vio como Zanc se acercaba a la puerta, le mostró al enano su plan de vigilancia. - Me subiré al tejado para estar seguro de que nadie más viene. Quizá esta noticia haya cogido por sorpresa también a alguno más que trabajase junto a Angirwar. Vigilaré desde arriba y, de paso, me mantendré cerca de la ventana por si comentan algo más. -

¡Houko no era ningún traidor!  - Dijo intentando alejarse a rastras sin separar la vista de la afilada punta de lanza del bárbaro. No obstante no se alejó más de un par de palmos de donde había caído al sufrir los efectos del hechizo de Ogna.  El gesto de negación del bárbaro le hizo recapacitar sobre el riesgo innecesario que conllevaba realizar movimientos no autorizados por los aventureros. ¡Él…él murió por salvarle Lord Hembelan! – Las lágrimas acudieron a sus ojos y esta vez nada tenían que ver con las risas que instantes atrás le habían hecho derrumbarse al suelo. Con el dorso de la mano trató de limpiarse aquellas que recorrían sus mejillas pero aquello no hizo más que acentuar el aspecto de derrota de la muchacha. Con las mejillas tiznadas por el contacto con sus sucias manos, Cessina tardó en emitir una palabra comprensible tras romper a llorar desconsoladamente.

¡HABLA MALDITA SEA O TE...! - Ordenó Lord Hembelan perdiendo la compostura por primera vez en más tiempo del que lograba recordar. El hecho de que aquella sirvienta hubiese escondido durante más de un mes detalles que pudiesen arrojar más luz sobre sus intentos de asesinato hizo que se abalanzase sobre ella como un perro sobre su presa debido a la rabia contenida. Sólo los ojos horrorizados de aquellos que observaban tal espectáculo le hizo recapacitar y detenerse. 

¿Qué sabes? - Preguntó sin poder ocultar en su totalidad su estado de ansiedad.

Tragando saliva con dificultad debido al nudo en la garganta, Cessina asintió varias veces. - Houko y yo nos veíamos en el patio cada noche...ese día él había llegado antes que yo y estaba esperándome. - Comenzó a decir en un tono apenas audible. Yo...yo...cuando llegué, sólo vi a un ser de aspecto infernal. Tenía a... - La muchacha cesó su relato unos instantes debido al horror de rememorar tal visión. Tenía a Houko levantado por el cuello como si fuese un muñeco de trapo... - Su mirada quedó en blanco mirando al espacio vacío entre Allen y Ogna, en dirección a la puerta que daba al patio del pozo. No..no pude gritar... ¡Oh madre de la naturaleza! Dejé morir a mi amado... - Susurró como si se hubiese percatado de ello en ese mismo instante. ¡Esa criatura me miró a los ojos y se rió mostrándome unos dientes como cuchillos! Y luego...luego...

¡NOOOOOO HOUKOOO! - Chilló y pataleó estrellando su cabeza repetidas veces contra el suelo hasta que una de las cocineras de más edad se acercó escandalizada y la sujetó entre sus brazos. La muchacha rompió a llorar desconsoladamente con tal fuerza que incluso hubo un par de soldados que se asomaron a la puerta de las cocinas alarmados por los gritos. 

-Dice la verdad Lord Hembelan, su dolor ha impedido que haya podido compartir esto con nadie hasta ahora- comentó para excusar a la mujer mientras se acercaba a ella y ponía la mano sobre su cabeza.

Se arrodilló ante ella y le pidió que le diera detalles más precisos sobre lo que vio aquella noche. Al parecer, cuando se dirigía al lugar donde habitualmente se veían, escuchó algo extraño por lo que se asomó lentamente para comprobar cuál era el origen de aquel sonido. Horrorizada, comprobó que eran los gorgoteos de su amado luchando por adquirir algo de aire ante el estrangulamiento que estaba sufriendo. La mujer describió el ser como un ser infernal con una imponentes alas, algo que instantáneamente el grupo apuntó como el método que había utilizado aquel demonio para introducirse en palacio.

Al ver tamaña desgracia, Cessina se desmayó y lo más extraño es que al despertar el cadáver de su amado no se encontraba allí, por lo que no podían saber qué es lo que pasó a continuación.

