Partida Rol por web

Es un dia como otro cualquiera, el sol brilla, los edificios se ven hermosos, los amos pasean a sus exclavos para que no engorden y se queden bofos...

En el periodico de la mañana lees con interes un anuncio de esclavos de saldo. La foto que lo ilustra muestra varias jovenes recien llegadas del otro lado del oceano, guapas, aterradas y segun reza el anuncio, virgenes.

- Vírgenes... seguro que es mentira, pero merece la pena comprobarlo.

Miro la reseña del periódico, buscando la forma de entrar en contacto. Por mi cabeza, pasan todas las imágenes posibles de lo que podría hacer con una exclava propia... una para mi solito. Me preparo una infusión de cannabis para relajarme y me dispongo a ir a ver a esas jóvenes traídas de ultramar.

Se trata de un almacen en el puerto, es cuestion de ir, mirar y negociar un precio.

Cuando llegas ves el dueño de un burdel esta metiendo a una docena de preciosidades en un furgon, carnaza fresca con la que atraer a nuevos clientes. Por desgracia solo queda una chica cuando tu llegas, no tan joven como las que has visto entrar en el furgon pero no menos bella.

Un hombre obeso se te acerca restregandose las manos por el buen negocio que habia cerrado con el dueño del burdel.- Buenos dias señor, si esta interesado en ella le hare un descuento especial, tengo ganas de cerrar hoy pronto y celebrar este dia con mis esclavas... ¿Sera su primera exclava?.- pregunta con una sonrisa endiablada.- Le va a encantar señor, lo unico malo es que con el tiempo deseara tener mas.

Contemplo hechizado a la chica. Si, puede que no sea tan joven como las otras... y quizás sea peor. No es tiempo de pensar en todas las oportunidades que he perdido por llegar tan tarde... Esta mujer será mia. De mi propiedad. Por su diminuto cerebro pasarán ideas, sentimientos, rebeldía, sumisión... mía...

- ¿Un descuento? ¿Qué clase de descuento? Estoy interesado... si, es mi primera exclava y me parece... perfecta.

Mientras hablo, paso la mano por el cabello de la chica, olfateándolo. Le sujeto la cara firmemente para ver si es capaz de soportar mi mirada.

- ¿Cuánto quiere? Paga Miller Gantz.

Permanezco hipnotizado contemplando los tobillos de mi futura mascota. Parece imposible que lo tenga todo... dos brazos, dos piernas, una cabeza... somos tan parecidos... y tan distintos. Casi podría pasar por un ama, aunque no sea más que un objeto capaz de hablar y moverse.

- 20 por ciento... no, 25 por ciento de descuento.- dice el hombre recordando la patada que le dio la, chica es algo brusca, no se lo voy a negar, temperamento del norte. Viene de un pueblo fuerte, le dara muchos años de placer.- te asegura.- 100 oros y es para usted, con un certificado de virginidad y buena salud firmado por un profesional medico. ¿Que me dice?

Aparto la cara al sentir su roce conmigo, no es mas que otro asqueroso salido.- ¿Es que no puedes encontrar una mujer sin tener que pagar por ella? ¿Tan feo te encuentran o es que la tienes muy pequeñita?.- pregunto burlona mientras discuten un precio por mi.

- ¡Habla! Fascinante... ¿100 oros dice? Aquí tiene. ¿Puede dejarme una correa? Mandaré quién se la devuelva mañana.

Contemplo maravillado a esa coas parlanchina que muestra agresividad... Esto es demasiado. Demasiado hermoso para ser real. Un animalillo orgulloso. Y puedo domesticarlo como quiera...

- De rodillas.

Digo mientras golpeo la parte trasera de sus piernas, obligándola a doblarse.

- Señor, le regalo la correa pero empiece a domesticarla en casa, por favor, tengo que cerrar.- te pide sonriente entregandote una correa de buena calidad.

Ajusto la correa al cuello de mi nuevo juguete y salgo de la tienda sin despedirme. Camino rápido hacia la mansión, tirando confrecuencia de la cinta para hacerla caer. No le dirijo ni una mirada ni una palabra en todo el camino. Tanta felicidad junta...

La chica, se cae e intenta escapar. Da un tiron y la cadena sale de tu mano, cruza entre el trafico corriendo descalza y un coche la atropella causandole la muerte inmediata.

Contemplo horrorizado la sangrienta escena que se abre ante mis ojos. Mi juguete... roto... Nada volverá a serlo mismo. Durante la semana siguiente, alterno mi habitual dieta de anfetamina y cannabis con grandes cantidades de opio y abusando de los exclavos de mi tío para pasar olvidar mi terrible pérdida. Pasados esos días, no queda ni el recuerdo de la muñeca rota, sólo la necesidad de una nueva.

Llame a mi sobrino ante mi presencia, sabia cual era su perdida y pese que tal vez pudiera animarle.

- Travis, tienes edad de poseer tu propia esclava. Mi hijo John tiene una pero se a cansado de ella antes de extrenarla, es muy rebelde, le da muchos problemas. Si la quieres te la traere mañana, pero te aviso de que tendras mucho trabajo con ella. Si quieres un consejo no le hagas nada que le deje marcas permanentes, si esta tambien se te rompe no habra mas muñecas para ti.

- Tío... no sé cómo agradecértelo. Esta no se me romperá. Seguro. He estado estudiando, aprendiendo. Puede ser lo rebelde que quiera, que acabará sometiéndose. Gracias, tío. Estoy en deuda contigo.

Salgo de su despacho como un cachorro tras un premio. ¡Otro juguete! Esta vez no se me romperá. ¡Será mía! ¡Sólo mía!

