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Crónica del Heredero - Episodio II - El Ascenso.

IV- Tambores de guerra

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03/03/2015, 05:14
Rissen Frostamer

El soldado, con el rostro enrojecido debido a la mención del episodio en las troneras de los sótanos de la torre norte, separó a Losse un momento del grupo cuando Ogna lo dejó libre por un instante. 

Gracias amigo. Nunca olvidaré este gesto y todo lo que has hecho por mi. - Contestó Rissen aferrando el antebrazo del explorador en señal de amistad. Siempre tendrás un amigo en Nashkel ya que si hoy estoy aquí, como bien te dije, es gracias a ti. Bueno y a ti mi buen amigo gnomo. - Añadió llamando la atención de Zanc quien brindaba con Kormack con sendas copas de vino cada uno.

He de volver con mis compañeros para decirles que estoy bien y...bueno, dar las malas noticias. - Comentó un tanto apesadumbrado por el recuerdo. - Gracias todos. - Con el visto bueno de Tugman y del soldado al mando en la sala, Rissen "Gota Fría" volvió a los barracones entre palmadas de ánimo de sus camaradas.

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03/03/2015, 05:57
Tugman Bezosdeoso

Tras la salida del soldado rescatado por Losse, Tugman, esperó a que cesasen las bromas, abrazos y muestras de afecto entre los aventureros al ver que todos estaban a salvo. Aclarándose la garganta tomó la palabra para dar los últimos hilvanes a lo propuesto por el grupo. La información que el explorador y el pícaro traían con ellos ampliaba en parte a lo ya comentado por Morwing y el resto en los momentos previos a la llegada de ambos.

Era cierto que numerosas tribus acampaban en los Picos Nublados esperando el momento acordado para lanzarse a la conquista de Amn. Grooxynz no había mentido ya que Losse y Zanc confirmaban su versión; el inicio de la invasión sería en dos lunas. Según los pocos detalles facilitados por uno de los exploradores goblin que habían reducido los dos miembros apartados del grupo, el clan de la Flecha Negra estaba dirigido por dos ogros y, para mayor malestar, distaba de lejos de ser el clan que llevaría la voz cantante en lo que respecta a la invasión de las llanuras. Al parecer "El Señor del Barco Volador" había reunido a los líderes tribales y los había unido de alguna forma que desconocían en un gran ejército liderado por una figura misteriosa, El Gran Muzhal, quien probablemente se trataría del líder orco de la tribu del Escalofrío. Él había sido quien había ordenado bloquear los pasos de montaña mediante derrumbes y a quien se le había prometido la tierra de las llanuras como pago por sus servicios.

El Representante del Consejo a esas alturas sudaba copiosamente no tanto por el calor de la habitación si no por el destino tan poco halagüeño que tenían por delante. Aún así, confiado por las palabras de Davros, Morwing y Allen, parecía resuelto a hacerse cargo de la movilización de todos los centros de población al norte de las montañas, al menos hasta que alguien más ducho en táctica y estrategia se hiciese cargo de la situación. El grupo partiría a la mañana siguiente a en dirección a Crimmor al que esperaban llegar bien entrada la noche tras un viaje sin descanso de más de quince horas. Con lo que no contaba, o más bien ignoraba, Tugman era el hecho de que el derrumbe aún seguía bloqueando el paso del Camino del Comercio. Al menos, en un principio, nadie le informaría de tal cosa puesto que, persuadido por Morwing, había decidido prohibir a los mercaderes que se pusiesen en peligro al acompañar al grupo en su viaje, por lo que los aventureros serían los primero en llegar allí. Los comerciantes, retenidos y realmente molestos tras los disturbios de la última noche, serían  informados de la situación una vez los aventureros hubiesen partido, y esgrimiría como excusa que había que evitar a toda costa que los orcos pudiesen atraparlos y conseguir extraerles alguna información que pudiese comprometer a la población de Nashkel o las ciudades vecinas. En cierta manera, aquella precaución, no estaba infundada ya que esas personas conocían rutas, tiempos, poblaciones y distintos detalles que, conscientes de ello o no, podían comprometer la seguridad de una ciudad. Además, aunque los compañeros no habían recabado ninguna información que indicase que Nashkel pudiese ser víctima de un asalto, tampoco disponían de ninguna que lo desmintiese, por lo que incluso los más precavidos de los miembros del consejo de la ciudad, incorporados a la reunión en los últimos momentos de la misma, dieron el visto bueno a llevar a cabo un éxodo forzoso hacia el norte a fin de evitar males mayores.

