Partida Rol por web

Hola amigo Joker. Bueno la partida está ya próxima a su terminación. Los detectives y el recién convertido Dos caras se encuentran en el laberinto de espejos del Sobrerero loco. Tengo intención de hacer un final conjunto para batman y Joker. Y que justo cuando los jugadores lleguen a la azotea sean testigos del final.

Podría ser algo así como que tienes una gran bomba en la azotea y planeas retirarte con tu archiemigo. La bomba explota en medio de una pelea con el murciélago y los jugadores entran en escena (maltrechos por las artimañas de Jarvis) y se ven afectados en menor medida por la onda expansiva. Antes de escribir un final para la aventura, encontrarán la capucha rota del murciélago. Pensarán que ambos habéis muerto.... Pero no creo que así vaya a ser. De alguna forma daré algún ingrediente que de a pensar en vuestra superviviencia.

Si deseas aportar tanto a la escena con Batman como al laberinto bienvenido es.

Tranqui ya me encargo yo de ellos, jeje.

En cuanto a lo de la pista por parte tuya coincido contigo en algo de eso. Me atrae la idea de que en la comisaría, los detectives recién ascendidos por su ardua labor de restaurar la paz y el orden en la ciudad, reciben un sobre anónimo. Pensarán que se trata de otra felicitación por su trabajo perooo... En su interior, un naipe con la imagen de un joker trae un mensaje poco alentador... Seguro que les cambia la cara. Hablando de Caras, él también debe saberlo.

- Lo siento hijo, pero es la forma de que vivamos los dos - musita cuando pasa al lado del agente para proseguir su camino.

Todavía no sabe de donde ha sacado fuerzas para seguir adelante cuando de pronto de nuevo sus piernas flaquean. Según avanza recoge el arma del agente. Puede que le pueda venir bien en algún momento, ya que de munición no va muy sobrado desde el incidente en los pasillos del feudo de Wayne. Además, aunque quisiera, el pobre agente ya no podría usarla.

Se lleva la mano a la frente. Le recorre un sudor frío e intenso. No sabe muy bien que pasa. Suspira hondo y frunce el ceño.

- Ya estoy cerca de ti, maldito cabrón...- masculla entre dientes.

Todo había pasado ya, Adams recogió el arma del agente y le quitó las balas, si no se desmayaba podría intentar matarse si volvían las alucinaciones...Frank esperaba que el agente no necesitara la pistola, el chaval debía sobrevivir.

El detective siguió su camino, llevaba el revólver que había escondido en su espalda en la mano, el cual había recargado con los proyectiles del arma del agente herido. Guardaba su reglamentaria en la sobaquera y otro revólver más en la pierna, pero, seguramente tanta potencia de fuego no le serviria demasiado en adelante, otro mareo intervino en su cabeza, pero esta vez había algo diferente, ¿Era de verdad un mareo? ¿O la habitación se estaba moviendo?

Frank intentó concentrarse para averiguar qué nueva trampa estaba presente...pero las ideas seguían presentes en su cabeza, Taylor, Threev, el comisario Gordon, el murcielago, los psicópatas...el agente herido...todos...

El suelo cede ante tí. Un sonido metálico de algún tipo de cerrojo o soporte se activa y una gran compuerta se dobla sobre sí misma abriéndote el abismo. A pesar de la oscuridad, la desorientación y el cansancio eres bien consciente de que comienzas a caer. No es una ilusión o un mareo, es real. Te estiras tanto como puedes y tus manos tocan casi con la punta de los dedos el borde aferrándote en el último instante. Tus piernas golpean una de las paredes con violencia fruto de la inercia. Tu petaca salta de tu cazadora perdiéndose en el vacío sin llegar a oir llegar a un final.

Tu corazón galopa y segregas adrenalina lo que te permite reunir la voluntad para sacar tu cuerpo del pozo. Tensas tus biceps para sacar la cabeza y luego, poco a poco, terminas tumbado boca arriba en el suelo. Tu respiración es rápida debido al esfuerzo y el miedo que trata de apoderarse de tí. Te incorporas descubriendo que se trataba de un panel para el descenso de carga por medio de una grua, ahora inexistente. Sabes que debes continuar, rogando que la suerte y tu pericia no te abandonen. La voz que traen los altavoces se ríe para decir: - Bravo muchacho. Veo que estás en forma, pero aún no has terminado esta prueba. No tardarás en volver a tener que ponerte a prueba, jajaja... -

No puedes reprimir un escalofrío y en sentir cierta ira hacia ese bastardo de Jervis. Si le pones la mano encima puede que no quede mucho para ser juzgado. La idea de saber cómo estarán tus compañeros te ronda.