-¿Cuándo encontraron el cuerpo en el pozo entonces?-, preguntó con voz suave a la afligida mujer. Acto seguido se giró hacia Lord Hembelan y le preguntó, -¿Podemos saber si esa noche alguien de la guardia vio deambular por palacio a Houko?-. La idea de que el demonio hubiese utilizado para algún fin el cuerpo del guardia daba vueltas en su cabeza pero no encontró ningún motivo para aquello.

Se levantó y preguntó a las cocineras -¿Alguna de vosotras vio a Houko esa noche?, es el momento de hablar si es que sabéis algo. Ese demonio debe ser detenido antes de que cause más desgracias-.

El intento de huir de la joven sirvienta fue al instante impedido por el buen hacer de Davros y Ogna. En esta ocasión el hechicero se quedó en segundo plano observando como sus compañeros y el mismo Hembelan trataban de sacar toda la información posible a esa pobre chiquilla.

Cessina habló de una criatura demoniaca con colmillos como cuchillos como autor del asesinato del soldado encontrado en el pozo. Eso hizo que Morwing se llevara al instante la mano al pecho y apretara con fuerza el Crothual como un acto casi instintivo. – ¿Podría tratarse de Ethegax? De ser así…¿qué diablos buscaría aquí?, se preguntaba a sí mismo. Al tratarse de un ajeno ya quedaba esclarecido el misterio de como accedieron a la vivienda de Lord Findoren: habría sido o bien por el patio de luces volando o simplemente teletransportándose si se trataba del propio Ethegax o un demonio similar.

Morwing iba a intervenir en la conversación, sin embargo las preguntas del paladín fueron acertadas y decidió esperar que más tenía que decir aquella muchacha. Con una descripción más detallada de aquel demonio quizá podría reforzar sus sospechas.

Interrogaré de nuevo a toda la guardia, no me gusta nada lo que está pasando aquí... - Comentó Lord Hembelan Findoren tras la descripción por parte de Cessina de una criatura de alas de murciélago, el doble de grande que una persona normal y con una gigantesca maza colgada de la cintura. La muchacha fue incapaz de recordar más pero no cabía duda de que aquel ser era un demonio enviado desde los planos infernales al igual que Ight-Zim-Xal o el mismísimo Ethegax. Su descripción no encajaba con ninguno de los dos demonios con los que el grupo se las había visto anteriormente, algo que ninguno sabía si era algo bueno o malo. Lo que estaba claro, tal y como conjeturaba Morwing, es que podría haber entrado perfectamente tanto teletransportándose como volando.

Ogna observaba el teatrillo de la sirvienta con una mirada cargada de suspicacia. Sin embargo si Allen decía que contaba la verdad no tenía por qué dudar de ello.

- No acabo de verlo claro este asunto...- Dijo sin intención de perjudicar la situación de la muchacha.- ¿Por qué no contaste nada de esto hasta hoy cuando te hemos pillado huyendo?- Su mirada se posó ahora en Lord Findoren con cierto descaro. Le parecía increíble que sus interrogatorios sobre lo sucedido no hubiesen logrado reunir más información. Ellos en lo poco que llevaban en Crímmor habían averiguado más cosas que el gobernador en un mes.- ¿Qué hacía ahí abajo esa poción?- La muchacha jugueteaba con un mechón de su pelo, enrollándolo y desenrollándolo en torno a su dedo.- Ese Houko tiene..ejem...tenía pinta de ser más un pobre pardillo.- Agitó la mano delante de Cessina para disculparse por criticar a su enamorado fallecido.- Quizá mientras esperaba a su amada vio algo que le hiciera sospechar. Pudo ver algo que el demonio no podía consentir que contara. Ese demonio tendría la poción para envenenar a Lord Findoren, la dosis es suficiente para matar a una persona echándola sobre la comida. Quizá se le cayera con el forcejeo al pozo. Eso limitaría, si es como hemos visto en otras ocasiones y esos demonios adoptan forma de otros humanos, el servicio que prepare o lleve la comida a nuestro querido Lord Findoren . Es lo único que se me ocurre.-Finalizó rascándose la cabeza.- Deberíamos interrogar al servicio, comprobar si alguien se ha comportado de manera extraña últimamente.- Desde luego Allen iba a tener trabajo que hacer.