Disuelta la reunión a altas horas de la noche, y con poco más de tres horas hasta la salida del sol, el grupo se congregó en sus aposentos ultimando los últimos detalles para el día siguiente.

Mientras, a pocas millas de allí, tensados y engrasados, los pellejos de los tambores estaban siendo preparados para su función: llevar el paso de la guerra.

Notas de juego

Dejo abierto por si queréis dejar algo más escrito en esta escena para lo sucedido en esa noche.

 

Todo lo que tenga que ver con lo sucedido a la mañana siguiente lo haremos en la siguiente escena.

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03/03/2015, 20:09
Ogna

- Kormack estaba en las últimas por el ataque del ogro pero entonces lancé mi conjuro más poderoso, dejando ciegos a un montón de ellos. Pero...¡craso error! Me hice visible y los goblins me dejaron el cuerpo como un colador. Casi la palmo, ¿sabes?- Le decía a Losse esperando tocar su fibra sensible.- Entonces me hice invisible de nuevo y ¡ZAS! Cuando miré atrás Allen había cargado contra el enorme ogro.- Cuando el enano dio el golpe de gracia al ogro Ogna no estaba mirando por lo que omitió esa parte.-¡Buaaaaah! Fue increíble. Luego arramplamos con todo y emprendimos la huida pues vimos que se estaban reorganizando. Kormack y Morwing encontraron una cueva y allí unos "amistosos" Gnolls nos ayudaron a buscar la salida más próxima a Nashkell. Si lo que decían es cierto, los oscuros y profundos túneles guardaban a todo un contemplador. Muchosojos le llamaban. Habéis tenido suerte si no os habéis topado con él.

Así relataba Ogna lo sucedido a Zanc y Losse cuando ya casi se le cerraban los ojos tan pesados sentía los párpados.- Vámonos a la cama Losse, hoy sólo quiero dormir.- Se quitó el chaleco y se aflojó la armadura para enseñarle la piel blanca y suave donde la habían asaetado.- Todavía me duele un poco...- Señaló juguetona una invisible cicatriz a la altura de su inexistente escote.

Notas de juego

A dormir...guiño, guiño.

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03/03/2015, 21:32
Kormack Quebrantahuesos

El enano miró a Ogna cuando esta dijo por primera vez su nombre en su narración. No daba crédito a las tonterías que aquella mujer decía. ¿Presumes de huir? ¿De valentía? Pero lo que no cuenta es que se negó a ir a buscarte... pensaba el enano mientras miraba con pena a la extraña pareja. El enano no era de los que gustaba de fardar como la bocazas de Ogna, el enano era más de contar buenas historias. Un suspiro de cansancio dio paso a una bocanada de humo. El enano apagó su pipa y tiró las cenizas en la mesa. Con un trapo guardaba los restos de cenizas dentro de un vial ya vacío. Se bebió lo que le faltaba en el vaso y marcho a la cama tras un Abur! y un gesto con la mano.

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03/03/2015, 23:33
Zanc Piesligeros