El pasillo con los espejos parece terminar. Avanzas despacio, atento a cualquier cosa que pueda formar parte de alguna trampa. En penumbra crees distinguir una amplia sala en la cual un montacargas permanece en el suelo en silencio. Al final hay una figura junto con dos nuevos pasillos que comienzan. De pronto, una sombra a un lado tuyo emerge de entre la oscuridad y parece que va armado...

El suelo cede ante tí. Un sonido metálico de algún tipo de cerrojo o soporte se activa y una gran compuerta se dobla sobre sí misma abriéndote el abismo. A pesar de la oscuridad, la desorientación y el cansancio eres bien consciente de que comienzas a caer. No es una ilusión o un mareo, es real. Te estiras tanto como puedes y tus manos tocan casi con la punta de los dedos el borde aferrándote en el último instante. Tus piernas golpean una de las paredes con violencia fruto de la inercia. Tu petaca salta de tu cazadora perdiéndose en el vacío sin llegar a oir llegar a un final.

Tu corazón galopa y segregas adrenalina lo que te permite reunir la voluntad para sacar tu cuerpo del pozo. Tensas tus biceps para sacar la cabeza y luego, poco a poco, terminas tumbado boca arriba en el suelo. Tu respiración es rápida debido al esfuerzo y el miedo que trata de apoderarse de tí. Te incorporas descubriendo que se trataba de un panel para el descenso de carga por medio de una grua, ahora inexistente. Sabes que debes continuar, rogando que la suerte y tu pericia no te abandonen. La voz que traen los altavoces se ríe para decir: - Bravo muchacho. Veo que estás en forma, pero aún no has terminado esta prueba. No tardarás en volver a tener que ponerte a prueba, jajaja... -

No puedes reprimir un escalofrío y en sentir cierta ira hacia ese bastardo de Jervis. Si le pones la mano encima puede que no quede mucho para ser juzgado. La idea de saber cómo estarán tus compañeros te ronda.

El pasillo con los espejos parece terminar. Avanzas despacio, atento a cualquier cosa que pueda formar parte de alguna trampa. En penumbra crees distinguir una amplia sala en la cual un montacargas permanece en el suelo en silencio. Al final hay una figura junto con dos nuevos pasillos que comienzan. De pronto, una sombra a un lado tuyo emerge de entre la oscuridad y parece que va armado...

Deseas continuar. Necesitas acabar con esta situación para instaurar tu nuevo Reinado. Dos puertas, cuál es la correcta? Por mucho que te rebanaras los sesos pensando en cuál sería la correcta nunca encontrarías la respuesta. Extraes la moneda que has recogido hace poco y asocias una puerta con cada cara. Lanzas la moneda que da vueltas y cae en tu mano. Antes de que veas el resultado, tus sentidos te alertan de la presencia de alguien. Al otro lado de la sala, por donde antes has llegado, dos figuras armadas parecen recortarse en la penumbra. Podrían ser los detectives, o quizá sea el comisario y su "apoyo" que han acabado con ellos y quieren cazarte.

Sabes que debes reaccionar o pasarás de ser el cazador a la presa. La sensación te llena de ira. Notas tu energía dotándote de poder. - Yo soy el cazador - Dice tu mente una y otra vez.

Nadie impedirá que instaure la Ley en Gotham.... ¡NADIE!

El detective golpeó su espalda contra el suelo después de impulsarse, casi se dobló el tobillo y perdió el arma que llevaba en la mano para sujetarse con firmeza al borde. La fría superficie ofrecía un contraste con su cuerpo acalorado por el esfuerzo y los nervios, así como su ropa húmeda por los constantes movimientos que daban como resultado el sudor.

Apretó los dientes, quería tener a ese psicópata entre las manos para estrangularle. En ese momento se acordó de sus compañeros...¿Habrían sufrido las mismas trampas que él?, no pudo evitar pensar en Taylor, esperaba que aún con todas sus heridas consiguiera superar las pruebas

Pruebas...pruebas, ¿Pruebas de qué?, para que tenemos que superar estos obstáculos, para poder dar caza a esos psicópatas, que son los mismos que las plantean...no tiene sentido joder... Pensaba Adams ya furioso por todas las cosas que habían estado pasando hasta ahora, todo era ridículo, pero no importaba, había que seguir, por Gordon, por Taylor, incluso por Jimmy, el agente que había disparado hacía unos segundos.

Frank se puso en movimiento, lentamente, arrastraba el pie delante suya, aplicando lentamente la fuerza con la que equilibraría el cuerpo para seguir avanzando, no quería caer en otra trampa igual, aunque sabía que los locos de Arkham no solían repetirse...caminaba encorbado, atento hacia el techo por si acaso, todas las sensaciones ponían tenso su cuerpo, estuvo apunto de apretar el gatillo de su arma secundaria en repetidas ocasiones, todo parecía una paranoia, hasta que acabó el pasillo de espejos.