Las conversaciones al interior de la casa no hicieron más que confirmar lo que Losse había dicho, con resignación el Gnomo fue hasta donde estaba Kormack y le hizo señales a Losse para que se retirasen. Una vez el trío estaba reunido de nuevo, empezó a contarles. - Todos en la casa están preparándose para salir de Crimmor apenas abran las puertas de la ciudad... El jaleo es tremendo, ahora mismo es muy difícil entrar a investigar, podemos venir luego, estoy seguro que la casa estará vacía en cuanto se marchen y podré revisar el lugar, por ahora deberíamos regresar con los demás, el tiempo corre y aún tenemos mucho trabajo. - Exclamó a sus compañeros y espero sus respuestas para después regresar al lugar que acordaran.

Ya te lo he dicho...- Comentaba resignado Lord Angirwar - me reuniré contigo en cuanto tenga oportunidad. No creo que esta amenaza dure mucho tiempo. ¿Me oyes? No correremos peligro aquí dentro, pero estaré mejor si sé que estás fuera de la ciudad. - Era el enésimo intento que el noble hacía para convencer a su mujer la cual aún permanecía sentada en la cama tal y como la había visto Losse momentos atrás.

Cuando llegues a Purskul, escribe a mi tío y dale las noticias, puede que ese perro vago se digne a subirme mis honorarios por intentar salvar su culo en esta ciudad de carreteros. - Dijo limpiando las lágrimas de su mujer. Venga, vístete, Ertheras no tardará en preparar el carruaje.

No lo sé. - Comentó avergonzada sin levantar la mirada. Tuve miedo. Lord Hembelan no nos permite relacionarnos con los soldados dentro de palacio... - Confesó en un susurro apenas audible. 

¿QUÉ? ¡YO NUNCA HE DICHO TAL COSA EMBUSTERA! - Explotó Lord Hembelan al escuchar las palabras de la sirvienta. Mis soldados saben que no quiero que esto se convierta en un lupanar, pero nunca he dicho tales cosas. ¡Hay soldados que tienen a sus mujeres trabajando en el servicio y no sucede absolutamente nada! 

¡No mientas! - Exclamó de nuevo el gobernador quien había dejado a un lado los formalismos y estaba dispuesto llegar hasta el final en aquel asunto. Sólo la presencia de los aventureros hizo que el Representante del Consejo no la levantase por los pelos allí mismo.

¡SÍ QUE LO HIZO! ¡Houko me lo dijo! - Contestó la sirvienta desafiando la autoridad de su patrón. La cocinera que la asía por los hombros a la muchacha cerca estuvo de caer de espaldas cuando Cessina intentó levantarse para ir contra Lord Hembelan. Más curiosos se iban agolpando en las cocinas y en el pasillo aguardando expectantes la resolución de aquel extraño episodio.

¡Por eso teníamos que vernos a esas horas en el patio del pozo! Me dijo que si lo hacíamos en otro sitio se arriesgaba a perder su puesto en la guardia. - Añadió firmemente convencida. Yo no vi ninguna poción...

- Bufff, resopló el hechicero ante la escena que estaban dando amo y sirvienta. Prefirió seguir al margen de todo aquello, aunque no desaprovecharía la oportunidad de investigar a todo el gentío que se fue agolpando en las concinas de la casa.

Como si de un espíritu se tratase, dio unos pasos a su izquierda y echó mano de uno de esos deliciosos pastelillos que instantes antes había pisoteado Davros. Lo olisqueó un poco, lo sopló con la intención de limpiarlo y comenzó a comérselo mientras observaba disimuladamente al resto del servicio y continuaba el espectáculo. – Hummm, está bueno esto… 

Por segunda vez Losse corroboró lo que ya había supuesto en la primera ocasión, al igual que Zanc. Tras lo sucedido, había otras opciones más importantes que investigar. Quizá reunirse con sus compañeros fuera la mejor opción y no cabía demorarlo más.

De nuevo el elfo descendió por la pared de aquella casa y se reunió con sus dos compañeros. - Bueno, pues parece que está claro que ahora no es el momento ni el lugar que más sospechas levanta. Quizá no sirva para descartarlo, pero, desde luego, deberíamos observar la actitud de algún otro integrante de la reunión. Vayamos con el resto y a ver qué conseguimos averiguar. -