Entre alegrías, bromas y risas Zanc celebró el reencuentro con los compañeros en casa de Tugman, estaba contento porque nada malo les había pasado, sin embargo lo que habían descubierto era algo poco halagüeño. Tras un par copas de vino el Gnomo ya había escuchado la versión de sus compañeros, a lo que finalmente añadió. - Se preparan para la guerra!, ya se los había dicho, esa montaña está plagada de esos bichos, la fortaleza que vimos es solo una parte, pues hay muchas tribus en aquellas, pero no sólo cuentan con brutos en sus filas, no señor! - Exclamó recordando el episodio con el brujo orco. -También usan magia negra!, Shamanes Orcos del despiadado Gruumush, las fuerzas oscuras que usan son muy poderosas, Vazkal es el nombre de uno de ellos!- Dijo desconociendo si era el único brujo, pero suponiendo que había más de esos usuarios de la magia entre las tribus salvajes. - Cuando fui a investigar aquella sospechosa choza, descubrí que estaba fuertemente custodiada por defensas mágicas. Tuve que armar un alboroto para sacar al brujo que rezaba letanías al interior... Pactos oscuros!, se valen de sacrificios humanos, temo decir, desconozco qué se proponen, pero intenté interrumpir su ritual... Por poco lo pago caro, pude sentir como desde la distancia aquel maldito brujo metía su mano dentro de mi pecho, es una sensación horrible... Gracias a los Dioses... ¡Sí! Gracias a Tymora pude librarme de su hechizo, afortunadamente conseguí escapar, ya conocen mis métodos- Bromeó intentando disimular el temor que le traía recordar aquella situación mientras se revolvía el pelo con nerviosismo.

Pero eso no es todo. En dos lunas avanzarán todas las tribus hacia el sur, piensan apoderarse de las llanuras... Todo planeado por el "hombre del barco volador"- Finalizó su historia mientras retomaba el aliento y bebía un largo trago del fuerte vino. - Debemos apresurarnos - Apostilló concluyendo con su aporte en la reunión.

Al finalizar la velada se dirigió a la habitación que habían dispuesto para su descanso y pago lo que debía a Kormack y a Ogna con su parte de la recompensa. Debía descansar y retomar fuerzas para lo que se avecinaba...

Notas de juego

Pago 600 po a Ogna del préstamo y 300 po a Kormack y Ogna que les debía de la venta de la daga +1
 

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03/03/2015, 23:56
Davros Zokk

- Muchas gracias, Tugman, por entrar en razón, y por los animales. Te aseguro que no te arrepentirás, éstos gestos pueden cambiar el rumbo de la guerra. - Davros no podía saber si sus sospechas eran ciertas, si estaba equivocado, sólo era un niño inexperto, no sería responsable de su estupidez.

Más tarde, una vez se reunieron sin más oídos que los de confianza, comunicó sus dudas sobre el joven al mando y las cuentas de Selarren, a lo que Ogna le contestó que no era demasiado extraño, que lo obvio era que lo estuviesen usando para abastecer los ejércitos orcos de las Montañas Nubladas y que Tugman no fuese consciente de lo que estaba pasando.

La respuesta de Ogna, junto con el aparente apoyo silencioso del resto del grupo y el cansancio reinante en el cuerpo del guerrero, fue más que suficiente para zanjar el tema. - Supongo que tienes razón, debe ser que ya veo demonios en todas partes... No sé porqué será... - Una mueca acompañó las palabras que salieron arrastrándose de su boca.

- Nos vemos mañana, intentad descansar lo mejor que podáis, lo necesitaremos.-

Se lavó manos, brazos, cara y cuello con el agua de una de las palanganas, y tras soltar el equipo junto a su lecho, su espada bien a mano, y la daga oculta bien cerca, cayó rendido en un profundo sueño.

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04/03/2015, 22:50
Losse

Antes de partir, Losse aprovechó que aún Ogna dormía para echar mano de su diario y escribir unas hojas, como venía siendo habitual últimamente.

El rescate inesperado de Rissen "Gota Fría"

"Otro día más en los caminos nos llevó hasta Nashkel. La tranquilidad de la que habíamos gozado hasta entonces tocó a su fin nada más alcanzar el poblado. La carretera principal estaba abarrotada de carrozas, como ocurre en Everlund los días de Feria, aunque el motivo era muy distinto.  Al parecer, el paso de las montañas se encontraba bloqueado y la mayoría de comerciantes no podrían atravesarlo mientras éste durara. Ésto olía a problemas mayores y, allá donde éstos están, aparecemos nosotros.

El grupo se dividió para investigar las causas del bloqueo: unos fueron a la casa de Tugman Bezosdeoso, regente de aquella aldea, y otros nos quedamos a investigar en una de las tabernas. Desconozco como lo lograrían, pero mientras gozaba de un poco de comida a las puertas del local junto a Davros, un gentío, con ánimos de rebelión, se dirigía hacia la casa del gobernador alentados por las palabras de Zanc y Ogna. En el camino se encontraron con nuestro sector más diplomático, con Allen a la cabeza, y pudieron contenerlos antes de enfrentarse directamente a Tugman. De pronto nos habíamos convertido en los "despejadores de caminos" y una nueva misión nos había sido encomendada.