Una figura se asomó de entre la penumbra, parecía armado, Frank llevó el dedo al gatillo, antes de ejercer presión en el mecanismo, una idea surgió en su cabeza, podrían ser sus compañeros que como él llegaban al final del pasillo...pero ¿Y si no?, su conciencia pudo con él, no podía arriesgarse a disparar contra Taylor...contra Threev era otro cantar, pero no estaba seguro de nada, apuntó hacia la figura rápidamente.

- ¡Alto o disparo!, ¿Eres tú Taylor?- el dedo casi resbalaba por el gatillo, estaba preparado para abrir fuego si fuera necesario...

 Jodido sombrero. Alza el puño en alto y comienza a blasfemar en arameo como quien dice. Los improperios que salen de su boca logran calmar sus nervios, aunque la situación parece que se torna cada vez más complicada. Cuando Jervis termina su intervención Sean de nuevo alza la mano que lleva el arma empuñada, esperando que el maldito psicópata le esté observando a través de algún sistema de seguridad... o por lo menos un jodido cristal, tras el que se oculta su raquítico culo.

- Ya verás lo en forma que estoy cuando te haga comer ese sombrero de carnaval... 

De pronto su sexto sentido se activa. Su instinto de viejo sabueso le indica que no está solo. Al fondo de la estancia a la que llega a muy duras penas hay una figura. Afina la vista, pero el cansancio y el sudor no le permiten escudriñar nada... aparte de que para variar, a todos estos malditos maníacos les gusta jugar a oscuras. Deseaba tener la oportunidad de poder jugar con ellos a su manera en una habitación oscura, sólo con un foco y sin cámaras. A ver si así eran tan duros. Sin esposas... eso era de cobardes. Hombre contra hombre, mano a mano. Eso si que sería un gustazo.

Una sombra emerge junto a Sean. ¿Un compañero? ¿Uno de los trucos del Joker? ¿Seguirá intentando que los agentes se maten entre ellos? Puede que incluso fuera el maldito murciélago. Otro con el que mantendría unas palabras cuando esto acabara. Para no arriesgarse, Sean levanta el arma y apunta directamente a la cabeza de quien se le acerca.

- Un solo pestañeo y ni los perros querrán tu carroña. - el click del arma al prepararla para disparar acompaña sus palabras.

Intenta vislumbrar de quien se trata. Si es hostil, sólo había una salida posible. Sin miedo, sin piedad, sin prisioneros. 

Las dos figuras cercanas, quizá por tratar de comunicarse antes de disparar, consiguen reconocerse mutuamente y aflojan el gatillo evitando una desgracia. Pero, la tercera figura, más alejada, no consigue oír bien sus timbres de voz. Su  mente está cada vez más atormentada. Sea lo que sea que está tratando de controlar vuestras mentes le ha afectado a su ya maltrecha voluntad. La ira se apodera de él y se lanza a la carrera a por vosotros sin saber quién sois.

Ciego de rabia, no repara que sois vosotros a pesar de la cercanía. En cuanto está a punto de llevaros por delante como un búfalo loco, otra figura sale de la oscuridad para placarle. Se trata de Gordon, que a duras penas consigue emitir unas palabras. Otra figura se encuentra unos metros más atrás. No es de gran tamaño y lleva un objeto entre sus manos, parece un emisor de alguna frecuencia. Jim, arrodillado y cabizbajo, dice:

- Mar..marchaos, no podré controlarme mucho más tiempo... -  El otro hombre acciona el aparato y Gordon levanta su mirada hacia los detectives con frialdad. Threev se recupera del impacto imprevisto y observa la nueva escena calculando la situación.

 El hecho de ver a Gordon le tranquiliza por un segundo justo antes de volver a verse inmerso en la más agitadora tensión al comprobar como el comisario se encuentra bajo la total influencia de esos malditos maníacos a pesar de su gran ejercicio de voluntad. Sean le observa como lo hizo el día en que él no era más que un policía raso, casi recién salido de la academia, y un joven teniente Gordon trazaba su plan para pararle los pies a Falcone, con ayuda de su peculiar amigo de orejas puntiagudas. Su mirada aún no quiere dar por perdida la batalla.

- "Jimbo"... aguanta. Tú puedes.

Luego se gira hacia su compañeros para después volverse hacia la figura de pequeño tamaño que controla a Gordon.

- Prepárate, pedazo de mierda...

Alza su revólver y se prepara para dispararle. Hace ya rato que esto dejó de ser un asunto de policías para convertirse en un juego de supervivencia.