Tal como prometi llebe a la rebelde ante su nuevo amo, completamente desnuda a escepcion de la cadena alrededor de su cuello.

- Travis, esta es Kendra, tu nueva muñeca. He tenido que amordazarla con cinta adesiva por que grita mucho pero seguro que en el sotano no se la oye, ni molesta a nadie.- Le digo ofreciendole la cadena.

Entre en aquella casa mirando el suelo con los ojos rojos por las lagrimas, el cuerpo dolorido por la tension que habia ejercido al intentar soltarme.

En mi mente solo habia una cosa y era su nombre, el nombre de mi dueño, del que realmente tenia que tenerme, y no porque me comprara... si no porque yo lo queria asi tambien.. pero ahora... ahora todo terminaria, me arrebatarian lo unico que podia entregarle... y todo... todo por no darme cuenta antes...

Jonh...

Miré con un deseo casi infantil aquel cuerpo desnudo, encogido y bañado en lágrimas.

- Es... es preciosa. ¡Gracias, tío! Esta no la romperé, lo prometo.

Caminé muy despacio alrededor de ese objeto animado que sollozaba.

¿Qué sucede en el interior de esa cabeza? Por lo que veo, ella también siente dolor. ¿Podrá sentir alegría? ¿Miedo? Tanto por explorar... tanto por aprender de ella.

Hablé lentamente, pronunciando cada letra y deleitándome en cada pausa.

- Kendra. Ese es un nombre. Y aún no nos conocemos. Yo soy Travis. Ahora me conoces. Pero yo no sé quién eres... qué eres... A partir de ahora, y hasta que yo lo decida, serás Mancha.

La llevé abajo, al sótano, donde la encadené a la pared. Mi excitación crecía por momentos. Mis pantalones ligeros y vaporosos permitían ver perfectamente mi erección.

- Ordenaré que te traigan ropa. Y comida. Puedes gritar lo que quieras. Si me molesta, tendré que cerrarte la boca. Pero no deseo hacer eso. En mi presencia, sólo hablarás cuando yo te lo pida. Tienes prohibido cruzar las piernas. Por lo demás, seré bueno contigo.

Sin decir una palabra más, salí del sótano. Ordené a uno de los esclavos de mi tío que le llevara lencería y comida. Corrí al baño y me masturbé enloquecido.

Otro juguete... mío. No puedo romperlo. No es uno de los caprichos de mi tío Miller. No le dejaré marcas. No la romperé. Sólo jugaré con ella... ¿Y si me canso? No pienses en eso, Travis, no es el momento.

Entré en mi dormitorio y me preparé una pipa de opio para ordenar mis ideas.

No dije ni hice nada, ni siquiera mire al que se creia mi amo, mi dolor era enorme e invadia todo mi ser, notaba presion en el pecho y hasta como me costaba respirar.

Me bajo a un sotano y sus palabras entraban en mis oidos lejanas, deje que me atara sin oponer resistencia, ya no me quedaba nada, apartir de hoy me arrebatarian todo lo que me quedaba, lo unico que tenia...

Al poco rato un esclavo bajo dandome algo de beber y comer y limpiandome suavemente, mirandome de esa manera que solo nosotros podriamos entender, sabia que estaba sentenciada... sentia lastima por mi pero no podia ayudarme...

Tras ello me puso unas ropas escasas.

El amanecer me puso del mal humor habitual. Tanto sol... Con la mente todavía desordenada, llevé mi mano al mueble que tenía junto a la caman. A ciegas, saqué la cajita, la abrí, y busqué una anfetamina. Me las tragué sin líquido alguno. Abrí los ojos y esperé veinte minutos a que mi corazón volviera a latir a esa velocidad excesiva que tanto me gustaba.

De la nada, sin previo aviso, proferí un fuerte alarido. La sonrisa volvió a mi cara. Tenía mi juguete esperándome abajo. Di un trago a una botella de vodka, me envolví en una sábana a modo de toga, y bajé dando saltos.

Alli estaba... ¿Dormía? Parecía imposible de saber. Esta muñeca era menos activa que la otra. Antes de domersticarla, debería conseguir que se pusiese en marcha. ¿Cómo hacerlo?...

La desaté y enganché firmemente la correa a mi muñeca... no quería que me pasara lo mismo dos veces. La levanté entre mis brazos y la subí al piso superior. Caminé hasta el patio interior de la mansión y la deposité con cuidado en el suelo, bajo la luz directa del sol. La enganché a las argollas que mi tío había hecho instalar ahí.

Contemplé su pasividad con una mezcla de ansiedad y decepción. Pasados unos minutos, eché a correr hacia mi habitación. Cogí la cajita y la bajé. Tomé una anfetamina y un lisérgico en mi mano y las acerqué a su boca. Esto iba a ser divertido.

Me desperte en los brazos de aque hombre, notando como volvia atarme algun lugar, el sol me dio en la cara de golpe y mis ojos volvieron a entrecerrarse.

Lo mire un segundo grabando ese rostro en mi mente, entonces se fue y volvio con algo que me hizo tragar, por primera vez lo mire de forma directa, sbaiendo que como todos se sorprenderia de que conociera su idioma - Haz lo que quieras conmigo, matame si te viene en gana... - Le dije en un tono suave, no era una buena esclava, no era sumisa, solo una mujer derrotada, y eso se veia en mi mirada, que aunque conservaba su fuerza... estaba apagada.

Note como mi respiracion se agito un poco y mis pulsaciones cada vez iban mas rapido ¿Me ha drogado?