Pero antes de probar nuestras piernas en las frías montañas, había que realizar una visita a quien, al parecer conspiraba con el enemigo, el tesorero. Los malos augurios se confirmaron al encontrar a un demonio en lugar de un tesorero, el cual había muerto bastante tiempo atrás. Aquel demonio con aspecto de buitre gigante nos plantó cara y sólo la fuerza bruta de nuestros guerreros, así como el impulso facilitado por Ogna nos permitió acabar con él y uno de sus parientes convocados desde el plano abisal. La muerte nos rondó cerca pero, a cambio, muchas de nuestras preguntas se vieron resueltas con la simple presencia de aquella criatura en la aldea, no sin generar algunas que otras nuevas.

Finalmente partimos hacia las montañas con la protección de Mielikki guiando nuestros pasos. Tras varias horas de camino, el bloqueo se presentó frente a nuestras narices. Todo parecía indicar que no era un hecho accidental, como ya sospechábamos, así que, Zanc y yo nos adelantamos a investigar. La aguda vista del gnomo encontró una pista que definitivamente confirmaba nuestra teoría y, allí donde existían pistas materiales, también debían existir huellas, aunque hubiera que revelarlas mágicamente. Hicimos una señal a nuestros compañeros para que nos pudiéramos reunir. Yo había logrado captar el rastro de nuestros enemigos, por lo tanto, sólo quedaba leer las huellas hasta que nos llevaran al lugar en el que se refugiaban.

Otras tantas horas más tarde divisamos una fortaleza con cuatro torres, lugar al que nos conducían las huellas. Si avanzábamos con cautela, probablemente terminaríamos con una veintena de los causantes del bloqueo. No parecía una tarea imposible.

Zanc, Ogna, Davros y yo nos posicionamos bien para el asedio. Unos minutos después llegaron Allen, Morwing y Kormack. Todo estaba preparado.

Morwing lanzó un feroz ataque con una bola de fuego que prácticamente los fulminó a todos. Una hueste de lobos corrió hasta nuestra posición y los abatimos sin demasiada dificultad. Sin embargo, ni en la peor de nuestras previsiones esperábamos recibir semejante cantidad de enemigos. Medio centenar de ellos surgieron de las torres y de debajo de la tierra cargando hacia nuestra posición, toda investigación parecía acabada pero, de repente, nuestro hechicero lanzó una enorme nube de humo que nos ocultó de ellos. Había que actuar con rapidez, así que me convertí en lobo rogándole, una vez más, el favor a la Exploradora Suprema y ella me lo concedió. El ocultamiento no podía ser más idóneo.

Me revolqué en sangre para parecer herido, salí de allí aullando de dolor y parece que dio resultado. Todos los demás huyeron, menos Zanc, al cual pude captarle el olor poco después. Aún así, me vi solo ante un ejército formado por trasgos, orcos y ogros.

Recorrí el nivel inferior a la explanada donde se encontraban las torres. El antiguo bastión de los seguidores de Cyric fue un lugar idóneo para aquella tribu de medio millar. Revisé cada estancia buscando encontrar algo de útil pero, como no podía arriesgarme a entrar en una zona vedada, descendí otro nivel más.

El panorama era muy distinto en aquella planta. Sólo el silencio invadía aquellos túneles. Continué en forma de animal hasta alcanzar uno de los pasos bloqueados. No sé qué es aquello que intentaban evitar, pero ya tenía una experiencia anterior en el Atolón de la Sirena muerta y preferí no buscar la manera de cruzarlo. Por suerte, muy cercano a ese lugar, conseguí escuchar las palabras de un par de orcos hablándole a alguien más e incluso intentando utilizar el común. Allí no debía de haber sólamente orcos.

Me asomé a la esquina y, en efecto, dos de ellos provocaban a alguien que debía encontrarse detrás de los barrotes de una puerta. No lo dudé, dejé atrás mi aspecto animal y les ataqué. Uno de ellos me hirió con gran fuerza, aunque logré abatirlos antes de que pudieran darme muerte.

Corrí como buenamente pude hasta el cadáver del orco al que habían confiado la custodia del reo y entonces escuché su temblorosa pero esperanzada voz. Un humano se encontraba detrás de aquella puerta. La abrí con el mayor sigilo posible, intentando pasar aún desapercibido. Con la ayuda de aquel humano llamado Rissen, introdujimos los cuerpos de los dos orcos en la celda. Él se armó con el equipo que llevaban encima y le entregué alguna poción para restablecerse de sus heridas, al igual que yo había hecho con las mías. Caminamos hasta la sección norte, por las mismas escaleras por las que yo había descendido y le entregué la poción con la que podría salvarse de la fuerza de la gravedad. La enguyó y le advertí a que corriera con todas sus ganas para escapar por las troneras que daban al precipicio, pese a su estupefacción inicial.

Una veintena de trasgos aguardaban con las armas preparadas ante la incursión de un intruso. Zanc debía de haber sido descubierto y eso complicaba nuestra huída. Intenté convencer al humano para que actuara según le había dicho y, al no ver ninguna otra alternativa, accedió. Seguramente era mejor que servir como sacrificio en el ritual de un orco.

Pocas veces había visto correr a alguien con tanta ansia por alcanzar su libertad. Quizá podría haber escapado a las primeras de cambio, pero no, tenía que estropear el plan... No daba crédito cuando lo vi encallado en mitad de la tronera y sin poder avanzar apenas. Todos los trasgos mostraban su sonrisa y se relamían al haber encontrado un conejo con el que jugar justo en su propia casa. Ahora lo pienso y no sé de dónde saqué las fuerzas, pero mi carrera fue aún más impetuosa que la de Rissen, quien sudaba y sudaba ante la impotencia. Fue por ello por lo que ahora lo llaman Rissen "Gota Fría", quizá yo tenga algo de culpa en eso. Lo empujé con todas mis ganas y éste se fue de cabeza precipicio abajo. Le di un aspecto más teatral, como Ogna había contado en alguna ocasión para llamar la atención al respetable, esperando a que los gritos del humano se apagaran a medida que se alejaba. Saqué el pequeño frasco de la poción que tenía almacenada en el brazalete y me despedí de ellos diciéndoles: "Recordaréis este día como el día en el que CASI capturáis a Losse Espina del Bosque". Con el efecto de la poción me vaporicé y escapé por la tronera.

El viento me sacudía y, por temor a aparecer a demasiada distancia de Rissen, me volví corpóreo y bajé por aquella pendiente con el poder de mis botas. Cuando nos reunimos trazamos un plan de huída que súbitamente debimos improvisar al encontrar unas pequeñas huellas y manchas de sangre. Parece que cierto gnomo escurridizo había logrado salir de allí con vida también. En apenas cinco minutos lo alcanzamos y proseguimos con la escapada los tres juntos mientras nos poníamos al día sobre nuestras historias.

A medio camino volvimos a dar con otra cueva, aunque mucho más pequeña. En su interior había trasgos y lobos. No nos supuso mucha dificultad acabar con ellos, al menos a Zanc y a mí. Rissen quedó bastante magullado y de nuevo tuve que curarlo. Pero, por suerte, el camino continuó y logramos reencontrarnos con nuestros amigos.

No he dejado de recibir felicitaciones y muestras de agradecimiento por salvar a Rissen, pero estoy seguro que él en su lugar hubiera hecho lo mismo. Parece una persona bastante noble. Sólo deseo que esta experiencia le sirva para aumentar su determinación en combate. La guerra llama a las puertas de esta aldea y su imagen es una de las armas más potentes con las que cuentan: el hombre que sobrevivió a los invasores.

Mientras tanto, mi camino y la búsqueda de mi pasado continua. Quizá esta guerra sirva para esclarecer mi pasado, aunque me temo que poco a poco pierdo un poco más la esperanza. Aún así, sólo tengo que mirar a mi lado para ver que tengo mucho futuro por delante. Con Ogna a mi lado, el pasado no importa tanto."